martes, 24 de noviembre de 2020

¡Perded toda esperanza!, de JESÚS PARRA MONTERO

 

JESÚS PARRA MONTERO   1 NOV. 2020

Cuando un político cae en la soberbia es incapaz de percibir el deterioro en el que incurre en su gestión

Confucio  “Aprender sin pensar es inútil, pensar sin aprender, muy peligroso”.

Acudir a los clásicos es un recurso bastante simple, no necesita ser adornado, su evidencia se impone. Es como un mar que se alimenta de muchos ríos. Transforma mágicamente nuestra percepción actual de la realidad; es la herencia universal de una cultura consagrada y duradera que resiste la prueba de lo efímero y del tiempo; es la memoria y el patrimonio de la historia. Acudir a los clásicos es renovar el asombro de esa belleza siempre nueva que enriquece la literatura universal. Rescatar el espíritu olvidado de los clásicos que tanto tienen que ver con el conocimiento y la cultura, es una poderosa manera de afrontar la crítica que merece la pésima gestión de ciertos políticos y la excesiva importancia de ciertos científicos que, como “los papas”, se creen infalibles cuando dogmatizan. Comparto lo que dice el profesor Daniel Innerarity en su artículo “Saber y poder”: “Los políticos pueden menos de lo que parece y los científicos saben menos de lo que creemos”. Frente a las políticas efímeras de nuestros gobernantes, hay que poner en valor la sabiduría de los clásicos. ¿Acaso nos creemos que lo efímero no existe? Existe y es el sustento de ciertas políticas cortoplacistas, como las que está llevando a cabo la presidencia de la Comunidad de Madrid; esa es su fascinación, su poder y su paradoja. A los clásicos acudo en las siguientes reflexiones.

El canto tercero del Infierno de la Divina Comedia de Dante se desarrolla en el Anteinfierno, donde se castiga a los indiferentes, lugar en el que la dolorida gente ha perdido el bien de la inteligencia y la esperanza. Contempla Dante a gente apiñada en la orilla de un gran río lista para atravesarlo, el Aqueronte, el primero de los ríos del infierno. "Por mí se va a la ciudad doliente, por mi se ingresa en el dolor eterno, por mí se va con la perdida gente".Con esta anáfora comienza el viaje de Dante. “Perded toda esperanza, vosotros los que entráis aquí” es la inscripción sobre la puerta del infierno. Las almas que bajan a él permanecerán en allí aún después del día del juicio final. El infierno es el lugar de la monotonía, del actuar sin sentido en el que el tiempo ya no promete nada (...) 

¡Perded toda esperanza! - Jesús Parra Montero - Diario digital ...


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