sábado, 30 de junio de 2018

Cómo los 'súper patriotas' están ocultando la enorme crisis social que crearon, de Vicenç Navarro

Pep Castelló y Diario Público han compartido un enlace.   1/6/2018

Vicenç Navarro: Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universitat Pompeu Fabra
El triunfo de los “súper patriotas” (nacionalistas de derechas) a los dos lados del Ebro mayo 30 2018

Las declaraciones de claro tono etnicista, xenófobo, supremacista y antiespañol del nuevo presidente de la Generalitat, el Sr. Quim Torra, han creado, como era lógico y predecible, un gran revuelo en Catalunya, contribuyendo a una polarización entre los catalanes que se sienten españoles y aquellos que no, polarización que ha alcanzado un nivel muy acentuado desde que gobierna en Catalunya una coalición a favor de la independencia liderada por el partido nacionalista de derechas, hoy llamado PDeCAT. También predecible ha sido la respuesta inmediata del presidente Torra frente al gran rechazo por parte de amplios sectores de la población de sus declaraciones y escritos. El ahora presidente ha intentado minimizar su importancia, alegando que ha sido malinterpretado, lo cual ha hecho con todo el apoyo mediático del establishment nacionalista conservador que ha dominado la vida política e institucional catalana desde casi el principio de la etapa democrática.
En realidad, tales declaraciones de un dirigente nacionalista de derechas no hubieran tenido que crear esta sorpresa pues lo que el presidente Torra dijo está ampliamente asumido en tal establishment nacionalista conservador, enraizado en la tradición política conocida como pujolismo y que (a pesar de las maniobras de marketing político, con cambio de nombre incluido) ha hegemonizado las instituciones gobernadas y/o influenciadas por la Generalitat de Catalunya durante la mayor parte del período democrático. La novedad de tales declaraciones no es tanto su contenido sino su forma, pues este etnicismo chovinista antiespañol ha sido una característica del pujolismo desde sus inicios, cuando se llamaba “charnego” al ciudadano español trabajador venido a Catalunya predominantemente de Murcia y Andalucía. Tal adjetivo peyorativo para definir a personas que vivían en Barcelona, pero que habían nacido fuera de Catalunya, procedentes del sur de España, era muy común en la cultura nacionalista de derechas liderada durante la mayoría del periodo democrático catalán por el Sr. Jordi Pujol.
El “charneguismo” es un concepto etnicista, xenófobo y supremacista, utilizado por el nacionalismo catalanista de derechas
Es sorprendente que se niegue por parte del establishment nacionalista catalanista de derechas que las expresiones utilizadas por el presidente Torra sean etnicistas, xenófobas y supremacistas. El hecho de que la Real Academia Española no utilice este término no significa que no exista el concepto. La lengua inglesa, que es más funcional que las lenguas derivadas del latín, claramente señala que es supremacista “aquel que cree que un grupo de personas debe liderar o tener el control sobre otro tipo de grupos de personas porque piensa que son mejores”. La línea divisoria que define al grupo de personas puede ser racial, étnica y/o cultural. Creerse que un grupo de personas (los charnegos) deben tener menos poder porque pertenecen a otra etnia o cultura es supremacismo puro y duro. Vi esta manera de pensar y actuar cuando a principios de los años sesenta fui médico del Somorrostro, el barrio de “charnegos”, donde tales trabajadores, recién llegados a Catalunya, vivían en condiciones miserables en uno de los barrios más pobres de la ciudad. La definición de aquellos ciudadanos como “charnegos” por parte de los nacionalistas catalanes de derechas me hacía a mí el “médico de los charnegos”, título que era supuestamente un insulto pero que siempre consideré un honor. El Sr. Pujol llegó incluso a afirmar explícitamente que los “charnegos” –mis pacientes- tenían un coeficiente intelectual menor que los catalanes, declaraciones que más tarde -como ha hecho el presidente Torra ahora- desmereció y por las que también (respondiendo a la cultura cristiana que caracteriza a la mayoría de sus dirigentes) pidió perdón-. En realidad, con la astucia política que lo definía, Jordi Pujol intentó más tarde cubrir este flanco y protegerse de la acusación de xenófobo incluyendo en su entorno a figuras conocidas de habla castellana, como fue Paco Candel, presentándolos como representativos de la “otra Catalunya”, supuestamente amigos de la familia nacionalista conservadora. La preocupación y cautela del Sr. Pujol por no caer en los insultos etnicistas quedaba frecuentemente al descubierto por las declaraciones de su esposa, la Sra. Ferrusola, que mostraba la cara más pura del etnicismo, chovinismo y supremacismo pujolista. Sus declaraciones cuestionando la catalanidad del candidato (charnego) Montilla, a raíz de su elección como Presidente de la Generalitat de Catalunya, eran casi idénticas a las declaraciones más recientes del ahora presidente Torra sobre la supuesta falta de catalanidad del presidente Montilla y su idoneidad para ocupar tal cargo.
El patrimonialismo del nacionalismo conservador pujolista
Otra característica del etnicismo del nacionalismo de derechas, relacionado con su supremacismo,  fue su sentido patrimonialista del Estado autonómico que controlaban, gobernando Catalunya con un caciquismo parecido al caciquismo de la democracia cristiana del sur de Italia: el clientelismo y la corrupción han sido siempre elementos claves de esta tradición política (en realidad es el partido catalán más parecido al PP en España). Y tal patrimonio del Estado era una fuente importante de mantenimiento y sostenibilidad para gran parte de los medios intelectuales catalanes, pues la gran mayoría de revistas, diarios o cadenas televisivas con sede en Catalunya estaban subvencionados e influenciados por el partido gobernante en la Generalitat. En realidad su propia existencia dependía de las subvenciones de la Generalitat. Su influencia era, en el caso de los medios públicos de la Generalitat (como TV3 y Catalunya Ràdio) de absoluto control (semejante al que el partido gobernante español, el Partido Popular, ejerce sobre TVE). Esta era (y continúa siendo) la Catalunya predominantemente de sectores de la burguesía (aunque no toda), de la pequeña burguesía y de los pequeños comerciantes (“els botiguers”) y de amplios sectores de las clases medias de renta superior, incluyendo sectores importantes de las clases medias ilustradas (la clase media de educación avanzada) que han jugado un papel clave en la reproducción de la hegemonía de tal ideología. Esta era la Catalunya presentada como la Catalunya real de composición social variada pero con dominio de las clases sociales de renta por encima del nivel de renta media del país. Ni que decir tiene que también tenía y tiene componentes populares –y muy en particular en las zonas rurales-, la mayoría de creencias religiosas católicas. Pero la mayoría de sus militantes y votantes no pertenecen a la clase trabajadora catalana. Es cierto que algunos dirigentes del PDeCAT proceden de la UGT, pero más del aparato de la UGT que de las bases de tal sindicato.
