lunes, 17 de mayo de 2021

El consumo permanente de mierda produce monstruos, de Pablo Rivas

 ELSALTODIARIO.COM

Pablo Rivas     5 MAY 2021

No sé en la suya, pero en mi casa esta noche hemos dormido francamente mal. El abrumador resultado de las derechas este 4M, incomprensible en mi cabeza, ha producido que en mi cama las vueltas de esta noche se contasen por decenas. Aceptémoslo, lo que ha pasado produce, cuando menos, ansiedad. No quiero decir miedo, aunque desde luego miedo da. Me acaba de escribir un amigo, no precisamente el más movilizado. Le ha pasado lo mismo, él ha calificado lo que no le dejaba conciliar el sueño como “inquietud”.

El consumo permanente de mierda produce monstruos

A lo que vamos. Entre vuelta y vuelta nocturna me vino a la cabeza una idea. Hace unos pocos años fui invitado a una boda. Los vivas a Felipe VI que escuché en alguna mesa durante la comida, aparte de dejarme un poco ojiplático, dejaban entrever lo que vendría después. Antes de que me pregunten que dónde me meto y con qué gente me junto, hay que decir que el evento fue más que agradable y la gente, salvo la excepción que ahora señalaré, amabilísima. El contexto, no obstante, era el que era: corrían los tiempos del referéndum del 1-0 y estamos en la Castilla, región donde, lamentablemente, el Procés catalán se vio como una agresión y donde el gentío compró el bombardeo de basura que, día tras día, soltaron los medios de comunicación del Reino, con mención especial a “los de izquierdas”. Discúlpenme, pero hay que empezar a soltar exabruptos serios cuando todavía alguien defiende sandeces como que El País o el programa de Ferreras son de izquierdas. Seriedad, por favor. No me hagan sacar a relucir el accionariado de Prisa o de Atresmedia.

Ya no es que no haya medios críticos (hola, aquí estamos, no somos los únicos, pero tenemos 8.000 suscriptores, no 800.000), es que ni siquiera hay algo medianamente decente de corte progre

Seguimos en la boda. En un momento de la noche se me acercó una persona y me preguntó por el periódico en el que trabajaba (donde, gracias socias y socios suscriptores, aún trabajo). La segunda frase ya iba en forma de dardo: “¿Pero tu medio es tan de izquierdas como para defender a Podemos?”. Agárrate que vienen curvas. Si le hubiera dicho que en “mi medio” hay textos de opinión que señalaban a Podemos como moderado y que el PSOE se ve como ariete del neoliberalismo al más puro estilo Tony Blair post thatcheriano, las consecuencias habrían podido ser desde que le diera un serio telele al fin del universo.

Sin que ocurriese ni lo uno ni lo otro, lo que sí hubo fue una hora de chapa ultra, con una repetición constante de los argumentos más cerrunos, facciosos y demenciales que a uno le pueden echar a la cara. Era un hooligan; quería bronca, y autoafirmarse, claro. Repetía palabra por palabra la basura de los tertulianos ultras que ocupan los platós de todas las televisión de este país. Me dio la noche, ya se lo imaginarán, y por no liarla en un entorno donde yo era el nuevo, decidí no mandarle a la mierda a la primera animalada. Mal hecho, nunca más. Al fascismo no hay que pasarle ni una, pero eso no lo había aprendido aún. 

El mensaje es poder. Los medios son poder. Llevamos años consumiendo bazofia día a día, décadas 

(...)  Los grandes medios que hace unas décadas eran el estandarte de la socialdemocracia felipista hoy solo venden neoliberalismo puro y son propiedad de grupos de inversión a los que no les gusta mucho eso de pagar impuestos o un mínimo reparto de la riqueza. Lo que viene siendo que tengas acceso a una educación, a una sanidad o una pensión decente 

Es aún peor. La guerra por la audiencia lleva a que auténticos fascistas, auténtica calaña, personas de la más baja capacidad y esparcidores de la mayor toxicidad, estén en todos los programas. Día a día. Todos los días. Años. Décadas (...)

En todo momento han llevado la delantera en el mensaje. Se respondía a sus provocaciones, a sus ocurrencias, a sus paridas. Pura locura mental. El mayor triunfador de este 4M se llama Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso y cerebro de toda la campaña. Hay que darle la enhorabuena, chapó por MAR y su estrategia. La peor gestión de la peor pandemia en un siglo ha salido ya no reforzada, sino lo siguiente. Ni residencias de ancianos, ni porcentajes de muertos, ni sanidad pública destrozada por décadas de liberalismo pepero. Nada de eso ha importado al final. Al final han importado las cañas. Ou mama, hazte un meme (...)

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OTRA COSA:   Constantino Bértolo: “Las novelas que funcionan en España son cursis”


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