Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 8 de julio de 2016.
Este artículo señala la 
necesidad de que se movilicen todas las fuerzas democráticas en España 
para impedir que el partido heredero de las derechas que dominaron la 
dictadura, y hoy uno de los partidos más corruptos y antidemocráticos de
 la UE, gobierne.
Estamos viendo la masiva movilización 
del establishment político-mediático del país (detrás de la cual está el
 establishment financiero y económico) con el objetivo de asegurarse que
 el gobierno PP, liderado por el Sr. Rajoy, continúe gobernando en 
España, impidiendo así que haya un gobierno progresista que pueda 
sustituirlo. Parte de esta movilización es promover la imagen, a través 
de prácticamente todos los mayores medios de información, de que Rajoy 
ha ganado las elecciones y, por lo tanto, sería antidemocrático negarle 
la investidura. Algunas voces poderosas dentro del PSOE están añadiendo 
su voz a este coro mediático, utilizando también este argumento, 
alentando a la dirección de su partido –el PSOE- a que no obstaculice 
que el Sr. Rajoy pase de ser presidente en funciones a presidente con 
plenas responsabilidades para asumir tal cargo.
Detrás de este argumento hay otro 
objetivo, menos explícito, pero igual de claro: el de evitar por todos 
los medios posibles que Unidos Podemos pueda alcanzar una alianza con el
 PSOE que, aun cuando facilitaría la investidura del dirigente 
socialista Pedro Sánchez como presidente, tendría el riesgo de que 
pudiera significar la entrada de Unidos Podemos en el gobierno, lo cual 
es totalmente inaceptable. Los seis meses de campaña mostraron 
claramente que, para el establishment político y mediático, el enemigo 
número uno del país es Unidos Podemos, identificando “país” con sus 
intereses particulares, que sienten que están amenazados por tal 
formación política.
Y en su campaña anti Unidos Podemos, 
tales voces dentro de PSOE, incluyendo su dirección, han enfatizado que 
Podemos es el partido responsable de que Pedro Sánchez no haya 
sustituido a Rajoy como presidente, al haberse opuesto a la alianza 
PSOE-Ciudadanos-Podemos, presentando tal alianza como la única 
alternativa que había para la investidura del candidato socialista. Este
 mensaje se ha ido transmitiendo machaconamente por tierra, mar y aire, 
con la activa colaboración de los mayores medios de información, en 
contra de Podemos entonces, y en contra de Unidos Podemos ahora. Y ha 
calado entre personas que votaron a Podemos en 2015, las cuales 
aceptaron el mensaje promovido por la dirección del PSOE de que Podemos 
había sido el responsable de mantener a Rajoy en el poder, tal como 
señalé en mi último artículo “El comportamiento antidemocrático del 
Estado y de los mayores medios y sus consecuencias en las elecciones”, 
Público, 05.07.16.
La gran falsedad de las voces conservadoras dentro del PSOE
Es fácil de ver que tal acusación es 
falsa. Siempre hubo otra alternativa que hubiera permitido investir a 
Pedro Sánchez como presidente de un gobierno de coalición, con mayoría 
de izquierdas, y con el apoyo del PNV. Sumando 90 escaños del PSOE con 
71 de Podemos, sus aliados e IU, y los 6 del PNV, da un número de 167, 
superior al número que daba la suma del PP con Ciudadanos, 163. En la 
segunda votación es más que probable que los partidos nacionalistas ERC,
 CDC y Bildu no hubieran votado en contra de la coalición del PSOE, 
Podemos y sus confluencias, IU y PNV, permitiendo así la formación de un
 gobierno con mayoría de izquierdas que hubiera podido revertir el gran 
número de políticas reaccionarias que han hecho un gran daño al 
bienestar de las clases populares y que, debido a su intolerancia hacia 
la aceptación de la plurinacionalidad, han activado las tensiones entre 
los distintos pueblos y naciones de España, incluyendo el crecimiento 
del independentismo. El diálogo del gobierno central con las fuerzas que
 se han convertido al independentismo recientemente (como consecuencia 
de la intolerancia primordialmente del PP) es esencial para que se 
resuelva el mal llamado problema catalán. Y digo mal llamado porque es 
básicamente un problema grave español, creado primordialmente por el 
Estado español, exacerbado cuando ha gobernado el PP. Debido al gran 
antagonismo de ERC y CDC con el PP, tales fuerzas nunca habrían votado 
por la investidura de Rajoy y se habrían abstenido en la investidura de 
Pedro Sánchez. De ahí que la alianza del PSOE, Podemos y sus 
confluencias, IU y PNV hubiera permitido la investidura de Pedro 
Sánchez.
