jueves, 4 de julio de 2024

Gastos personales a cargo del partido Foro Asturias: de la condena a la alcaldesa de Gijón al juicio contra Álvarez-Cascos, de Leticia Quintanal

 Leticia Quintanal   Gijón — 

miércoles, 3 de julio de 2024

CTXT. Recuerdos del futuro, Diálogo de Hilario J. Rodríguez / Marc Casals

 Hilario J. Rodríguez / Marc Casals 18/06/2024

Cuando Europa todavía estaba en su sitio

Ensueño. Óleo de Józef Rapacki (1892).

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Hilario J. Rodríguez. En 1935, Edmund Husslerl pronunció una conferencia sobre la crisis del humanismo europeo. Para él, “europeo” era un adjetivo que iba más allá de Europa, algo que nació con la filosofía griega y que entendió el mundo como un interrogante que debía ser resuelto. Muchos científicos e intelectuales, de hecho, se enfrentaron con ese interrogante no por una razón práctica sino porque una pasión por el conocimiento se había adueñado de ellos. Pero, mientras las ciencias y las humanidades hacían una exploración técnica de cuanto nos rodeaba, los escritores decidieron explorar la vida misma, que había quedado en los márgenes de los intereses de todas las demás disciplinas. ¿Cómo definiríais ahora mismo a un escritor europeo?

Marc Casals. Yo diría que en la propia falta de definición está la definición. Europa se construyó como una categoría abierta e incluso hoy, cuando se produce una conversación o un debate sobre ella, no es seguro que los diversos interlocutores se estén refiriendo a lo mismo. De forma similar, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de escritores no originarios de Europa que viven en el continente, no sé hasta qué punto tiene sentido establecer una definición categórica. Eso sí, no asociaría la “europeidad” de un escritor a tratar ciertos temas ni a escribir de una cierta forma, porque en un continente que se precia de su diversidad también es importante respetar la literaria. Personalmente tengo debilidad por las “novelas europeas”, es decir, aquellas cuya narración suele transcurrir en diversas ciudades del continente y a veces también en diversas épocas históricas, y que indagan en el presente, el pasado y el futuro, y en la naturaleza de Europa. Pero, dejando de lado mis intereses personales, no creo ni que los escritores deban centrarse sí o sí en este tipo de obras ni que los lectores europeos deban interesarse particularmente por ellas, aunque esa falta de interés quizás sería sintomática de una falta de cohesión identitaria.

H.J.R. El conocimiento de Europa, de su construcción y afianzamiento geopolítico, es un asunto que han abordado la historia, la filosofía y las ciencias, que sin embargo dejaron de lado al ser humano, un tema del que se encargó la novela desde el Quijote en adelante. Gracias a la novela descubrimos cómo experimentaban el amor o el odio los europeos, cada uno a su manera. Y la novela todo eso lo consiguió más allá de las ideologías, de la fe, de los constreñimientos de las fronteras e incluso de la sensatez (y en este caso me refiero a toda la novela que arranca con Gargantúa y Pantagruel, pasando por Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy o Bouvard y Pécuchet, que es una literatura que lucha contra la lógica del argumento, de la historia, del relato). ¿Podría decirse que la novela relativizó y multiplicó los relatos fundados en valores establecidos a partir de la fe o el poder? ¿Necesita Europa la ambigüedad de la novela, su relatividad sin verdades absolutas?