Los instrumentos políticos de este nacionalismo catalanista de derechas
Sus instrumentos políticos eran CDC (de tendencia liberal) y UDC (la democracia cristiana próxima a la Iglesia catalana centrada en Montserrat, el monasterio benedictino que ofreció el aval religioso a este nacionalismo étnico). Ni que decir tiene que hay otras versiones nacionalistas distintas a la pujolista, pero esta última ha tenido una influencia mayor en la vida política, cultural e intelectual de Catalunya, y muy en particular en el movimiento secesionista, el cual, aun cuando no fue creado por el pujolismo, sí que este se adaptó rápidamente a su expansión. Tal expansión fue la respuesta al creciente rechazo que se dio en Catalunya en relación con los vetos del Tribunal Constitucional a elementos claves del Estatuto propuesto por el gobierno tripartito catalán, así como hacia las políticas hostiles del partido gobernante en España (el Partido Popular) hacia Catalunya.
Su control del aparato de la Generalitat y de los medios de comunicación públicos de esta permitieron a este nacionalismo conservador convertirse en la fuerza hegemónica y dominante del bloque secesionista, que adoptó elementos característicos del pujolismo, como su actitud profundamente antiespañola basada en creencias un tanto chovinistas, tales como su percepción, ampliamente promovida para defender su secesionismo, de que España es incambiable, confundiendo Estado con población, y atribuyendo a la población española una incapacidad de cambio. Esta percepción es el obstáculo mayor hacia el necesario transversalismo que debería existir en Catalunya entre las fuerzas progresistas para sacar del gobierno a los partidos gobernantes (PP con ayuda de Ciudadanos en España, y PDeCAT en Catalunya).
El único polo opuesto al pujolismo y a sus aliados fueron, durante el periodo democrático, el socialismo y, en su día, el comunismo catalanes, que gobernaban en la mayoría de las grandes ciudades de Catalunya, siendo el ayuntamiento de Barcelona el centro de la oposición a tal nacionalismo durante la mayor parte de ese período. Hoy el sueño del nacionalismo conservador y sus aliados es llegar a gobernar Barcelona, convirtiéndola en la capital de la inexistente República Catalana.
El enorme coste del procesismo: la gran crisis social en Catalunya y en el resto de España
El enorme coste del “procesismo” liderado por las fuerzas secesionistas es la continuación de la enorme crisis social, resultado de la aplicación de políticas públicas neoliberales impuestas por los partidos nacionalistas de derechas gobernantes tanto en España como en Catalunya, cuya responsabilidad queda ocultada detrás del debate nacional. En realidad las políticas públicas impuestas por el PP, con el apoyo de Ciudadanos, por un lado, y del PDeCAT, por el otro, han jugado un papel clave en crear la enorme crisis social. Estos tres partidos son profundamente nacionalistas de derechas. El PDeCAT es hoy la versión esencialista del nacionalismo secesionista catalán de derechas, mientras que el PP y Ciudadanos son profundamente nacionalistas conservadores y herederos del nacionalismo españolista, presentándose a sí mismos como los defensores de una España uninacional, también excluyente de cualquier otra nación en España y profundamente supremacista (incluso racista, pues durante muchos periodos de su historia, su existencia se basaba en la superioridad de la raza -el día nacional, el 12 de octubre, que conmemoraba la conquista de América Latina, se conocía como el día de la Raza-), el cual alcanzó su máxima expresión durante la dictadura fascista. Esta visión de España, excluyente de otras visiones de España (a las cuales definen como anti España), es hoy hegemónica y aparece en su versión más esencialista en el PP (partido enraizado en la clase dirigente del régimen dictatorial) y en Ciudadanos (partido creado por el establishment empresarial español, incluyendo el catalán, para parar a Podemos, una nueva fuerza política enraizada en el movimiento 15-M que se caracterizó por tener una visión distinta de España: una España plurinacional, más justa y más democrática que la actual, cuyas raíces estaban en el progresismo republicano y en la lucha de la resistencia antifascista).
Luchan sobre banderas pero implementan las mismas políticas anti clases populares
Estos tres partidos son partidos nacionalistas de derechas (unos españolistas y el otro catalanista) que han estado imponiendo (y digo imponiendo porque no estaban en sus ofertas electorales) a la población las políticas de claro corte neoliberal, las cuales incluían políticas de recortes del gasto público y, muy en especial, del gasto público social (como parte de sus políticas de austeridad), así como reformas laborales que deterioraron marcadamente el mercado de trabajo, con una reducción de los salarios y un gran crecimiento de la precariedad. Como consecuencia, el nivel de vida y capacidad adquisitiva de las clases populares descendieron marcadamente, mientras que las rentas superiores (y las rentas de la propiedad del capital) aumentaron de forma muy destacable. Los datos hablan por sí mismos: en Catalunya, las rentas del trabajo (como porcentaje del PIB) pasaron de representar un 50% en 2008 a un 45,8% en 2017, mientras que las rentas del capital subieron un 42% a un 44,5% durante el mismo periodo 2008-2017 (esta evolución contrasta con la que se ha dado en el conjunto del Estado español, donde las rentas del trabajo “solo” descendieron del 50,1% al 47,3% del PIB, mientas que las del capital pasaron del 41,7% al 42,4%). Como consecuencia, en Catalunya el nivel de renta del 20% de renta superior (que vive en la parte “alta” de las ciudades) ha pasado de ser 5,6 veces el nivel de renta del 20% de renta inferior en 2009 a ser de 6 veces en 2016. Una situación semejante ha ocurrido en el resto de España.
En realidad, el número de “ricos” en Catalunya (gente que declara sobre una base imponible de más de 1 millón de euros) ha aumentado durante la crisis. Solo del 2014 al 2015 hubo 577 personas más ricas (con un total de 31.951 personas en 2015). Mientras tanto, en la “otra Catalunya”, el 46,7% de los parados catalanes llevaban más de un año buscando trabajo (un incremento de 29,9 puntos porcentuales en el peso de este colectivo desde el 2008, cuando era solo el 16,8% de todos los parados). Ello significa que ha habido un aumento de 178.200 personas más en esta situación en el año 2016 respecto al 2008. En realidad, Catalunya es una de las partes de la UE-15 que tiene más parados de larga duración.
Y lo que es incluso peor es que el 72,1% (es decir, 365.700 personas) de las personas en situación de desempleo no tienen ninguna prestación en concepto de paro. Y para terminar esta lista de indicadores negativos, el salario del 10% de trabajadores con los salarios más bajos se redujo del 2008 al 2015 un 12%. Esta es la condición en la que se encuentran grandes sectores de la otra Catalunya de habla castellana. Son los “charnegos” de hoy, que vienen de lugares diversos en España y en el extranjero.
La utilización vergonzosa de las banderas por los supuestos súper patriotas para ocultar sus vergüenzas
Esta realidad mostrada en estos datos es la ignorada en el debate sobre el tema nacional. Nunca antes las banderas han sido utilizadas con mayor desvergüenza para ocultar el enorme drama social. Las tres fuerzas políticas hoy en España que se presentan como las más “patriotas” (unas en “defensa de la unidad de España”, y la otra “en defensa de la nación catalana en contra de la España que le roba”) son las que están aplicando políticas que han hecho mayor daño a las clases populares tanto en Catalunya como en España. El miedo del PSOE a que se le acuse de “antipatriota” explica que se alíe con el PP y con Ciudadanos. Y un tanto igual ocurre en Catalunya con ERC y con la CUP. Ambos partidos, que se consideran de izquierdas, apoyan el liderazgo del pujolismo en el bloque secesionista (corresponsable con el PP y Ciudadanos de la gran crisis social que viven las clases populares de Catalunya, que son la mayoría del pueblo catalán). ERC y la CUP, al anteponer el tema nacional –aliados y bajo la dirección de la derecha– al tema social están perjudicando a tales clases populares. Es más, y como dije anteriormente, al afirmar la imposibilidad de cambiar España, están reproduciendo el argumento etnicista según el cual “hay algo en la manera de ser de los españoles que no los hace sensibles al cambio”.
Tales partidos súper patriotas de derechas a los dos lados del Ebro han causado la enorme crisis social
Las políticas neoliberales (las reformas laborales y las políticas de austeridad) han tenido un impacto muy negativo en la calidad de vida y bienestar de la población catalana. Además del descenso salarial y del aumento de la precariedad, los recortes en los servicios públicos (de los más acentuados en España) han tenido unas consecuencias muy negativas. En educación el gasto de la Generalitat ha bajado durante el periodo 2010-2017 en 626 millones de euros (un 10% menos), en sanidad en 1.026,97 millones (un 10,33% menos), en vivienda un 50% menos (-366,28 millones), en protección social un 7,1% menos (-149,9 millones), en promoción social un 30,9% (-31,16 millones) y así un largo etcétera. Y el PdeCAT, junto con el PP y Ciudadanos, ha apoyado la legislación que hizo posibles tales recortes. En realidad, el PDeCAT ha sido uno de los partidos en las Cortes Españolas que han ayudado más al PP para que este consiguiera sus grandes parcelas de poder. Sus votos han sido determinantes no solo para aprobar la legislación neoliberal, sino también para elegir a figuras clave como la Presidenta de las Cortes Españolas, la Sra. Ana Pastor.
Estas políticas de austeridad se han desarrollado como parte de una estrategia para favorecer la privatización de los servicios públicos, siendo la sanidad y la educación un claro ejemplo de ello. El ex consejero de Salud, Boi Ruiz (que había sido la cabeza de la patronal sanitaria privada), hizo declaraciones explícitas en este sentido. Y la ex consejera de Educación favoreció a las escuelas privadas a costa de las escuelas públicas.
Pero estas políticas, favorecedoras de los servicios privados, fueron acompañadas de un intervencionismo favorable con los propietarios de los servicios privados a costa de los usuarios, política que ha tenido un impacto devastador en la vivienda, siendo el elevado precio del alquiler una de sus consecuencias, habiendo alcanzado un drama social. Los desahucios de personas y familias que no pueden pagar el alquiler han llegado a niveles escandalosos (ver “Uno de los derechos constitucionales más ignorados en España: el derecho a la vivienda”, Público, 10.05.18). Y para acentuarlo todavía más, los “súper patriotas” como el PP, Ciudadanos o el PDeCAT han aprobado, junto con el PNV, el “desahucio exprés”, facilitando que el período de desahucio se reduzca a dos meses, medida que afectaría a millones de catalanes que incluso sin estar desahuciados estarían bajo el enorme temor de poder estarlo. ¿Cómo pueden presentarse estos partidos neoliberales como defensores de la patria cuando están dañando a la gente que son componentes claves de tal patria?
En realidad, los partidos secesionistas han atribuido la crisis social a la pertenencia de Catalunya a España, y a la falta de soberanía de la primera para poder realizar sus propias políticas públicas de desarrollo. Identificando España como el Estado español, tal argumento ha atraído a sectores de la población catalana que no son particularmente secesionistas pero sí creen que será imposible para Catalunya resolver su enorme crisis social sin separarse de España e independizándose del Estado español. Tal argumento podría ser coherente en caso de que los que lideraran el proceso de secesión fueran fuerzas políticas comprometidas con otras políticas distintas y opuestas a las que se están aplicando en Catalunya y en España. Y ahí está el punto flaco del argumento secesionista progresista, pues la fuerza política que lidera hoy el movimiento independentista representa una opción conservadora neoliberal responsable de la crisis actual. Es poco creíble que el PDeCAT hiciera una política distinta a la que ha realizado hasta ahora. En realidad, sus dirigentes y pensadores en temas económicos (promovidos por los medios públicos de la Generalitat) son conocidas figuras neoliberales. Y como se demostró en la transición española, el que controla la transición controla el producto final.
Qué debería hacerse: centrarse en el tema social
En realidad, la solución es fácil de ver: el eje social debería centrar el debate político y mediático, poniendo la resolución del enorme problema social de las clases populares en el centro del debate. Ello implicaría resolver el enorme problema social ahora, y sin esperar a una incierta independencia o cualquier otro proyecto, que de realizarse, no se haría ni hoy ni mañana ni en un futuro inmediato. Y este proyecto no puede realizarse hoy en Catalunya bajo el liderazgo del gobierno controlado por los de siempre. Es una condición esencial para poder cambiar Catalunya el cambiar España, en alianza con las fuerzas progresistas que han estado surgiendo a lo largo del territorio español que, junto con fuerzas renovadas de la izquierda tradicional, tienen una clara vocación democrática profunda, comprometidas con el bienestar de las clases populares y con la calidad de vida de la población y con una visión distinta y opuesta a la esencialista uninacional: una España plurinacional, solidaria y profundamente democrática. Ver que ello es imposible (como creen las fuerzas secesionistas) es caer en el etnicismo chovinista que está obstaculizando el desarrollo de la muy necesaria transversalidad. Es urgente que las fuerzas republicanas progresistas a los dos lados del Ebro colaboren y se alíen para cambiar Catalunya y España. Pero para que ello ocurra son necesarias movilizaciones que exijan una solución inmediata de la gran crisis social. Y aquí de nuevo la calle está y va muy por delante de las instituciones políticas. La solución al problema social exige cambios profundos en España (con el cambio del gobierno) y también en Catalunya (con el cambio de quien gobierna la Generalitat). Con los de siempre controlando los gobiernos español y catalán, el problema no se resolverá. Así de claro.


