El plan anunciado por el presidente del Gobierno despierta recelos. Enrique Ayala, de la Fundación Alternativas, advierte: "No se va a gastar menos en materia social, eso no quiere decir que no se pudiera gastar más"
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, momentos antes de su comparecencia tras el Consejo de Ministros de este martes.
Los argumentos de Pedro Sánchez para disparar el gasto militar vuelven a despertar incertidumbres. Calculadora en mano, a la supuesta amenaza, hablando en euros, se destinarán otros 10.471 millones que permitirán alcanzar la cifra de 33.123 millones de euros en seguridad y en defensa. Expresado en términos del PIB, se trata del tantas veces prometido 2%, un porcentaje arbitrario encaminado a cumplir con las exigencias de Donald Trump y la OTAN.
"La pregunta es de dónde piensa sacar ese dinero, a qué ministerios va a dejar más pobres y qué cosas van a dejar de hacerse. Para que la población pueda o no estar de acuerdo necesita primero saber qué pierde, y eso no lo ha explicado", resume Tica Font, presidenta del Centre Delàs d'Estudis per la Pau.
En su comparecencia de este martes, Sánchez afirmó que el dinero saldrá de la "reorientación de algunas partidas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia" –la herramienta del Gobierno para implementar los fondos Next Generation de la UE–, de los ahorros generados por el buen desempeño de la economía española y del "margen que dan ciertas partidas que se incluyeron en los Presupuestos Generales de 2023 que ya no se necesitan".
Pere Ortega, investigador del Centre Delàs, advierte sobre el significado de esa "reorientación" de partidas provenientes de los fondos europeos. "Se puede leer como se quiera, pero reorientar quiere decir que no irán orientados a lo que tenían que ir: a la recuperación económica por la crisis que se generó por la pandemia", afirmó.
La vía de reasignar partidas provenientes de otros ministerios, también manejada por el presidente del Gobierno sin dar detalles concretos –sólo aseguró que no se tocarán partidas vinculadas a gastos sociales, aunque tampoco especificó cuáles son las que sí se verán afectadas–, genera otro mar de interrogantes entre los expertos.
"Lo no ejecutado en cualquier otro ministerio ahora se enviará a Defensa, cuando lo normal es que lo no gastado se reincorpore al mismo ministerio al año siguiente", afirma Ortega. A su juicio, este movimiento de partidas implicará "recortes encubiertos".
Por su parte, Font destaca que será importante conocer "qué ministerios se verán afectados y qué cosas dejarán de hacerse". "¿Esto supondrá acaso que Fomento deje de invertir en las vías de Renfe? ¿De dónde sacará el dinero? Cuando dice que no tocará los presupuestos sociales a mí me parece que no es creíble", remarcó la investigadora.
Cuestión de prioridades
Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas, también observa grietas en el discurso del Gobierno "No se va a gastar menos en materia social, pero eso no quiere decir que no se pudiera gastar más", afirmó.
"Si eres capaz de rebañar 10.000 millones de las partidas existentes y de los fondos europeos, por qué no podrías dedicar esos 10.000 millones a fondos sociales, como por ejemplo la vivienda, que es un asunto perentorio en España", señaló.
Ayala subraya que se trata, principalmente, de una cuestión de prioridades. "Si tú puedes tener más dinero para gasto social y lo estás empleando en otra cosa, es evidente que estás estableciendo una prioridad determinada que a lo mejor no es la que establecerían los españoles", añadió.
Otro de los argumentos utilizados por Sánchez para apaciguar a sus socios de Sumar alude al destino que tendrá ese polémico aumento del 2% del PIB en gasto de Defensa: el presidente aseguró que no todo el aumento irá a parar a la compra de armas convencionales, sino que también se empleará en "mejorar las condiciones laborales de las Fuerzas Armadas" o "elaborar, fabricar y adquirir nuevas capacidades de telecomunicaciones y ciberseguridad".
"El Gobierno disfraza el gasto militar diciendo que no todo es militar, que también hay cuestiones de seguridad y ciberseguridad del Estado que se van a ver reforzadas y suplementadas con recursos. Sí, pero se envían al ministerio de Defensa, no a otros ministerios. Por lo tanto, es gasto militar", explica Ortega.
"¿A qué debemos temer?"
El concepto de "enemigo" y de las consecuentes amenazas que justifican este incremento del gasto militar también están ahora sobre la mesa. El presidente del Gobierno alude a la existencia de supuestos peligros que justificarían el aumento ahora y no en 2029, tal como inicialmente manejaba el Ejecutivo.
¿Qué ha cambiado en materia de peligros para la soberanía y la seguridad nacional? Para Albert Caramés, director de FundiPau, aquí cabe preguntarse quién es exactamente el enemigo. A su juicio, desde La Moncloa "se vende mucho la industrialización y la creación de puestos de empleo, pero en materia de seguridad no queda claro a qué amenazas se debe responder y a qué debemos temer".
En el discurso de riesgos y amenazas que ofrece el Gobierno para justificar el aumento en gasto militar, el enemigo número uno tiene la cara de Vladimir Putin. Sin embargo, los expertos consultados por Público muestran serias dudas sobre el verdadero alcance de ese fantasma.
"Han reforzado el discurso de que Rusia es una amenaza para la seguridad de Europa y que no tiene suficiente con haber invadido Ucrania, sino que la amenaza persiste y que hay posibilidades de que Putin invada otro país europeo. En mi opinión, es una falacia, porque eso significaría una tercera guerra mundial", indicó Ortega.
"Agradar al Gran Hermano"
El escenario resulta endiablado. Si Putin decidiera atacar a algún país europeo, la aplicación del artículo cinco de la OTAN –el cual establece que "un ataque armado contra un país miembro es considerado un ataque contra todos los miembros"– abriría paso a un conflicto bélico de imprevisibles consecuencias. Y eso, añade Ortega, está hoy "fuera del sentido común".
Por su parte, Ayala destaca que se trata de "una amenaza que de alguna manera se agita, pero lo que está detrás es la exigencia de Trump de aumentar los presupuestos de Defensa so pena de abandonar a Europa a su suerte". O en otras palabras, "tratar de agradar al Gran Hermano para que nos siga protegiendo".
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