jueves, 21 de enero de 2021

La clase obrera y las “infraestructuras críticas” del capitalismo español, de Asier Guerrero

 

IZQUIERDADIARIO.ES    Asier Guerrero   20/12/20

Durante estos meses de crisis pandémica se puso nuevamente en evidencia el rol tan importante que juega la clase obrera en el funcionamiento del capitalismo español, ya que es la única que tiene en sus manos lo que desde el Ministerio del Interior se han llamado las “infraestructuras críticas”, “estratégicas” y “esenciales” que hace que el Estado capitalista mantenga su funcionamiento económico y político. Sin embargo, gran parte de la izquierda política y, desgraciadamente, gran parte de la izquierda sindical, siguen sin darse cuenta de ello, y se niegan (al contrario de lo que hace la burguesía) a pensar cuáles son los puntos o eslabones débiles que tiene este todopoderoso sistema. Una ceguera que oculta el potencial sinérgico y estratégico que poseen las distintas capas de la clase trabajadora a la hora de pensar las vías para imponer una salida obrera a las graves crisis económicas, sociales y políticas que están por llegar. Y acaban por justificar todo tipo de teorías que ensombrecen este potencial o bien acaban depositando ilusiones en los experimentos del neorreformismo que es la negación política de este potencial, o bien acaban por justificar los gobiernos “progres” como el mejor mal menorismo, como vimos con el Gobierno del PSOE-Unidos Podemos.

Cuidando las “infraestructuras críticas” del Régimen del 78

Estos meses atrás, no fue el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades,

sino el mismísimo Departamento de Seguridad Nacional de los EEUU que 

dirige la “Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de la Infraestructura” 

(CISA) [1quien tuvo que asumir el mando y decretar que el concepto 

de mano de obra “esencial” tenía que ampliarse a prácticamente toda 

la fuerza laboral del país para poder mantener a salvo toda la maquinaria 

capitalista. Publicando en los organismos oficiales listas extensas de los 

“trabajadores esenciales” que ocupan la “infraestructuras críticas” de la 

economía. De esta manera, y sin darse cuenta, Trump tuvo que reconocer 

a su modo lo “esencial” que es el papel de la clase obrera tanto para 

mantener los beneficios de la burguesía como para mantener los 

servicios básicos a toda la población.

El hecho de que existan nuevas nomenclaturas para pensar los puntos de

“criticidad” del sistema, da cuenta del nivel de poder de incidencia que viene

adquiriendo la clase obrera a nivel internacional. No ya solo dentro de sus 

ámbitos nacionales, sino cómo el capitalismo conecta a los trabajadores a 

nivel mundial a través de las cadenas de valor nacional e internacional. 

Las obreras chinas que fabrican mascarillas o paracetamol se conectan con 

los trabajadores del transporte del Grupo Sese, con el descargador de uno 

de los centros logísticos del Corredor del Henares y con las enfermeras del 

Hospital Gregorio Marañón de la ciudad de Madrid.

No ha sido ahora cuando la inteligencia norteamericana se ha puesto a estudiar 

cuáles son los puntos débiles de la economía americana. Llevan desde 1995

decretando Directivas Presidenciales que han ido perfeccionando y ampliando 

las áreas económicas que entran en la “Protección de Infraestructuras Criticas” 

hasta llegar a las 16 infraestructuras que son necesarias para mantener la ley 

y el orden económico a salvo. Que van desde las manufacturas y la energía 

hasta la industria química, pasando por las instalaciones comerciales. Fue 

después del atentado a las torres gemelas del 11 de septiembre 2001 que 

EEUU puso en alerta a la Secretaria de Defensa para diseñar todo tipo de planes 

de protección. Pero desde principios de siglo no ha sido el único país que se ha 

puesto manos a la obra, pues la UE también se puso en marcha viendo las

 precauciones de su homologo. En España, por ejemplo, la Secretaría de Estado 

de Seguridad, del Ministerio del Interior aprobaría en 2007 el Plan Nacional para 

la Protección de Infraestructuras Críticas, con un Catálogo que se ha ido 

renovando con las empresas estratégicas del país, y a las que nadie puede tener

 acceso público (aunque no solo resulta obvio, sino que la Agencia americana ya 

da una idea de cuales podrían ser las de aquí).

Si bien esto solo era un plan de buenas intenciones para cumplir con las 

directivas europeas, no fue hasta 2011 que el Estado español se tomó muy

en serio la protección estratégica de la economía, con la aplicación de la Ley 

8/2011 que establece medidas para la protección de las infraestructuras 

críticas y el Real Decreto 704/2011 que desarrolla su reglamento. Además, 

esta nueva legislación no fue una casualidad. Precisamente estas medidas 

se tomaron poco después de que la histórica huelga “ilegal” de los trabajadores 

de control aéreo llegaran a paralizar todo el espacio aéreo durante varios días, 

y que los colocó en el punto de mira del Ejército y el Gobierno socialista de 

Zapatero. Que por primera vez decretó el Estado de Alarma para que los militares 

se hiciesen cargo del servicio. Con esta huelga al Régimen del 78 le quedó bien 

claro el poder de fuego que seguía teniendo la clase obrera y las enormes 

debilidades de la maquinaria político-económica (...)

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