Menos Ronaldos, menos Messis y más Luka Modric

Unidos Podemos - Plataforma Ciudadana - ha compartido la publicación de Carlos Tomasella.
48 min ·  22/6/2018: Menos Ronaldos, menos Messis y más Luka Modric



Carlos Tomasella



MARÍA CAMINO ANDREA OSCOZ URRIZA, maestra REPUBLICANA, comunista, ASESINADA por los franquistas…

Tulio Riomesta ha compartido un enlace en el grupo VAMOS POR LAS GENERALES. 17/6/18
wp.me/p7ZWPl-1Jd Camino era una “presa fácil”, rodeada de falangistas bravucones con ganas de demostrar gallardía en retaguardia, entre ellos el cruel “toico” le administraron grandes dosis de aceite de ricino. Le raparon pelo y cejas, la maltrataron, violaron repetidamente, la burlaron, humillaron ridiculizaron por las calles de Pamplona.
FIRMA en bit.ly/1TF7lTv por los Soldados Republicanos que combatieron al franquismo al fascismo y al nazismo, honrados en Europa, olvidados en España




Su vida fue corta en tiempo, pero muy amplia en su lucha. Camino pertenecía a esa corriente arrolladora, incansable, luchadora, esperanzadora que supuso la educación durante la II República, esa corriente que representaban en particular las maestras que encarnaban los ideales republicanos, la lucha por la igualdad, la educación pública, la transmisión del conocimiento. La postura de la República a este respecto quedó muy clara. La situación de estas maestras no era fácil, tenían que trasladarse de un lugar a otro, tenían que ser valientes y decididas, y Camino lo demostró con creces desde el principio, su vocación venía desde la cuna. Camino le insistía al alcalde de Güesa la necesidad de cambiar el material escolar obsoleto por uno más moderno. En Pamplona Camino participó en la Semana Pedagógica del 4 al 11 de septiembre de 1932, un gran hito para la época (...)

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OTRA COSA:  Escándalo Machista: 18 años, violada por 5 hombres, borrahis t 10 años mayores, que, lo planean, lo graban, lo comentan por redes. La Justicia te cuestiona ¿te opusiste? Muchas de las que se resistieron no lograron sobrevivir



España rompe la barrera del millón de mayores pobres

Diario Público ·   30/5/2018

El Gobierno admite que las personas de más de 65 años caen bajo el umbral de la pobreza a un ritmo superior a 1.500 por semana
España ha marcado, en plena recuperación de las variables macroeconómicas, un registro histórico de desigualdad: ha vuelto a superar la barrera del millón de mayores de 65 años que sobreviven bajo el umbral de la pobreza, es decir, que sus ingresos se sitúan por debajo de los niveles mínimos de subsistencia.
El dato figura en una respuesta parlamentaria al diputado del PSOE Miguel Ángel Heredia, que se había interesado por conocer “el número de personas mayores de 65 años en riesgo de pobreza” desde 2014. La contestación refleja cómo entre 2014 y 2016 esa cifra pasó de 928.530 a 1.090.774, un aumento de 162.244 que revela una escalofriante cadencia de 1.560 casos semanales.
El umbral de pobreza se sitúa oficialmente en 8.208 euros netos anuales por cabeza y en 17.237 para familias de dos adultos con dos menores de edad.
El primer dato supone una media de 684 euros mensuales que deja un margen de casi 600 euros con la pensión media de jubilación (1.080 euros mensuales, 1.260 con las extras prorrateadas) y de 400 con la de incapacidad permanente (940 y 1.096) (...)
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OTRA COSA: Poema: El mal estudiante, de Jacques Prevert

 

El Banco de España da por perdidos 60.613 millones del rescate y no asume errores

 Carles Costa ha compartido un enlace en el grupo PODEMOS 69 ANTIFASCISTA


LADRONES CRIMINALES MUY PELIGROSOS!!! Y SIGUEN LIBRES POR NUESTRAS CALLES!!!

El Banco de España publica el informe que resume todo el proceso de saneamiento entre 2008 y 2014 de cara a las comisiones de investigación que van a estudiar cómo se hizo el proceso
El montante que no se recupera es casi el 80% de las ayudas directas invertidas
Cree que si España acometiera "reformas estructurales" estaría mejor protegida de estas crisis bancarias

viernes, 29 de junio de 2018

El anarquismo no muere, se transforma, de Cristina Vallejo

Inocencio Verdugo Rojo ha compartido un enlace.   29/4/2018


Federica Montseny en un mitin de la CNT en Barcelona, 1977

La lucha libertaria ha ido mutando e incorporando nuevas sensibilidades, como el movimiento okupa, la defensa de los animales o la de la tierra. Varios especialistas analizan su permeabilidad y pujanza
Cristina Vallejo - ctxt.es - 25 de Abril de 2018 
El anarcosindicalismo, CNT y CGT, salió a la palestra el pasado 8 de marzo, recogió la reivindicación del movimiento feminista y legalizó la huelga de 24 horas, frente a la decisión más timorata de CC.OO. y UGT, que apenas respaldaron paros de dos horas por turno. Este paso al frente del sindicalismo anarquista coincide con un momento en el que se reconocen elementos de tradición libertaria allá donde este movimiento cuajó con más fuerza en sus orígenes: Cataluña. La organización del 1 de octubre, la CUP y los CDR, o al menos su aspecto horizontal, antiautoritario y asambleario, parecen traernos al presente formas de organización de corte anarquista, aunque conlleven la abrumadora contradicción de usarlas al servicio del nacionalismo, de la creación de un nuevo Estado y en alianza con la burguesía, anatemas tradicionales del anarquismo.

Estas dos “perchas”, como se denominan en el argot periodístico, nos llevan a preguntarnos dónde está el anarquismo en la actualidad, cómo está organizado y si sus miembros se reconocen en lo que ocurre en Cataluña.

