domingo, 13 de noviembre de 2022

Las prisiones: esto huele y apesta a comida rancia, sudor y derrotas, de Carlos Lopez

 21/9/22

Nadie se ilusiona a los 67 años, cuando arrastrando golpes interiores; grandes y pequeños recortes en el optimismo, dudas y sueños libertarios cada día más espesos y profundos. Deseo ocupar el tiempo en algo ke me hiciera olvidar ke la verdad y la muerte van de la mano; recuperar el tiempo perdido, el silencio autoimpuesto como un castigo ke ni el pueblo ni los reos merecemos. En las cárceles sólo se respira el espeso olor a la muerte. A veces pienso ke veo más ke todos los ke tienen sus ojos sanos, ellos ven las apariencias, lo ke cada persona desea mostrar; pero yo veo más hondo, sentimientos, temores, ansias, preocupaciones ke no se pueden evitar.

Todas mis luchas parecen destinadas al fracaso, estoy cansado de preguntar, de husmear en existencias ajenas para encontrar un significado a los hechos ke no tienen otra lógica ke la vida misma, busco huellas en el pasado y oscuro presente carcelario, obsesionado en una esperanza libertaria; con una justicia frágil y ambigua, desgastado por ideas ke sobrellevo sobre mis hombros, porke ya es muy tarde para aprender cosas nuevas, o porke el mundo ha cambiado. Las prisiones son un horno en el ke se hacínan miles de reos, a la espera de una esperanza ke nos saque de aki, esto huele y apesta a comida rancia, sudor y derrotas, A LOS MALDITOS OLORES DE LA POBREZA PURA. ES DIFÍCIL HABLAR DE DOLORES Y SUEÑOS ROTOS
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