martes, 24 de diciembre de 2024

La persona con más viviendas de España vive en Coria del Río: un alcalde, una herencia y 600 "alquileres baratos", de Javier Ramajo

Javier Ramajo

Coria del Río (Sevilla) — 
1 de diciembre de 2024

Una mañana en la barriada Gutiérrez Pérez de Coria del Río, un municipio de Sevilla a orillas del Guadalquivir y a unos 17 kilómetros de la capital, es un ir y venir cotidiano de sus vecinos a cualquier recado, con la bolsa de la compra, con parada en el bar, con cualquier destino. Nada fuera de lo normal. Lo que muchos no saben es que las viviendas en las que habitan y que pagan religiosamente en régimen de alquiler pertenecen todas ellas al mayor tenedor individual de inmuebles de España.

elDiario.es reveló hace unos días los datos inéditos de los grandes propietarios que figuran en el Catastro como titulares de más de diez viviendas en todo el país y su distribución en cada municipio. De ese listado anonimizado nadie sabe, a tenor de sus gestos, pero en este pueblo milenario todos los vecinos consultados en la barriada saben quién da nombre al lugar: Joaquín Gutiérrez Pérez, alcalde de Coria del Río entre 1969 y 1976.

Una puerta metálica cerrada a cal y canto en la Calle Dolores Maldonado, junto a la sede de la Asociación de Vecinos Santa Mónica, por lo visto hace las veces de oficina de la vivienda del sobrino de aquel alcalde y que es la persona que gestiona todos los pisos. Todos conocen a Mariano, pero advierten que su 'despacho' solo abre una o dos veces por semana. “Si ves a una persona muy flaca, con un buen coche y con un moreno postizo es él”, comenta con cierta desgana un parroquiano dicharachero en el bar de la esquina. “Mejor que un padre”, resume un trabajador encargado del mantenimiento de los bloques de viviendas, que datan de los años 60 y a los que se les nota el paso del tiempo, al menos exteriormente, pero con la familia siempre presente en el nomenclátor de la barriada: calle Joaquina Pérez, calle Francisco Gutiérrez, etc.

El de mantenimiento marca sin preguntar en su móvil. Al otro lado del teléfono habla Mariano Gutiérrez, que se define como “apoderado” de las “14 personas dueñas” de las viviendas que heredaron dicho patrimonio inmobiliario, todos ellos hijos y nietos de Joaquín Gutiérrez Pérez. “En el Registro de la Propiedad puede que no esté bien recogido”, se escuda al preguntarle quién es la persona física tenedor de 627 viviendas en Coria, el 4,7% del total del municipio, como ha analizado elDiario.es. Para la información desvelada por este periódico se ha utilizado el listado de titulares catastrales con más de 10 inmuebles de uso residencial dados de alta como sujetos pasivos del IBI y los registros del número de inmuebles de esos tenedores en cada municipio. “Claro, pero hay 14 socios. Ven a la oficina y te explico”, señala el apoderado.

A la descripción del parroquiano solo le faltó añadir pelo engominado, camisa y corbata. “Tráeme el chaleco que aquí hace un frío que pela”, le dice a la persona que le acompaña. La oficina es pequeña, efectivamente hace frío y el anfitrión trata de mitigarlo con una estufa. En el local tiene numerosos estantes repletos de papeles y carpetas. “En 35 años que llevo en este negocio es la primera vez que hablo con un periodista”, confiesa. ¿Usted sabe que todas las viviendas que maneja su familia en Coria le convierten en la persona propietaria con más viviendas de España, doblando en inmuebles al siguiente en la lista, de Valencia, que tiene 318 viviendas (el 0,07% del municipio)?

“Mucho volumen, pero pocas nueces”

La pregunta no parece sorprenderle y pasa rápidamente a tratar de desechar la idea que el visitante pueda llevarse: “Todas estas viviendas nacieron con un fin social que yo lo he querido seguir manteniendo. Aquí hay mucho volumen, pero pocas nueces, porque tengo los alquileres más baratos de Coria”, repite durante la conversación, replicando lo sostenido por varios de los vecinos consultados antes.