Las voces conservadoras del PSOE se 
opusieron, pues básicamente no querían aliarse con Podemos, utilizando 
el eterno argumento de “defender la unidad de España” (que nadie estaba 
amenazando en la coalición PSOE-Podemos-PNV) como justificación para no 
considerar dicha alternativa. El manoseado argumento de que no querían 
depender del voto de los independentistas (que nadie pedía, pues no se 
pedía el voto a tales fuerzas, sino su abstención) queda desacreditado, 
pues el PSOE ha colaborado con tales fuerzas aprobando conjuntamente 
muchas leyes en las Cortes. Es más, en Catalunya el PSC gobernó en 
coalición con ERC, siendo tal partido un componente leal del programa 
del tripartito (el mejor gobierno que ha tenido Catalunya), que no 
incluía ningún paso hacia la secesión de Catalunya de España.
¿Qué pasó en la fallida alianza PSOE-Ciudadanos-Podemos?
Igualmente falsa es la acusación de que 
Podemos hizo fracasar el proyecto de alianza PSOE-Ciudadanos-Podemos. En
 esta acusación se manipula la información, pues no fue una propuesta de
 alianza tripartita, sino una alianza (en realidad, más que alianza, fue
 incluso un pacto) entre el PSOE y Ciudadanos a la cual, una vez ya se 
había firmado el pacto, se invitó a Podemos a añadirse, en una situación
 subalterna, pues el pacto PSOE-Ciudadanos era el punto de referencia. 
Es imposible que la dirección del PSOE no fuera consciente de que la 
manera como estaba diseñando el proyecto destinaba a este al fracaso, 
fracaso que muchas voces en el PSOE deseaban.
Podría haberse hecho un pacto 
PSOE-Podemos, y entonces invitar a Ciudadanos a sumarse. En caso de que 
este no se hubiera sumado, hubiera aparecido este, Ciudadanos, como el 
responsable de mantener a Rajoy en el gobierno. Pero esto no era lo que 
los conservadores en el PSOE deseaban, pues lo que querían era utilizar 
el pacto con Ciudadanos para mostrar que era Podemos el responsable del 
fracaso. Su objetivo era destruir a Podemos, al cual la dirección del 
PSOE continuó presentando como el adversario (cuando no el enemigo 
principal).
Pero de todas las falsedades, ahora la mayor es que Rajoy ganó las elecciones
Las mismas voces conservadoras del PSOE 
ahora acentúan que debe reconocerse que Rajoy ganó las elecciones de 
junio. Pero ello no es cierto. Rajoy no ganó las elecciones. Unas 
elecciones a un parlamento no son una liga de fútbol. En un sistema 
pluripartidista gana el que consigue más votos y escaños para que pueda 
formar gobierno, no el partido minoritario que consigue más votos. Es 
profundamente antidemocrático asumir que el partido minoritario que 
consiguió más votos es el ganador. Es un insulto a la mayoría del 
electorado que no votó a Rajoy (15.257.732 personas, que votaron a los 
otros partidos con representación en el Congreso) decir que este ganó 
y/o que los representa (con solo 7.906.185 de votos). Solo en una 
cultura democrática de tan baja calidad como la española (incluyendo la 
catalana) se puede presentar en base a estos datos que Rajoy ganó las 
elecciones. En realidad, tenemos ya evidencia de que la gran mayoría del
 electorado y de los españoles no desean que Rajoy (la derecha dura con 
ribetes franquistas) continúe de presidente. Así lo han indicado no solo
 Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, sino también Albert Rivera (que lo 
repitió machaconamente durante las elecciones) y los dirigentes de casi 
todos los otros partidos (PNV, ERC, CDC y Bildu). No puede ser, pues, 
que salga escogido presidente de España el que todos los demás no 
desean.
Este deseo generalizado en contra de 
Rajoy y su partido se debe a que la gente tiene memoria histórica y sabe
 qué es y lo que representa el PP, fundado por ministros de la 
dictadura, siendo hoy uno de los partidos más corruptos, más 
antidemocráticos y más reaccionarios que existen en la UE, continuador y
 sostenedor de la cultura franquista todavía extendida a lo largo de 
amplias áreas del territorio español. La gran mayoría de partidos 
políticos en las Cortes (excepto Ciudadanos) participaron en la lucha 
antidictatorial y se consideran antifranquistas. El PP nunca rompió con 
los lazos que le unen a sus fundadores, próximos, cuando no ligados, al 
anterior régimen. Es percibido como la ultraderecha dura, 
antidemocrática y corrupta, por la mayoría de fuerzas democráticas 
enraizadas en las formaciones que participaron en contra de la 
dictadura.
De ahí que se necesite una alianza de 
todas las fuerzas democráticas frente a los herederos de la dictadura. 
El hecho de que el Presidente Rajoy no haya condenado el comportamiento 
fascista del Ministro del Interior, el cual ha sido apoyado por el PP, 
además de mostrar su complacencia con la corrupción masiva en su 
partido, es indicador de su carácter antidemocrático. De ahí que, tal 
como hicieron en el año 1936, las fuerzas democráticas deben aliarse 
frente a la continuidad en el poder de los herederos del franquismo, 
bajo el mismo lema que utilizaron sus antecesores de “No pasarán”. 
