sábado, 23 de abril de 2016

Se recoge lo que se siembra, de Emilio González Déniz



http://www.canarias7.es/blogs/bardinia/2016/03/se-recoge-lo-que-se-siembra.html

Lleva siglos ocurriendo, pero no aprendemos. Es una norma que podríamos llamar matemática que cuando un organismo se siente atacado, aunque a veces el miedo o la confusión lo paraliza, acaba devolviendo el ataque, y no siempre en la misma proporción que el recibido. Esa es otra constante que se repite, la desproporción de la respuesta. Ocurre en todos los seres vivos y también en el ser humano, tanto en sus relaciones individuales como cuando forma parte de un grupo que lo diferencia como tribu, nación o por motivos religiosos, raciales o de otra índole. El territorio o la forma de vida en cualquier aspecto, o ambas cosas, son el aire que levanta la ola. Y esto suele suceder por la falta de sensibilidad y preparación de la dirigencia, sea política, económica o social. Un pequeño error con el otro origina una respuesta, 33DSCN4288.JPGque al ser desproporcionada incita a devolverla para equilibrar, y así va creciendo la bola de la violencia y el desconocimiento y llega un momento en el que ya nadie sabe qué fue primero, por lo que la tendencia es echar la culpa al otro. Si los dirigentes conocieran la Historia, sabrían que esta escalada de errores está en el origen de casi todas las guerras y las subsiguientes calamidades. Digo casi, porque los motivos se completan cuando al frente de una comunidad hay alguien con muchas ansias de poder y ataca al otro sin más, aunque hasta en esos casos ese liderazgo irracional tiene seguidores porque hubo errores que crearon el caldo de cultivo.
No es la primera vez que digo que romper ciertos equilibrios genera consecuencias imprevisibles. Y ahora, por desconocerla, estamos en un punto de la Historia que esparce sufrimiento, miseria, dolor y muerte en todas direcciones. Eso es lo que está pasando en este remolino que empezó a girar hace un cuarto de siglo. Ahora tenemos a miles de refugiados en las fronteras y el panorama indica que van a ser millones; muerte y miedo impulsan la ira, y con esos componentes cabalga el jinete de la guerra. Vemos titulares mientras tomamos café, unos dicen que en Europa ha entrado un caballo de Troya, otros que crece la xenofobia, que la presencia de grupos radicales neonazis es cada vez más evidente, lo mismo que las llamadas maras latinas que se adueñan de barrios enteros. Hay distintos niveles de enfrentamiento en esta sinrazón, y nada es independiente de lo demás porque todo proviene de la misma fuente: la ignorancia, la desidia y la prepotencia de quienes se supone que deben velar por todos pero a los que parece ser que solo les interesa el poder inmediato. El caos político, judicial y policial que hemos visto esta semana en Bélgica es una representación muy ajustada del actual estado de cosas. Pero nada, seguimos con un gobierno en funciones (por lo tanto, con capacidad de actuación reducida) y el Parlamento se toma 21 días de vacaciones. Como decía Delibes, la sombra del ciprés es alargada; que luego nadie se rasgue las vestiduras, se recoge lo que se siembra.

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