Para el común, el anarquismo es invisible o irreconocible. Para algunos que sí lo ven, oscuro. Para otros, exótico y hasta atractivo, como muchos modos contestatarios de vida en un mundo sin alternativas aparentes. En todo caso, el movimiento se presenta disminuido si lo comparamos con su situación hace cien años, cuando se hizo con la representación más importante del movimiento obrero en Cataluña y en Aragón, o cuando en la Guerra Civil se asistió a la única revolución anarquista, con colectivizaciones de tierras y fábricas, según presumen quienes conservan su herencia en forma de ideas.
Carlos Ramos es responsable de la Fundación Salvador Seguí en Madrid y explica las razones de la merma: “El anarquismo dentro de España no supo adaptarse a la nueva situación de clandestinidad creada tras la Guerra Civil como lo hizo el PCE: la CNT era una 'organización de masas', su estructura estaba planteada para colectivos numerosos –los sindicatos– y no para pequeñas agrupaciones como las 'células' del PCE. Por otra parte, la FAI (Federación Anarquista Ibérica) y las Juventudes Libertarias habían medio abandonado su funcionamiento por grupos de afinidad durante la guerra, lo que las volvió tan vulnerables como a la CNT. Durante el franquismo fueron detenidas multitud de estructuras de coordinación confederales, lo que supuso una desarticulación continua. Para más 'inri', la CNT no apoyó decididamente al movimiento guerrillero, pero cuando lo hizo, fue duramente reprimida”. Y sigue: “Los anarquistas españoles reorganizados en el exilio no supieron o no encontraron la manera de mantener su presencia real en España, no se fiaron, ni apoyaron, a los grupos que practicaron la guerrilla urbana y, enfrentados con los comités del interior, no les apoyaron, o no lo hicieron suficientemente, en sus procesos de reorganización y de enfrentamiento con la dictadura. Esa división afectó a la continuidad de los más jóvenes que, hartos, acabaron, en muchos casos, abandonando la militancia”.
La reconstrucción tras la dictadura se enfrentó, como explica Ramos, a la división previa, la falta de experiencia de los jóvenes y de una generación intermedia que aportara experiencia militante y organizativa, además de "a la desconfianza que hacía ver enemigos en todo aquel que llegaba (…) con ideas nuevas, o bien expresaba opiniones que no casaban con la ortodoxia que representaban muchos de los viejos militantes, sobre todo los del exilio".
Dolors Marín, profesora de instituto en Palma de Mallorca y autora de libros sobre el anarquismo (el último, Espiritistes i Lliurepensadores, Editorial Angle) apunta que, con el final de la dictadura, en los setenta, hubo un 'revival' anarquista, una nueva ilusión, para luego experimentar una desmovilización tras culminar la transición, en muchos sentidos decepcionante. En esto abunda Juan Pablo Calero, profesor de instituto en Alcalá de Henares, militante de la CNT desde los ochenta y autor de varias obras, como El gobierno de la anarquía (Síntesis): “En los años setenta renace la CNT, pero lo hace en las peores circunstancias, después de que el anarquismo haya sido machacado durante el franquismo. Los jóvenes tienen que reconstruirla casi desde cero. Y en los ochenta se experimenta un fenómeno de repliegue”.
Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza, explica que el nuevo contexto no era el más favorable al anarquismo: el nuevo Estado tras la transición no sólo reprime, sino que empieza a desarrollar tareas sociales; ya no sólo pega en la calle, sino que también proporciona sanidad pública. La retórica anti-Estado es más difícil que cuaje en estas circunstancias, al igual que la anti-parlamentaria en una democracia con sufragio universal y cuando se ve que la llegada de nuevos partidos hace posible que cambien las leyes.

La doble estrategia del anarcosindicalismo
La situación se complicó más porque, en coherencia con su ideario, contrario a la delegación y a la representación, la CNT se opuso a participar en las elecciones sindicales con la llegada de la democracia. Ana Sigüenza, secretaria general de la CNT entre 2000 y 2003, explica: “Si aplicas al mundo del trabajo el modelo parlamentario, si los trabajadores delegan y se olvidan, asumen que otros van a luchar por ellos. En el anarcosindicalismo la delegación no existe. La CNT no quería reproducir la división social y las relaciones de poder en el seno de la organización, sino la sociedad que queremos, con autogestión y acción directa”.
¿Cómo hace sindicalismo la CNT? “Nuestra alternativa son las secciones sindicales, que están formadas por los afiliados a la CNT que hay en cada empresa”, contesta Sigüenza. Estos afiliados analizan la situación de la compañía, detectan las necesidades de los trabajadores y los reúnen en asamblea para mostrarles las cosas que se pueden conseguir. A partir de ahí, los empleados pueden dar a la sección sindical la representación para negociar con la empresa las cuestiones acordadas en la reunión, puesto que las secciones sindicales sólo son la correa de transmisión de los acuerdos de la asamblea de trabajadores. El modelo de la CNT, según Sigüenza, exige una mayor implicación de los militantes y, en su opinión, se puede adaptar mejor a la situación del tejido empresarial, en el que cada vez pesan menos las grandes compañías y más las de reducido tamaño y con su personal no concentrado en un espacio físico. “Cuando los grandes centros de trabajo han desaparecido, las estructuras del anarcosindicalismo se adaptan bien, al no ser jerárquicas ni muy pesadas y, por tanto, flexibles”, añade José Ramón Palacios, presidente de la Fundación Anselmo Lorenzo, custodia del archivo histórico de CNT, que desarrolla una importante labor cultural y editorial.
Justo esta elección fue la que ocasionó una ruptura de la CNT que dio lugar al nacimiento de la CGT con ese nombre a finales de los ochenta. “La principal razón que propició la ruptura fue la participación en las elecciones sindicales para conformar los comités de empresa. CGT participa y CNT, no. No son diferencias de principios, sino de tácticas y estrategias”, explica José Aranda Escudero, secretario de acción sindical de CGT.
CGT, como explica Jacinto Ceacero, director de la revista Libre Pensamiento, aunque participa en las elecciones, sólo actúa de portavoz de la asamblea de trabajadores, puesto que no tiene capacidad de decisión ni de negociación por sí misma, sólo es el canal de transmisión de los acuerdos del conjunto de los trabajadores. En ello, pues, coincide con CNT.
Carlos Ramos es crítico, y hasta pesimista, con la situación del anarcosindicalismo: “La actualidad no pinta bien: la CNT se ha partido en más trozos aún, las expulsiones de sindicatos están a la orden del día y su presencia en el mundo del trabajo es algo menos que testimonial; Solidaridad Obrera, que es un 'mix' de CNT y CGT, apenas tiene presencia sindical; y CGT, que ha crecido rápidamente y sí tiene presencia, si quiere subsistir como una propuesta anarcosindicalista, tiene que enfrentarse con los problemas vinculados a ese crecimiento: se ha convertido en objetivo deseado de pequeñas formaciones políticas izquierdistas que han practicado el entrismo y pugnan por el control de la sindical y, por otra parte, este crecimiento ha supuesto también la aparición de vicios denunciados en las otras organizaciones sindicales institucionalizadas (abuso de las liberaciones sindicales, etc)”.
Actualmente, según datos de José Aranda, CGT cuenta con 85.000 afiliados y unos 6.000 representantes sindicales. Según Ana Sigüenza, a finales del año pasado CNT contaba con 50.000 afiliados, pero según José Ramón Palacios, cotizando regularmente, hay alrededor de 10.000.
La escisión de CGT tuvo lugar en un momento de crisis y repliegue general del anarquismo, en palabras de Calero, después del periodo ilusionante que se abrió en los setenta coincidiendo con el final de la dictadura. El desencanto se extendió entre los ochenta y buena parte de los noventa. En esa crisis también influyó, como recuerdan tanto Calero como Casanova, el shock ocasionado por el Caso Scala, un atentado en 1978 contra una sala de fiestas en Barcelona tras una manifestación de la CNT con infiltrados policiales de por medio.