Mariano gestiona desde 1990 el patrimonio de los Gutiérrez Pérez, una familia “pudiente” de Coria, según el relato de los vecinos. No solo en esta barriada, de unas 350 casas de 45-60 m2, de dos dormitorios en general, sino también en “la Gutiérrez Pérez de arriba”, donde hay unos bloques que albergan un centenar de viviendas construidas en el boom del ladrillo de finales de los 90, junto a la histórica Piscina de Coria. La piscina también es propiedad de los Gutiérrez Pérez, si bien una parte de ese terreno se vendió a la otrora gran empresa promotora de viviendas AIFOS, que derivó en la mayor suspensión de pagos de Andalucía. “Aquí venía media Sevilla a bañarse los fines de semana en los 80 cuando no existía el Guadalpark”, comenta un vecino.

Mariano, que prefiere no ser fotografiado, tira de memoria pero de un modo fresco pese al paso de los años. “Mi abuelo José Gutiérrez fundó esta barriada con unas ayudas que daba Franco para construir viviendas de protección. Luego su hijo Joaquín llegó a ser alcalde. Tenía cinco hermanos, que tuvieron 14 hijos, y que ahora disponen de las viviendas”.

Uno de los vecinos con los que habló SevillaelDiario.es  comentaba que también existe una tercera barriada Gutiérrez Pérez pero en la vecina localidad de La Puebla del Río. “Eso es de un familiar”, apunta Mariano sin mayor detalle, apuntando en la barriada de Coria en la que nos encontramos. “El 60-70% de las viviendas son de renta antigua y pagan entre 25 y 100 euros al mes”. “Son pisos subrogados, cuya renta se actualiza con el IPC. Algunos empezaron pagando tres pesetas a finales de los 60. También los hay que pagan unos 250 euros, o 300, porque son contratos que se han hecho nuevos”, explica. “Son pisos descatalogados, de renta libre, y podría poner el precio que quisiera, pero no lo hago”, presume. “Si las pusiera a 500 euros me las quitaban de las manos”, asegura.

Otro vecino que paseaba por la zona criticaba que a algunos les hacían pagar el IBI pese a estar de alquiler. “Ha habido denuncias, pero el propietario las ha ganado todas”, explicaba. “Es que eso viene en los contratos”, afirma con seguridad el apoderado de los dueños de los pisos, que se jacta de tener “una lista de espera desbordada”, de medio centenar de aspirantes a “los alquileres más baratos de Coria”, pero “se mueve poco porque los hijos se quedan con las casas de sus padres y tal”. En los últimos años, es cierto que es la zona donde se concentra más población inmigrante en el pueblo, de acuerdo a los datos del propio Ayuntamiento y como también reconoce el apoderado.

Durante la conversación con Gutiérrez sale otro nombre también muy conocido en la zona, Manuel Leflet Alvarado, que regenta una promotora inmobiliaria creada en 2000, y a quien algunos vecinos también le atribuyen una gran cantidad de viviendas en Coria del Río y en otros puntos de la provincia, así como hoteles en Coria, Sanlúcar la Mayor o Dos Hermanas. Sin embargo, Leflet sería una empresa y Gutiérrez Pérez figura como persona propietaria, por eso figura en la lista del Catastro mencionada. El apoderado no quiere entrar en detalles, pero le asigna “otro tipo de negocio”. “Son rentas más caras”, apuntaba previamente uno de los vecinos consultados.


lunes, 23 de diciembre de 2024

CTXT. Especial X AÑOS de CTXT Una utopía en marcha, de Ignacio Echevarría

 Ignacio Echevarría 4/12/2024

La andadura de CTXT testimonia una pequeña pero aleccionadora épica de lo posible, que asume la propia desventaja en la correlación de fuerzas y que, a pesar de eso, persevera tozuda y hábilmente por abrirse camino

