ELDIARIO.ES Javier Gallego 18 de enero de 2021
Ha empezado el juicio a Cristina Cifuentes. En él no se juzga a la ex presidenta madrileña por el máster que nunca hizo, sólo por su presunta participación en la falsificación del acta de sus notas. Tampoco se juzgará a los profesores y a los alumnos que formaron parte de ese chiringuito de la Rey Juan Carlos que regalaba títulos universitarios. La jueza Carmen Rodríguez Medel archivó la causa cuando el Supremo rechazó imputar a Pablo Casado. Como no podía investigar al líder del PP, decidió no investigar a nadie. Todos impunes. El mensaje que se envía, una vez más, es que en este país la corrupción no se paga sino que se cobra.
Las élites reciben trato de favor de la universidad a los tribunales, mientras la plebe tiene que esforzarse. Ahí siguen los profesores implicados dando clases y los alumnos disfrutando de un título tan válido como el de quienes estudiaron para sacárselo. Ahí está Casado liderando la oposición, aunque hay pruebas sobradas de que no fue a clase ni hemos visto su trabajo de fin de curso. Ahí está Cifuentes de tertuliana en televisión dando lecciones de política y moral pese a su máster fraudulento, sus mentiras y sus presiones para falsificar un documento público. Le costó el cargo, pero ya tiene la absolución mediática (...)
El popular Javier Maroto ha acudido a la televisión pública para ser entrevistado por Mònica López en La hora de la 1. La presentadora ha preguntado por los principales temas de actualidad, entre ellos, la ley de la eutanasia aprobada por mayoría parlamentaria. El portavoz del Senado del Partido Popular indicó que la ley es una "imposición arbitraria" y que el gobierno no ha buscado consenso a gente como su partido que tiene otros valores, éticos y morales. Quizás dejar morir a los viejos en las residencias que impulsó su partido en Madrid, prohibiendo el traslado a las UCI de los ancianos pasa por su controvertida ética moralista. Pues Maroto deja entrever que la ley de eutanasia es una imposición para matar a nuestros abuelos enfermos.
Cuando se le ha preguntado qué avances sociales han impulsado desde el Partido Popular, Maroto fue tajante: “El principal avance social del PP, que más oportunidades ha dado a las mujeres y a hombres, es el empleo”. Una respuesta sin sentido, teniendo en cuenta la situación de precariedad laboral, la intemporalidad y despido expres que trajo a Ley Montoro.
En realidad, los populares se muestran contrarios a todos los avances sociales impulsados desde la izquierda y, posteriormente, son los primeros en beneficiarse de ellos.
Entre miles del Partido Popular como Álvarez Cascos, la devota religiosa Isabel Díaz Ayuso y hasta Santiago Abascal también fueron divorciados, quizás "obligados" por la ley de divorcio de la izquierda (...)
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