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martes, 16 de enero de 2018
¿Por qué somos más pobres? La energía se come el poder adquisitivo de los hogares
Las estadísticas oficiales revelan que los
ingresos de las familias han descendido un 1,2% de 2008 a 2017, la luz
ha subido un 46,69%, gas (+31,24%), gasolina (+39,54%) y gasóleo
(+22,42%) Juan Cruz PeñaDatos: Jesús Escudero
Hoy el español medio tiene menos poder adquisitivo que antes de la crisis. Dicho de forma más directa: somos más pobres.
Por lo menos en lo que respecta a su factura energética, un gasto
inevitable sobre un bien de primera necesidad. Las familias españolas
tienen que rascarse mucho más el bolsillo ahora para pagar sus facturas de luz, gas natural y carburantes que hace una década, pese a que ganan menos.
Los datos oficiales revelan que los ingresos de los hogares medios han descendido un 1,2% desde 2008 hasta terminar 2016. En ese periodo, el precio de la electricidad para las familias comunes ha subido un 46,69%, el gas natural se ha elevado un 31,24%, la gasolina ha repuntado un 39,54% y el gasóleo se ha alzado un 22,42%.
Así
se desprende de los datos de Eurostat y el Ministerio de Energía, que
ofrecen registros para las cinco magnitudes hasta hace un año. Sin
embargo, esta lacerante tendencia para el poder adquisitivo de los
hogares continúo intensificándose en 2017. Los salarios
apenas subieron mientras la luz escaló alrededor de otro 10% con
respecto a 2016 y el gas natural se elevó más del 4%.
Algo similar
sucede para el precio de los carburantes, que se han ido escalando
paulatinamente hasta situarse estas Navidades en máximos de más de dos años. Por si esto fuera poco, 2018 se ha estrenado con una subida del Gobierno
en la parte regulada del gas tanto para agua caliente y cocina (TUR1)
del 4,9%, como del 6,6% para la calefacción (TUR2). La luz, empero,
mantiene un año más la parte fija congelada y la situación meteorológica
está dando tregua en la parte variable con respecto a la fuerte subida
de diciembre y enero de hace doce meses.
De los carburantes, por su parte, no se pueden esperar a corto plazo grandes bajadas, tal y como se está comportando el petróleo,
con el barril de Brent cada vez más cerca de los 70 dólares y en
niveles no vistos desde el hundimiento que experimentó en 2014. Aunque
previamente a ese año llegó a estar por encima de 100 dólares, a
principios de 2016 se desplomó por debajo de los 30 dólares por barril de Brent.
¿Por qué se tensa la situación?
La luz, el gas natural y el combustible han seguido caminos muy diferentes al de los salarios. La destrucción de empleo
que provocó la crisis dejó un mercado laboral en España arrasado, donde
la demanda era —y sigue siendo— muy inferior a la oferta, por lo que la
situación estructural se convirtió en terreno abonado para la caída de
salarios. Pese a que los últimos guarismos reflejan una mejora, las
subidas salariales que reclaman sindicatos y determinados partidos
políticos no acaban de llegar.
Uno de los
motivos con los que patronales y Gobierno han justificado en numerosas
ocasiones la contención salarial ha sido la necesidad de ganar
competitividad vía reducción de costes de personal, sobre todo cuando España no tiene posibilidad de actuar vía devaluación monetaria, competencia en manos del Banco Central Europeo. No obstante, desde la institución que dirige Mario Draghi
ya se aportó este granito de arena, que sin embargo no permite marcar
diferencias respecto al resto de socios comunitarios, principal destino
comercial de España.
En cualquier caso, la competitividad
adquirida vía salarios se ve cuestionada si los precios de la energía,
otro de los factores determinantes a la hora de competir, han acelerado
como lo han hecho. Los subida de los precios de la energía acaba
provocando una subida generalizada sobre el resto de la economía.
¿Cómo influye cada componente?
Cada
uno de los componentes utilizados por los hogares, todos de primera
necesidad, ha escalado en la última década por motivos diferentes. 1.- Carburantes.
En el caso de los carburantes los vaivenes están estrechamente ligados
al precio de la materia prima, el petróleo. Sin embargo, este factor no
es el único. Durante estos años, la Comisión Nacional de Mercados y
Competencia (CNMC)
ha puesto el foco en diversas ocasiones sobre las petroleras. El
regulador sostiene que el precio final de las gasolinas baja menos de lo
deseable cuando el petróleo desciende y con ello dispara sus márgenes.
Una situación diametralmente opuesta a lo que ocurre cuando el crudo
sube, lo que se traduce en una subida inmediata de precios. 2.- Gas natural.
El precio del gas natural de los hogares también está muy vinculado a
la materia prima. Sin embargo, existen algunos peajes sobre los que el
regulador también se ha fijado. Por ejemplo el margen que obtienen por
la distribución, que supera en algunos casos el 20% de rentabilidad. Se trata del único activo regulado que retribuye por los activos brutos y no se ha tenido en cuenta la amortización.
3.- Electricidad.
Quizás lo más complicado sea entender la fuerte subida del coste de la
luz. Aunque las empresas han sido puntualmente investigadas y
sancionadas por manipular los precios, existen decisiones de carácter
político que han engordado la factura sin parar. Los factores que el
ministro de Energía, Álvaro Nadal, siempre pone encima de la mesa son los altos pagos que reciben las plantas de renovables por el régimen específico que implantó Zapatero y después redujo Rajoy. Aún así, cada año se pagan más de 7.000 millones de euros vía factura para este fin, recuerda el ministro.
Otro coste procedente de la época de Aznar son los 2.500 millones de euros anuales que hay que pagar por los intereses que generó la deuda del sistema eléctrico. Esta se disparó cuando Rodrigo Rato
decidió ligar la luz al precio del IPC y dejar que los costes por
encima de la inflación fueran acumulados a déficit. La bola llegó a
engordar hasta los 30.000 millones de deuda del sistema que seguimos
pagando cada mes en el recibo.
Algunos expertos apuntan también a la fuerte retribución del operador del sistema, Red Eléctrica de España,
encargado del transporte de la electricidad en alta tensión. La
retribución regulada que tiene asignada le ha permitido escalar en bolsa
con fuerza en los últimos años, pese a que el consumo se ha mantenido.
No hay que olvidar que el principal accionista de REE es el propio
Estado a través de la SEPI,
que tiene un 20% de la compañía y los dividendos que salen de la
factura de la luz sirven para costear diferentes partidas que no se
incluyen en los Presupuestos Generales del Estado, y que por tanto no
entran en el cómputo de déficit que vigila Bruselas.
Evolución de la cotización de REE comparada con el Ibex durante la crisis.
En
suma, decisiones políticas y empresariales han llevado la factura
energética muy por encima de lo que han crecido los salarios del grueso
de la población, llamada clase media. Por todo ello, siéntase afortunado
—si puede tomarse el tema con humor— si este año se ha portado mal y
los Reyes Magos le han traído carbón.
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