Autónomo


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Llegué tarde a CTXT, la revista que se jacta de llegar tarde. Tarde me enteré de su andadura, y más tarde aún me incorporé a su equipo, de la mano de Guillem Martínez. Él hizo de puente entre Miguel Mora y yo, y Miguel, como quien no quiere la cosa, me propuso hacerme cargo de la sección de cultura de la revista. Mientras pensaba en cómo escurrir el bulto –yo, que nunca he sabido cómo decir NO–, el gusanillo de la curiosidad y de las fantasías animadas de ayer y de hoy fue trabajando, y pronto empecé a flaquear. La manera que encontré para engañarme a mí mismo fue buscarme un compañero de apuros y fatigas, que en esa situación no podía ser otro que Gonzalo Torné. Por fin íbamos a poder poner en práctica tantas ideas peregrinas y a menudo delirantes que iban surgiendo, al calor de las risas, en nuestras conversaciones. Gonzalo accedió, Miguel también, y así nació El Ministerio, título irónico que pusimos a la sección naciente, recordando que por entonces no había Ministerio de Cultura propiamente dicho, dado que Rajoy, como antes Aznar, lo había reducido a una Secretaría, dependiente del Ministerio de Educación.

Corría el año 2017 y desde entonces, con la tolerante y resignada aquiescencia de Miguel, jugamos Gonzalo y yo a pasarnos el uno al otro la patata caliente de empujar lo que, en los momentos de mayor euforia, aspiramos todavía a que constituya un laboratorio de fórmulas, retóricas y contenidos con que renovar el periodismo cultural, pero que, sobre el papel –o en la pantalla, mejor–, apenas alcanza a ser, más humildemente, una plataforma siempre en rodaje desde la que se emiten contenidos culturales a menudo poco homologables con los que llenan las secciones culturales de la prensa más conspicua.

Pero no es esta la ocasión de discurrir sobre El Ministerio, sino de celebrar que una iniciativa como la de CTXT, que lo ampara, venga aguantado, de momento, diez años. ¡Diez años! Toda una eternidad para una empresa aparentemente quijotesca. Todo un logro para una revista radicalmente independiente, feminista y de izquierda, de decidida vocación crítica e interpeladora, que se propone confrontar tanto los hábitos de pensamiento de los lectores como las conductas y las rutinas más asentadas del periodismo informativo y de opinión.

En los años que llevo embarcado en CTXT, así sea en una posición esquinada, con funciones de contramaestre, he aprendido algunas cosas de provecho a las que concedo un importante valor. La primera de ellas es –puestos a continuar el manido símil– la de sentirme parte de una tripulación. Para mí es un sentimiento todavía nuevo, dado que tiendo a establecer y a mantener una calculada y aséptica distancia con las empresas con las que colaboro, siempre como trabajador autónomo. En el caso de CTXT, sin embargo, y a pesar de que apenas pongo rostro a la constelación de nombres que constituyen su núcleo duro –su directorio, su centro de operaciones y su redacción–, he sido ganado por un sentimiento de pertenencia que tiene hilos de naturaleza simpática, afectuosa, temperamental e ideológica. 

Por otro lado, percibo CTXT como una utopía en marcha. Su andadura testimonia una pequeña pero aleccionadora épica de lo posible, que asume la propia desventaja en la correlación de fuerzas y que, a pesar de eso, persevera tozuda y hábilmente por abrirse camino sirviéndose de las grietas y rendijas que todo sistema tiene, por muy blindado que esté.

Recién he sabido cómo germinó el proyecto, cómo se gestó y cuáles fueron sus comienzos. Lamento no haber estado allí desde la primera hora. Pero desde la lejanía me digo que, si las utopías tienen alguna posibilidad de resistir y acaso prosperar, sólo puede ser, como en el caso de CTXT (y conformémonos de momento con lo de resistir, pues lo de prosperar lo veo más crudo), echando mano del entusiasmo propio y de las propias convicciones, sobreponiéndose gramscianamente al pesimismo de la razón con el optimismo de la voluntad, liando a familiares y amigos, a los viejos camaradas y a los sospechosos habituales, atrayendo a las inmensas minorías y tejiendo, más que una red, una estructura arborescente que, como esos arbustos canijos en las intemperies más inclementes, emplean varios nudos de raíces por cada rama que esforzadamente crece y aguanta, a despecho de los huracanes.

