El filósofo francés de 95 años llama a la resistencia frente a los nuevos líderes nacionalistas y advierte de que Le Pen “tiene posibilidades” de llegar al Elíseo. Madrid 07/04/2017 María José Carmona
Lleva más de 30 años
intentando desentrañar la complejidad del pensamiento humano, buscando
los hilos invisibles que, según él, mantienen unido al mundo. Ahora,
cada vez más cerca de convertirse en un hombre centenario, Edgar Morin
sigue buscando la unidad, si cabe con más convicción, en medio de esta
época de cambios y rupturas.
El filósofo francés acaba de visitar España para
clausurar un encuentro sobre diversidad cultural organizado en Granada
por la Cátedra de Estudios sobre Civilización Islámica. Quería hablar
sobre cómo salvar la diversidad en la unidad humana, pero acabó hablando
inevitablemente sobre Trump y Le Pen, sobre los autoritarismos y la
incertidumbre.
“Estamos en un momento de regresión histórica terrible”,
afirma rotundo este “hombre-faro”, como lo definió durante el congreso
el ex director general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza.
A Morin le tocó vivir la Guerra civil española, la
Segunda Guerra Mundial y el mayo francés del 68, por eso sabe bien que
“la historia humana es una historia de altos y bajos, de episodios de
creación y destrucción”. Ahora, reconoce, toca época baja.
Peligrosamente baja.“Se trata de una crisis del planeta y de las naciones,
el problema es que aún no sabemos cómo salir de esto. Hace años había
esperanza en el porvenir y en el progreso, pero hoy en día no hay nada.
Vivimos en una época de incertidumbre y precariedad”.
Al fundador del pensamiento complejo no le gusta hablar de populismos, lo considera una palabra “vacía de sentido”. Prefiere usar términos como pos democracia o sistemas autoritarios.
“El riesgo no solo está en Estados Unidos, también
está en Europa, en Rusia, en Turquía, en Francia. Hay posibilidades de
que Le Pen ascienda al poder”, recuerda el pensador.
Le duele hablar de la situación actual de su país, se aprecia en el cansancio de sus palabras. “Francia es un país de inmigración, fue país de acogida de decenas de disidentes.
La cultura francesa se fortificó en el siglo pasado
gracias a la inmigración”, repite varias veces. “La perversión de los
estados nacionales en Europa es el intento de purificación religiosa,
étnica y nacional.
Se está utilizando la imagen del enemigo para dar fuerza al sentimiento de comunidad”.
Sin embargo, él insiste, “Francia es un estado plurinacional”. Así se
lo hizo saber al ex presidente François Hollande a quien intentó
convencer de que incluyera esta definición del estado francés dentro de
su Constitución. Nunca logró su objetivo.
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OTRA COSA: Caso Altsasu: lo que no cuenta la Fiscalía de la Guardia Civil, de David Bollero.
OTRA COSA: Caso Altsasu: lo que no cuenta la Fiscalía de la Guardia Civil, de David Bollero.
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