La guerra e invasión de Gran Bretaña y EE.UU. ha contribuido 
mucho al debilitamiento de Irak y al surgimiento del “Estado Islámico”
    Wolfgang Kaleck  16/7/2016 http://www.eldiario.es/contrapoder/invasion-Irak-crimen_6_537956209.html
La invasión a Irak liderada por EE.UU. y Gran 
Bretaña a inicios del año 2003 es un crimen. Durante más de trece años 
de conflicto armado han muerto cientos de miles de personas. Todos los 
actores involucrados, incluyendo a EE.UU. y Gran Bretaña, han cometido 
crímenes de guerra, masacres, torturas y otros delitos. No esperamos 
ninguna autocrítica por parte del ex primer ministro británico Tony 
Blair y el informe publicado el pasado miércoles por la  comisión investigadora británica
 (Irak Inquiry) –presidida por Sir John Chilcot– tampoco cambia para 
nada las cosas. No obstante, las conclusiones de Chilcot son muy claras:
 la decisión de Gran Bretaña de participar en la invasión fue prematura 
pues no se habían agotado todas las otras opciones. El Gobierno de Blair
 actuó sobre la base de información falsa; no sólo en cuanto a la 
información manejada por la inteligencia, sino que la guerra misma 
carecía de justificación jurídica.
Al mirar en 
retrospectiva la decisión de ir a la guerra, hay que recordar que tanto 
Saddam Hussein como su vecino sirio Baschar al-Assad cometieron 
gravísimas violaciones de los derechos humanos. Hussein es responsable 
por crímenes de lesa humanidad cometidos contra los kurdos y el pueblo 
chiíta en su país, además de la tortura sistemática en la cárcel de Abu 
Ghraib, décadas antes de que lo hiciera EE.UU. De modo que sería injusto
 culpar sólo a las potencias occidentales por la inestabilidad de la 
región. Pero de todos modos, la guerra e invasión de Gran Bretaña y 
EE.UU. ha contribuido mucho al debilitamiento de Irak y al surgimiento 
del “Estado Islámico”.
El informe de Chilcot no puede ser lo único
Es 
importante y está bien que Gran Bretaña –a diferencia de muchos otros– 
discuta y enfrente los errores políticos cometidos en este período y las
 violaciones de los derechos garantizados por la carta de las Naciones 
Unidas. En este sentido, el largo informe requerirá de una cuidadosa 
evaluación. Uno esperaría que luego de estas violaciones y delitos, los 
políticos y militares responsables fueran llevados ante la justicia, 
pero el problema es que el informe de Chilcot no es vinculante 
jurídicamente. La única opción sería –tal como dice el propio Chilcot– 
constituir un tribunal reconocido internacionalmente para juzgar y 
aplicar sanciones.
Podríamos pensar en la Corte Penal
 Internacional de La Haya que es la continuadora de los tribunales 
militares de Nuremberg, creados para juzgar a los criminales nazis 
responsables por la guerra de agresión alemana, llamada “la madre de 
todos los crímenes”. Pero la verdad es que sólo a partir de 2017 será 
posible conducir investigaciones o presentar demandas contra estos 
delitos en La Haya, además las investigaciones no serán aplicadas 
retroactivamente y sólo regirán para los países que decidan someterse a 
la corte.
Hoy en Gran Bretaña, los políticos y juristas piensan en aplicar una antigua ley para hacer una acusación pública  (impeachment proceedings en inglés) contra Blair. Pero siendo sinceros, creemos que falta sustento jurídico para eso.
El trabajo de mi organización, el European Center for Constitutional 
and Human Rights, se limita a los casos de torturas y malos tratos 
cometidos por los  militares británicos y agentes de inteligencia contra los prisioneros de guerra iraquíes.
 A inicios del año 2014 las autoridades de la fiscalía de la Corte Penal
 Internacional de La Haya iniciaron investigaciones preliminares al 
respecto y esperamos que el secretario de defensa de Blair, Geoff Hoon, 
sea citado a declarar. Pero para saber si Blair es responsable 
penalmente por las torturas se requerirían más diligencias de 
investigación. Se debiera ejercer presión para realizar mejores 
investigaciones en La Haya e idealmente también en Londres, pues hasta 
ahora, la impunidad reinante en relación con la invasión a Irak nos deja
 insatisfechos. Del informe de Chilcot se pueden tomar bastantes 
lecciones políticas para evitar una nueva guerra, lo mínimo sería 
reformar el derecho penal.
 
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