La extrema derecha ha encontrado aliados potenciales con los que jamás se hubiera imaginado que podría contar. Ha encontrado en un sector del feminismo un aliado potencial en su ofensiva tránsfoba. Ha encontrado en un sector de la izquierda un aliado potencial en su ofensiva ultraconservadora. Los neofascistas han encontrado en las TERFs y el Frente Obrero a unos y unas aliadas para devolver a la humanidad a la Edad de Piedra. Y estos aliados se han convertido en los tontos útiles de la extrema derecha.
Las TERFs y el Frente Obrero constituyen ahora mismo en España dos grupos diversos que comparten muchos paralelismos con la extrema derecha. Se necesitan mutuamente y se retroalimentan entre ellos. Son aliados potenciales pese a mostrar su mutuo rechazo en público. Como nos recuerda bell hooks, las feministas blancas acusaron de traidoras a las feministas negras que introducían la cuestión racial y del racismo en el debate. Hoy las TERFs acusan de traidoras a las feministas no transexcluyentes. La historia se repite en ciclos.
Las TERFs comparten un discurso pseudocientífico de la naturaleza humana, un discurso conservador idéntico a los postulados tránsfobos de la extrema derecha. Unos postulados también compartidos por la izquierda puritana y reaccionaria, como la que enarbola el Frente Obrero. Ser de izquierdas es entender que la igualdad y la justicia social es la base para tener una vida digna y plena, una vida feliz. Y esa igualdad es absoluta, en todas las formas. Excluir a un sector o colectivo oprimido porque la óptica desde donde se mira es desde la burbuja del privilegio no te hace ser la izquierda, sino compartir espacio con la derecha.
Hay que decir las cosas tal cual son. Los postulados TERFs, así como los posicionamientos reaccionarios y filonacionalistas del Frente Obrero, son conservadores, es decir, de derechas. Son más cercanos a la España neofascista que quiere Vox que a la igualdad y la justicia social que debe defender cualquier persona que se considere de izquierdas. Son los tontos útiles de los herederos de Donald Trump.
El Frente Obrero se enarbola como la mayor esencia de la izquierda, como la izquierda pura y verdadera, aquellos que se levantarán en revolución contra el capital. Quieren organizar al movimiento obrero en las calles y en los barrios. Un objetivo necesario y loable. El problema está en el programa. Ver sus postulados nos lleva a una idea rancia y caduca donde la matriz ideológica enturbia la realidad. El lenguaje discursivo antifeminista, tránsfobo y patriota del Frente Obrero no se disocia demasiado con el lenguaje empleado por la extrema derecha. El uso del calificativo “progre” como algo despectivo por parte de la izquierda puritana es exactamente el mismo que emplean personajes como Santiago Abascal. Mismas ideas reaccionarias y caducas en diferentes espectros políticos. Resulta sencillo de analizar el lenguaje a través de las redes sociales, ver los tuits de Vox y del Frente Obrero, y de cuentas asociadas. Se entrevé un lenguaje común y compartido (...)
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OTRA COSA: Fragmento de los Diarios de Sylvia Plath, de Fernando Broncano
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