Penetración en los movimientos sociales: hasta en el 15-M
Pese a ese repliegue, Calero reivindica como logros del anarquismo, incluso en sus horas bajas, la desaparición del servicio militar, así como la creciente popularidad de los movimientos ecologistas. Ramos completa el análisis: "El anarquismo en los años siguientes a la ruptura de la CNT se expresó a través de pequeños grupos, con conexiones muy precarias y poco eficaces, embargados de una gran desconfianza hacia los grandes proyectos organizativos, después de la experiencia tortuosa de la CNT. Un poco más tarde, la joven militancia anarquista y la que había abandonado la CNT se vinculó a iniciativas dentro del campo de lo alternativo (antimilitaristas, ecologistas, pacifistas, radios libres o agencias alternativas de noticias, colectivos estudiantiles, etc.) acoplados en el ámbito local. En los noventa se multiplicaron las iniciativas de coordinación, pero la desconfianza y la falta de experiencias organizativas exitosas anteriores impidieron que fructificaran proyectos estables. El anarquismo, hasta la actualidad, ha ido incorporando nuevas sensibilidades, como el movimiento okupa, la defensa de los animales o la defensa de la tierra".
Calero destaca más influjos del pensamiento anarquista, sus modos de organización y su diagnóstico de los problemas en los años más recientes: en el siglo XXI, las instituciones en el país se hacen más rígidas y se abre una brecha entre la España "oficial" y la "real", que se expresa con el “no nos representan” y con el “lo llaman democracia y no lo es” del 15-M. “Ello conecta con el modelo anarquista. También su modo asambleario de organización”, señala. La popularidad de los modelos horizontales, sin jerarquías y asamblearios reside, según este profesor, en el fracaso, o en el descrédito de los modos jerárquicos de las organizaciones marxistas. "Cada vez hay más gente que admite la vigencia de muchas ideas-fuerza del anarquismo, sobre todo a partir de la eclosión de muchas de éstas con el movimiento 15M, razón por la cual el anarquismo sigue estando entre las referencias actuales cuando se reflexiona sobre el futuro de la sociedad, mientras que otras propuestas ideológicas, como las vinculadas al marxismo, han perdido vigencia", añade Ramos.
Palacios agrega: “No es que en los movimientos sociales desembarque el anarquismo, es que tienden, en su aspecto a dotarse de formas de carácter anarquista, horizontales, para que no haya una jerarquía piramidal”. Quizás porque huyen de la creación de centros de poder, de vanguardias, porque éstos sólo reproducen un poder que al final se termina ejerciendo contra el pueblo, reflexiona Palacios. “Otra cosa es que los objetivos o las metas sean anarquistas, o no. Nosotros no nos queremos apropiar de esos movimientos”, precisa Palacios.
Más filosófico se pone Jacinto Ceacero: “¿Que dónde está ahora mismo el anarquismo? En el ADN de nuestra especie, en el gen de la colaboración, que está siempre latente y tiene su reflejo, por ejemplo, en el 15-M, basado en la participación, en la horizontalidad, en la no existencia de cuadros. También el 68 tiene tintes libertarios. Y el feminismo, el movimiento por la liberación sexual, el pacifismo…”. Resuenan los ecos de la obra de Kropotkin “El apoyo mutuo”, que es el que ha propiciado la supervivencia de la especie y ahora permite la de 3.000 millones de personas en el mundo, según apunta Ceacero.
"Esta vitalidad del anarquismo se debe a que tanto desde sus principales teóricos, mentores y militantes, como de sus realizaciones en la historia, nunca se intentó presentar el anarquismo como una ontología, o sea, una explicación global y científica del universo, sino como una propuesta de entender la vida, una forma de vivir que se expresa en todos los campos", añade Ramos.
Seña de identidad del anarquismo, según Ceacero, sería el celo que tienen todos los grupos anarquistas por mantener su autonomía, aunque haya en la actualidad conatos de coordinación, intentos de crear federaciones en torno a hechos concretos, aunque todo el mundo se lea a todo el mundo dentro del mundillo anarquista, aunque haya encuentros y reuniones de puestas en común... ello no tiene el objetivo de crear una organización y una estructura. Buceando por internet se pueden encontrar múltiples publicaciones anarquistas, fundaciones, ateneos libertarios, cooperativas, escuelas libres...
Dolors Marín señala que, aunque la mayor fuerza del anarquismo se exprese en el ámbito sindical y aunque el anarquismo haya penetrado en los últimos movimientos sociales, también existen manifestaciones más puras en experiencias autogestionadas, en procesos cooperativos, asamblearios, ecologistas más radicalizados... Marín señala que el anarquismo está en las bases de las teorías decrecentistas y en los neoprimitivismos, así como en el municipalismo libertario, por la importancia que tiene para el anarquismo la creación de estructuras pequeñas, a escala del hombre, que puedan asociarse libremente configurando federaciones. Marín recuerda que grandes anarquistas de principios del siglo XX eran geógrafos, de ahí la importancia del espacio y de la naturaleza para el movimiento. Así, el animalismo o el veganismo también tienen raíz anarquista.
Los anarquistas con los que hablamos para este reportaje destacan la raíz anarquista de muchos movimientos actuales, en cómo “lo libertario se filtra”, en palabras de Sigüenza. Ella, incluso, señala cómo en muchas ocasiones los protagonistas de ciertas iniciativas, como una educativa-pedagógica en la que participó en los 80 y 90, no se dan cuenta de que enlazan con el ideal anarquista. En nuestros días, explica, hay experiencias pedagógicas, como el movimiento de las comunidades de aprendizaje, que encajan con las ideas de Ferrer i Guardia: el antiautoritarismo, el cooperativismo, la educación integral (no disociación entre lo manual y lo intelectual), el respeto por los diferentes ritmos de desarrollo, la ligazón con la naturaleza, la continua interacción social, el cuestionamiento de la propiedad privada, la autogestión, el conocimiento de todas las fases de los procesos productivos para hacer posible esa autogestión, el derecho al desarrollo de todas las potencialidades... No podía ser de otra manera si tenemos en cuenta la importancia de la pedagogía en el primer anarquismo.