M.C. ¡El mundo entero necesita la ambigüedad y las relatividades! Yo entiendo que esa capacidad de la novela, y del arte en general, para explorar sin dogmatismos las complejidades de la existencia constituye buena parte de lo que los hace valiosos. Por eso a veces observo con cierta inquietud cómo los relatos cerrados y dogmáticos sobre cuestiones relacionadas, por ejemplo, con la forma en que uno debe comportarse están cada vez más extendidos e incluso se filtran en la narrativa tanto de ficción como de no ficción. También me preocupa cómo se valoran obras por expresar una “cosmovisión” correcta y cómo otras pasan desapercibidas por no tenerla o por incluir personajes cuyos valores éticos no coinciden con los que se le presuponen al lector. Pienso que es importante que la narrativa mantenga ese elemento de exploración moral, además de la exploración formal y estética. Tengo la impresión de que nuestras sociedades están en un periodo bastante dogmático y de que tanto la literatura como el arte en general deben seguir actuando como contrapuntos, dentro de su rango de difusión que –como casi todos sabemos– es limitado.

H.J.R. Gueorgui Gospodinov dice que la actual guerra entre Rusia y Ucrania se debe a la amnesia que sufrimos con respecto a las dos guerras mundiales que golpearon el siglo XX, que estamos comenzando a olvidarlas. Para él, que en 2023 haya una guerra en Europa es un retroceso brutal y repentino al pasado, es un acto de barbarie. Significa que no hemos cumplido nuestro trabajo con la memoria. ¿Qué te parece esa afirmación?

M.C. Me sorprende que un autor balcánico diga esto porque precisamente en los Balcanes ese pasado está bien presente. Yo llevo dieciséis años viviendo en países que antes formaban parte de Yugoslavia y en todo ese tiempo he notado que la presencia que tiene la memoria de la Segunda Guerra Mundial en esta parte de Europa es abrumadora: incluso hay gente que ve las guerras de los noventa como una mera prolongación de aquel conflicto entre 1939 y 1945. Tampoco parece que en España se haya olvidado la Guerra Civil, sino que continúa siendo un elemento de discordia y hay una pugna encarnizada entre relatos y formas de recordarla. Parte de la hegemonía de Vladímir Putin en Rusia se debe a su resignificación de la experiencia soviética en la Segunda Guerra Mundial y al colaboracionismo ucraniano de Stepán Bandera y sus seguidores, que está siendo debatido en todo el mundo desde el Maidán en 2014. Y, si consideramos la implantación del comunismo al oeste de la ex Unión Soviética como una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, no diría que sea precisamente un tema olvidado en estos países, incluida Bulgaria. Entiendo que Gospodinov se refiere a la mayor parte de Europa Occidental, para la que la posibilidad de una guerra resultaba muy lejana, aunque el discurso del establishment político está virando a una velocidad enorme ante la posibilidad de una derrota ucraniana frente a Rusia y la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses. Por otra parte, creo que sí se ha producido un olvido en la memoria colectiva, olvido que ya se hizo patente en la guerra de Bosnia en los noventa, cuando se volvieron a abrir campos de concentración y se produjo un nuevo genocidio en suelo europeo, medio siglo después del Holocausto. Dado que es un tema que me toca de cerca, porque viví diez años en Sarajevo, desde que me sumergí en la realidad bosnia comprendí que las grandes proclamas al estilo ‘Never again’ (nunca más) son de consumo propio para los políticos, los diplomáticos y algún incauto. Eso sí, nunca hubiese pensado que vería casi en directo algo como lo que está ocurriendo en Gaza sin que hubiese una reacción mínimamente clara de los países europeos. La Unión Europea (y Estados Unidos) siempre se habían presentado como potencias no solo económicas, sino también morales. Creo que ahora mismo eso está en quiebra.

H.J.R. George Steiner decía que los viejos cafés europeos, en Viena, en Venecia, en Berlín o en París, continuaban actuando como emblemas y símbolos, como espacios claramente relacionados con un modelo de vivir... amenazado por las cadenas de hamburgueserías. Por supuesto, la época en que florecieron no fue necesariamente mejor que la nuestra, pero en aquel entonces al menos existía la esperanza de otro futuro. A nosotros nos ha tocado administrar un vacío sin perspectivas. Pese a todo, yo me niego a dejarme arrastrar por el nihilismo pesimista. Como Antonio Gramsci, creo en el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad. ¿Cuál es tu opinión al respecto? (...)

Unidos por el nepotismo Por J. R. Mora

 Unidos por el nepotismo

 

Por J. R. Mora



CTXT. De Cantona a Unai Simón, de Gerardo Tecé

 Gerardo Tecé 18/06/2024

El portero de la Selección ha sido incapaz de trazar una flechita que una los insultos racistas a Vinicius, que tanto le preocupan, con el auge fascista ante el que, según él, los futbolistas deben callar

Unai Simon en rueda de prensa. / SEFutbol




En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Corría el año 2002 y el Zidane líder de la Francia futbolística a la que había hecho campeona del mundo cuatro años atrás entraba en campaña electoral pidiendo el voto contra el xenófobo Jean-Marie Le Pen. “Quiero pedirle a la gente que piense en las consecuencias que tendría votar a un partido que no se corresponde en absoluto con los valores de Francia”, dijo Zizou tomando así posesión del cargo honorífico de presidente de la República de los barrios. Un cargo que anteriormente había ostentado el Éric Cantona que, una fría tarde de enero del año 1995, decidió saltar la valla publicitaria que separaba el césped de la grada en el londinense estadio de Selhurst Park para patear el pecho de un aficionado fascista en lo que definió como el mejor momento de su carrera deportiva. Siempre autocrítico y altamente perfeccionista, Cantona revisó décadas después aquel momento que le costó una suspensión deportiva de nueve meses y no pudo evitar hacerse un duro reproche: debería haberle dado más fuerte.

Arranca la Eurocopa de fútbol en una Europa inmersa en pleno auge ultraderechista y el nuevo ídolo de la Francia futbolística, Kylian Mbappé, toma el relevo de sus antecesores. Los tiempos han cambiado y, al frente del fascista Frente Nacional, ya no está el padre Jean-Marie, sino la hija Marine. ¿Qué es la ultraderecha sino un conglomerado de rentables negocios familiares? Preguntado en rueda de prensa por el momento político y las próximas elecciones francesas, el nuevo fichaje estrella del Real Madrid fue tan claro como lo fue 22 años atrás su maestro e ídolo Zidane: “Quiero dirigirme a todos los franceses, especialmente a los más jóvenes y pedirles que voten para defender los valores de diversidad, tolerancia y respeto”. ¿Qué es una Europa jodida sino aquella en la que numerosos medios califican hoy como “polémico” un mensaje que pide defender en las urnas la diversidad, la tolerancia y el respeto? Mbappé, que acaba de fichar por el Real Madrid líder mundial en antirracismo –todos somos Vini– no podría ni imaginarse que sus palabras denunciando a un partido esencialmente racista pudieran sentar mal a parte de su afición que hoy le pide que se calle y se dedique a meter goles. Bienvenido, Kylian.

¿Respeto? ¿Tolerancia? ¿En una rueda de prensa deportiva? Pero, ¿qué locura es esta?, se preguntó el portero titular de la selección española de fútbol Unai Simón poniendo, al fin, algo de sentido común en la polémica generada por Mbappé levantando el aplauso de los que no son ni fascistas ni antifascistas. “No sé si deberíamos opinar sobre ciertos temas, nosotros somos futbolistas”, declaró Simón, en claro homenaje a aquel capítulo de Los Simpsons en los que a Lisa le regalan una Stacy Malibú que, al tirarle de la cuerda, declara solemne: “A mí no me preguntes, yo sólo soy una chica”. Unai, que curiosamente sí consideró oportuno opinar tiempo atrás que el racismo sufrido por el delantero del Real Madrid Vinicius era un problema social que debía erradicarse, se mostró, en este caso que afecta a millones de Vinicius sin recursos, partidario de guardar silencio. Unai Simón ha sido incapaz de trazar una flechita que una los insultos racistas que le preocupan con el auge fascista ante el que, según él, los futbolistas deben callar. Unai Simón no es mi amigo, así que sus valores y su coherencia me importan poco. Unai Simón tampoco es ni debe ser ejemplo de nada, no es la tarea de ningún deportista serlo. Pero entiendan la preocupación que genera en un futbolero como yo saber que bajo los palos de la selección hay un tipo incapaz de trazar la evidente trayectoria que une dos puntos. Esto, especialmente en los córners, puede ser un problema.





