Un blog que nace ante el intento por parte de algunos medios de desprestigiar el movimiento 15M ubicándolo en el marco anarcoperroflauta exclusivamente, ignorando a los miles de ciudadanos que toman las calles pidiendo libertad y justicia
¿En cuánto valora nuestra salud la Comisión
Europea? Los EDCs cuestan 157.000 millones de € al año a los sistemas de
salud europeos.byEcologistas en Acción
Los lobbies de la industria química y de pesticidas están
utilizando el TTIP como chantaje para seguir poniendo contaminantes
hormonales (EDCs, en inglés) en sus productos.
Así de contundente se expresó la semana pasada la periodista independiente Stéphane Horel,
especializada desde hace diez años en la investigación de la influencia
de los lobbies empresariales en la Comisión Europea a la hora de
legislar sustancias tóxicas, en particular los disruptores endocrinos. El objetivo actual de los lobbies es
retrasar la definición de criterios de los disruptores endocrinos,
esperando a la posible entrada en vigor del TTIP, con el que no se
prohibirían estos tóxicos en ningún producto: al no estar legislados en
EEUU, su control en Europa sería considerado como una traba al libre
comercio.
Para retrasar la definición de los criterios de los disruptores
endocrinos, paso necesario para prohibirlos, multinacionales como Bayer,
BASF o Syngenta convencieron a los Comisarios de la necesidad de
realizar un estudio de impacto socio-económico. Para estas corporaciones, la prohibición de los EDCs supondría pérdidas; para
la población europea, la presencia de EDCs en nuestros productos cuesta
157.000 millones de euros al año a los sistemas de salud por cuidado de enfermedades relacionadas, como cáncer de mama, tiroides, próstata, etc. Y este cálculo es conservador.
Durante varios años, la estrategia de los lobbies ha tenido éxito: El Parlamento Europeo dictaminó en 2009,
que se debía retirar del mercado cualquier pesticida con efecto sobre
el sistema endocrino. Para ello, se necesitaba una definición, unos
criterios, de qué se considera disruptor endocrino. Estos criterios
fueron elaborados por la Dirección General de Medio Ambiente de la
Comisión en 2013. Pero la estrategia industrial ha conseguido que, siete años más tarde, no exista regulación para los EDCs.
Según Horel,
“No es un problema de consumidores. Es un
problema político. Es un problema institucional y democrático, desde el
momento en que los políticos trabajan para los lobbies empresariales en
lugar de para los ciudadanos”.
La falta de actuación de la Comisión ha sido tan exagerada que el
Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y cuatro países miembro (no,
España no está entre ellos) han llevado el caso al Tribunal de Justicia
Europeo. Según fallo del Tribunal este pasado diciembre (ver post), la Comisión, guardiana de los Tratados, ha violado la ley. Ante
este fallo, el Comisario de Salud ha anunciado que acatan la sentencia
pero… “seguirán haciendo lo que creen que deben hacer”.
Es importante que actuemos como CIUDADANOS para forzar a la Comisión
que adopte los criterios de definición de los disruptores endocrinos. De
no ser así, estos contaminantes pueden mantenerse en nuestros productos
y nuestro entorno por lo menos otros 20 años más, ya que este tipo de
decisiones son muy difíciles de modificar, una vez tomadas.
Por suerte, cada vez más medios de comunicación y partidos políticos
están interesados en los EDCs. Como ejemplo, a la presentación del
trabajo de Horel en Madrid vinieron miembros de Izquierda Unida,
Podemos, Compromís, UPyD y mostraron interés en participar, y aunque
finalmente no pudieron, miembros de PSOE y Ciudadanos. Ahora, necesitamos llevar el debate a la calle.
Material sobre “Un Asunto Tóxico”
La actuación de los lobbies queda perfectamente definida, casi como
en un diario, en el informe “Un Asunto Tóxico” que podéis consultar
aquí. Informe “Un Asunto Tóxico”
También podéis ver las presentaciones que realizó Stephane Horel en Madrid y Barcelona, invitada por Ecologistas en Acción. Vídeo de la presentación en Madrid
La visita de Stephane Horel y el tema que investiga han despertado
una gran expectación en los medios de comunicación. Aquí os dejamos
links a algunas de las entrevistas más interesantes. Artículo en La Marea Artículo en Agencia EFE La Contra de La Vanguardia
Viviendas colaborativas: una alternativa a la tradicional jubilación
No saben qué nombre ponerle, pero este grupo
de 85 mayores tiene claro que cooperativa, autogestionada, convivencia y
colaborativa son términos que se ajustan perfectamente al lugar donde
viven, que ellos mismos han diseñado para envejecer, y que no encaja en
la definición de residencia geriátrica al uso.
Podría
atender a lo que se conoce como "senior cohousing", pero según dice a
Efe la directora de Trabensol -que así se llama este centro-, Paloma
Rodríguez, "no nos da la gana llamarnos en inglés".
Esta iniciativa comenzó en 2002, cuando un grupo de
"gente activa del mundo social y político", conocidos entre ellos, se
constituyó en cooperativa para afrontar un problema que tenían: cómo
envejecer y no depender de nadie.
Los retos eran
muchos: encontrar una fórmula adecuada, ponerse de acuerdo en qué tenía
que tener donde vivirían, encontrar el dinero y los terrenos donde
construir. Tras varios años buscando, en 2006, los encontraron en
Torremocha del Jarama (Madrid).
Pero en ese momento,
ya se habían descolgado más de cincuenta personas que no pudieron
comprar, ni aportar los 154.000 euros que pusieron los 54 socios.
Mucha perseverancia y esfuerzo tuvieron que tener hasta que en 2013 por
fin pudieron trasladarse a su nuevo hogar: un edificio "bioclimático,
geotérmico, con poco impacto medioambiental y de poco consumo
energético", como lo define Jaime Moreno, exredactor del NODO y ahora
residente de Trabensol.
A cada uno de los 54
apartamentos con cocina-salón, dormitorio y terraza, se les une un
comedor, jardines, huerto, invernadero, biblioteca, gimnasio, baño
terapéutico y multitud de salas para reunirse, pintar, reformar muebles,
hacer yoga, pilates o chikung e incluso un espacio reservado ya para
cuando empiecen a caer en situaciones de dependencia, con camillas
médicas que ahora usan para hacer acupuntura y dar masajes.
Ellos mismos decidieron qué tenía que tener, antes de poner en concurso
el proyecto del que se encargaría una firma de arquitectos, porque como
afirma Moreno, querían seguir viviendo "de forma independiente" y sin
condicionar a su familia.
"La idea es compartir con
otros esa fase de tu vida y a la vez generar sistemas de ayuda mutua
para ir solventando los problemas que uno va teniendo con la edad",
explica a Efe el investigador y profesor de la Universitat Oberta de
Catalunya Daniel López.
El investigador está
comenzando un estudio para "mapear" todas las iniciativas de viviendas
colaborativas para mayores que están en marcha en España y que son "una
solución alternativa" a la tradicional residencia o a la pérdida de
autonomía que conlleva irse a vivir con la familia.
Quiere estudiar qué factores han permitido -o no- desarrollar y
consolidar estas iniciativas y qué impacto ha tenido en los mayores y su
entorno.
No entra en especulaciones, pero López
apunta que estudios similares de otros países demuestran que la vivienda
colaborativa en mayores "tiene un efecto directo sobre combatir la
soledad" e "incrementa la participación social y el envejecimiento
saludable".
Además, podría tener un efecto económico: reduce los ingresos hospitalarios y se incentiva la economía local.
Este "centro social de convivencia para mayores" de Madrid -junto a Los
Milagros en Málaga- es un referente para una opción que llama la
atención a muchos que empiezan a vislumbrar la jubilación, pero también
para los vecinos del pueblo que se acercan todos los días a realizar las
actividades gratuitas que realizan: marcha nórdica, teatro leído,
cineforum, debates sobre actualidad, pilates, bailes regionales, yoga,
meditación...
En el centro reina "el principio de
solidaridad y ayuda mutua", según describen la presidenta Paloma
Rodríguez y Jaime Moreno y si alguien tiene que bajar al médico, siempre
hay otra persona que le acompaña o antes de ir a comprar, preguntan a
los vecinos si necesitan algo.
Moreno describe su
cooperativa como "un proyecto ilusionante" que han creado desde "el
debate y el consenso" y que les permite mantenerse activos más tiempo.
Más allá de las instalaciones y las actividades, lo "mejor" es la
relación humana y el envejecer acompañados porque ante los problemas que
van a tener que afrontar, "la sensación de estar arropado es la pera".
El pasado 20 de agosto, según información revelada por el diario 20
minutos, el Tribunal de Primera Instancia de Tours [Francia] ha
reconocido, a demanda de una persona intersexual, "la imposibilidad de
asignar a la interesada a un determinado sexo", lo que equivale en
realidad a aceptar la idea de que no existen solo dos sexos, dos
categorías bien distintas, sino al menos un tercero el "neutro" puesto
que es lo que figurará en los documentos sobre el estado civil de esa
persona. En fin, no inmediatamente, pues el ministerio fiscal de Tours
ha recurrido inmediatamente la decisión del TPI por miedo a que este
juicio viniera a mancillar la sacrosanta diferencia de los sexos.
Pues, para el Estado francés, no existen más que dos sexos: hombre y
mujer, y cada persona debe poder ser asignada a uno de ellos: la mención
de mujer o de hombre figura en el estado civil de las personas; no hay
medio de escapar a ello, incluso si, como el 1,7% de la población, has
nacido/a intersexuado/a, es decir, que tu sexo no puede ser determinado
en el plano biológico de forma unilateral, que tu desarrollo sexual
cromosómico, gonádico y anatómico es atípico y que los marcadores de la
diferenciación sexual no son todos claramente masculinos o femeninos, tu
genotipo (la composición genética) no corresponde a tu fenotipo (la
apariencia física). En este caso bien preciso, el médico decidirá por ti
si eres un hombre o una mujer. Desde 2011, una circular le permite un
plazo de dos años de prórroga para decidir si el niño o la niña es de
sexo masculino o femenino. Pero asignar un sexo no es suficiente, esta
asignación va acompañada de operaciones quirúrgicas para eliminar todo
órgano que no correspondería a tu sexo, es decir, que se opera sin
razones médicas a priori, lo que de hecho equivale a la mutilación de
cuerpos de niños porque no corresponden a este binarismo que se pretende
biológico.
Más allá de la intersexualidad, el problema es claramente que hoy los
sexos hombre y mujer, presuntamente verdades biológicas, son muy
difíciles de definir biológicamente, como se ha podido ver más de una
vez en las competiciones deportivas. Lo cierto es que todos y todas
somos portadores a la vez de características de macho y de hembra. Los
tests de feminidad puestos en pie por las competiciones deportivas que
quieren utilizar criterios objetivos (hormonas, morfología, cromosomas,
etc.) se encuentran con resultados que demuestran la dificultad de
clasificar al conjunto de seres humanos en solo dos sexos distintos. La
categorización en dos sexos biológicos diferentes (y por tanto
presuntamente complementarios) conduce a pensar que todo lo que se
encuentra entre los dos sería algo "fracasado" de cara a la norma ligada
a la facultad de reproducción, y por tanto algo a corregir, a
mutilar/1. Pero, según avanza la ciencia, se comienza a descubrir que lo
que se creía una verdad inmutable -la división de los sexos- es también
una construcción social, puesto que todos y todas somos en un cierto
grado intersexuados e intersexuadas, por nuestro sistema endocrino, por
ejemplo. Porque en realidad habría un amplio espectro con variaciones
diferentes. Por tanto, sí, hay una diferencia de sexos, pero no hay
ciertamente dos sexos, sino definitivamente decenas. Es evidentemente
importante puesto que es sobre este binarismo de sexos sobre el que está
fundado el binarismo de género (las categorías sociales hombres y
mujeres) y por tanto la justificación ideológica del sistema patriarcal.
Si la sentencia no es modificada por el tribunal de apelación, se
tratará de una primera etapa en el reconocimiento de las personas
intersexos, pero habrá que ir más lejos: frenar mutilaciones de los
niños, reconocer el derecho a la autodeterminación de las personas
intersexos a elegir y no a ser asignados y asignadas por otros (cuerpo
médico o padres), y a medio plazo se plantea claramente la desaparición
de las categorías "hombres" y "mujeres" que no se justifican
biológicamente y aún menos deberían justificarse socialmente. http://www.npa2009.org/actualite/re... 14/10/2015 - Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Muchos de nosotros apenas nos hemos dado cuenta de que están sucediendo cosas extraordinarias.
Hace
unos meses, me liberé de los estándares sociales. Rompí las cadenas del
miedo que me mantenían atado al sistema. Desde entonces, veo el mundo
desde una perspectiva diferente: ahora veo que todo está cambiando y que
la mayoría de nosotros no somos conscientes de ello.
¿Por qué está cambiando el mundo? En este artículo, señalo ocho razones que me llevan a pensar que el mundo está cambiando:
1. La gente ya no aguanta el modelo laboral actual.
Estamos
a punto de llegar al límite. La gente que trabaja en grandes empresas
no soporta su trabajo. La falta de motivación llama a sus puertas, la
sienten en su interior como un grito de desesperación.
Todo el
mundo está harto. Fíjate en la cantidad de gente que se hace
emprendedora, que se toma un año sabático, que padece depresión por
asuntos laborales. La gente está muy quemada.
2. Cada vez hay más emprendedores.
En los últimos años, con el auge de las startups,
miles de emprendedores convirtieron sus garajes en despachos para dar
vida a sus ideas millonarias. La clave de ser emprendedor está en
encontrar un inversor y conseguir financiación. Conseguir financiación
era como que te tocara la lotería.
¿Y qué pasa después de conseguir que te financien?
"¿No es absurdo que los 7000 millones de personas que vivimos en este planeta nos hayamos distanciado unos de otros?"
Vuelves
a ser un empleado. Puede que trabajes con gente que no comparte tu
sueño, o que no esté de acuerdo con tus propósitos, y pronto todo
volverá a ser cuestión de dinero. El dinero se convierte en el objetivo
principal de tu negocio.
La gente sufre por esto. Hay startups excelentes que empiezan a tambalearse porque el modelo estándar, cuyo fin principal es obtener dinero, es eterno.
Se necesita encontrar otra manera de emprender. Ya hay quienes la han encontrado.
3. La colaboración es cada vez mayor.
Hay
mucha gente que ya se ha dado cuenta de que no tiene sentido que cada
uno vaya por su lado. Mucha gente ya se ha liberado de la mentalidad de
"yo me lo guiso, yo me lo como".
Para un momento, da un paso
hacia atrás y piensa. ¿No es absurdo que los 7000 millones de personas
que vivimos en el planeta nos hayamos separado los unos de los otros?
¿Qué sentido tiene darle la espalda a los miles o millones de personas
que viven a nuestro alrededor, en nuestra ciudad? Cada vez que lo
pienso, no puedo evitar ponerme triste.
Afortunadamente, las
cosas están cambiando. Se están implantando conceptos como la economía
colaborativa, que nos indican una nueva dirección. Una dirección en la
que compartir, colaborar, ayudarnos y trabajar en equipo.
Es bonito poder contemplar algo así. Me conmueve.
4. Por fin estamos descubriendo qué es Internet.
Internet
es algo espectacular y solo ahora -después de muchos años- comprendemos
su poder. Gracias a Internet, el mundo está conectado, las fronteras
desaparecen, se acaba la separación, estamos todos juntos, empieza la
colaboración, emerge la ayuda.
Algunas naciones han sido testigo
de revoluciones, como la Primavera Árabe, que han utilizado Internet
como principal catalizador. En Brasil también se está empezando a hacer
un mejor uso de esta increíble herramienta.
Internet está
acabando con el control de masas. Los grandes medios de comunicación que
moldean las noticias basándose en cómo les viene mejor dar el mensaje y
qué les viene mejor que leamos ya no son los únicos propietarios de la
información. Cada uno puede buscar lo que quiera. Cada uno puede
explorar lo que le plazca y contactar con quien le apetezca.
Con
la llegada de Internet, todo el mundo tiene voz. La gente anónima
también obtiene reconocimiento. El mundo se une. Y entonces puede que el
sistema falle.
5. El consumismo disminuye.
Durante
demasiado tiempo se nos ha manipulado para que consumamos tanto como
podamos y para que compremos los productos que salen al mercado: un
coche nuevo, el último iPhone o montones de ropa y de zapatos, entre
otras muchas cosas.
Mucha gente ya ha comprendido que esto es un
error. La gente es cada vez menos consumista, lleva un estilo de vida
menos frenético y recurre menos a la comida rápida, evidenciando la
contradicción y la absurdez a la que habíamos llegado.
"Con la llegada de Internet, todo el mundo tiene voz. La gente anónima también obtiene reconocimiento. El mundo se une".
Los
coches se utilizan cada vez menos. La gente es mucho menos
derrochadora. Cada vez más gente hace intercambios de ropa, compra
objetos de segunda mano o comparte su coche o su apartamento.
No
necesitamos todo lo que nos dicta la sociedad. Esta conciencia que
tenemos del nuevo consumismo puede desmantelar a cualquier empresa que
viva a su costa. 6. La alimentación es cada vez más sana y orgánica.
Hemos llegado a volvernos tan locos que hemos aceptado comer cualquier cosa. Si sabía bien, nos parecía bien.
Nos
importaba tan poco que las empresas empezaron prácticamente a envenenar
nuestra comida y ni siquiera dijimos nada al respecto.
Pero algunas personas empezaron a preocuparse, a involucrarse y a fomentar la alimentación sana y orgánica.
Y esto va a ir a más.
¿Pero qué tiene que ver esto con la economía y el trabajo? Todo, diría yo.
La
producción de alimentos es uno de los pilares básicos de nuestra
sociedad. Si cambiamos nuestra mentalidad, nuestros hábitos alimenticios
y nuestra forma de consumir, las empresas tendrán que responder y
adaptarse a un nuevo mercado.
Los pequeños agricultores están
volviendo a ser relevantes para la cadena de producción. La gente está
empezando a cultivar en su propia casa.
Y eso le da una nueva forma a la economía. 7. La espiritualidad tiene más presencia en nuestras vidas.
¿Cuántos
de tus amigos hacen yoga? ¿Cuántos de ellos meditan? Ahora piensa en la
situación de hace diez años. ¿Cuánta gente practicaba actividades de
este tipo por aquel entonces?
Durante mucho tiempo, la espiritualidad había quedado relegada a los esotéricos, los místicos raritos.
Pero,
afortunadamente, esto también está cambiando. Hemos alcanzado la razón y
la racionalidad. Somos capaces de darnos cuenta de que, sin utilizar el
subconsciente, no podemos llegar a saber todo lo que sucede en nuestro
interior.
Ahora queremos comprender cómo funcionan las cosas:
cómo funciona la vida, qué ocurre después de la muerte, qué es esa
energía de la que la gente habla tanto, qué es la física cuántica, cómo
se pueden materializar los pensamientos, en qué consisten la
coincidencia y la sincronización, por qué funcionan la meditación y, en
ocasiones, ciertas terapias (no siempre aprobadas por la medicina).
Existen
empresas que proporcionan a sus empleados clases de meditación. Incluso
hay colegios que enseñan a meditar a sus alumnos. 8. Han surgido nuevas tendencias educativas.
¿Quién
ha diseñado este modelo educativo? Quién elige las asignaturas que hay
que dar? ¿Quién elige qué se estudia en las clases de historia? ¿Por qué
nadie enseña la verdad sobre las civilizaciones antiguas?
