viernes, 8 de noviembre de 2024

Bosques y mercado de carbono forestal. Por: Gabriel Quadri de la Torrejueves

 26 de septiembre de 2024   ELECONOMISTA.COM.MX 


Cero emisiones netas de CO2 para el 2050. Es mandato de la ciencia para evitar que la temperatura del planeta se eleva más allá de 1.5°C – 2°C, y que ello provoque impactos catastróficos en el clima. ¿Pero, por qué “emisiones netas”? Como se sabe, existen actividades económicas donde es muy difícil o muy costoso eliminar todas las emisiones de CO2, como siderurgia, cemento, petroquímica, fertilizantes, aviación, o centros de datos de empresas tecnológicas. Es por ello indispensable compensar tales emisiones remanentes a través de extraer o capturar el CO2 presente en la atmósfera. En teoría, esto podría hacerse por medio de equipos mecánicos y electroquímicos, para luego sepultar el CO2 capturado en formaciones geológicas estables. 


Sin embargo, esto es prácticamente inviable en virtud del costo y del gigantesco consumo de energía de tales máquinas. Costaría más de 1,000 USD capturar y procesar cada tonelada de CO2; algo descomunal. Descartando la “fertilización” de los mares con partículas de fierro que estimulan el crecimiento de algas fotosintéticas (dados sus enormes e impredecibles impactos ecológicos), la única opción disponible es la captura de carbono forestal, a través de restaurar bosques y selvas. Estos absorben CO2 por medio de la fotosíntesis y lo transforman y almacenan en biomasa, que es, esencialmente, Carbono. Esto tiene un costo, que varía mucho dependiendo de la tierra, condiciones climáticas y tipo de bosque, pero está en el orden de pocos dólares o pocas decenas de dólares por tonelada de CO2.


Empresas especializadas en proyectos forestales pueden invertir en ello y monetizar la captura de cada tonelada de CO2 vendiendo el producto (llamémosle genéricamente “Bonos de Carbono”) a empresas que requieren compensar emisiones que no es posible reducir o eliminar, lo que les permitiría llegar a cero emisiones netas. (Lo hacen por regulaciones gubernamentales, exigencias de inversionistas e instituciones financieras, o por políticas de sustentabilidad corporativa. Microsoft y Google están comprando grandes volúmenes de Bonos de Carbono). Por supuesto que esto implica procedimientos complejos de monitoreo y verificación a través de organizaciones acreditadas, y a partir de metodologías aceptadas internacionalmente, lo que es de suyo complicado.


No obstante, las cosas se facilitan gracias a tecnologías satelitales de percepción remota que pueden registrar la biomasa y carbono acumulado en cierto periodo en una determinada superficie de bosque primario, secundario, o en plena regeneración, dadas las especies de árboles, tasas de crecimiento, talla, y diámetro a la altura del pecho. La compra-venta de bonos de carbono puede hacerse directamente o en mercados secundarios, bajo regulación y registro de diferentes entidades. De hecho, todo lo anterior se discute en estos días en la ONU, con la finalidad de ofrecer integridad ambiental y climática, credibilidad y certeza, garantía de transparencia, y de hacer madurar tales mercados y transacciones, y evitar doble contabilidad. Hay para ello dos condiciones clave. Una es la Adicionalidad de los proyectos, que implica demostrar que la captura de carbono registrada no se hubiera producido en ausencia del proyecto. Esta condición no se cumple en bosques existentes que de cualquier forma se hubieran conservado, con o sin proyecto. O sea, su Línea Base es que el bosque en cuestión subsista en el futuro. La otro es la inexistencia de Fugas apreciables; es decir, que el proyecto forestal en una zona determinada no implique deforestación en otra, por ejemplo, con el traslado de actividades ganaderas o agrícolas.

Evidentemente, demostrar lo anterior es complicado y bizantino, pero esencial.


 Por tal razón, los proyectos simples de conservación de bosques virtualmente ya no califican para el mercado de carbono, dado que en general no son Adicionales o pueden inducir Fugas. Esto hizo fracasar al anterior esquema REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) que se orientaba a emisiones “evitadas”, supuestamente gracias a la conservación de bosques. Esto se prestó a desconfianza, simulaciones, colapso de precios, fraudes y extorsión (“si no me pagan, deforesto”), y a recompensar a gobiernos corruptos e ineptos.

Evitar la deforestación es responsabilidad de los gobiernos, no del mercado de carbono. Por tanto, hoy en día, y por lo pronto, sólo calificarán proyectos de restauración de ecosistemas forestales o de reforestación en áreas deforestadas por actividades agrícolas y ganaderas. Sólo este tipo de proyectos pueden ser Adicionales y minimizar posibles Fugas. Se monitorean, cuantifican y verifican fácilmente a través de percepción remota satelital, año con año.

Los mejores proyectos son en regiones tropicales húmedas donde abundan tierras ganaderas degradadas, con bajos costos de oportunidad, y donde es posible restaurar el bosque tropical a bajo costo, con altas tasas de crecimiento, y a partir de sucesión natural asistida (inducción y aceleración de acahuales). En regiones tropicales húmedas un proyecto de restauración forestal puede capturar hasta 10 toneladas de CO2 por hectárea al año. Por ejemplo, en mil hectáreas, se podrían generar varios cientos de miles de dólares anuales para los promoventes y propietarios de la tierra (personas, empresas, ejidos y comunidades). Es un buen negocio para salvar al planeta.

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