martes, 2 de julio de 2024

La UNRWA denuncia que 193 de sus trabajadores han sido asesinados en Gaza desde que estalló la guerra

 JERUSALÉN   17/06/2024 

Es la cifra más alta de la historia de esta agencia de la ONU fundada en 1949. "Gaza es el lugar más peligroso del mundo para los trabajadores humanitarios", aseguran sus responsables. 

Edificios destruidos en Gaza, en una imagen de este pasado lunes.  MOhammed Saber / EFE


La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) denunció este lunes que 193 de sus trabajadores han muerto en la Franja de Gaza desde el inicio de la guerra, la cifra más alta en la historia de la ONU.

"Gaza es el lugar más peligroso del mundo para los trabajadores humanitarios", escribió este lunes UNRWA en un mensaje en la red social X, que aseguró que sus miembros siguen trabajando "en medio de la terrible crisis humanitaria".

Además de los 193 miembros de la UNRWA, al menos una treintena de trabajadores del servicio de emergencias de la Media Luna Roja Palestina también han sido asesinados por fuego israelí.

Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, en inglés), las hostilidades en Gaza "en áreas densamente pobladas" suponen una gran amenaza para los civiles, entre los que se encuentran los trabajadores humanitarios, y socavan "el acceso y operaciones humanitarias".

Desde el 7 de octubre y el 29 de mayo, unos 270 trabajadores humanitarios han muerto en Gaza, según OCHA.

Distintas organizaciones como Human Rights Watch (HRW) denuncian desde hace meses ataques contra sus trabajadores humanitarios por parte de las fuerzas armadas israelíes, incluso cuando estos habían avisado a las autoridades de sus coordenadas para que garantizaran su protección.

Uno de los casos más sonados fue el bombardeo el pasado 1 de abril contra un convoy de World Central Kitchen, la ONG del chef José Andrés, en el que murieron siete personas. Un dron israelí disparó tres misiles contra las furgonetas, que habían compartido sus coordenadas con las autoridades, en lo que el Ejército calificó como "un fallo por una identificación errónea".

Desde el inicio de la guerra, más de 37.300 gazatíes han muerto por fuego israelí, el 70% mujeres y niños, mientras que 85.300 han resultado heridos, según el Ministerio de Sanidad de la Franja, controlado por Hamás.

De ellos, según el Ejército -que no ha aportado pruebas- unos 15.000 serían milicianos de Hamás. Además, unos 10.000 cuerpos continúan bajo los escombros sin que ambulancias o equipos de rescate puedan acceder a ellos.

Ilustración del día: Desmemoria fascista Por Pedripol

 



El Nuevo Frente Popular francés tiene un plan para gobernar, de Harrison Stetler (Jacobin)

 Harrison Stetler (Jacobin) 26/06/2024

Las elecciones legislativas se presentan como una oportunidad para Le Pen, pero los partidos de izquierda pueden detenerla y han presentado un programa radical

Manifestación por los derechos de las mujeres y de apoyo al Nuevo Frente Popular en París. / La France Insoumise (X)




En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El Nouveau Front Populaire nació oficialmente el 13 de junio por la noche. Las cuatro principales fuerzas de izquierda francesas cerraron una amplia alianza con el objetivo de derrotar a Rassemblement National de Marine Le Pen en las próximas elecciones anticipadas y sentar las bases para un gobierno diferente.