¿Por
qué existen ciertas reglas? ¿Por qué los alumnos tienen que contemplarlo
todo en silencio? ¿Por qué tienen que llevar uniforme? ¿Por qué tienen
que hacer exámenes para demostrar si de verdad han aprendido?
Hemos
desarrollado un modelo que perpetúa y genera más seguidores del
sistema, un modelo que convierte a las personas en seres humanos
ordinarios.
Afortunadamente, mucha gente trabaja para cambiar esto y han surgido conceptos como el un-schooling ("desescolarización") o la educación en casa.
Puede que nunca te lo hayas planteado y que ahora mismo estés en shock, pero es una realidad.
Poco a poco, la gente se da cuenta de que esta sociedad en la que vivimos es de locos.
Tras
leer sobre estas novedades, intenta pensar en todo lo que se nos había
descrito hasta ahora como normal. Yo no creo que lo sea.
Se está produciendo un cambio extraordinario.
Gustavo
Tanaka es un escritor y emprendedor brasileño que intenta crear un
nuevo modelo y un nuevo sistema, que quizá ayude a crear una nueva
economía.
La corrupción ha condenado a los habitantes de este país del
Caribe al caos y a una hambruna extrema, según cuentan las cooperantes
Silvia Castro y María García
"Aunque se están muriendo de hambre,
aguantan por un puñado de arroz en fila y dignamente", destacan estas
enfermeras ensalzando el "valor humano" y la "solidaridad" de los
haitianos
El 1% de la población maneja el 90% del PIB del país
En el año 2010, millones de personas situaron
por primera vez en el mapa a Haití. Durante un tiempo, las televisiones
no dejaron de emitir imágenes de este pequeño país del Caribe, de apenas
10 millones de habitantes, después de que un terrible terremoto acabara
con la vida de 316.000 personas, hiriera a otras 350.000 y más de 1,5
millones se quedara sin hogar. El desastre natural no fue más que la
puntilla para una región que históricamente ha tenido que sobrevivir con
una escasez que se ha visto agudizada en estos últimos años pese a la
ayuda internacional. Sin contar con el continente africano, Haití es el
país más pobre de América y el segundo del mundo tras Afganistán, según
el Índice de Pobreza Humana de la ONU.
"No es que
estén desnutridos, es que se mueren de hambre", explican Silvia Castro y
María García, dos enfermeras asturianas residentes en Cantabria que
acaban de llegar de la isla tras permanecer un mes como cooperantes
de la ONG 'Aytimoun Yo' gracias al apoyo y la colaboración económica del
Gobierno de Cantabria y el Colegio de Enfermería. Durante más de una
hora de conversación en la que cuentan a eldiario.es su experiencia, hay
dos términos que se repiten constantemente: hambre y corrupción. En ese
tiempo tratan de describir lo que han visto con sus ojos pero las
palabras se quedan cortas para dibujar un escenario que incluso las
imágenes difícilmente son capaces de captar.
"Tienen un déficit de minerales tan grande que les lleva
a hacer con la tierra y el barro una especie de galletas que secan al
sol y luego se comen", relatan Silvia y María, que entre su equipaje
llevaban un sistema para medir la desnutrición que dejaron de utilizar.
"Imagínate por qué", apostillan.
Ambas
enfermeras cuentan con más de 15 años de experiencia y ya habían estado
en otros países de cooperantes, pero subrayan que la situación de Haití
es "mucho más desoladora". "En Bolivia o Ecuador igual están malnutridos
porque solo comen arroz pero, por lo menos, llegan al arroz; es que
aquí comen tierra. Es muy extremo".
Señalan que la
coyuntura de las familias es tan dramática que es "habitual" que las
madres regalen a sus hijos. "Te llaman por la calle "¡blanco, blanco!" y
te cogen del brazo para que te lleves al niño. Nosotras no entendíamos
muy bien lo que querían. Y si les dices que no, sueltan a ese a ver si
no te ha gustado y te ofrecen a otro". En su idioma, prosiguen, tienen
un término para definir a los niños que las familias ricas de Puerto
Príncipe -la capital de Haití- y de República Dominicana cogen como
esclavos domésticos.
Y si las condiciones de vida de
los haitianos es estremecedora, la de los desplazados es abismal. Cuando
llegaron a la República Dominicana, el país que linda con Haití, se
dirigieron hasta Pedernales, una región fronteriza entre ambos países y
el lugar donde la ONG dispone de una casa de voluntarios.
"Al cruzar la frontera hay una valla que impacta mucho. Ves a toda la
población haitiana agolpada y aunque estás en la misma isla y solo son
unos metros de separación entre un país y otro, cruzar la
alambrada significa cambiar de mundo. En la parte dominicana hay una
vegetación exótica, es verde, hay flores, palmeras, la carretera está
asfaltada... y, sin embargo, al otro lado, ya no hay vegetación, es
árido, gris, está seco, deforestado, no hay plantas... Cruzar esa valla
es como si de repente dejaras de estar en América y entraras en África",
narra Silvia. "La primera impresión es que los haitianos
están encerrados entre la valla y el mar", añade María.
Explican que las relaciones entre ambos territorios han empeorado con
el paso del tiempo. La República Dominicana "es un país pobre que está
cansado de cargar con otro país más pobre". Por eso, en el año 2013,
aprobó una ley para deportar a todos los haitianos que trabajan de forma
ilegal como mano de obra barata, y ahora los 'desplazados' viven junto a
la frontera en campamentos de 600 personas, de las cuales cerca de la
mitad son niños.
"Si los haitianos viven de una
manera muy limitada en las comunidades, estos son los excluidos de los
excluidos", tratan de describir las enfermeras. La única comida que
tienen asegurada es el pocillo de arroz para tres que reparten las
ONGs un día a la semana.
Pese a su extrema
situación, María y Silvia destacan el "valor humano" de los habitantes
de este país. "Aunque se están muriendo de hambre, aguantan por un
puñado de arroz en fila y dignamente, no creas que se tiran a por el
saco o se amotinan. Tienen mucha dignidad y son muy solidarios entre
ellos", afirman.
Sin acceso a la comida, la
educación o la sanidad son poco menos que una utopía. Ambos servicios
son de pago y a unos precios que, evidentemente, no están al alcance de
la inmensa mayoría de la población. Muchas parturientas, por ejemplo,
cruzan la valla para poder tener asistencia sanitaria en República
Dominicana, que "les prestan atención pero a las pocas horas de parir
las echan a la calle". Y las viviendas son chabolas improvisadas con
plásticos, hojas de palmera y mantas en el mejor de los casos.
Así, en estas condiciones de vida, no es de extrañar que los brotes de
dengue, VIH, malaria o rabia campen a sus anchas, apuntan las
enfermeras, que a los pocos días de aterrizar tuvieron que improvisar
talleres de formación ante una epidemia de cólera.
Como 'curiosidad', indican que la gente no tiene identidad. "No tienen
una partida de nacimiento, un documento de identidad donde ponga quién
es, cómo se llama o dónde nació. Salir allí no es posibilidad para
ellos", aseveran.
La corrupción
Tanto María
como Silvia no tienen dudas en señalar a la "corrupción" como
la principal causa que ha condenado a los haitinianos al caos y a una
hambruna extrema. "El 90% del PIB lo tiene un 1% de la población, que
vive en Puerto Príncipe. Hay una zona, que está vallada, megalujosa, que
viven cuatro y que son los que manejan el 'cotarro'. El otro
'noventaitantos' por ciento de la población sobrevive".
En esta línea, y aunque no quieren entrar en polémicas, se preguntan
"dónde está toda la ayuda internacional que se aprobó tras el
terremoto". "Es inexplicable. Alguien se tiene que estar lucrando de
todo esto", se cuestionan.
Las viviendas de los haitianos están hechas con cartones y plásticos y mantas, en el mejor de los casos.
"Mejorar un poco"
A pesar de todo, del "ovillo
de corrupción, mala gestión, pobreza y marginación" en el que está
metido Haití, ambas son optimistas con respecto al futuro del país. "No
me puedo creer que sea tan difícil mejorar un poco la condición de vida
de un país que tiene una extensión inferior a la de Galicia, aunque esté
más poblado", sostiene María.
Igualmente, Silvia
destaca que algunas ONG como 'Aytimoun Yo', "aunque sea con proyectos a
pequeña escala, van por el buen camino". Esta organización, fundada por
la cántabra Lucía Lantero, tiene una casa de acogida con 50 niños, a los
que además de cubrir las necesidades básicas, educan en una escuela a
la que también asisten otros 50 jóvenes y madres de la comunidad
de Anse-a Pitres, en la cual llevan a cabo labores de cooperación.
El trabajo de María y Silvia se enmarca dentro de un proyecto global,
mediante el cual durante este año dos enfermeras cántabras viajarán cada
mes hasta Haití para impartir distintos talleres de educación para la
salud. Estas dos cooperantes han sido las primeras en formar sobre el
terreno en temas como el aparato reproductor, el embarazo, el ciclo
menstrual, las enfermedades de transmisión sexual como el sida o el
desarrollo del niño.
Al respecto, aseguran que los
haitianos tienen "mucho interés" en estos cursos porque "nadie les
explica nada de esto" y porque "tienen mucha mística, magia, para
explicar lo que ellos creen que pasa".
Finalmente, en
cuanto a su experiencia como cooperantes en la isla, aseguran que ha
sido "muy enriquecedora, aunque bastante dura". "Las dos habíamos
convivido con la pobreza en otras experiencias, pero la situación de
hambruna, de enfermedad y de exclusión social que hay en Haití, las dos
coincidimos en que no la habíamos visto nunca", concluye Silvia.
María y Silvia impartieron durante un mes talleres de educación para la salud.