Por muchos años.

—-- 

Ignacio Echevarría, crítico literario, coordina El Ministerio con Gonzalo Torné desde 2017. 

Ilustración del día: Lo tiene bien cogido Por Pedripol

 

Por Pedripol


OTRA COSA:  CTXT. Periodismo Independiente. Ojalá dure mucho tiempo más, de Yayo Herrero


Lo de la otra mejilla es cosa de curas. Nosotros somos muy laicos

 2 de diciembre de 2024  José María Izquierdo




No hay manera, dice una canción de éxito. Y es cierto: no hay manera. Es imposible sacar los pies del apestoso estercolero en el que han convertido la vida pública el primer partido de la oposición, el PP de Alberto Núñez Feijóo, un político moderado, proclamaban sus exégetas antes de su llegada en paracaídas a Madrid, junto a su tenebroso compañero de viaje, Santiago Abascal, el líder de ese Vox sin cuyos escaños jamás será presidente Feijóo. Nunca, jamás, olviden esta verdad grabada a fuego en nuestras frentes. El PP se aliará con Vox, sí o sí. Máxime cuando los vientos soplan a su favor en Europa y América, donde la ultraderecha cabalga desbocada ante la cobardía de unos y otros. Veremos después cuánta y qué poderosa ayuda reciben. Pero quedémonos en este inicio con entender esa pista llena de mugre, toneladas de inmundicia vertida a propósito, echen más churre, no paren, que cuanto más asqueroso y mugriento es nuestro chiquero, mejor nos desenvolvemos en él, acostumbrados como estamos a bañarnos en nuestra roña. Tanto lodo, tanto barro como han tenido que soportar en Valencia, pobres gentes, a las que el PP todavía no se ha dignado ni a pedir perdón por las tropelías de su presidente valenciano y sus inútiles colaboradores. Hasta el lodo lo enlodaron.  

¿Cómo hacer para que en ese caldo viscoso, atrapante cual infantil blandiblú, pueda erguirse una discusión sensata sobre las propuestas que se han llevado al Congreso socialista de Sevilla? Atrapados como estamos en las miserias a las que nos ha conducido la derecha, no sabemos cómo atacar todos los retos que tenemos frente a nosotros como país, la enajenación salvaje de la oposición sacando la guadaña ante cualquier asunto que se salga de su bazofia habitual. Y de sus medios de comunicación, sobrepasada cualquier línea de decencia. Educación, impuestos, cambio climático, sanidad pública o privada, relaciones con la Iglesia, etc, etc. Ni tan siquiera la financiación de Cataluña, tema omnipresente los últimos meses, parece que les motive. Echar a Sánchez, echar a Sánchez. Todo gira en torno a un vuelo gallináceo de escasísima altura, ningún asunto de calado penetra en el cuerpo social y así estamos, adocenados, nublados por la inmundicia y atados a la agenda de unos desalmados (...) 

domingo, 22 de diciembre de 2024

CTXT. ¿Sueñan los jueces con ovejas golpistas?, de Gerardo Tecé

 Gerardo Tecé 3/12/2024

Si el uso de la Justicia para dañar la reputación de los rivales políticos ya no funciona, ¿no tocará usar la herramienta judicial para emitir no solo imputaciones sino condenas ‘fake’?

Instrumento judicial. / La Boca del Logo

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Cuando la derecha española comprobó hace dos veranos en las urnas que su desfachatez pesaba aún más que las enormes ventajas de tener al árbitro comprado –medios de comunicación, empresarios y jueces–, ese busto viviente que es José María Aznar decidió mover la zona de mármol que dibuja su labio inferior para lanzar un enigmático mensaje –quien pueda hacer, que haga– que todos entendimos sin enigma alguno: el que pueda, que ponga zancadillas a la voluntad democrática. Siguiendo el consejo del hombrecillo, quien pudo hizo lo que buenamente pudo. Los medios, que poco más podían hacer porque llevaban ya años criminalizando a un gobierno democrático, siguieron haciéndolo; los empresarios siguieron recogiendo beneficios sin dejar de anunciar nuevos fines del mundo ante cada avance de los trabajadores; y los jueces, que recibieron las palabras de Aznar como una circular interna, decidieron destrozar definitivamente el prestigio y la credibilidad de su oficio a cambio de unos cuantos titulares de prensa que ya no provocaban el daño esperado. Un drama.

