10 feb 2025 Alba Cambeiro
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En el Concello das Somozas, comarca de Ferrolterra, se sitúa uno de las dos vertederos de residuos peligrosos que existen actualmente en Galicia. El Centro de Tratamento de Residuos Industriais de Galicia (CTRIG) es una infraestructura pública dedicada a la valorizaciónn y eliminación de este tipo de residuos. La Sociedade Galega de Residuos Industriais (Sogarisa), empresa participada por la Xunta en un 10%, gestiona este vertedero junto con una unión temporal de empresas, la UTE PMA-Conteco, desde finales del 2016.
Según admite su declaración de impacto ambiental, el CTRIG está localizado en la cuenca hidrográfica del río Mera, que abastece de agua a todos los núcleos poblacionales próximos, y a tan sólo 200 metros del espacio natural protegido ZEC Ortigueira-Mera, perteneciente a la Rede Natura 2000, que cuenta con ejemplares de flora y fauna recogidas en el Catálogo Galego de Especies Ameazadas.
Desde Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega), explican que este centro procesa más de 150.000 toneladas anuales de distintos tipos de desechos: residuos ácidos, cralmicos, nítricos y cianurados, así como aguas industriales, lixiviados de vertederos, residuos líquidos orga lanicos, pilas, baterías y fluorescentes.
Este vertedero, con una capacidad de 1.130.000 m³, está situado en el Polígono Industrial de As Somozas, donde también se instalan otras empresas dedicadas a la gestión de todo tipo de residuos como Xiloga, Ingaroil o Desguaces Armonía. “Casi todas las empresas ubicadas en este polígono han tenido un montón de episodios de vertidos y problemas ambientales”, afirma Fins Eirexas, secretario técnico de Adega. “El Polígono de As Somozas parece una especie de agujero negro donde se pretendía dar solución a todas las problemáticas relacionadas con los residuos industriales y lo que acabó siendo fue un foco de contaminación y de irregularidades.”
Vecinos y vecinas de los núcleos de poboación próximos al polígono soportan desde hace años episodios de malos olores y vertidos que deterioran su calidad de vida y afectan a sus explotaciones ganaderas y agrícolas. Los vertidos incontrolados acaban en ríos, parcelas y viviendas.
Contaminación con cal viva
El pasado 2022, Alejandro Castro, ganadero, vio cómo una nube tóxica procedente de las instalaciones de Sogarisa se extendía por los alrededores y manchaba con un polvo blanco la hierba en la que pastan sus animales. “Mi parcela está a 400 metros de Sogarisa, en cuanto vi la hierba blanca le pedí al ingeniero técnico agrícola que he contratado que hiciese un estudio”, explica Castro. El informe, al que ha tenido acceso El Salto, indica que la sustancia depositada en la hierba se trataba de cal viva, procedente de los procesos de inertización de los residuos peligrosos que almacena el vertedero. “Tuve que rozar toda la parcela y descartar el forraje que estaba teñido de blanco”. Alejandro se dirigió con el informe a la Consellaría de Medio Ambiente e Cambio Climático: “Sagrario Pérez, entonces directora general, ni siquiera miró el documento. Me dijo que todos los estudios eran favorables y que no tenía nada que mirar”.
A finales del 2023, Adega presentó una denuncia en la Fiscalía de Medio Ambiente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia para que investigase los posibles daños a la salud y al medio ambiente derivados de las actividades de Sogarisa en As Somozas, así como las actuaciones de la Xunta. Además, cursó una solicitud de información a la Dirección Xeral de Calidade e Avaliación Ambiental para conoceer los resultados de los controles periódicos realizados por la Administración, pero le fue denegada. Esta información forma parte del expediente de Autorización Ambiental Integrada (AAI) concedido a Sogarisa para el cumplimiento de las condiciones impuestas para el desarrollo de su actividad.
Por su parte, Ecoloxistas en Acción y la Asociación de Consumidores de Galicia (Acouga) presentaron en el juzgado de instrucción de Ferrol una denuncia conjunta contra Sogarisa por estos episodios de contaminación. A comienzos de este año, la Fiscalía abrió un expediente por las irregularidades en la actuación de la empresa. En la comunicación de la Fiscalía Provincial de la apertura de diligencias preprocesales se estipula que los hechos descritos podrían ser “constitutivos de un delito contra los recursos naturales y el medioambiente y de un delito de prevaricación administrativa ambiental”. A finales del año pasado estas diligencias fueron archivadas al “no constar indicios de responsabilidad penal”.