Cientos
de neonazis enmascarados agredieron el pasado viernes incluso a niños
refugiados en la estación central de tren de la capital de Suecia. En
realidad, las alimañas del Movimiento de Resistencia Sueco se ensañaron
con todos los ciudadanos hallados a su paso que cometieron el error
imperdonable de carecer de un aspecto racial inequívocamente sueco.
Muchos españoles o italianos hubieran sido apaleados de haberse dado de
bruces con estos criminales nazis. Publicado por:
FERRAN BARBER
Fecha de publicación:
lunes, febrero 01, 2016 http://www.diasporas.es/2016/02/un-espanol-o-un-italiano-tambien.html
Opinión / Diásporas - Público / Texto y fotos por Ferran Barber
Inevitablemente,
mientras leíamos la noticia, nos vino a la memoria el tiempo que
pasamos en Estocolmo, hace ahora de ello un par de años, tratando de
averiguar por qué muchos de los inmigrantes que se hacinan
miserablemente en las periferias de las grandes capitales europeas han
comenzado a odiar a los occidentales. Dicho sea de paso, esta
experiencia profesional de un equipo de Diásporas no estuvo exenta de
desafortunados episodios de los que Público dio en su día cuenta.
En
apariencia, las razones por las que todos esos extranjeros comenzaron a
sentir un profundo resquemor hacia los europeos parecían bastante
obvias. Pero sólo en apariencia. Os pondremos un ejemplo. Por aquel
entonces, varios miles de jóvenes de origen extra comunitario salieron a
las calles de dos barrios situados en los aledaños de Estocolmo y
protagonizaron durante días sonadas algaradas. Se parapetaron tras
improvisadas barricadas y se enfrentaron a la policía mientras hacían
arder cientos de coches. Lo creáis o no, buena parte de la Prensa
escandinava abría sus ediciones de aquellos días con titulares del
estilo de: "¿Por qué nos sucede esto a nosotros?" O peor todavía, hacían
alarde de cierto ridículo chovinismo y se descolgaban con sesudas
reflexiones en la línea de: "Si nos sucede esto a nosotros, ¿qué va a
pasarle al resto?". Claro está, lo que en verdad pretendían decir era:
"Si nos sucede esto a nosotros que somos rubios, altos y casi perfectos,
¿qué le espera al resto?".
Hemos de aclarar que no fueron
protestas diseñadas por una formación política, ni ataques contra el
sistema concebidos en las 'diabólicas' catacumbas anarquistas. Lo que
hicieron aquellos inmigrantes fue sembrar el caos algunos días de una
forma espontánea o si lo queréis de otro modo más benevolente,
escenificar su ira y su dolor sin ningún ensayo previo. Fue, digamos,
una especie de asonada, una turbulencia humana. Se
diría que el deber de un periodista debe ir algo más allá de contar los
platos rotos por la horda. Así que lo primero que en aquel momento nos
vino a la cabeza al leer la prensa sueca fue: "¿Y por qué no vais y les
preguntáis a ellos cómo se sienten?" Algún colega lo hizo pero no estaba
del todo preparado para lo que iba a escuchar, así que simplemente no
lo oyó. Por alguna razón, los humanos no estamos nunca preparados para
escuchar cómo se siente el otro. ¿Por qué los periodistas íbamos a ser
diferentes?
El caso es que los diarios escandinavos estaban más
interesados en los coches ardiendo que en las verdaderas razones de
aquel acto de desesperación. Por disparatado que resulte, aquellos
automóviles destruidos terminaron siendo la noticia para buena parte de
los medios, del mismo modo que las crónicas periodísticas de las
protestas españolas de aquellas mismas fechas ponían el acento sobre
todo en el número de detenidos por los anti disturbios. Mentiríamos
si dijéramos que aquello nos pilló desprevenidos. Lo que se impone
siempre a la postre es un modelo de periodismo que restringe y censura
parte de las respuestas posibles de acuerdo a una agenda ideológica (o
empresarial) a la que no le importa nada el bien común o la
independencia. En realidad, lo poco que queda de esta última ha sido
confinado a los manuales de deontología profesional que se estudian en
las facultades. Los vehículos ardiendo siempre terminan siendo la
noticia.
Pero volviendo al ejemplo sueco, es preciso admitir que
sí hubo quien fue más allá, lo suficientemente 'más allá' para descubrir
al menos que el detonante de la revuelta fue el asesinato de un
inmigrante portugués al que la policía tumbó a tiros algunos días antes.
De lo que no se dijo nada fue del fracaso estrepitoso de aquel sueño
multicultural de los ingenieros sociales suecos, ni del brutal racismo
estructural de la policía del país y de buena parte de su sociedad.
Aquello era demasiado inconveniente y demasiado abstracto como para ser
abordado. Sin hacer un gran esfuerzo, encontramos más de diez casos de
jóvenes inmigrantes abandonados por la policía en medio de la noche, sin
móvil, sin zapatos, a treinta grados bajo cero. ¿Alguien encuentra una
buena razón por la que la Prensa sueca no debería hablar de ello?
Tampoco
nos tomó un gran trabajo el averiguar que la tasa de desempleo de Husby
o Riskeby supera el ochenta por ciento o que buena parte de sus
habitantes -suecos de nacimiento- habían crecido de espaldas a su país
de acogida. Aquello no era Suecia, era una sociedad de outsiders
desesperados y a punto de explotar en los aledaños del opulento
Estocolmo. Era, en definitiva, una perfecta distopía en el corazón de lo
más granado de Occidente. Es justamente a esos parias a los que los
neonazis suecos pretendían destruir el pasado fin de semana. Ante la
duda agredieron indiscriminadamente a cuantos carecían de un fenotipo
germánico. Ya conocéis el viejo dicho: "Mátalos a todos y Dios elegirá a
los suyos".
Ahora si queréis, podemos hablar de ISIS o de la
razzia neonazi del viernes. Pero recordar algo: ni los problemas del
mundo se reducen al Califato, ni el racismo sueco debería restringirse a
sus manifestaciones más visibles. Esto es, a los neonazis y a los
simpatizantes de la formación política que lidera Jimmie Akesson
(Demócratas de Suecia). Suecia es justamente lo contrario de los
estereotipos positivos que los propios suecos han vendido al mundo con
la complicidad de los británicos y su simpatía por los 'scandies'. Se
nos han caído sus postales.
Lo que vienen a demostrar todas estas
situaciones es que buena parte de la Prensa se ha convertido en un
cadáver incapaz de retratar la porción de humanidad a la que debería
servir. Cualquier conjunto de hechos reflejado en estos medios se
transforma en esperpento, un muerto incapaz de retratar los nuevos
tiempos; un zombi comatoso entubado a una proyección aberrante de
nuestra realidad, el Boris Karloff hepático de la gran estafa.
Alguno
aducirá que nos queda Internet y la Prensa libre. Pero no nos
engañemos. Ésta última es esencialmente invisible, el etíope del mapa de
los media, un espíritu incorpóreo tan sólo percibido por los medium de
la rebelión (la mayor parte de los españoles sigue informándose por la
televisión). Por otro lado, tan cierto es que Internet ha creado un
nuevo espacio para la deliberación política y la democracia real, como
que la acumulación de información fragmentaria en un degradado formato
de comunicación Tweet-Youtube ha generado confusión y ha reducido
ciertas habilidades cognitivas. Ya no hay texto, ni contexto, sólo
misiles SAM de impacto visual que han menoscabado nuestra capacidad para
sentir emociones consistentes y para interpretar la información y
elaborar respuestas útiles. Flebitis emocional, esclerosis perceptiva y
estupor paralizante por sobreinformación. Ese es el diagnóstico. Más
información no es igual a más conciencia. El click-activismo se devorará
a sí mismo.
Por eso nos necesitáis más que nunca. A los
periodistas, digo. No para que os expropiemos el derecho a ejercer el
Periodismo ciudadano en el nombre de una casta, ni para restablecer el
monopolio de la comunicación unidireccional, ni para arrebataros el
derecho a traficar con vuestros post como camellos altruistas en el
mercado de la fraternidad y la verdad (la vuestra). Nos necesitáis del
mismo modo en que se necesita al fontanero; para desatascar las
cañerías; para interpretar las fugas de agua; para que nos zambullamos
en los inodoros del sistema y os ayudemos a recuperar el auténtico Santo
Grial: la verdad, la transparencia y un espejo en el que miraros sin
que se os convierta en esperpentos.
Necesitamos a Neo y a Morfeo, necesitamos al periodista heroíco de la Prensa independiente. ¿Cuánta realidad toleras tú?
Si hubo un grupo de cómplices del nazismo que se fue “de rositas”
tras el final de la II Guerra Mundial, ese fue el de los empresarios.
Hombres de negocios alemanes, austriacos, franceses y también
estadounidenses que se enriquecieron bajo el capitalismo fascista que
impuso el III Reich. Nombres tan conocidos como Bayer, Ford, Standard
Oil o Siemens colaboraron activamente con Hitler y no dudaron en
utilizar como trabajadores esclavos a los prisioneros judíos, soviéticos
o españoles de los campos de concentración.Carlos Hernández- Madrid -23/03/2015 -
Prisioneros de Mauthausen transportan piedras para la construcción del campo
El adjetivo "fanático" es el que más se ha empleado
en la historia para definir a Hitler y al amplio grupo de lugartenientes
que dirigieron el destino de la Alemania nazi. Sin embargo, hay otro
calificativo mucho menos utilizado que resulta igual de imprescindible
para explicar su estrategia política y militar. Hitler y el resto de su
camarilla eran grandes "hombres de negocios". En sus mentes pesaban más
el dinero y las cuestiones económicas que su deseo de exterminar a los
judíos. Su modelo de capitalismo fascista, pese a estar basado en una
fuerte intervención estatal, resultó muy atractivo para los empresarios
alemanes y también para importantes magnates extranjeros, principalmente
estadounidenses.
