miércoles, 3 de enero de 2018

Los diez hitos del peor año para la libertad de expresión en España

MADRID  28/12/2017
Joseph Maximilien y 2 personas más han compartido un enlace.
La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información califica 2017 como "muy mal año para la libertad de expresión y realiza un detallado balance en el que resumen todo lo que ha dado de sí el curso en materia de libertades.
publico.es
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OTRA COSA: Descubren una isla llena de osos polares esqueléticos y hambrientos en el Ártico



martes, 2 de enero de 2018

Déjense de hostias: El enemigo se llama capitalismo salvaje, de Pedro Luis Angosto

Estaba escribiendo un atículo similar y mira por dónde, Pedro Luis Angosto, ya lo ha hecho y mucho mejor que yo. No te lo pierdas!
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http://www.nuevatribuna.es/opinion/pedro-luis-angosto/capitalismo-salvaje-alcanzado-ultimos-objetivos/20151001105132120765.html  1 Octubre 2015 Pedro Luis Angosto

Por primera vez en siglo y medio, capitalismo no tiene enemigos de consideración y ha emprendido su marcha triunfal. Nada importa que la mayoría de la población mundial viva en condiciones incompatibles con los más elementales Derechos Humanos
Marx y Engels describieron a la perfección los modos de producción que habían existido hasta su tiempo, creando un modelo de análisis del pasado y de la realidad que, pese a lo que digan los complacientes, sigue siendo válido para la mayoría de las disciplinas relacionadas con las ciencias sociales. Sin embargo, fallaron en sus predicciones ya que el modo de producción socialista todavía no ha llegado ni, de momento, se le espera. De un modo u otro, todos los modos de producción conocidos hasta hoy por el hombre, son la variante de uno solo, el capitalismo, sistema que tras la caída de la URSS y el debilitamiento de los partidos y sindicatos de clase, lejos de debilitarse, está recuperando la salud perdida tras el final de la Segunda Guerra Mundial. El objetivo del capitalismo, por mucho que hayan insistido sus turiferarios desde Adam Smith a Milton Friedman, no es el bienestar de los individuos dentro de una sociedad equilibrada, sino la maximización del beneficio por parte de unos pocos a costa no sólo de explotar a la mayoría, sino de destrozar la Naturaleza. Ningún código moral ni ético rige en su desenvolvimiento, ninguna norma legal puede cercenar su desarrollo, ningún drama humano disminuirlo. Sin embargo hay cosas que desde la noche de los tiempos han molestado sobremanera a ese modo de producción que hoy, desmadrado, amenaza no sólo la vida digna de los hombres, sino también la supervivencia de millones de especies y del propio medio que nos alimenta y sostiene: La democracia, el sufragio universal consciente y la unión de los hombres por encima de familias, países y continentes en defensa del derecho de todos a la felicidad.
Por primera vez en siglo y medio, capitalismo no tiene enemigos de consideración y ha emprendido su marcha triunfal. Nada importa que la mayoría de la población mundial viva en condiciones incompatibles con los más elementales Derechos Humanos, nada que esos derechos que tanto costaron conseguir, estén desapareciendo a velocidad de vértigo en aquellos países que se los arrebataron a fuerza de luchar contra la represión, nada que la guerra contra el pobre o el diferente siga costando cada año la vida de millones de personas, nada que el Planeta esté soportando un estrés de tal calibre que hasta el clima y la vegetación hayan cambiado sus reglas de forma drástica y nada favorable para la vida, el capitalismo, en su grado más alto conocido de desarrollo, cumple a la perfección con sus objetivos, que no son otros que la conquista del poder global por una minoría que acumula riquezas sin parar, incluso en tiempos de crisis, a costa del sufrimiento y la necesidad de la inmensa mayoría.
Con frecuencia nos horrorizamos al ver las imágenes que sin querer o queriendo nos muestran los medios de comunicación. Decimos que es injusto, que es una salvajada, que algo no funciona. Y no es verdad, ni nuestro estupor ni la ineficiencia de un sistema que se basa en la explotación del hombre por el hombre, la injusticia, el saqueo y el agio. Cuando vemos a cientos de miles de personas que abandonan sus casas bombardeadas y se atreven a cruzar el Mediterráneo o el río Grande desesperados por la infelicidad, sólo estamos comprobando la diabólica dinámica de un sistema para el que –como decía Orson Welles a Joseph Cotten en lo alto de la noria del Prater- los hombres son como hormigas; cuando vemos que el tratamiento para enfermedades como la hepatitis C, la esclerosis o el cáncer rebasa con mucho lo que una persona puede ganar trabajando de sol a sol toda su vida, sólo nos cercioramos –o debiéramos- de que ni la enfermedad ni el dolor insoportable están al margen de la codicia insaciable de los devoradores de hombres; cuando intentamos librarnos de una compañía telefónica, eléctrica o gasista –perdón por el ejemplo que podría ser menudo ante los otros, pero que por su cotidianidad no lo es- que abusa y nos contesta un robot musicalizado que nos envía una y otra vez al infierno como si hubiésemos sido condenados como Sísifo a estar permanentemente atados a ellas, sólo sufrimos las inclemencias de un sistema que se ha cimentado sobre el privilegio; cuando observamos desde las entrañas de nuestra casa, pegados al televisor monocorde y desinformador, que los bancos causantes de la crisis han recibido miles de millones de dólares y euros mientras que sus víctimas son expulsadas de las casas que fueron pagando mientras tenían trabajo, cuando nos enteramos de que el veinte por ciento de los niños de países como España, incluso Cataluña, pasan hambre o malnutrición, cuando se desecha a los hombres por ser jóvenes e inexperto o por tener más de cincuenta años y una dilatada experiencia, cuando padecemos la insoportable gravedad idiotizante que a diario emiten, como droga de imposible metabolización, todos los canales de televisión, cuando sufrimos la privatización de la Escuela, el Hospital, la Pensión o el Agua, cuando oímos hablar a Mariano Rajoy, sólo constatamos que nuestro silencio complaciente es el mayor y mejor aliado de un modo de producción que a largo plazo condena al hombre a la extinción y a corto a la desgracia.
Desde la caída de la URSS –sobre el papel había alguien a quien temer-, el aburguesamiento de partidos, sindicatos e individuos y la aparición de la globalización,  países, regiones y personas creyeron que sólo las salidas singulares eran eficaces para conseguir un mínimo de felicidad y bienestar. Los países ricos reclamaron para sí su riqueza negándose a compartir un mínimo de ella con aquellos otros que por su situación geográfica, su historia o su suerte no lograban escapar de la pobreza; por su lado, los territorios más prósperos dentro de un mismo Estado, exigieron su emancipación de todos aquellos que no habían logrado el éxito y gozaban de las ventajas de la miseria, y los individuos triunfadores o asimilados, demandaron la supresión de la prorporcionalidad y progresividad del IRPF, porque lo que yo gano es para mí, porque yo lo valgo, porque yo no mantengo a vagos. Ante ese panorama, el capitalismo, que nunca gustó de uniones de intereses por abajo, se frotó las manos y se dispuso a pisar el acelerador de la desigualdad en ese inmenso reino de taifas en que se ha convertido, también por abajo, la aldea global.
La tendencia a la igualdad -que no quiere decir que todos ganemos lo mismo ni que haya que vestir del mismo modo, ni mucho menos, pero sí que gocemos de iguales Derechos- crea a la larga Estados e individuos solidarios, tolerantes y benéficos; por el contrario, las salidas individuales llevan a la desigualdad, que es el caldo de cultivo más propicio al desarrollo exacerbado del capitalismo. Hoy, cuando las uniones por abajo han sido dinamitadas, cuando algunos mueren de éxito y otros de puta necesidad, cuando aceptamos como normales, la explotación, la miseria, el dolor y la represión siempre que afecten a otros, cuando callamos ante la injusticia, cuando nos negamos a ir del brazo con el otro, cuando pensamos que cabe la posibilidad de convertirnos en suizos sin saber que Suiza sólo hay una, no más somos una pieza más en el engranaje destructivo que alimenta a nuestro peor enemigo: El capitalismo salvaje.
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OTRA COSA:  Campaña Donación Sangre 11 Enero, de 17 a 21h. Hospital 12 de Octubre


 

Los mismos que crearon la gran crisis social han creado la crisis nacional

Pep Castelló ·   EL ENGAÑO NACIONALISTA
Vicenç Navarro. Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universitat Pompeu Fabra http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2017/12/20/los-mismos-que-crearon-la-gran-crisis-social-han-creado-la-crisis-nacional/


La noticia más importante hoy en Catalunya es la enorme crisis social, una crisis de tales magnitudes que no tiene precedente en la época democrática de nuestro país. Y no hay plena conciencia de ello en el establishment político-mediático de Catalunya  (todavía menos en el de España) de la gravedad de la situación. Por el contrario, este establishment catalán, como también lo hace el establishment español, está promoviendo la imagen de la recuperación económica, intentando difundir  que estamos “saliendo de la recesión”. Para mostrarlo utilizan indicadores de carácter macroeconómico, como el indicador del crecimiento económico, pero lo que no dicen es que el crecimiento de la riqueza beneficia sólo a unos pocos sin que beneficie a la gran mayoría de la población. En realidad, durante 2016, el último año del gobierno de Junts pel Sí (la alianza de dos partidos independentistas PDeCAT –la antigua Convergència- y ERC),   la pobreza, la pobreza laboral (pobreza entre trabajadores), la precariedad y las desigualdades sociales han continuado subiendo en Cataluña, resultado de las políticas neoliberales aplicadas por el gobierno Rajoy en España, y por el gobierno Puigdemont en Cataluña. Un dato resume la enorme crisis social que está afectando a la población catalana. Hoy en Cataluña, el 40% de los catalanes no vive mejor que sus padres. El enorme sueño de esperanza, que los hijos vivirían mejor que sus padres, ya no es verdad para el 40% de los catalanes.

Esta crisis social no ha centrado la campaña electoral
Sin embargo, esta enorme crisis social no ha aparecido ni en la primera ni en la última página de los mayores medios de comunicación. De hecho, no aparece casi en ninguna parte, lo cual es sorprendente. Y pongo sorprendente porque lo más lógico es que fuera noticia de primera página. En realidad debiera centrar el debate electoral que ha existido en Cataluña. En cambio, el tema central de la campaña no ha sido el desastre social. En su lugar, ha sido el tema nacional. Las banderas ha ocupado la centralidad del debate: en un lado, los independentistas enarbolando la bandera independentista –la estelada-; y por el otro el lado unionista, cuya bandera es la de la monarquía, es decir, la bandera borbónica. Repito, por un lado los partidos independentistas, PDeCAT, ERC y la CUP, que desean separarse de España y que a fin de alcanzar tal objetivo declararon ya la independencia, en nombre, en teoría, del pueblo catalán, aun cuando la mayoría del pueblo catalán nunca ha votado a favor de la independencia. Los votantes a favor de los partidos independentistas han sido siempre una minoría, que ha conseguido la mayoría parlamentaria, como consecuencia de una Ley electoral que discrimina a la clase trabajadora (ley diseñada en la época predemocrática por la Asamblea del Movimiento Nacional que impuso esta norma como condición para que desapareciera, ley que fue modificada más tarde por el Estado democrático español aunque tal Estado, temeroso también del poder de dicha clase, hizo pocas variaciones para corregir esta discriminación. Más tarde, el señor Pujol y su partido, la hizo suya con el mismo objetivo: el de discriminar a la clase trabajadora la cual, en su mayoría en Catalunya, es de habla castellana y nunca fue favorable al pujolismo ni lo es ahora al independentismo).

Los unionistas además de ser monárquicos y favorables al 155, también apoyaron al 135: la máxima expresión del neoliberalismo
Por el otro lado, están los partidos que dicen defender la unidad de España, la ley 155, que ha significado que el Presidente Rajoy, dirigente de un partido minoritario en Catalunya, sea en la práctica presidente de Catalunya. Estos partidos son Ciudadanos, el PP y el PSC-PSOE. Hay que tener en cuenta que son también los que apoyaron el artículo 135 de la Constitución que fue aprobado con nocturnidad y alevosía por el gobierno Zapatero y por el Partido Popular, con el posterior apoyo de Ciudadanos. A partir de este cambio en la Constitución, los partidos “súper patriotas españolistas” firmaron un artículo de la Constitución forzando al Estado español a que diera prioridad al pago de los intereses a la banca extranjera por delante  del gasto público requerido para atender las necesidades de la población española. Y estos “súper patriotas” han llevado a cabo toda una serie de políticas neoliberales, como las reformas laborales, que han disminuido los salarios y han aumentado la precariedad, imponiendo también recortes a los fondos públicos para los servicios (como sanidad, educación, vivienda social, servicios sociales, escuelas de infancia, servicios domiciliarios a personas con dependencia y otros) y transferencias (como las pensiones) públicas del Estado del bienestar, causas todas ellas de la enorme crisis social en Catalunya y en España. Estos partidos apoyan ahora el 155, como ayer apoyaron al 135. El PP y Ciudadanos son las derechas de siempre (que en el panorama de la derecha europea encajan en la ultraderecha). En esta categoría de unionista y de neoliberal (en realidad social liberal) está también el PSC-PSOE que en realidad fue el gobierno que inició tales políticas neoliberales.

El lado independentista (Junts pel Sí) también comulgó con el neoliberalismo
El gran secreto en Catalunya es que en el lado independentista la derecha catalana representada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) (que ha gobernado la mayoría del período democrático, en alianza con Unió Democràtica –UD- hoy en la lista del PSC)  lidera la coalición con ERC, un partido que se define de centroizquierda, pero ha aprobado unos presupuestos que reproducen las políticas neoliberales. Todo ello con el apoyo también de un partido que se autodefine como revolucionario, que como consecuencia de anteponer siempre el objetivo de la independencia por delante del bienestar de las clases populares, ha sostenido al gobierno Junts pel Sí. Ello ha incluido apoyo a la derecha catalana, hoy rebautizada como PDeCAT, el partido más parecido al PP en Catalunya: es un partido clientelar, con un nacionalismo patrimonialista, que considera el Estado de la Generalitat como propiedad suya, corrupto hasta la médula y financiado como el PP, a base del famoso 3%.

Las incongruencias del debate de las banderas
Esta realidad, reflejada en la lucha de las banderas, alcanza una situación que aparenta un conflicto, en el que se excluye a la mayoría de la población. En realidad, la estelada no es la bandera de la mayoría de los catalanes. Ésta es la senyera. Y la borbónica, para millones de españoles, no es su bandera tampoco, pues se sienten emotivamente más ligados a la bandera republicana que a la bandera monárquica.
La otra situación es que las banderas están siendo utilizadas por las fuerzas neoliberales para ocultar sus políticas claramente dañinas al bienestar de la población. No es por casualidad que los dos líderes en Catalunya que lideran las banderas (Ciudadanos el unionista y PDeCAT el secesionista) son miembros de la misma familia liberal europea. Oponen sus banderas a la vez que, en privado, firman las mismas leyes neoliberales.
Y la tercera situación es que las únicas fuerzas que han sido coherentes y siempre han denunciado las políticas neoliberales, y que han aplicado políticas alternativas cuando han gobernado, como en el caso del Ayuntamiento de Barcelona, han sido las mismas izquierdas que se presentaron como Catalunya en Comú-Podem y lo que es importante subrayar es que fueron y continúan siendo las herederas de las izquierdas que conjugaron siempre en Catalunya la lucha por la identidad catalana, con la lucha por el bienestar y justicia social, considerando la lucha por la identidad catalana, y por la justicia social, parte de una misma lucha. La dificultad que tuvieron estas nuevas izquierdas fue la de no tener los recursos incluyendo medios de comunicación para poder equilibrar y revertir la temática central de la campaña electoral, forzaron una visibilidad del tema social pero sin que ello se convirtiera en el tema central. Y las banderas continuaron ondeando.
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OTRA COSA: Así acaba el cambio climático con los osos polares: la dramática muerte de un ejemplar en Canadá



La tomadura de pelo hecha manipulación estadística. Lo que esconde el nuevo récord de contratos


España cerrará 2017 con un nuevo récord histórico de contratos, con más de 21 millones. Pero esta cantidad está lejos del número de puestos de trabajo: 600.000 según las previsiones del Gobierno, lo que implica 36 contratos por…

elsaltodiario.com
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OTRA COSA: Jornadas Culturales, 3 a 6 enero 2018. Biescas



lunes, 1 de enero de 2018

Salman Rushdie: “Vivimos en la cultura de la ignorancia agresiva”

'La decadencia de Nerón Golden', la nueva novela del autor de 'Los versos satánicos', es una historia de inmigrantes indios en unos EE UU gobernados por un extravagante magnate inmobiliario.   6 NOV 2017  https://elpais.com/cultura/2017/11/03/babelia/1509731617_661770.html

 Salman Rushdie: “Vivimos en la cultura de la ignorancia agresiva”
Salman Rushdie (Bombay, 1947) vio un día cómo un señor de flequillo naranja entraba con malos modales en su nueva novela. La decadencia de Nerón Golden (Seix Barral) se centraba en la vida de una opulenta familia de India que llega a Nueva York escapando de un destino fatal. En tono de tragedia griega, la historia para la que había investigado pausadamente el escritor escondía lúcidas metáforas sobre la inversión de valores y la naturaleza del mal. Pero la realidad corrió más, acompañaba demasiado bien al retrato alegórico de la decadencia moral, y el autor de Hijos de la medianoche se vio obligado a reaccionar con pulso de agencia de noticias, haciendo hueco a un magnate inmobiliario llamado Joker que llega a la Casa Blanca con su tupé verde dólar. Rushdie se enfurruña cuando ve que las preguntas sobre Donald Trump acaban dominando la promoción de su aclamada obra. Pero se rinde cuando, incluso en las preguntas que no versan sobre él, sus respuestas pasan inevitablemente por el mismo sitio.
PREGUNTA. ¿Realismo con un toque de cómic?
RESPUESTA. La realidad de la gente de la calle, la de los personajes del libro, es complicada y tridimensional. Pero en cuanto llegamos a las esferas de poder, todo se ha convertido en una caricatura. Estamos gobernados por lo grotesco. En un momento, uno de los personajes dice que los cómics de [la editorial] DC están tomando ­Washington DC.
P. ¿Un cómic viejo o nuevo?
R. Lo que es nuevo es esta decadencia de una idea compartida de la realidad. Una sociedad fuerte se apoya en un acuerdo entre los ciudadanos sobre cuál es la naturaleza de la sociedad, y en EE UU sabíamos lo que era ser estadounidenses. Cuando empiezas a dañar ese consenso se da una fragmentación peligrosa. Y no solo por Trump. De hecho, el Joker es un personaje secundario porque es más una consecuencia que un artífice del mundo de hoy.
P. En su novela, un personaje dice que la verdad es algo del siglo XX. ¿Qué rol le queda a la ficción?
R. Son tiempos de una cultura de la ignorancia agresiva [risas]. En Internet coexisten al mismo nivel de autoridad las verdades y las mentiras. Hay un trabajo ahí para los novelistas, porque lo que el arte puede hacer es recrear ese sentimiento de lo real. La reconstrucción de ese acuerdo sobre la naturaleza de lo real es ahora, paradójicamente, una tarea de la ficción.
P. Pero todo lo que implique poder pasa por el abuso. ¿No ocurre también eso en la industria del cine, que tanta importancia tiene en la novela, con casos como Harvey Weinstein?
R. Ahora la máscara está cayendo. Ves a este destacable surtido de hombres poderosos que han sido depredadores sexuales durante décadas en las que han conseguido controlar la historia. Pero ahora hay una grieta en la presa. En Hollywood todo el mundo corre ahora como pollos sin cabeza.
P. De su libro dicen que explica cómo hemos llegado hasta aquí. Como Hillary Clinton en su libro, se pregunta What Happened? ¿Lo ha leído?
R. No. Todos sabemos lo que pasó, no necesito leer un libro para eso.
P. Pero, por otro lado, cita decenas de volúmenes para entender el mundo de hoy. La edad de la inocencia, por ejemplo.