“Ahora aprovechan los días nubosos para que no se note la humareda blanca”, explica Diana Fernández, ganadera, mientras señala la planta de Sogarisa desde a su parcela. Y sigue: “Hay días en los que no se puede ni respirar, pero llamas al 112 y aquí no aparece nadie”.
Ríos teñidos
Diana trabaja varias fincas que se encuentran a escasos metros de la planta Sologás, empresa dedicada al tratamiento y eliminación de residuos, así como a la elaboración de fertilizantes a partir de esos residuos. Vecinos y vecinas llevan denunciando desde hace años vertidos camuflados como enmienda orgánica, así como episodios de contaminación de prados, arroyos y ríos por causa de este fertilizante, también conocido como digestato.
“A un ganadero le pagan 500 euros por cada cisterna que echan en su finca”, explica Diana. “Hay gente que con el sello de calidad de Ternera Gallega está echando purín de Sologás de manera indiscriminada. Si fuera un abono tan bueno, ¿porque te pagarían para que lo eches en tu finca?”, pregunta. La asociación ecologista Arco Iris también denunció a comienzos del año pasado la descarga de residuos en parcelas que funcionan como vertederos ilegales.
Adega se desplazó hasta As Somozas para realizar análisis y conocer la composición y potencial contaminante en el suelo. Según un informe de la asociación, el resultado de los análisis realizados por el laboratorio del Departamento de Enxeñaría Química de la Universidade da Coruña confirmaron la presencia de “altos niveles de metales pesados superando los límites legales y cantidades totales de hidrocarburos que multiplicaban por más de 25 los máximos permitidos”.
El año pasado, el río Mera se tiñó de rojo a causa de un vertido de Sologás causado por la rotura de una tubería. “Llamamos a Seprona, pero llegó el de Sologás con un sobre y aquí no pasó nada”, relata Diana. Alejandro también recuerda cuando “el río Xubia estuvo teñido de blanco durante tres horas y media” y, tras llamar a Augas de Galicia, “lo único” que le dijeron fue que “no sabían de qué empresa del polígono venía ese vertido”, señala.
La opacidad de la Xunta
“Lo que debería ser una excepción, un vertido o un problema ambiental de vez en cuando, en Somozas es la norma”, destaca Fins Eirexas: “Por parte de la Administración hay un claro afán de que estas cuestiones no sean públicas”. Según explica Diana, Cristina Carrión, jefa territorial de Medio Ambiente de A Coruña, le pidió hace tiempo que registrase los pozos de sus parcelas: “El registro de los pozos implica que sean dominio público, lo que supone que yo ya no pueda hacer análisis del agua a título personal”.
El Bloque Nacionalista Galego (BNG) solicitó en el Parlamento la realización de inspecciones y controles en las industrias gestoras de residuos en As Somozas por los lixiviados y las lamas empleadas cómo fertilizantes en las parcelas, iniciativa que fue rechazada por el Partido Popular. “Los vecinos llevan sufriendo olores insoportables por la liberación de productos gaseosos debido a la mala gestión de los residuos”, afirma Víctor Manuel Anidos, concejal del BNG en As Somozas. El pasado diciembre su Grupo Municipal presentó una moción al Pleno con el propósito de demandar a la Xunta de Galicia la realización de inspecciones, así como la inversión en instalaciones que reduzcan los daños provocados por la contaminación, propuesta que fue rechazada con los votos en contra del Partido Popular. Según explica Víctor Manuel, el Concello recibe un 5% de la facturación anual de Sogarisa, “casi el 25% del presupuesto municipal”.
Las personas que viven en las distintas parroquias de As Somozas explican que muchas veces llegan al Polígono camiones de Portugal e Italia. Según el Plan de Residuos Industriais de Galicia, en el año 2020 un 23% de los residuos gestionados procedían de fuera de la comunidad autónoma. El propio informe reconoce, además, la necesidad de autorizar nuevos vertederos para el depósito de residuos industriales, ya que la capacidad restante construída en el año 2022 es inferior a la suma de las cantidades de residuos industriales vertidos entre los años 2016 y 2020.
Según los últimos datos del Ministerio, Galicia se encuentra entre las regiones con peor comportamiento en la gestión de residuos a nivel nacional, ya que el vertedero siegue siendo el principal método de eliminación. “Aquí no se gestiona nada, lo que hacen es enterrar e ir haciendo el vertedero más grande. Esto ocurre porque hay una Administración hiperpermisiva y que mira para otro lado en lugar de ejercer su función de control y de vigilancia de la salud y de seguridad ambiental”, remata Fins Eirexas.
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