Las SS crearon sus propias empresas
para beneficiarse del trabajo esclavo de los millones de prisioneros
capturados por el ejército alemán. La DEST y la DAW fueron las dos más
destacadas. El objetivo de Himmler era que, gracias a estas compañías,
las SS pudieran jugar un papel predominante en la economía alemana,
incluso en el escenario de paz que se abriría tras la guerra.
Hacer negocio a cualquier precio
Las empresas de armamento, automoción, productos farmacéuticos y
tecnología no podían contar con los jóvenes alemanes para trabajar en
sus fábricas porque estos se encontraban en los frentes de batalla. Los
prisioneros de los campos y los trabajadores forzosos se convirtieron en
la mejor opción y también en la más barata. El negocio de los campos
era redondo. La DEST suministraba los trabajadores, las SS ofrecían la
seguridad y las empresas aportaban el resto. En el reparto de papeles
todos ganaban. Todos menos los deportados, que morirían a millares en
las canteras y las fábricas controladas por el emporio de las SS y por
las empresas privadas alemanas y norteamericanas.
El sello "Hollerith" indica que los datos de este prisionero español han sido procesados por IBM
La lista de firmas alemanas que colaboraron y se
beneficiaron de las políticas bélicas y genocidas del régimen nazi es
interminable. Desde gigantes de la automoción hasta pequeñas empresas
familiares e incluso particulares que utilizaron prisioneros de los
campos de concentración para cultivar sus tierras o trabajar en sus
granjas. Estas son algunas de las más destacadas:
IG Farben Este
consorcio fue el que mejor exprimió todas las opciones de negocio que
facilitaba el régimen nazi. Fabricó combustible y un tipo de caucho
sintético llamado "Buna" para el ejército alemán, suministró los
productos químicos para la exterminación masiva de "enemigos" del Reich y
se aprovechó del trabajo esclavo de miles de prisioneros de los campos.
Tres empresas químicas y farmacéuticas constituían el corazón de IG
Farben: Bayer, Basf y Hoechst.
Audi empleó en su cadena de producción a 20.000 trabajadores forzados.
Daimler utilizó a gran escala trabajadores forzados para la fabricación de automóviles.
Bosch empleó a unos 20.0000 trabajadores forzados.
Volkswagen colocó en gran parte de su producción a trabajadores forzados.
Krupp (actualmente Thyssenkrupp). Krupp tuvo la consideración de empresa modelo del nacionalsocialismo y empleó a más de 75.000 trabajadores forzados.
Deutsche Bank.
El historiador Harold James analizó el periodo nazi en 1995. James
tildó la actitud del banco en aquella época como "complaciente".
Lufthansa autorizó
al historiador Lutz Budraß la realización de un estudio sobre su
participación en la creación de la Luftwaffe. Los datos oficiales del
estudio no se han publicado todavía. La pregunta permanece en el aire.
Bertelsmann encargó
al historiador Saul Friedländer un estudio que fue presentado en 2002.
El gigante de los medios de comunicación se aprovechó del régimen nazi
de forma masiva.
Quandt (propietaria de BMW).
Según la investigación llevada a cabo por el historiador Joachim
Scholtyseck, Günther Quandt se enriqueció en el periodo comprendido
entre 1933 y 1945. La empresa del magnate utilizó a 50.000 trabajadores
esclavos.
Oetker abrió
sus archivos en 2007 tras la muerte del patriarca, Rudolf August Oetker.
El historiador Deren Erkenntnisse reveló que Rudolf A. había
pertenecido a las Waffen-SS y colaborado activamente con el régimen
nazi.
Adidas y Siemens han permitido que se investiguen sus archivos. Se sabe que, ambas empresas, emplearon a miles de trabajadores esclavos.
Cómplices en Detroit y Nueva York
Historiadores y economistas coinciden en que a Hitler le habría
resultado imposible lanzarse a la conquista de Europa sin el apoyo de
cuatro grandes multinacionales estadounidenses: Standard Oil, General
Motors, Ford e IBM.
General Motors.
Fabricó miles de camiones militares en sus factorías de Alemania. Su
modelo bautizado con el nombre de Blitz, Relámpago, sirvió a Hitler para
entrar con sus tropas en Austria. La admiración del Führer por la
tecnología de Opel y su agradecimiento por contar con su colaboración le
llevó a conceder la Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana a su
director ejecutivo, James Mooney. GM utilizó a prisioneros de los campos
como trabajadores esclavos.
Ford.
El fundador de la compañía, Henry Ford, era ya conocido a finales de
los años 20 por su profundo antisemitismo. Hitler admiraba profundamente
a Ford, del que llegó a decir que era su inspiración. Ese amor era
mutuo y permitió que la empresa automovilística estadounidense se
convirtiera en el segundo productor de camiones para el ejército alemán,
superado únicamente por Opel-General Motors. Henry Ford también fue
distinguido por Hitler con la Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana
en 1938. Tras la invasión de Francia, la empresa estadounidense continuó
trabajando para el Reich y se negó a fabricar motores para los aviones
de la Royal Air Force británica. Al igual que GM se aprovechó del
trabajo esclavo de miles de deportados.
Standard Oil Le
proporcionó a Hitler el combustible y el caucho necesario para
emprender la invasión de Europa. El Gobierno nazi, consciente de que las
importaciones de petróleo se reducirían con el estallido de la guerra,
decidió fabricar combustible sintético. El complejo proceso de
elaboración no habría sido posible sin la alianza entre el consorcio
alemán IG Farben y la Standard Oil norteamericana. Los buques cisterna
de la Standard suministraron combustible a barcos alemanes en Tenerife y
otros puertos de la España franquista.
IBM.
Su "mérito" fue dotar al régimen nazi de sus aún primitivos pero
eficaces sistemas informáticos. Sus máquinas, que funcionaban con
tarjetas perforadas, precursoras de los ordenadores, resultaron de
enorme utilidad para el Gobierno alemán. Himmler fue consciente de las
posibilidades que le ofrecía la tecnología de IBM para organizar,
distribuir, explotar y eliminar a los millones de judíos y prisioneros
de guerra que cayeron en sus manos durante la guerra. Se realizaron
censos de la comunidad judía que servirían para identificar y eliminar
con mayor facilidad a sus miembros. En la mayoría de los campos de
concentración se abrió un "departamento Hollerith" (nombre de la filial
alemana de IBM) en el que se realizaban fichas de cada deportado,
incluyendo su profesión y su raza o religión.
Esclavos españoles
El grueso de los republicanos que pasaron por los campos de
concentración trabajó y murió a las órdenes de la DEST, la empresa
propiedad de las SS. Las canteras de Mauthausen y Gusen, así como el
molino de piedra ubicado junto a esta última, se cobraron el mayor
número de vidas entre los españoles. El emporio dirigido por los hombres
de Himmler también controlaba la mayor parte de los trabajos que los
republicanos realizaron en subcampos como Schlier-Redl-Zipf, Bretstein o
Vöcklabruck. No obstante, hubo algunas empresas privadas alemanas y
austriacas que, especialmente después de 1942, explotaron a los
republicanos que quedaban con vida.
La mayor de ellas
fue la Steyr-Daimler-Puch que empleó internos de Mauthausen, desde
1941, para trabajos de construcción en su factoría de Steyr. En 1942
negoció con los altos mandatarios del régimen la utilización de
prisioneros en el proceso de fabricación de armamento y vehículos para
el ejército. Fruto de esas conversaciones, Himmler aprobó la
construcción de un subcampo, dependiente de Mauthausen, que dotase de
operarios a la factoría. Medio millar de españoles se vieron obligados a
trabajar en condiciones infrahumanas. Un diez por ciento de ellos murió
en el propio subcampo, asesinados violentamente o por una mortal
combinación de hambre, agotamiento y frío. La empresa también gestionó
factorías en los túneles de Ebensee y de Gusen, por las que pasaron un
menor número de republicanos.
La otra gran compañía
armamentística que se aprovechó de los trabajadores de Mauthausen fue
Messerschmit, que instaló una de sus mayores plantas en los túneles de
Bergkristall, cerca de Gusen. Fueron pocos los españoles que trabajaron
en ella fabricando fuselajes y otras piezas para diversos modelos de
aviones de combate. Sin embargo, como ocurrió con la factoría de la
Steyr-Daimler-Puch de Ebensee, decenas de republicanos perecieron junto a
miles de soviéticos, polacos, judíos y checos en la perforación de las
galerías subterráneas en que se albergaron sus fábricas.
Prisioneras esclavas del campo de concentración de Ravensbrück
Las prisioneras españolas deportadas a
Ravensbrück trabajaron en diversas empresas que fabricaban armamento y
piezas para vehículos y aviones del Ejército alemán. La más conocida de
ellas fue Siemens & Halske, que en 1942 construyó una fábrica junto
al campo para la producción de componentes electrónicos destinados a los
misiles V1 y V2. En un principio las mujeres seguían durmiendo en
Ravensbrück y se desplazaban cada día hasta la fábrica. A finales de
1944, para ahorrar tiempo, Siemens construyó unos barracones en la
propia factoría en los que alojó a sus trabajadoras forzosas. Las
condiciones de vida eran igual de duras que en el campo central y los
capataces se encargaban de que las mujeres débiles y enfermas fueran
devueltas a Ravensbrück donde, generalmente, acababan siendo ejecutadas.
Junto a estas grandes compañías, hubo también pequeñas empresas que se
aprovecharon del trabajo esclavo de los prisioneros. En Mauthausen
destacó, por encima del resto, la empresa local de materiales de
construcción Poschacher. Su dueño, Anton Poschacher, pagó a la DEST para
tener a su disposición un grupo de reclusos. En total, en su pequeña
cantera trabajaron 42 españoles menores de 18 años. La empresa sacó un
gran beneficio del empleo de estos jóvenes, por los que pagaba a la DEST
menos del 50% del salario que habría cobrado un trabajador austriaco.
Tras la guerra, sus responsables no fueron perseguidos. La empresa no
solo consiguió mantener sus posesiones, sino que las amplió y hoy en día
es la propietaria de la mayor parte de los terrenos en los que murieron
120.000 prisioneros de Mauthausen, entre ellos, 5.000 españoles.
(Este artículo recoge extractos del libro Los últimos españoles de Mauthausen de Ediciones B. En él se citan debidamente las diversas fuentes consultadas)
Jane Caputi, durante su visita a Madrid, invitada para realizar una ponencia sobre feminicidio. /David Fernández
Termino de entrevistar a Jane Caputi (Estados Unidos, 1953) y pienso
que tengo que revisar las lecturas y las series que he visto en 2015.
Voy por la calle y miro más atenta la publicidad, las campañas
electorales, cómo se mueve la gente por la acera o la velocidad de los
coches. Caputi es docente en la cátedra de Estudios sobre Mujeres,
Género y Sexualidad en la Universidad de Florida (EE UU) y lleva décadas
trabajando en torno al concepto de feminicidio desde una perspectiva
semántica y semiótica. En su discurso, Caputi vincula la existencia de
un sistema opresor masculino con la normalización de la violencia
gracias a la simbología que nos rodea.
¿Cuál es el sentido político de usar un término como feminicidio?
Es importante revindicar el poder de nombrar. Todo sistema de
opresión niega que es opresor y elimina cualquier referencia en el
lenguaje. Por eso hay que visibilizar esa violencia de los hombres
contra las mujeres, una violencia que abarca desde el asesinato hasta la
violación o la limitación por parte de los Estados de los derechos
sexuales y reproductivos de las mujeres, como es el derecho al aborto o a
la contracepción. Es necesario tener un nombre para esta violencia que
se traduce en una forma de control social, en un sistema de dominación
de los hombres sobre las mujeres. Si no lo nombramos se convierte en
algo nebuloso, desaparece y no puedes luchar contra ello. Cuando las
cosas tienen nombre ya no puedes negarlas.
Una de tus grandes líneas de investigación ha sido toda la
simbología de dominación masculina en el cine a través de películas como
Pretty Woman o Jack el Destripador, o en las grandes obras de arte y la
publicidad de diferentes marcas.
Me he centrado en estudiar la cultura popular porque es una fuente de
aprendizaje. A través de los símbolos interiorizamos muchas cosas, casi
siempre de manera inconsciente. Eso implica que no tenemos una mirada
crítica sobre el mundo. Parece que la realidad es tal y como se nos
presenta, además de manera inevitable. Pero realmente detrás de cada
símbolo hay mucho de propaganda, un mundo donde parece que las únicas
vidas que importan son las de las clases medias y ricas, un mundo del
que continuamente nos llegan mensajes de la supremacía masculina, del
dominio de los hombres, de la masculinidad. Eres una buena mujer si eres
pasiva, en cambio eres mala si eres autónoma o sexualmente activa. La
violencia de los hombres contra las mujeres está glorificada,
sexualizada en el cine, la literatura, la televisión o el arte. Las
mujeres vivimos bajo un continuo patrón de terror porque nos transmiten
que nunca estamos a salvo, eso nos hace cambiar nuestro comportamiento,
que tengamos miedo. Tenemos interiorizado que podemos ser víctimas de
violencia machista en cualquier momento y de manera aleatoria, en el
trabajo, por alguien conocido o un extraño El terror de las mujeres se
alimenta continuamente. "Es importante reivindicar el poder de nombrar. Todo sistema de opresión niega siempre que sea opresor"
Hablas del derecho al aborto y de la contracepción con ejemplos de
violencia, ¿son los Estados, como el español, cómplices de los
feminicidios?
Ése es uno de los argumentos que usan las feministas. El ejemplo más
claro es la negación de los derechos reproductivos pero hay muchos
otros. En Estados Unidos muchas mujeres negras son agredidas por parte
de sus maridos pero, como además son discriminadas racialmente por la
policía, no se atreven a denunciar, por lo que están desprotegidas y no
tienen el mismo acceso a los servicios sociales que una mujer blanca.
Existe complicidad con ese patrón de dominación masculina. En otros
países, además, la policía o los militares reprimen y asesinan a
activistas feministas como es el caso de México o Guatemala. Si hablamos
de feminicidio, el Estado debe entenderse como un actor implicado.
¿Está el patriarcado en descomposición o hay un rearme?
Efectivamente el patriarcado está en descomposición, se siente
amenazado y eso genera más violencia, porque la violencia no es innata
al hombre, sino que se produce por el rol masculino. Los hombres sienten
que siempre tienen que demostrar su virilidad, sobre todo cuando les
avergüenzan o les retan, y la manera de hacerlo es a través de actitudes
agresivas. Nunca nos libraremos de la violencia si no cambiamos la
noción de masculinidad dominante.
Jane Caputi durante la entrevista. Foto de David Fernández
En el caso español existe desde hace unos años un rebrote de grupos
de hombres machistas organizados y con gran presencia en internet.
Hablan de denuncias falsas o de custodia compartida, un testigo que han
recogido algunos partidos políticos como Ciudadanos.
Estos grupos también existen en Estados Unidos. Es un discurso que se
elabora en torno a la idea de que los hombres están discriminados por
cuestiones de género. La estrategia es muy predecible. Se intenta
invertir el discurso, darle la vuelta a la idea de que los hombres
oprimen a las mujeres sistemáticamente. Te dicen “no, realmente son los
hombres los que están oprimidos sobre todo por parte de las mujeres”. Es
una táctica de abuso muy común, un patrón de comportamiento bastante
típico en los casos de violencia. Darle la vuelta a la historia y no
examinar lo que ellos hacen mal. Los maltratadores siempre hacen lo
mismo, se presentan a sí mismos como las víctimas.
¿Qué vínculos estableces entre el medio ambiente y las violencias machistas?
Incluso si miramos las metáforas más básicas, se habla del abuso, de
la violación de la tierra. Sin embargo, la tierra es nuestro entorno, el
espacio donde vivimos, lo que nos sostiene, no podemos vivir sin ella.
Pero la realidad es que todos los valores vinculados a la masculinidad
se extienden a la naturaleza, como la voluntad de controlar todo. El
hombre piensa que puede sustituir a la tierra de alguna manera. Esa
dominación y arrogancia es algo muy masculino porque no pueden, no
existe otro planeta. Así que acabar con el patriarcado es realmente una
cuestión de supervivencia para todas las personas. Se habla de que los
seres humanos destruyen el entorno pero no es verdad, es el patriarcado
capitalista e industrial.
¿Podemos imaginarnos un futuro sin patriarcado?
Por supuesto. De hecho no creo que haya futuro si el patriarcado
continúa. Porque el patriarcado básicamente consiste en destruir todo lo
que sea el origen de la vida. Y además es algo que no siempre ha
existido, se inventó hace unos 7.000 años pero se ha hecho mucha
propaganda, como si siempre hubiera estado ahí. Por eso las palabras son
muy importantes, no sólo para nombrar lo que existe sino también para
pensar en cosas nuevas. Necesitamos todos estos conceptos y visiones
para recordarnos que no siempre hemos vivido así, que podemos poner en
marcha otro futuro. Eso también va a depender mucho de nuestra
creatividad.
Un acuerdo entre los partidos dinásticos para mantener el actual estado de cosas sólo puede desembocar en la descomposición definitiva del Régimen del 78, un desmoronamiento desordenado con consecuencias difícilmente previsibles. 30.01.2016- Javier Benegas y Juan M. Blanco http://vozpopuli.com/analisis/75216-de-inmovilistas-esta-empedrado-el-camino-del-infierno
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes - Foto Gtres
En el inicio del siglo XX, algunos intelectuales y
políticos comenzaron a percibir que el Régimen de la Restauración, que
hasta entonces había proporcionado cierta estabilidad, mostraba
alarmantes signos de agotamiento, señales de descomposición. Fue
entonces cuando Antonio Maura, primer ministro y líder del partido conservador, pronunció su famoso discurso "La Revolución desde arriba":
"España entera necesita una revolución en el gobierno, y si no se
hace desde el Gobierno, un trasfondo formidable lo hará; porque yo
llamo revolución a eso, a las reformas hechas por el Gobierno
’radicalmente’, ‘rápidamente’, ‘brutalmente’; tan brutalmente que baste
para que lo que estén distraídos se enteren, para que nadie pueda
abstenerse, para que nadie pueda ser indiferente y tenga que pelear,
hasta aquellos mismos que asisten con resolución de permanecer alejados". Ante la preocupante situación, el político mallorquín
demandaba a las élites políticas una transformación profunda del sistema
que moralizara la vida pública, movilizara a amplios segmentos
sociales, ésos que subsistían al margen del clientelismo rampante, y
generara una poderosa corriente, una mar de fondo capaz de descuajar el
caciquismo y abrir paso a una verdadera democracia. Al igual que otros
líderes como Francisco Silvela o José Canalejas,
Maura mantenía la convicción de que si no se realizaban cambios
“radicales”, el sistema acabaría desmoronándose, dando paso a un periodo
de inestabilidad con consecuencias imprevisibles. Pese a su
determinación, Maura se topó con la fuerte resistencia de los grupos de
intereses. Sus reformas “radicales” nunca vieron la luz. Y el movimiento
regeneracionista terminó embarrancado en el proteccionismo, generando
aún más trabas y barreras. La historia siguió su curso. Y el Régimen de
la Restauración derivó en dictadura, dio paso a la república
y finalmente desembocó en una guerra civil.