Feijóo, que poco puede hacer el hombre excepto tratar de evitar que Ayuso le mueva demasiado la silla, anda escandalizado estos días porque jamás en la historia de España un presidente del gobierno se vio salpicado por tantísimos casos de corrupción. Razón no le falta, como tampoco le faltaba al capitán Renault en Casablanca: qué escándalo, aquí se juega. La actividad judicial en torno a la familia de Pedro Sánchez es diaria, como años atrás lo fue en el entorno de Podemos –sin que Sánchez se quejase por ello. A la imputación de la esposa del presidente por no se sabe aún bien qué delito sumamos ahora la imputación de su hermano por tampoco sabemos bien qué. Según la denuncia del sindicato ultra Manos Limpias, abrazada con entusiasmo por un juez que está haciendo lo que puede, el tiparraco, supuestamente afincado en Badajoz, habría aumentado de manera sospechosa su capital, que ascendería a más de 2 millones de euros, mientras tributaba desde Portugal para evadir impuestos en España. Investigado el asunto por la Guardia Civil, nada. Nanai. Cerocerismo en Las Gaunas. Horror vacui. Lo de los dos millones de euros era un bulo y también que viviese –quién pudiera– en Portugal. Una realidad que, sin embargo, no ha impedido que el juez, ya que estaba, haya imputado al hermano del presidente y a ocho personas más movilizando a unidades de élite de la Guardia Civil en busca de alguna frase escrita en Gmail o Whatsapp que induzca a pensar que, a lo mejor, tal vez, quién sabe, el tipo consiguió el empleo de coordinador de actividades de los conservatorios de Badajoz –quién quiere una embajada en Washington habiendo conservatorios en Badajoz– gracias a que su hermano, por aquel entonces líder raso del PSOE, estaba a punto de ser expulsado del partido.

Que Pedro Sánchez está hasta el cuello de corrupción es un axioma que nadie discute en el universo de la derecha, ese espacio-tiempo paralelo al planeta Tierra en el que, sin embargo, nadie acierta a explicar en qué consiste tantísima corrupción. No hay familiares del presidente que hayan metido la mano en la caja, tampoco han evadido impuestos, ni tan siquiera cobrado comisiones ilegales. Ni legales. ¿Entonces? Entonces son unos corruptos porque nuestros jueces, independientes como ellos solos, los están imputando. Y chimpún. Un axioma que funciona en el universo de la derecha, pero no más allá de él, donde el uso y abuso partidista de la Justicia por parte de la derecha ya se ha cargado el juguete.

Controlar la Justicia con disimulo tenía sentido cuando era una institución con cierta credibilidad. Antiguamente, que imputasen a un político o a su entorno lo debilitaba enormemente porque la ciudadanía partía del hecho –qué tiempos aquellos– de que esa imputación respondía a hechos reales y no a un retorcimiento de la realidad y la ley en busca de titulares de prensa. En aquel entonces se podía jugar con los tiempos. Si controlabas la Justicia, podías imputar hechos reales justo antes de unas elecciones y aquello era letal. Hoy, cuando llega una nueva imputación surgida del “quien pueda hacer, que haga”, una parte enorme de la sociedad ya no mira al imputado sino al juez que imputa. Un presidente que, con todo su entorno imputado, mantiene el tipo electoralmente demuestra que gran parte de la población ya sabe en qué consisten unas imputaciones fake que no son nuevas en su uso, pero sí en sus objetivos: ya se dirigen contra instituciones tan altas como la presidencia del gobierno o la fiscalía.

Llegados a este punto, hay que hacerse una pregunta. Si el uso de la Justicia para dañar la reputación de los rivales políticos ya no funciona como debería, ¿no habrá llegado el momento de que la derecha use los tribunales bajo su control como fuerza bruta sin más? ¿No tocará, ya con las cartas sobre la mesa y el prestigio de los jueces destrozado, usar la herramienta judicial para emitir no imputaciones, sino condenas fake con las que inhabilitar a los rivales a los que ya no se daña mediante alocadas fases de instrucción que luego quedan en nada? En Brasil funcionó con Lula y en España se realizaron en el pasado pruebas piloto de condenas políticas fake emitidas con bastante éxito. Los habituales conejillos de indias con los que se podía experimentar sin que el votante del PSOE sintiese la democracia en riesgo –vascos, catalanes y colectivos marginados– demostraron que poder, se puede.

A la espera de nuevas frases enigmáticas de Aznar, la derecha judicial debe sentarse a establecer una hoja de ruta que en estos momentos no tiene. Debe la Justicia, esa que anda poniendo zancadillas sin disimulo y permitiendo prevaricaciones con descaro, decidir si está dispuesta a llegar hasta el final para recuperar el poder político que las urnas le han arrebatado. No es fácil. Emitir condenas en contra de los hechos demostrados expone al juez firmante a ser condenado en un futuro en el que las mayorías volviesen a cambiar. ¿No merece España, la buena, la suya, que corran ese riesgo? Aznar, que lanzará piedras y esconderá la mano, opinará que sí. Los jueces y tribunales, que deberían firmar esas condenas en contra de una realidad que podría volverse contra ellos, aún no tienen claro si atreverse a dar ese paso o si permitir que todo este trabajo de desprestigio contra sus rivales ideológicos finalmente se pierda como lágrimas en la lluvia. La ciudadanía sigue expectante, a ver hasta dónde son capaces de llegar. 

Si triunfa el golpe..., de Rosa María Artal

 

3 de diciembre de 2024   Rosa María Artal

Está en curso algo que se parece extraordinariamente a un golpe blando: se tumba al Gobierno con todas las malas artes disponibles y se hacen con los mandos del poder para aplicar su modelo. Han avisado sin complejos: “El que pueda hacer que haga”, dijo el hombre oscuro. “Nuestra obligación en estos momentos es echar a Sánchez del Gobierno, acabar con este Gobierno lo antes posible, y lo vamos a hacer con todos los medios a nuestro alcance y si los medios son judiciales también lo vamos a hacer”, anunció el portavoz Tellado. PP en vena. Y van a una velocidad de vértigo: este último fin de semana ha sido una auténtica explosión de avisos. Reconocerán que los pasos se han ido viendo desde hace tiempo y se han ido marcando. La sociedad es la primera que debe saber que ya no queda mucho más tiempo. Y también qué implicaría que el golpe triunfe. Seguimos insistiendo en el tema porque la amenaza es seria.

"Si el golpe triunfa… olvídense de estudiar como no sean ricos. Y cuídense mucho de enfermar porque el modelo ofrece grandes oportunidades ...

Si triunfa el golpe... se cercenará la ciencia y se potenciará el integrismo. Ya lo ha hecho el PP con ese aquelarre del creacionismo que ha ...

 Si triunfa el golpe y Feijóo tampoco consigue ser presidente corre peligro de sufrir un síncope después de tanta lucha sucia. Merece un retiro, ...

sábado, 21 de diciembre de 2024

La 'uberización' alcanza el olivar: los fondos buitre, a la compra de grandes fincas

27/11/2024    RAÚL BOCANEGRA

COAG expone en un informe que el proceso por el que los agricultores pasan de trabajar sus tierras a ser empleados de grandes empresas contribuye a un descenso en el 59% de las explotaciones.

Una persona recolecta aceitunas, en un olivar de Holguera (Cáceres) a 24 de noviembre de 2023, en Cáceres, Extremadura. — Gustavo Valiente / Europa Press

"Si el nuevo modelo de oligopolios corporativos se impone en el sector, España camina hacia un olivar sin agricultores", afirmó este martes en Sevilla Juan Luis Ávila, responsable del sector olivarero de la organización agraria COAG, durante la presentación del estudio La uberización del olivar español: zoom en Andalucía.