"He hablado con gente que votó a Trump y que nada tienen en común con ese cliché de la clase obrera ignorante blanca. No todos son unos racistas o ignorantes"
R. Sí, una de las claves del mundo de Edith Wharton es que las fuerzas conservadoras son inmensamente poderosas. El acto de rebelión contra ellas es muy, muy difícil y puede ser derrotado por alguien que sabe cómo jugar el sistema.
P. Pero otra de sus referencias, G. K. Chesterton, buscó un modelo alternativo al capitalismo y al comunismo. ¿Nos toca buscar también una identidad política nueva?
R. Lo que hay que hacer es dejar atrás batallas viejas. Tiene que haber un cambio generacional real. También un cambio generacional mental. En Canadá y Francia está llegando una nueva generación. Yo tengo 70 años; Trump, 72; Hillary Clinton, 70, y Bernie Sanders, 147 años [risas]. Ya vale.
P. Con Obama, el cambio parecía posible.
R. Tuvimos ocho años de Obama por la llamada coalición que él creaba y que Hillary Clinton no pudo retener. Ganas seguro si puedes juntar las minorías, las mujeres, la gente joven que vota por primera vez y la gente blanca con formación. Pero la izquierda se disolvió. Lo que pienso todos los días sobre estas elecciones es que 90 millones de personas no votaron en un país de 300 millones.
P. ¿Pero los millones de personas que votaron a Trump responden al arquetipo de ignorantes y racistas?
R. He hablado con gente que votó a Trump y que nada tienen en común con ese cliché de la clase obrera ignorante blanca. No todos son unos racistas o ignorantes. Pero en los Estados más industriales había un odio hacia la política por haberles ignorado. Entonces llegó este tipo que dijo que dinamitaría lo establecido y dijeron: “Sí, por favor”. Por eso su base sigue siéndole fiel, porque él está haciendo lo que prometió: destrozarlo todo.
P. Su poder adivinatorio en el libro, más allá de Trump, llega a asustar. Acierta hasta el atentado en Halloween en Nueva York que sucedió esta misma semana. ¿Cómo puede ser?
R. En la novela también sucede un tiroteo en el desfile de Halloween, sí, pero no es un islamista loco, es un tipo con una pistola. No podemos olvidar que las cosas más locas que suceden en este país las ejecutan hombres blancos con armas en la mano.
P. Supongo que le llamaron cuando sucedió el ataque, igual que tantas veces, por su conocimiento de las complejidades del islamismo.
R. No quiero ser el Señor Atentado Terrorista. No tengo nada especial que decir… El ISIS está al borde de la derrota militar y eso probablemente significa que cosas como estas (lobos solitarios) proliferarán. Pero no sé si durarán mucho tiempo, porque el ISIS ya no puede ofrecer apoyo.
P. Si tenemos que convivir con el horror y la muerte, ¿qué nos puede enseñar usted, que tras la publicación en 1989 de Los versos satánicos fue perseguido por Jomeini?
R. Tienes que hacer las paces con el hecho de que nadie sale de aquí con vida. Pero realmente creo que tenemos que ser la cultura que somos. Tenemos que mantener la confianza en nuestro modelo y luchar contra esto. Es la batalla de nuestro tiempo.
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OTRA COSA: Nadie es más sumiso que el profesorado universitario, de Fernando Broncano R .


 

La comisión que investiga la corrupción en Madrid: dos años sobreviviendo a las zancadillas del PP



Nació gracias a que el PP perdió la mayoría absoluta y ha servido para sentar frente a los diputados a los principales implicados en casos de corrupción
La comisión también ha llamado a comparecer a los últimos presidentes autonómicos y ha analizado grandes cantidades de documentación
Cifuentes vuelve a plantear su cierre después de haberlo intentado en varias ocasiones, echando mano incluso de los servicios jurídicos de la Asamblea
24/12/2017 http://www.eldiario.es/politica/corrupcion-Madrid-sobreviviendo-zancadillas-PP_0_720578209.html

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OTRA COSA:   EL PODER DE LA CULTURA (retos, usos y abusos), por German Cano. Enero, 7, 14, 21, 28 de febrero, 7, 14, 21 de marzo



2017 certifica el fracaso de las políticas de seguridad vial del Gobierno

2017 certifica el fracaso de las políticas de seguridad vial del Gobierno. Por segundo año consecutivo sube el número de muertos y se rompe la tendencia a la baja de los últimos tres lustros


Por segundo año las muertes en la carretera aumentan y confirman el fin de la tendencia de reducción de víctimas iniciada en 2004 con el Gobierno de…
eldiario.es
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OTRA COSA: INVITACIÓN. Fiesta aniversario CTXT. Lunes 15 enero 21h. Teatro del Barrio