Un siglo después, España se encuentra sumida de nuevo en una
quiebra del modelo político, con los partidos jugando al ratón y al
gato
Un siglo después, España se encuentra sumida de nuevo en una quiebra
del modelo político, en un bloqueo institucional, con los partidos
jugando al ratón y al gato, intentando colocarse en el gobierno y
asentar sus posaderas en las mejores poltronas. Mientras sus dirigentes
intentan cuadrar sus intereses con posibles coaliciones, importantes
sectores del establishment se encaraman atemorizados a la mesa de negociación, señalando con el dedo a un rabioso ratón llamado Podemos,
pidiendo a voz en cuello una gran coalición que cierre el paso a
quienes "son una amenaza para la democracia", a ésos que "solo pretenden
un golpe de Estado". Exigen, en definitiva, un gobierno que
asegure la"estabilidad", con el fin único de consolidar la recuperación
económica y, si acaso, derramar sobre el pueblo algunas dádivas en forma
de política ordinaria. Se equivocan de parte a parte. Y hoy no existe un Antonio Maura advirtiendo que mantener el statu quo
es tan suicida como lo fue a principios del siglo XX. No hay estadista,
o líder de opinión que denuncie esa táctica cortoplacista que solo
sirve para ganar tiempo, para aplazar la caída al abismo y prolongar la
agonía. Un Régimen basado en favores... que se pagan Podemos es la consecuencia final de un régimen cerrado,
basado en privilegios y en barreras de acceso, tanto a la economía como a
la política, un sistema de intercambio de prebendas y privilegios,
donde cuenta el favor del poder, no el mérito. Y los favores se pagan.
El inmovilismo de sus adversarios es el principal nutriente de Podemos,
el maná que le permite adueñarse en exclusiva de una reprobación al
Régimen que debería ser compartida por todos. Pablo Iglesias
tiene razón en muchas de sus críticas. Pero sus soluciones son
equivocadas. Y tienen poco de revolucionarias pues son lo mismo de
siempre elevado a la enésima potencia. Podemos multiplicará las
barreras, las restricciones, extenderá los privilegios a otros grupos de
intereses aliados, llevando hasta sus últimas y más nefastas
consecuencias los graves defectos del Régimen del 78.
Un acuerdo entre los partidos dinásticos para mantener el
actual estado de cosas sólo puede desembocar en la descomposición
definitiva del Régimen
Un acuerdo entre los partidos dinásticos para mantener el actual
estado de cosas sólo puede desembocar en la descomposición definitiva
del Régimen, un desmoronamiento desordenado con consecuencias difíciles
de prever. Es imprescindible cambiar el statu quo actual y
avanzar hacia un sistema no basado en privilegios o en el favor del
poder, sino en el talento, el mérito y el esfuerzo. La superación de los
liderazgos actuales y sus intereses de vía estrecha requiere una
catarsis, una apertura de miras hacia los intereses de España. Una
transformación que elimine las barreras que protegen a las élites, a los
grupos privilegiados, y que impiden al común ganarse la vida
dignamente. Hace falta pactar una nueva Constitución que garantice el juego de contrapoderes y el control mutuo;
que certifique la relación directa entre representante y representado,
limitando el poder de los partidos, sin descartar un sistema
presidencialista al más puro estilo americano. Una nueva Carta Magna que
meta en cintura el clientelismo, el caciquismo, la corrupción y el caos
en el que ha devenido el Estado de las Autonomías.
Maura era conservador, cierto, pero no inmovilista: era un estadista
con altura de miras, preocupado por España. Rajoy, y el resto de
personajes actuales, no son conservadores en absoluto. Pero tampoco
liberales o progresistas. Sólo son inmovilistas… y oportunistas. Tipos
sin visión, principios ni proyecto de largo plazo. Son la expresión
supina de una clase política insustancial, incapaz de trascender
al interés inmediato, producto inequívoco de un sistema de selección
perverso. Al contrario que don Antonio, no comprenden que el
devenir histórico dista de ser un terreno firme, estático, que permita
acomodarse y permanecer quieto; en ocasiones, para no verse arrastrado
hacia la catarata, es necesario remar a contracorriente, en dirección
contraria a la que marcan las fuerzas vivas. Como la Reina Roja de Alicia a través del espejo,
hay que correr con pies ligeros tan sólo para permanecer en el mismo
lugar; y acelerar a toda máquina para no ser engullido por las arenas
movedizas.
Lo peor es que a la vista del abismo que se abre a nuestros
pies, no seamos capaces de llegar a convenciones estrictamente
democráticas
Demasiados distraídos e indolentes
Que los partidos tradicionales hayan degenerado en organizaciones de
malhechores y que a las puertas de palacio se aproxime Pablo Iglesias,
dispuesto a expulsar a los mercaderes del templo, es el final lógico de
un modelo político en el que las instituciones eran artefactos huecos,
meros decorados de cartón piedra. Sin embargo, lo peor es que a la vista
del abismo que se abre a nuestros pies, no seamos capaces de llegar a
convenciones estrictamente democráticas; que aceptemos que las reglas
del juego sigan siendo arbitrarias y tramposas. Porque mañana, quienes
“asalten el cielo” no sólo podrán seguir metiendo la mano en la caja,
tal y como ha venido siendo costumbre, sino que la ausencia de líneas
rojas, de controles y contrapesos, les permitirá ir mucho más lejos.
Lamentablemente, los políticos no están solos en la búsqueda
desesperada de una estabilidad con muy poco recorrido. Por acción u
omisión les respaldan demasiados profesionales, informadores e
intelectuales, esos distraídos o indolentes a los que increpaba Maura,
mucho más dispuestos a acomodarse en el sistema que a colaborar para
cambiarlo. Al fin y al cabo, desde un cálculo individual, egoísta, no compensa incurrir en los costes y riesgos de impulsar la regeneración,
una aventura cuyos beneficios, en caso de éxito, se repartirán entre
todos. Circunstancia de la que se percató hace ya muchos años Mancur Olson.Pero ahora, señores indiferentes, caballeros acobardados, nos jugamos demasiado.
No es preciso que se inmolen en el altar de los héroes, ni que se
jueguen su futuro a todo o nada. Tan sólo que se esfuercen para sacar
esa faceta idealista, generosa, altruista que, pese a todo, anida en
cada uno de nosotros.
Estoy cansada de vuestros argumentos y debates. De
vuestras frases para levantar una polvareda que camufle la verdad. Harta
de las rastas, de las cabalgatas, de los bebés, de los piojos, de la
ropa… Nada de eso soluciona el problema con el que cientos de españoles
no pueden dormir. Esos desvelos continuos que se agarran en el centro
del estómago, con un pellizco muy profundo. Y es que la gente se muere
sin dignidad. En peores casos, sin sanidad. Que hay personas que se
suicidan por la crisis. Que las desahucian. Que se les agota el paro.
Que no tienen trabajo. Que emigran. Que tienen hambre. Y frío. Que
tienen ansiedad y pánico. Vosotros, ajenos a estos males, seguros de que
no los viviréis jamás, os centráis en crear debates donde no los hay. Y
caemos en la trampa. Una y otra vez. Y hablamos. Y los respondemos
porque cuestiones tan descaradas merecen una reflexión en la que quedéis
retratados. Pero… no cambia nada. No cambia nada porque el poder sigue
en vuestras manos. Porque el poder que nos maneja incluso está más allá
de nuestras fronteras. Porque el capital manda por encima de todas las
cosas y con vuestra complicidad, os aseguráis de que así sea.
Estoy harta de que derivéis a minucias el debate para dejar al margen
lo importante. Indignada por trasladar la idea de que la apariencia
física está por encima del honor, la honestidad o de la higiene… Si
tanto os preocupa la higiene, mejor que garanticéis agua y luz básica a
quienes no pueden costearlo. Si os preocupan las ilusiones de los niños,
garantizad sueldos dignos a sus padres para no arrastrarlos a la
pobreza. Si os preocupa la honestidad y la honradez en la política,
barred vuestra propia casa y ejercedla sin codicia e intereses.
Estoy harta de que os riáis en nuestra cara y que,
además, lo hagáis con descaro, intención y arrogancia. De vosotros… esos
políticos y periodistas acomodados que abandonaron hace mucho la calle
para anclarse como piojos a los despachos y al poder donde succionar lo
que era de todos. Los mismos que, por una crítica a la tauromaquia o por
cuestionar la deriva de nuestro país, te tachan de antiespañol, dado
que ellos son los únicos que pueden otorgar tal condición de tal. Son
los que en las efemérides gritan a pleno pulmón… ¡Viva España! Esos que
no son capaces de ver que el proceso de identidad va más allá de
símbolos y golpes en el pecho, porque tiene un fondo humanístico del que
carecen. Esos que muestran bien orgullosos la pulserita y el polo con
la banderita de España, como si por ello perteneciesen a un club
selecto.
¿Viva España?
¿Cuál de ellas?
¿La de las empresas del IBEX 35 que no pagan el impuesto de sociedades
en España? ¿La del capital español que ha crecido un 2000% en paraísos
fiscales? ¿La de los 20 españoles más ricos que tienen tanto como el 30%
más pobre? ¿La España donde uno de cada cinco empleados está en
situación de pobreza? ¿La que trabaja por días sueltos o por horas? ¿La
cómplice que apoya países donde se violan derechos humanos? ¿La que
instaló vallas con cuchillas? ¿La que reduce en I+D? ¿La que tiene uno
de cada tres niños pobres?
A un español decente y
honesto se le cae la cara de vergüenza con esas cifras. A vosotros, no.
Porque os habéis esforzado hasta el límite para que así fuera. Para
complacer a la riqueza. Para garantizar el poder. Para asegurar el lucro
con vuestras decisiones y vuestras leyes. Con el apoyo, también, de
parte de un pueblo anestesiado y manejado como marionetas, cuyos
referentes mediáticos son pusilánimes, vídeos banales e informaciones
gastronómicas a las que dedicamos horas eternas. Porque los desahucios,
los suicidios, los emigrantes muertos en el mar, los refugiados, los
recortes sanitarios, el paro, el ataque a los derechos laborales, los
asesinatos machistas o la pobreza no han ocupado todos los días los
titulares ni los minutos de televisión necesarios. Y si lo han hecho, se
han ceñido a momentos tan puntuales y tan efímeros que no dejaron
apenas rastro de conciencia.
