"Una vez más vemos cómo la presión en la calle funciona. Les estamos empujando a decir algo", valora Lidón Soriano, miembro de la Plataforma para el boicot deportivo a Israel.
Los corredores del equipo Israel Premier Tech asisten a la presentación oficial de los 22 equipos que participarán en la Vuelta a España, en Turín, Italia, el 21 de agosto de 2025.
La Vuelta a España 2025, uno de los mayores eventos del ciclismo a nivel mundial, está siendo testigo de un movimiento de protesta trasnacional a la altura de las circunstancias. Coordinadas en ciudades de varios países europeos, las acciones de la Plataforma para el boicot deportivo a Israel -durante las cuales han interrumpido diferentes etapas de la ruta- han superado con creces lo que en ediciones anteriores se limitaba a unos cuantos actos puntuales. El apoyo ciudadano masivo al pueblo palestino ha terminado tejiendo lo que ya se ha definido como la mayor campaña de boicot deportivo a Israel vista hasta la fecha en Europa.
La iniciativa, impulsada por la Red de Solidaridad contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) y el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), ha logrado movilizar a colectivos muy diversos y generar un interesante debate social y político. En primer lugar, en torno al genocidio contra el pueblo palestino. En segunda instancia, sobre la perversa relación que puede llegar a subyacer entre el deporte y el blanqueamiento político.
"El nivel de coordinación en esta ocasión supera todo precedente", explica a Público la activista Lidón Soriano. "Aquí en el Estado español nos juntamos gente de colectivos de la Red COP, grupos BDS como Madrid o País Valencià, y nos coordinamos con BDS Italia y compañeros en Francia. Lo interesante es que todo esto lo montamos en apenas mes y medio", detalla.
La idea de un boicot deportivo a Israel llevaba tiempo en el aire dentro del movimiento solidario con Palestina, pero no había cristalizado a tan gran escala. Ahora la brutalidad del contexto en Gaza, con miles de víctimas, está al fin removiendo conciencias.
"Hay como muchísima más indignación y sensibilización, la gente empieza a tener claro qué es lo que pasa", apunta Soriano. "Algo muy bonito es que colectivos que ni son de la Rescop, ni son BDS, ni siquiera específicamente pro-palestinos, también se han unido a esta campaña", expresa. El tejido de apoyos locales ha multiplicado su capacidad de movilización y trascendencia a todo los niveles.
"Ha sido absolutamente brutal, hasta el punto de desbordarnos", reconoce Soriano: "Ya no hablamos solo de gente sensibilizada o de izquierdas. Estamos hablando de la sociedad en general (...) La gente de los pueblos está pidiendo cómo coordinarse, qué hacer, y está siendo impresionante".
"Lo que buscamos es que Israel acabe con la ocupación de los territorios palestinos, que acabe con el sistema de apartheid que lleva implementando desde su creación y que se implemente el derecho al retorno de la población refugiada", señala la activista.
En este sentido, la portavoz insiste en que el boicot es una herramienta civil y, ante todo, pacífica: "Es una campaña con enfoque de cumplimiento del derecho internacional y de acciones de resistencia no violentas. Todo lo que se salga de ese marco no entra en la coordinación de la gran plataforma".
Un énfasis en la no violencia que trata de imponerse frente a los intentos de criminalizar algunas de estas protestas que están teniendo lugar. Soriano subraya: "Siempre fomentamos y construimos acciones de denuncia y exigencia desde vías no violentas. Para violentos ya está el Estado de Israel".
Uno de los elementos centrales de esta campaña ha sido disputar el relato de que deporte y política van por caminos separados. "El impacto que queremos lograr es fundamentalmente en el mundo del deporte, porque tiene un enorme impacto social, probablemente el que más", afirma Soriano.
Como doctora en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, sostiene que "el deporte es la principal herramienta de cualquier Estado. Cuando en las Olimpiadas un país gana, todo el país se viene arriba. Es clarísimo que hay una utilización política absoluta del deporte de competición".
En el caso del Israel-Premier Tech se trata de un equipo ciclista financiado por un millonario cercano al gobierno de Netanyahu, que está trabajando en lo que se denomina sportswashing, es decir, utilizar el deporte para mejorar la imagen internacional de un Estado que está violando sistemáticamente los derechos humanos.
El impacto de las protestas ha obligado a pronunciarse a partidos e instituciones. Podemos e Izquierda Unida han respaldado abiertamente el boicot y han criticado al director de la Vuelta por tildar de "violentos" a los manifestantes que interrumpieron el circuito de la carrera en Figueres. La ministra Sira Rego (Sumar), por su parte, ha llegado a exigir la exclusión del equipo israelí.
Y es que, aunque el boicot deportivo a Israel no es nuevo, nunca se había alcanzado esta escala. En el baloncesto, por ejemplo, se han realizado protestas contra el Maccabi de Tel Aviv desde principios de los 2000, "especialmente en Vitoria-Gasteiz". "Los más y mejores movilizados han sido en el baloncesto, con acciones en San Mamés, en el Sadar y sobre todo en Vitoria, donde un compañero lleva coordinando protestas desde hace 20 años", explica Soriano. A su vez, en los estadios de fútbol se han puesto en marcha campañas como Tarjeta roja a Israel. La diferencia, sin embargo, es que la Vuelta pasa por carreteras y pueblos, lo que brinda una brillante oportunidad para que el fenómeno sea mucho más transversal y visible.
Al ver es tipo de iniciativas es casi imposible no retrotraerse al boicot internacional a Sudáfrica durante el apartheid, que incluyó la exclusión del país de competiciones internacionales de rugby, cricket y Juegos Olímpicos, y se convirtió en una herramienta clave de presión internacional. El paralelismo es evidente para los organizadores del BDS, que ven en el ámbito deportivo un terreno estratégico para cuestionar la normalización del Estado genocida de Israel.
Soriano recuerda que "una persona de a pie puede sacar una bandera palestina, colocarse en los márgenes de la carretera y mostrar su rechazo al paso de los ciclistas israelíes. Coordinarse es lo más interesante, porque es lo que puede llevar a la victoria del pueblo palestino con nuestro acompañamiento y solidaridad". En este sentido, la plataforma ha lanzado canales de comunicación como la cuenta de Instagram BDS Deportivo y el correo bdsdeportivo@gmail.com, para facilitar la coordinación entre estos simpatizantes.
Solo el futuro dirá si este esfuerzo cristalizará o no en medidas concretas para la exclusión deportiva como las que en su día se aplicaron a Sudáfrica. Lo que sí se sabe, de momento, es que la Vuelta de 2025 quedará en la memoria de muchos y muchas no solo por el resultado de sus etapas, sino por haber sido escenario de un movimiento internacional que se ha plantado frente a la masacre de un pueblo: "Una vez más vemos cómo la presión en la calle funciona. Les estamos empujando a decir algo".
MÁS: El Israel-Premier Tech descarta retirarse de la Vuelta: "Cualquier otra decisión supondría un precedente peligroso"
No hay comentarios:
Publicar un comentario