Ramón Cotarelo | Palinuro | 07/11/2015
Una ola de regeneracionismo invade el 
país. Como el decimonónico. Con alguna diferencia. El del siglo XIX 
podía ser -y era- algo ingenuo, poco avisado, no sistemático, pero 
honrado e impulsado por personas cabales, genuinamente preocupadas por 
su país, desinteresadas y, en lo fundamental, buenas. Joaquín Costa, 
Macía Picavea, Lucas Mallada, Rafael Altamira, los krausistas, etc., 
eran gentes de valía. Tenían sus defectos e insuficiencias, como todo el
 mundo, pero eran generosos, bienintencionados, desinteresados. Eran un 
ejemplo.
El regeneracionismo actual, esa regeneración democrática
 que no se les cae de la boca a los políticos, más parece cosa de 
charlatanes, trileros, estafadores, cantamañanas cuando no de simples y 
puros ladrones. No hay ni color. Todos los partidos, todos los 
dirigentes juran por los huesos de sus antepasados que van a proceder a 
la regeneración democrática del país. Ha sido necesario que este 
descendiera hasta convertirse en el cenagal en que chapotea el PP. El 
partido del gobierno es el principal responsable y beneficiario de este 
estado de robo, saqueo, engaño y expolio en que se ha convertido España,
 en donde el estar en política especialmente en la derecha, pero no solo
 en ella, es sinónimo de llenarse lo bolsillos con el dinero público, 
enchufar a los parientes y amigos y asegurarse una pensión suculenta que
 pagan los propios expoliados.
Ni un partido en estas próximas 
elecciones deja de prometer la regeneración democrática. Lo hace el 
PSOE, asegurando que no le temblará la mano a la hora de expulsar 
corruptos. Lo hace Podemos también, que quiere dejarlos fuera de la 
política. Lo hace IU y, por supuesto, lo hacen estos nuevos falangistas 
de C’s que apoyan gobiernos del PP, como el de Madrid, una cueva de 
mangantes. Lo hace también el PP, con el crédito que cabe imaginar pueda
 poseer un partido que los jueces consideran una asociación de 
malhechores, presidido por un payo acusado de cobrar sobresueldos de 
origen dudoso.
Pero, ¿son creíbles estas afirmaciones? 
En absoluto. El PP y el gobierno están presididos por un presunto 
corrupto que mintió al Parlamento en una comparecencia sin que la 
oposición haya pedido su dimisión ipso facto. Esa oposición que no ha 
tenido el coraje de presentar una moción de censura a un gobierno que 
miente más que habla y ha estado cuatro años trabajando para saquear el país, según confesión subconsciente de la repulsiva señora Cospedal.
El crédito de estos 
descarados gobernantes se mide por las dos últimas revelaciones de sus 
latrocinios más repugnantes, los que han tenido ocultos hasta la fecha 
porque hasta ellos se avergüenzan de su miseria moral.
Rajoy carga a los presupuestos públicos el pago de la dependencia de su padre. Hace
 falta ser un verdadero sinvergüenza para atender a tu padre con dineros
 públicos que niegas a los demás dependientes del país. Mientras 
su progenitor sobrevive, cientos, miles de personas han fallecido en 
estos años sin haber accedido a recursos de dependencia que el gobierno 
de Rajoy les ha negado. Pero a su padre se los paga. ¿Cómo va a 
regenerar nada un tipo así que, por supuesto, ni se le ha ocurrido 
dimitir cuando lo han pillado a pesar de que hubiera tenido que 
marcharse a esconderse en algún agujero al que no llegue el sentido de 
la dignidad y la vergüenza?
La señora Aguirre, verdulera espiritual, Grande de España, la que presumía de poner fin a las “mamandurrias” estuvo diez años cargando la factura de la luz a los bolsillos de sus conciudadanos.
 Y tampoco hace ademán de dimitir y desaparecer para siempre de la vida 
pública. ¿Cómo va a regenerar nada esta otra desvergonzada que timaba 
200 o 300 euros al mes a la gente a la que teóricamente gobernaba y eso 
solo en la luz? Será muy de ver -y se irá viendo- qué tal le resultaban 
los otros capítulos de trinque y la estafa.
Porque es lo único que importa a estos 
granujas: robar. Ni Patria, ni España, ni democracia, ni religión, ni 
mandangas. Robar a manos llenas, robar en todo y por todo. Forrarse, 
llevárselo crudo con el motivo que sea. Como están haciendo ahora mismo.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario