18 Jun 2017 - http://blogs.publico.es/econonuestra/2017/06/18/economia-colaborativa-o-ruptura-de-los-derechos-laborales/   Vicente Mora González  Inspector de trabajo y Seguridad Social
La llamada “economía colaborativa” ha venido para quedarse. Bajo una 
atractiva y engañosa denominación parece instaurarse un supuesto nuevo 
modo de relación productiva y laboral, que nos liberará por fin de las 
ataduras y esclavitudes del paradigma clásico del trabajo asalariado. Ya
 no queremos ser obreros y tener un contrato de trabajo con una jornada y
 un jefe como nuestros ancestros. Leemos en las páginas Web de estas 
plataformas como se avecina un paraíso laboral bajo una envoltura 
idílica: “Trabaja como freelance con total libertad. Tú escoges cuándo 
te conectas y qué pedidos aceptas.”; “Te ofrece la forma más divertida 
de trabajar y compartir tu tiempo con otras personas”; “La flexibilidad 
del servicio que ofrecemos permite tener más libertad y facilidad para 
generar ingresos durante su tiempo libre”.
Se trata de servicios cada vez más diversos: transporte de personas y
 mercancías, tareas de limpieza en domicilios, cuidados de personas 
dependientes…Pronto puede extenderse a cualquier servicio a empresas y 
particulares, dejando atrás también al viejo modelo de subcontratación 
de servicios, pues se basa en los avances acelerados en las tecnologías 
de la sociedad de la información, que, a través de un smartphone, 
convierte en inmediata la satisfacción de cualquier demanda.
Pero, ¿cual es la realidad de las personas que trabajan en estas 
plataformas? El “colaborador” de las mismas, por ejemplo el que vemos 
surcar nuestras calles sobre una bicicleta, portando a su espalda una 
gran caja con alimentos, ha suscrito con la empresa el compromiso de 
atender, en principio de forma voluntaria, las demandas de los clientes,
 percibiendo a cambio una tarifa por servicio realizado. Para ello, debe
 inscribirse en la Web de la plataforma y comprometerse a poner a 
disposición un vehículo propio (bici, moto o coche), un móvil, darse de 
alta como autónomo en Hacienda y Seguridad Social, ingresar 
trimestralmente el IVA y responsabilizarse del pago de las cuotas a 
Seguridad Social como trabajador por cuenta propia. Casi nada. La 
voluntariedad y flexibilidad horaria que se predica queda en entredicho,
 desde el momento que las plataformas comienzan a establecer 
penalizaciones (que por supuesto no se incluyen en las sugestivas 
paginas Web) en caso de un número determinado de rechazos a atender los 
servicios, hasta llegar a la expulsión del “colaborador”. Obviamente, 
este régimen de adscripción individual hace imposible el ejercicio de 
los derechos sindicales y la negociación colectiva, reduciendo a la nada
 cualquier poder de presión para mejorar las condiciones de trabajo o 
retributivas. Por supuesto la “plataforma” no se responsabiliza de la 
seguridad y salud del trabajador.
Pagar las cuotas a Seguridad Social como autónomo supone un 
esfuerzo para el “colaborador” (267 euros al mes, aunque en los primeros
 18 meses se reduzca a una cantidad entre 50 y 187 euros, debido a las 
medidas aprobadas por el Gobierno en 2013) A lo que debe añadirse quizás
 pagar una gestoría para tramitar el IVA, y desde luego mantener a punto
 el vehículo etc. En muchos casos, una vez finalizada la tarifa plana de
 la cuota a Seguridad Social, resulta difícilmente sostenible, salvo que
 se trabajen muchas horas y quizás para varias plataformas, poniendo en 
riesgo la salud y desde luego suprimiendo el tiempo libre que 
supuestamente se llena con estas “colaboraciones”
Parecería que estas ofertas van dirigidas a canalizar los deseos de 
personas que no saben a que dedicar su ocio, tiempo libre y coche o 
bicicleta. Nada más fuera de la realidad. Una cosa es poner a 
disposición un bien infrautilizado y otra que ese bien sea el tiempo de 
una persona. No es el ocio lo que una persona pone a la venta sino un 
trabajo, medible en tiempo y precio. Y se hace para obtener medios de 
subsistencia, lo que solo puede lograr trabajando día y noche. Es sabido
 que el capitalismo aspira a dominar y rentabilizar todos los ámbitos de
 nuestra vida, por supuesto también nuestro ocio. Ahora sabemos que la 
mejor manera de apropiarse de nuestro tiempo libre es transformándolo en
 trabajo, por supuesto a cambio de una remuneración “low cost”.
El trabajo por cuenta ajena tiene una definición bien precisa en el 
Estatuto de los Trabajadores. Es trabajador aquel que “voluntariamente 
preste sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de
 organización y dirección de otra persona, física o jurídica, denominada
 empleador o empresario”. Los Tribunales han dicho que lo que define a 
un trabajador no es disponer un horario más o menos flexible, incluso no
 tenerlo, ni tampoco es la autonomía en la ejecución del mismos. Lo que 
jurídicamente convierte una prestación de servicio en laboral es, además
 de su naturaleza personal, voluntaria y retribuida (no gratuita), la 
concurrencia de dos elementos, que suelen estar interconectados entre 
sí. El primero es la “ajenidad” de frutos y riesgos. Es decir, la 
apropiación por un tercero del resultado del trabajo efectuado por el 
empleado. El segundo es la “dependencia”, es decir trabajar bajo el 
ámbito de organización y dirección del empresario, en definitiva que el 
que trabaja esté controlado por aquel para el que trabaja.
El trabajo para plataformas de la llamada “economía colaborativa” 
encubre falsos autónomos y es otra forma de precarización extrema del 
mercado de trabajo. La respuesta sindical e institucional, a través de 
la Inspección de Trabajo, es escasa, en parte porque de momento no se 
denuncian estas situaciones. Pero también debe saberse que ni el 
Ministerio de Empleo y Social ni las autoridades laborales de las 
comunidades autónomas han programado campañas específicas para atajar 
estas irregularidades. ¿A qué esperan? Espero que no se trate de ganar 
tiempo para, tras crearse una “burbuja”, legalizar estas situaciones, 
incrementando el abuso y la precarización laboral.
........................................................
OTRA COSA: Los disparates económicos de la M30
No hay comentarios:
Publicar un comentario