France Insoumise, el Parti Socialiste, el Parti Communiste y Les Écologistes presentarán un bloque común de candidatos en las 577 circunscripciones de Francia para la primera vuelta de las elecciones, que se celebrará el 30 de junio. En las elecciones europeas del 9 de junio, que la lista de Rassemblement National de Jordan Bardella ganó con una ventaja de dos dígitos sobre cualquiera de sus rivales, las divisiones persistentes de la izquierda impidieron un acuerdo de este tipo. La histórica victoria de la extrema derecha empujó al presidente Emmanuel Macron a anunciar sorpresivamente la disolución de la Asamblea Nacional el domingo por la noche.

El 14 de junio, los líderes de los partidos de izquierda se reunieron en un centro de conferencias cerca de la Asamblea Nacional para exponer con más detalle el “contrato legislativo” de 150 medidas que constituye la plataforma política de la alianza. “Vamos a gobernar para cambiar la vida de la gente”, dijo la presidenta de Écologistes, Marine Tondelier, mientras ella y el resto de la dirección de la alianza de izquierdas intercambiaban el micrófono. Expusieron los grandes ejes de un programa de gobierno que incluye un aumento del salario mínimo, inversiones en servicios públicos, la derogación de la reforma de las jubilaciones de Macron para 2023, el restablecimiento de los impuestos a las fortunas más ricas y el avance hacia una “planificación ecológica”.

Ante la inminente posibilidad de un gobierno de extrema derecha, el Nouveau Front Populaire es algo más que un pacto de supervivencia entre partidos. Sus dirigentes prometen colaborar estrechamente con los movimientos sociales y las asociaciones para construir una coalición duradera contra la extrema derecha. Tras las declaraciones de la cúpula partidaria, un sindicalista de la Confederación General del Trabajo (CGT) de una fábrica de automóviles Stellantis, recientemente cerrada en los suburbios de París, subió al estrado para ofrecer su “pleno apoyo” a la alianza. Le siguió el director de Greenpeace Francia, que elogió el programa del Frente Popular por estar “a la altura del reto de transformar la sociedad” y se comprometió a exigirle que rinda cuentas.

Después de NUPES

Los partidos de izquierda franceses, a menudo díscolos, tuvieron que superar muchos obstáculos para lograr este acuerdo. El Nouveau Front Populaire es en gran medida un revival de la alianza Nouveau Union Populaire Écologique et Sociale (NUPES) formada en vísperas de las elecciones legislativas de junio de 2022, que negó a Macron la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Pero este pacto, siempre inestable, se fracturó definitivamente tras los atentados del 7 de octubre dirigidos por Hamás y la invasión israelí de la Franja de Gaza. El hecho de que estas fuerzas hayan sido capaces de reunirse menos de una semana después de haberse enfrentado en las elecciones europeas ha pillado a muchos por sorpresa, probablemente incluso a Macron, cuya convocatoria de elecciones anticipadas estaba pensada para explotar la fractura de la izquierda francesa.

Las elecciones del 9 de junio a la Unión Europea (UE) amenazaron con avivar aún más el enfrentamiento entre el Partido Socialista, de centroizquierda, y Francia Insumisa, que era el partido dominante en la alianza NUPES y la mayor fuerza de izquierdas en el Parlamento saliente. Un Parti Socialiste reenergizado esperaba poder señalar su éxito relativo en la votación del 9 de junio (en la que subió del 6% al 14%) como justificación para marginar a France Insoumise (que obtuvo un 10%, menos que en 2022, aunque más que en la anterior votación de las elecciones europeas de 2019). Hay un nuevo “equilibrio de poder”, dijo Raphaël Glucksmann, el principal candidato del Parti Socialiste a las elecciones europeas, en una entrevista televisada el lunes por la noche, justo cuando las direcciones de izquierda se reunían para negociar el marco inicial de un pacto.