En el feminismo: las Mujeres Libres
Comenzábamos apuntando que el último resurgir anarquista tiene un indiscutible sello feminista. Las Mujeres Libres de Villaverde (Madrid), una organización que entronca con las Mujeres Libres del 36, un movimiento vivo, aunque con altibajos, desde entonces, se sienten "satisfechas y felices" con este último y generalizado rebrote feminista. Sobre todo porque se presenta de manera autónoma, al margen de los partidos políticos y de lo institucional, elementos que, en su opinión, son los que terminan frenando y paralizando al feminismo, como pasó en la transición.
¿Cuál es la orientación del feminismo anarquista que representan las Mujeres Libres? Según el colectivo de Villaverde con el que contactamos, el suyo es un feminismo de la diversidad y de la diferencia (“somos diferentes, pero no de segunda clase”), del amor libre que lleva consigo la libre elección de la forma de vida, de los roles sociales y de los modos de encauzar la sexualidad. Así, se siente cercano de las nuevas teorías queer y del ecofeminismo: "Si la naturaleza se autorregula sin poderes, lo mismo tendría que funcionar en el ser humano". Por tanto, rechazan el patriarcado como expresión del poder ejercido contra las mujeres y, en general, las relaciones de poder. Como anarquistas, reivindican la acción directa en la forma de avanzar, lo que implica que las mujeres no han de ser sujetos pasivos ni han de delegar en nadie.
Ahora mismo dicen estar centradas en continuar la lucha, aprovechando que se han visibilizado los problemas de las mujeres y que los medios de comunicación muestran interés en la cuestión. En esta línea, trabajan en talleres de formación, organizan cooperativas de trabajo y se solidarizan con campañas de apoyo a las mujeres. Además, analizan los diferentes feminismos y el modo en que adecúan su discurso a esta nueva realidad.