Esa es vuestra España.
No la mía. Yo grito… ¡Viva, España! Pero no es exaltación ni homenaje,
sino como imperativo. Que viva, pero en la plenitud de su significado.
Que viva, porque la habéis dejado medio muerta. Os gusta ver cómo otros
caen al pozo mientras vosotros retiráis la escalera. Y os gusta porque
sois lo peor de la condición humana. Que España viva tranquila sin
vuestra codicia, avaricia, lujuria y soberbia. Que empiece a vivir desde
la dignidad y la conciencia. De aquellos que sienten como su patria los
derechos. Vista vuestra condición, será la única patria por la que
siempre merecerá la pena luchar hasta el final… Que así sea.
Hace unos días se constituyó el Congreso de los Diputadosde la XI Legislatura y se montó un espectacular follón/tangana/rasgada de vestiduras a cuenta de la política de gestos de Podemos (recuerden: del bebé de Carolina Bescansa a los juramentos de sus diputados). José María Lasalle, secretario de Estado de Cultura (en funciones), publicó una tribuna en 'El País' en la que mostraba su indignación con el 'podemismo' y hasta encontraba un culpable: ¡Antonio Gramsci!
La
columna de Lasalle, titulada 'Gramsci en San Jerónimo', arrancaba así
-“El miércoles España retrocedió muchas décadas. Vestida de novedad,
volvió la 'vieja política'. Lo hizo con el disimulo estratégico de Gramsci.
Actuando con el ariete de un sentimentalismo populista que barrena sin
pestañear la modernidad constitucional”- y se cerraba asá: “'La vieja
política' abrió con blancas la partida colocándonos a todos los demás a
la defensiva mientras una 'vieja' intelectualidad orgánica leía los Cuadernos de Gramsci y recordaba que todo combate ideológico es una lucha por la hegemonía cultural
que espera su oportunidad. Quizá por eso mismo, los socialistas fueron
los que más se estremecieron al percibir que su enemigo no estaba
enfrente sino a su costado. La lucha por la hegemonía política empieza
así por una lucha por la hegemonía en la izquierda'. Todo combate ideológico es una lucha por la hegemonía cultural que espera su oportunidad
O
sea, la culpa de todo lo que pasa en España la tiene Gramsci. Por
tanto, la pregunta del millón sería la siguiente: ¿Cómo es posible que
Antonio Gramsci -filósofo marxista, periodista y líder del Partido
Comunista de Italia durante la dictadura de Mussolini- se haya convertido en el fetiche cultural para explicar el desgobierno español?
A
Gramsci lo habrían puesto de moda los líderes de Podemos. La entrada de
la Wikipedia española sobre el concepto 'gramsciano' de hegemonía cultural se apoya, en parte, en una definición de Íñigo Errejón. “Un
grupo es hegemónico cuando es capaz de generar una idea universal que
interpela y reúne no sólo a la inmensa mayoría de su comunidad política
sino que además fija las condiciones sobre las cuales quienes quieren
desafiarle deben hacerlo”, dice Errejón.
Un grupo es hegemónico cuando interpela a su comunidad y fija las
condiciones sobre las cuales quienes quieren desafiarle deben hacerlo
¿Se
entiende a Errejón? Recurramos a un ejemplo cómico y autorreferencial
para explicarlo: el artículo en el que Lasalle analiza lo que ha pasado
en el Congreso recurriendo a Gramsci, aunque sea para poner a parir a al 'podemismo',
sería un ejemplo (involuntario) de cómo Podemos va ganando la batalla
por la hegemonía cultural, al fijar, como dice Errejón, “las condiciones
sobre las cuales quienes quieren desafiarle deben hacerlo”. En otra
palabras: el texto de Lasalle sobre Gramsci ha obligado a este
periodista a explicar en un artículo -hola- quién es Gramsci y cuál es
su influencia en Podemos. Gol de Errejón en Las Gaunas. Podemos 1- PSOE 0.
Cuadernos del talego
'Vida de un revolucionario'
Por una de esas benditas casualidades culturales, esta semana ha llegado a las librerías españolas una biografía de referencia sobre el político comunista italiano: 'Antonio Gramsci. Vida de un revolucionario' (Capitán Swing, 2016), de Giuseppe Fiori.
Gramsci,
que fue enchironado por Mussolini a finales de los años veinte,
desarrolló parte del concepto de hegemonía cultual en unas condiciones
lamentables. Hablamos de sus 'Cuadernos de la cárcel', 2.848 páginas
escritas en una treintena de libretas durante su condena en la prisión de Turi y
mientras luchaba contra diversas enfermedades graves. "Trabajaba en
condiciones difíciles, con los libros que el director le permitía
recibir irregularmente del exterior. Los compañeros de la cárcel recuerdan
que dedicaba muchas horas al trabajo. Escribía sin sentarse nunca:
paseaba absorto y solo cuando la frase se le había ordenado bien en la
mente se dirigía a la mesa, apoyaba una rodilla en el taburete y de pie,
un poco encorvado, escribía; al terminar, volvía a pasear”, escribe
Fiori.
Fiori resume algunas de las ideas sobre la hegemonía
cultural desarrolladas por Gramsci en prisión. “Todo bloque histórico
tiene sus puntos de fuerza no solo en la capacidad coercitiva del
aparato estatal, sino, también, en la adhesión de los gobernados a la concepción del mundo propia de la clase dominante. La filosofía de la clase dominante,
a través de una serie de vulgarizaciones sucesivas, se ha convertido en
sentido común, es decir, se ha convertido en la filosofía de las masas,
las cuales aceptan la moral, las costumbres, las reglas de conducta
institucionalizadas en la sociedad en la que viven”.
La gran Cabalgata gramsciana de Reyes
Y
a todo esto: ¿Qué piensan en Podemos de la 'gramscimanía'
Pues, de
entrada, que el rumbo del capitalismo contemporáneo ha jugado a favor de
las teorías del italiano. “Gramsci advirtió la necesidad de
complementar -no sustituir- la lectura economicista acerca de las situaciones de crisis con la disputa cultural en torno a la significación social de los problemas… Su figura resulta tanto más decisiva por el hecho objetivo de que la nueva lógica del capitalismo contemporáneo
moviliza la esfera cultural de un modo inaudito -medios de
comunicación, creación de subjetividad, de estilos de vida- y en un
contexto social definido por la descomposición de las identidades,
también de clase, tradicionales”, cuenta a El Confidencial Germán Cano, profesor de filosofía en la Universidad de Alcalá y miembro del Consejo Ciudadano de Podemos. En
nuestra historia reciente la derecha conservadora ha sido 'gramsciana' a
la hora de manejar los hilos de la hegemonía cultural
El Gramsci 'podemista'
sería, según Cano, un Gramsci “revisado a la altura de las
complejidades de un presente muy complejo donde la televisión y los
medios son escenarios de socialización decisivos para la política”.
Cano recurre a la polémica sobre la Cabalgata de Reyes 'carmenista' cuando
se le pide una definición para todos los públicos del concepto
hegemonía cultural: “Todo aquello que consideramos 'normal', nuestro
paisaje cotidiano de creencias o valores es consecuencia de disputas
culturales previas en torno al sentido de las cosas. Si alguien entiende
que es normal que un Rey Mago 'solo' puede vestir de
una forma tradicional es porque asume una situación 'hegemónica' que
obedece a determinados intereses que han vencido, siempre
provisionalmente, en esa lucha. Una situación de 'hegemonía cultural' no
es para siempre, debe ser continuamente revalidada, consentida por aquellos que permanecen bajo ella. Lo ocurrido en Madrid revela
una disputa cultural típica por dar un sentido político a esferas
aparentemente neutras y por excluir como 'imposibles' otras opciones.
¿Por qué Esperanza Aguirre se ofende tanto por el hecho
de que se otorgue, aun cuando sea con sumo respeto, otro sentido a una
celebración como la Cabalgata? Porque llevan décadas dando 'su' sentido a
estas celebraciones. Por eso la cultura nunca es inocente”. La cultura nunca es inocente
Reflexión que lleva a Cano a una curiosa conclusión:
la derecha española era más 'gramsciana' que la izquierda hasta que
llegó Podemos: “En nuestra historia reciente la derecha conservadora ha
sido 'gramsciana' a la hora de manejar los hilos de la hegemonía
cultural mientras la Izquierda se miraba en el espejito mágico de su
presunta radicalidad social”.
A Cano, por último, no le ha gustado nada el artículo de Lasalle sobre Gramsci y Podemos. Pero nada de nada:
“No es casual que los más leídos intelectuales del PP
hagan de Gramsci un espantajo, como el artículo pedante y hueco que ha
escrito Lasalle. La ilusión óptica en la que vive esta privilegiada
casta -aquí el término es más que adecuado- es que toda dinámica
democrática popular es comparable a una jauría irracional
que busca 'morder el cuerpo de las formas representativas' (cito a
Lasalle). Una masa airada en sus 'dentelladas' (sic). Pero 'masa' es un
término científicamente vacío, sociológicamente estéril y políticamente
defensivo, por no decir mezquino. Lasalle se cree
moderno e ilustrado, pero solo vive de modo apocalíptico el fin del
mundo como el fin de 'su' mundo… Fijémonos en las metáforas de su
artículo, son extraordinarias por su valor de síntoma. No hace falta que Gramsci tenga hoy rastas
para que toda este mundo cultural sienta incluso cierta repugnancia
física o un asco señorito a las consecuencias prácticas que hoy tiene su
pensamiento”.