Las negociaciones de la alianza se suspendieron brevemente el jueves por la mañana, principalmente por la división de las circunscripciones parlamentarias, pero también por disputas sobre los elementos sustantivos del programa de la alianza. En la primera vuelta del 30 de junio, los candidatos de France Insoumise se presentarán para 229 escaños, seguidos de 175 candidaturas del Parti Socialiste, 92 de los Écologistes y 50 del Parti Communiste. Esta distribución refleja un ligero alejamiento de France Insoumise, principalmente a favor del Parti Socialiste.

Otros puntos de tensión fueron la referencia de la plataforma a Hamás como organización “terrorista” y la guerra en Ucrania. La respuesta de France Insoumise al 7 de octubre, que el partido se negó a calificar de atentado terrorista, fue el detonante inmediato del abandono de la alianza NUPES por parte del Parti Socialiste el pasado otoño.

Pero estas divisiones no hacían más que ocultar un hecho evidente: sin unidad, los partidos de izquierda franceses no tendrían ninguna posibilidad en estas elecciones anticipadas, aumentando con toda probabilidad las opciones de victoria de Rassemblement National. En París y otras ciudades, miles de personas han celebrado concentraciones durante varias noches exigiendo la unidad de la izquierda. Y ahora tienen un programa político tras el que movilizarse.

Primeros días

Aunque contiene algunos cambios con respecto a la plataforma NUPES de 2022, el “contrato legislativo” propuesto por el Nouveau Front Populaire presenta un amplio programa de reformas democráticas. El plan de la izquierda se divide en tres fases. En los primeros quince días de gobierno de izquierdas se prevén una serie de medidas de “emergencia”, como un aumento inmediato del salario mínimo después de impuestos hasta 1.600 euros al mes, la congelación de los precios de productos de primera necesidad como la factura energética, la inversión en vivienda social y el rechazo de las normas de gasto deficitario de la UE, aunque sin reafirmar el anterior mantra de France Insoumise de “desobedecer” los tratados de la UE.

A continuación, los cien primeros días sentarían las bases del “cambio de rumbo” propuesto a través de cinco paquetes legislativos que abarcarían el poder adquisitivo, la educación, el sistema sanitario, la “planificación ecológica” y la “abolición de los privilegios de los multimillonarios”. Los meses siguientes –titulados “transformaciones”– deben ver el refuerzo sostenible de los servicios públicos, el derecho a la vivienda, la reindustrialización ecológica, reformas de la policía y del sistema de justicia penal, y cambios constitucionales que conduzcan a la fundación de una “Sexta República” que sustituya a la actual presidencia cuasi monárquica.

El “contrato legislativo” de la izquierda marcaría una clara ruptura con el leitmotiv de los años de Macron: ataques a las protecciones del Estado del bienestar y erosión de los servicios públicos en favor de una transferencia de poder económico a los más ricos. Un nuevo gobierno de izquierdas anularía el endurecimiento del sistema de seguro de desempleo de Macron, cuya última edición está previsto que entre en vigor este verano. El plan prevé aumentos salariales para los trabajadores del sector público y almuerzos gratuitos en los comedores escolares a partir del próximo mes de septiembre. En los primeros quince días, derogaría el aumento de la edad de jubilación de sesenta y dos a sesenta y cuatro años ordenado por Macron en 2022. Sin embargo, el programa parece haber echado atrás la promesa de France Insoumise de devolver la edad de jubilación a los sesenta años.

El plan de la izquierda propone restablecer varios de los antiguos regímenes fiscales. La alianza pide la reactivación de un impuesto sobre el patrimonio de las grandes fortunas, que fue sustituido a principios de la presidencia de Macron por un impuesto más pequeño y menos progresivo sobre la riqueza inmobiliaria. Asimismo, busca la restauración de un “impuesto de salida” cancelado sobre la retirada de riqueza del país, así como el endurecimiento de un nuevo impuesto plano sobre las ganancias de capital. Con empresas como la petrolera francesa Total obteniendo beneficios inesperados desde la crisis energética pospandémica, la alianza también pide un nuevo impuesto sobre los “superbeneficios”.