domingo, 10 de noviembre de 2013

Manuel Altolaguirre> Islas del aire> Las nubes; Madrid.

Quizá alguno no veáis que este blog sea un lugar apropiado para la poesía. Pero yo lo veo, cualquier lugar es apropiado para ella y para dar rienda suelta a la voz de Manuel Altolaguirre.

MANUEL ALTOLAGUIRRE (1905-1959)> Islas del aire> Las nubes


OH libertad errante, soñadora,

desnuda de verdor, libre de venas,

arboleda del mar, fugaces nubes,
si en lluvia el desengaño te convierte
la forma de mi copa podrá darte
una pequeña sensación de cielo.

Vuelve a la tierra, oh mar, vuelve a la vida,
a las cadenas de los largos ríos,
a las prisiones de los hondos lagos
vuelve afilada a penetrar mil veces
angostos laberintos vegetales.

Oh, Libertad, tus puertas son heridas.
No las quieres abrir, sigue encerrada
en la sedienta piel o te sostenga
el inclinado cauce del torrente.

Todo sueño que es nube se deshace.
Vuelva a brillar el sol pues la blancura
de esa ilusión de libertad celeste
es tan sólo una sombra hecha jirones.

No sueñe más el agua y tenga vida
en la savia o la sangre, tenga sólo
en mí su libertad, libre en mis lágrimas.


MANUEL ALTOLAGUIRRE (1905-1959) > Islas del aire> Madrid.



Horizonte de guerra cuyas luces,

cuyas auroras repentinas, breves,
cuyas fugaces albas, salvas, fuegos.
multiplican la muerte interminable.
Aquí en Madrid, de noche, solo, triste,
mi frente con el frente son sinónimos
y sobre mi mirada como llanto
se derriban los héroes, caen hundidos
por el abismo verde de mi cara.
Yo sé que estoy desierto, que estoy sólo,
y que el frente paralelo de mi frente
desdeña mi dolor y me acompaña.
Ante el glorioso círculo del fuego
nada puedo evocar, nada ni a nadie.
No hay recuerdo, placer antes vivido,
que pueda rescatar de mi pasado.
No hay ausencia, ni historia, ni esperanza
que con su engaño calme mi agonía.
Aquí, en Madrid, delante de la muerte,
mi corazón pequeño guarda oscuro
un amor que me duele, que no puedo
ni siquiera mostrarlo en esta noche,
ante este inmenso campo de heroísmo.

Podéis encontrar este libro -los que aún seáis amigos del papel-  en la Colección Antologías de la Editorial Renacimiento de Sevilla.

2 comentarios:

Caminante dijo...

(...)
No hay ausencia, ni historia, ni esperanza
que con su engaño calme mi agonía.
Aquí, en Madrid, delante de la muerte,
mi corazón pequeño guarda oscuro
un amor que me duele, que no puedo
ni siquiera mostrarlo en esta noche,
ante este inmenso campo de heroísmo.

Aquí, en Madrid, delante de la muerte...

¡QUÉ ALEGRÍA VERTE, DE NUEVO, AQUÍ!

UN ABRAZO: Paquita

mateosantamarta dijo...

Gracias, Paquita. El tiempo es un hijo de puta que va siempre apresurado . Un abrazo.