viernes, 9 de junio de 2023

“La situación de Assange es una advertencia de lo que puede ocurrirle a un periodista si publica los crímenes de EEUU”

 Gorka Castillo Madrid , 9/05/2023

Fidel Narváez fue cónsul de Ecuador en Londres durante ocho años en la etapa de Rafael Correa. Durante ese tiempo, se encargó de establecer el primer contacto con Julian Assange para la publicación de los cables diplomáticos referentes a su país. El 19 de junio de 2012, el fundador de Wikileaks llamó a la puerta de la embajada en busca de refugio y Narváez no dudó ni un instante en mediar para que se lo concedieran. Durante los cinco años siguientes, ambos entablaron una estrecha relación truncada por la llegada a la presidencia de su país de Lenín Moreno, y el giro radical que imprimió a la política internacional de Quito. Narváez fue obligado a abandonar el puesto y, desde entonces, participa activamente en la campaña internacional contra la extradición del periodista australiano a Estados Unidos, que se arriesga a ser condenado a 175 años de cárcel por espionaje.


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 Acaba de visitar a su amigo en la prisión londinense de Belmarsh, un centro donde los británicos recluyen a los más execrables criminales de la Tierra, y habla de la difícil situación personal que atraviesa y de los precedentes que ha instaurado su obsesiva persecución. “El primero es la extraterritorialidad de las draconianas leyes norteamericanas. El segundo es la criminalización del periodismo. Y el tercero es la advertencia de lo que a uno le puede ocurrir si indaga, descubre y publica los crímenes de lesa humanidad cometidos por Estados Unidos. “En mi opinión, este último punto ya lo han logrado porque la reputación de Assange ha sido destrozada”, asegura. 

Ha tenido la oportunidad de visitar recientemente a Julian Assange. ¿Cómo se encuentra?

Estoy muy preocupado por mi amigo. Porque claro, Julian Assange es Julian Assange: es resiliente, es un luchador, es alguien que nunca va a rendirse en primera instancia, pero también es un ser humano. Y un humano tiene límites. Tenemos que entender que sus siete años en la embajada de Ecuador en Londres fueron un encierro pese a que estaba protegido y recibía un trato amable. Al menos durante los cinco primeros años. Un encierro tiene efectos muy fuertes, físicos y mentales, sobre cualquier persona. A todo eso hay que sumar que desde 2019 se encuentra en la prisión de Belmarsh, popularmente conocida como el Guantánamo británico. Así la llaman. Una cárcel donde se recluye a los prisioneros considerados de mayor peligrosidad del Reino Unido y en la que están sometidos a un régimen de seguridad muy duro, con muchas limitaciones. 

¿De qué tipo?

Para comunicarse con sus abogados, para recibir visitas, para poder acceder a documentos. Por poner un ejemplo, te diré que las audiencias de extradición se realizaron en una corte situada en el otro extremo de la ciudad. Comenzaban a las 9 de la mañana y para que llegara a tiempo lo levantaban a las 5 de la madrugada, le hacía pasar por varios filtros de cacheo, donde básicamente lo desnudaban para luego meterle en un camión gélido que durante una hora y media o dos horas daba vueltas por Londres. En la corte, escuchaba la audiencia dentro de una caja de vidrio, como si fuera un animal.

En su opinión, ¿qué trascendencia tiene la persecución y encarcelamiento de Julian Assange?

Nos indica esencialmente que no somos libres. Si Julian Assange es extraditado o encarcelado, significará que no somos libres. En este momento, no existe injusticia más flagrante delante de nuestros ojos. Todas las organizaciones de derechos humanos se oponen a su extradición a Estados Unidos. Incluso los medios de comunicación, con los cuales tuvo fuertes encontronazos, se oponen. Los únicos que insisten en ello son el Pentágono, el complejo industrial militar y el establishment político militar de Estados Unidos. Y, obviamente, sus lacayos británicos. Si finalmente es extraditado, ellos ganan.

Parece un aviso sobre cuál es el límite a la libertad de información.

Efectivamente. Instaura varios precedentes. El primero es la extraterritorialidad de las draconianas leyes norteamericanas. Eso es algo terrible. El segundo es la criminalización del periodismo. Y el tercero es la advertencia de lo que a uno le puede ocurrir si indaga, descubre y publica los crímenes de lesa humanidad cometidos por Estados Unidos. En mi opinión, este último punto ya lo han logrado independientemente de si extraditan o no a Assange, de si lo liberan mañana mismo. El precedente ya lo han sentado porque la reputación de Julian ha sido destrozada.

¿Y qué puede hacer la comunidad internacional ante una vulneración de derechos humanos como la que se está cometiendo con Assange?

No hay que abandonarlo. Hay que sumar apoyos. Hoy tuvimos una reunión donde hemos escuchado a mucha gente con ganas de escribirle una carta, de escribir a sus diputados, de hablar con algún medio de comunicación y difundir la verdad de lo que sucede en sus redes sociales. O cuando escuchen a alguien que lo está denostando, decirle por qué no buscan una información mejor, más fidedigna (...)

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