En la política: de Podemos a la CUP
Un anarquista, en teoría, no vota, no participa en una democracia parlamentaria o representativa, porque lo suyo es la no delegación ("si nadie trabaja por ti, nadie tiene que decidir por tí", recuerda Ceacero). Se ampara en que es imposible que un sistema proporcione instrumentos para su transformación, para su abolición o para ser sustituido por otro. "En ocasiones, hay llamamientos para ejercer una abstención activa. La seña de identidad del anarquismo es la no participación en elecciones. Pero en general se deja libertad a los individuos de ir a votar, o no", explica Ceacero.
Pese a que esto sea así, su importante presencia en los movimientos sociales más recientes ha terminado calando en la política. Calero comparte lo que ha detectado: “En muchas de las estructuras, Podemos bebe de una tradición anarquista”. Y señala que en sus cuadros medios se integraron anarquistas porque pensaron que se abría un tiempo nuevo para la acción política institucional. Aunque hoy ya observa desencanto entre quienes así pensaron.
Pero su manifestación más llamativa se ha dado en los últimos años en Cataluña, con la CUP, el 1-O y los CDR. Las posiciones de los anarquistas respecto a esta cuestión son diversas, pero las que recogemos aquí son críticas, como las del libro Anarquismo frente a los nacionalismos (Queimada Ediciones) en cuya autoría participa Juan Pablo Calero. Pero antes hay que ver qué dicen los propios protagonistas y los historiadores.
Jordi Martí, regidor en el Ayuntamiento de Tarragona por la CUP, reivindica la ligazón entre el anarquismo y su formación. En primer lugar, en sus modos de funcionamiento, sobre todo al principio, cuando comenzó a participar en las elecciones municipales, donde tomó forma la tradición asamblearia, pero también ahora, cuando ha saltado al Parlament, puesto que su organización no responde al centralismo democrático de la tradición marxista, sino a los principios de no delegación, y a que gran parte de sus miembros militan en CGT. Además, Martí también muestra la vinculación entre el anarquismo y el independentismo catalán en la historia, desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX yendo ambos muy de la mano, cuestión que tiene documentada en trabajos académicos y libros. Aunque esto es algo que Calero pone en cuestión por la existencia a principios del siglo XX de, por un lado, Solidaridad Catalana, de tinte burgués, y, por otro, de Solidaridad Obrera, esta última integrada en CNT a partir de 1910, año de fundación del sindicato.
¿Cómo resuelve Martí la contradicción que supone ser anarquista y buscar la construcción de un nuevo país? “Los espacios pequeños son más fáciles de no dejar en manos del Estado. El derecho de autodeterminación es básico y también el de libre federación, que es el derecho de elegir o la libertad de los individuos de unirse a cualquier espacio superior”, contesta Martí. ¿Y cómo explica la unión de una organización de tradición anarquista con la burguesía? “Nos unimos para lograr el derecho de autodeterminación. Yo soy regidor de la CUP en Tarragona, pero me he dado de baja de la CUP nacional después de que la organización votara en asamblea dar su apoyo a los presupuestos de Junts pel Sí. La asamblea consideró que era el precio a pagar para conseguir la celebración del referéndum, pero yo creí que no debía hacerse”, responde.
Julián Casanova precisa que el anarquismo como negación del Estado y del parlamentarismo, que es la seña de identidad de la CNT, no está presente en la CUP, aunque sí existe mayor conexión en su horizontalidad y su pretensión de no depender de dirigentes, quizás porque en Barcelona vivieron esa tradición y cuentan con ese hilo conductor o ese cordón umbilical. “Hay elementos de la CUP que traen ecos del movimiento libertario”, señala Casanova. “Pero el primer anarquismo con su acción directa y su apoliticismo es irrepetible. Si la CUP no hubiera entrado en el Parlament, no hubiera tenido ningún poder. La diferencia fundamental de la CUP respecto al anarquismo es su participación en las instituciones del Estado. Pero ahora no hay izquierda que defienda actuar al margen de las instituciones. Si la república catalana se hubiera constituido, la CUP no estaría así, ejerciendo la 'gimnasia revolucionaria' en la calle, actuaría dentro del sistema”, añade el historiador.
Calero muestra la contradicción entre la ligazón anarquista de la CUP (más reconocible, quizás, en su primera etapa en municipios pequeños de Cataluña) y el nacionalismo: “El anarquismo es contrario al nacionalismo y considera que el Estado es su enemigo. La CUP rompe con una tradición, la de Barcelona y Cataluña situadas en el centro del anarquismo obrerista, y también con la unión del anarquismo con el republicanismo federal”. “El anarquismo no se reconoce en la CUP”, añade Dolors Marín, que apunta también que en el anarquismo histórico había mucha mezcla y acogía a los emigrantes de otras partes de España, los del famoso cinturón rojinegro. Ilustra con dos casos muy populares: Buenaventura Durruti era de León y Francisco Ascaso, de Aragón.
También crítico se muestra José Aranda Escudero: “Para mí la identidad nacional es un concepto inventado, falso, que se enclava en el mismo lugar de la conciencia que la religión. Su demanda de independencia, en base a ese concepto, nada tiene que ver con la tradición anarquista. Entenderíamos la demanda de independencia para cualquier territorio donde se haya llevado a cabo una revolución de clase, para defender esa revolución. Pero lo que plantean en Cataluña es crear otro Estado de las mismas características que este que sufrimos, aunque sea en forma de república, pero interclasista, en base al nacionalismo. Todos y todas hemos nacido en algún sitio, también el jefe del ejército, de la patronal, el obispo, el dueño de la multinacional... No tiene ningún sentido para los anarcosindicalistas ir de la mano con ellos, aunque hayan nacido en nuestro pueblo. ¿Dónde quedaría entonces la lucha de clases, entre explotadores y explotadas?”.
Carlos Ramos coincide: “No creo que se pueda hablar de tradición anarquista en los planteamientos ideológicos de la CUP o en los CDR... al menos en su vertiente nacionalista. La tradición anarquista ha sido históricamente federalista e internacionalista, y la explicación al apoyo de varias organizaciones anarquistas y anarcosindicalistas a la huelga derivada de la represión gubernamental el 1 de octubre pasado en Cataluña o su participación en los CDR hay que buscarla en otros motivos ajenos, en gran medida, al apoyo al procés, como han puesto de manifiesto estas mismas organizaciones”. Ceacero precisa que el apoyo de CGT a la huelga del 3-O se produjo en protesta por la represión del 1 de octubre, no como respaldo a la ruptura con el Estado.
Ramos añade que hay un debate importante sobre la “cuestión nacional” en círculos libertarios y su propio diagnóstico sobre la situación: “Conviene no confundir las razones estratégicas con las ideológicas: plantear que los CDR se pueden convertir, en el futuro, en el germen de comités populares que tomen en sus manos la gestión de los municipios o al menos tengan un papel importante en la vida de éstos no es lo mismo que defenderlos porque ya son algo parecido a los comités libertarios de control creados en la Guerra Civil”.
Para José Ramón Palacios, el problema catalán es el del enfrentamiento de dos poderes. Y, como añade, es en el poder y en la propiedad donde está el origen de todos los males. También resalta que muchos críticos con el actual funcionamiento de las cosas no sean capaces de apartarse de ese juego del poder y de la propiedad ni de imaginar un nuevo orden de relaciones sociales en el que no existan. De ahí la incomprensión que sufre el anarquismo. Un nuevo orden quiere. Orden. Sí. Aunque suene contraintuitivo. Por eso Jacinto Ceacero recuerda a un histórico, Eliseo Reclus y su frase “el anarquismo es la máxima expresión del orden”. Sea como sea, los anarquistas que han paseado por estas líneas reconocen sus ideas en múltiples movimientos sociales y comentan con satisfacción cómo los ideales libertarios han permeado la sociedad, aunque a veces se sientan incomprendidos e incluso en los márgenes de la sociedad. Quizás el anarquismo sea, sin saberlo, bastante 'mainstream'.


Tres años de cárcel para un carcelero de Alcalá de Guadaíra que abusaba de las presas

Kaosenlared.net    31 de mayo a las 15:18 ·  
Tres años de cárcel para un carcelero de Alcalá de Guadaíra que abusaba de las presas. Su violencia sexual les sale casi gratis…

Publicado en: 31 mayo, 2018

Beatriz Etxebarría. Cinco días en manos de la Guardia Civil

Gonzalo Tejerina Lobo·    EN ESTE CASO ,LA IMPUNIDAD SE COBIJA TRAS EL ESCUDO DE LA LUCHA ANTITERRORISTA... un caso flagrante que tuvo que llegar hasta Estrasburgo para ser tratado con un mínimo de objetividad


Bea Etxebarria tb fue violada; tb tomaron parte miembros de la GC; tb hubo un juez (Marlaska) q dijo q no la habian violado; tb estuvo indefensa ante 5 (o mas) hombres; tb salimos a denuciarlo (algunxs menos q ahora). Y lo dice el Cte. Europeo contra la Tortura

El alcalde de Orihuela, del PP, cobró durante seis años sin acudir a su trabajo en la dirección territorial de Sanidad

Ignacio Escolar  ·    Ojo a esta exclusiva que publicamos hoy en eldiario.es: el alcalde de Orihuela estuvo seis años cobrando sin trabajar.

Emilio Bascuñana oculta en su currículum que entre el 1 de noviembre de 2007 y el 7 de enero de 2014 estuvo en una "adscripción funcional" en la Dirección Territorial de Sanidad en Alicante
El actual alcalde del PP cobraba como médico de familia en Orihuela, pero estaba adscrito a otro puesto de trabajo en el que no consta actividad alguna
Bascuñana recononoce que no tenía puesto de trabajo pero alega que hacía trabajos de "asesoramiento" de baja intensidad para el director general "porque sufrió un infarto en 2007"


 
La dirección territorial de Alicante, Recursos Humanos y el departamento de Salud de Orihuela certifican que Emilio Bascuñana no acudió a su puesto de trabajo de asesor al que estaba adscrito entre 2007 y 2014 cuando era presidente de Cruz Roja
"No hay constancia entre los funcionarios consultados  que Emilio Bascuñana hiciera acto de presencia física en esta dirección territorial, así como tampoco les consta que tuviera despacho alguno en estas dependencias", concluye la jefa de personal