Naturalmente que Ciudadanos, Podemos, En Comú Podem, En Marea, Compromís
 y otros partidos son partidos nuevos. Pero algunos están enraizados en 
fuerzas progresistas. Y otros han mostrado a lo largo de su corta vida 
un comportamiento democrático que se ha distinguido del del PP.
Hay todavía alternativas
Hay que señalar, tal como ocurrió en 
2015, que hoy continúa habiendo alternativas al gobierno Rajoy, si 
pudiera establecerse una alianza de todas las fuerzas democráticas para 
evitar su permanencia en el poder. Los votos al PSOE y Unidos Podemos 
(10.474.443) suman más que los votos al PP (7.906.185). Y los escaños de
 PSOE-Unidos Podemos (156) suman más que los escaños del PP (137). 
Faltaría que Ciudadanos (que ha dicho repetidamente en la campaña 
electoral que nunca votaría o facilitaría la investidura de Rajoy) 
votara en contra de Rajoy y a favor de Pedro Sánchez, o se abstuviera en
 la investidura de este último para que Pedro Sánchez sustituyera a 
Rajoy. Es más, Unidos Podemos podría apoyar la investidura de Pedro 
Sánchez en base a una alianza, tomando como punto de referencia el 
programa electoral del PSOE, sobre el cual trabajar un acuerdo. Para 
ello se necesitaría que el PSOE dejara de considerar a Unidos Podemos 
como el adversario (casi el enemigo), viéndolo como un partido clave 
para poder proteger los logros alcanzados en las áreas sociales, e 
incluso expandirlos, impidiendo su retroceso. Y el otro requerimiento 
sería que Ciudadanos cumpliera sus promesas y que, por lo tanto, además 
de no votar a Rajoy permitiera que Pedro Sánchez gobernara, 
absteniéndose. Ciudadanos es, después de todo, el partido que ha perdido
 más escaños. En el caso de que este partido votara en contra de Pedro 
Sánchez, quedaría claro que es Ciudadanos el responsable de la 
permanencia de Rajoy en el gobierno.
Otra alternativa sería que la coalición 
PSOE-Unidos Podemos fuera apoyada por el PNV y ERC (170), que sí 
sumarían más escaños que la suma PP + Ciudadanos (169). Ello facilitaría
 la resolución no solo del tema social, sino del tema nacional, abriendo
 un muy necesario diálogo con las fuerzas nacionalistas.
¿Son tales alianzas posibles?
La respuesta de la dirección el PSOE a 
cada una de estas alternativas sería el test de si PSOE quiere o no 
gobernar en coalición o en alianza con Unidos Podemos. Soy escéptico en 
cuanto a que el PSOE aceptara ninguna de estas alternativas, permitiendo
 al final la permanencia del PP. Pero si renuncian a cualquiera de las 
alternativas, estará claro que, en 2016, tal como ya ocurrió en 2015, 
habrá sido el PSOE y no Podemos el responsable de la permanencia de 
Rajoy. Esta es la única manera de probar que no es Unidos Podemos, sino 
el PSOE, el responsable de que continúe gobernando Rajoy.
Si dice no a cada una de estas 
alternativas, es este partido el que claramente no quiere ninguna 
relación con Unidos Podemos, incluso a costa de mantener a Rajoy en el 
poder. Termino invitando a los dirigentes del PSOE a que consideren las 
consecuencias de su comportamiento. La clase trabajadora y las clases 
populares de España no pueden aguantar más el enorme dolor que están 
causando las políticas impuestas al pueblo español por el PP. El PSOE, 
el heredero de millones de personas, incluidos mis padres, que lucharon 
para defender el gobierno democrático de unidad popular durante la 
Segunda República para conseguir una España justa, democrática y 
plurinacional, no puede por activa o por pasiva hacer posible que 
continúe en el poder el heredero de aquellas fuerzas que impidieron la 
obtención de aquel objetivo. Y otra consecuencia que deberían considerar
 es que el triunfo de Rajoy será la agudización de lo que se llama el 
“problema catalán”, que es, en realidad, el “problema español”, que será
 enorme si sigue gobernando el PP. No hay duda de que la elección de 
Rajoy, heredero de las derechas que ganaron la Guerra Civil y 
establecieron la dictadura contra los “rojos” y “separatistas”, 
agudizará los problemas mal llamados territoriales. Y es más que seguro 
que el porcentaje de la población catalana que desea separarse de España
 (hoy el 48%) llegaría a ser la mayoría. Los que están pidiendo dentro 
del PSOE que no se dificulte que Rajoy gobierne serán responsables de 
todo ello.
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