El proceso de uberización —un fenómeno por el que los agricultores pasan de trabajar sus tierras a ser empleados de grandes empresas que buscan la máxima rentabilidad— del campo es, según COAG, "uno de los factores que ha influido en la reducción sustancial del número de explotaciones en los últimos 20 años".

Los datos que aporta la organización son estos: "La uberización del olivar español borra del mapa al 59% de las explotaciones (de 602.250 en 1999 a 247.318 en 2020), mientras que la producción de aceite de oliva ha crecido un 65%".

"Los fondos de inversión especulativos han puesto el foco en el oro líquido español y acaparan ya las mejores fincas de regadío. Este proceso está poniendo contra las cuerdas a los olivareros profesionales, frenando la incorporación de jóvenes e hipoteca el desarrollo del medio rural y la lucha contra el cambio climático", subrayó Ávila.

"La brutal reconversión que ya se vislumbra amenaza con convertir a los profesionales autónomos e independientes en asalariados de las grandes corporaciones agroalimentarias, como ya está pasando en otras partes del mundo como Argentina o Brasil", asegura el responsable de COAG.

"Sin políticas claras que se opongan a la mercantilización del agua y aboguen por la defensa de su carácter público y su reparto social justo, que garantice la viabilidad de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias se está manteniendo la puerta abierta a la uberización de la agricultura", se apunta en el estudio.

"Queremos que el valor añadido de los olivares revierta en el desarrollo económico, social y medioambiental de nuestros pueblos no que sirva para revalorizar los fondos de pensiones de la policía montada del Canadá o de jubilados ricos californianos", reivindica COAG.

Los motivos

El informe avisa de que los fondos se han fijado en el olivar por varias razones. Entre ellas, señala que "el precio habitual de una hectárea de olivar en regadío en España rondaría los 40.000 euros y en secano, los 20.000, valores más bajos que los que se dan en otros países".

En comparación, en California, el valor medio oscilaría entre 50.000 y 60.000 euros la hectárea en regadío y entre 26.000 y 35.000 euros la hectárea en secano, mientras que en Italia serían unos 65.000 euros la hectárea en regadío.

Por otro lado, el sector del olivar se encuentra amparado por las ayudas de la PAC: "El acceso a subvenciones también se considera un parámetro clave para que las inversiones sean atractivas para el capital".

Además, "la superficie de olivar en producción ecológica se encuentra en expansión". Según los datos oficiales, "las hectáreas dedicadas al cultivo certificado en esta forma de producción se han incrementado un 31% entre los años 2018 y 2022, alcanzando las 262.379 hectáreas", algo más del 10% de la superficie de olivar en producción en ese año.

Abunda COAG: "El posicionamiento de los fondos e inversiones de capital también tienen en consideración este tipo de certificaciones de sostenibilidad a la hora de aterrizar en un sector, dado que se considera que el consumidor es cada vez más demandante de productos sostenibles y respetuosos con el medioambiente".

¿Quién invierte y quién saca rédito del olivar en España?

Coag aporta en el estudio datos sobre algunas de las grandes compañías que operan y que han invertido ya en el sector. El grupo Atitlan "fue uno de los pioneros en la inversión en el sector del olivar bajo la enseña Elaia". "Desde el año 2007, esta entidad —analiza COAG— desarrolló una apuesta inversora en el sector agrario que se fue concretando en la explotación de más de 20.000 hectáreas de cultivos en España, Portugal y Marruecos. Una parte de ellos eran fincas de olivar que han sido vendidas en 2022 al grupo De Prado, generando un beneficio de más de 73 millones de euros".

Además, "el fondo de capital riesgo Beka & Bolschare Iberian Agribusiness comenzó su andadura en el sector en 2021 y está destinado a gestionar y desarrollar plantaciones agrícolas, principalmente olivar, aguacate y almendro. Cuenta con más de 1.500 hectáreas de plantaciones super-intensivas en Portugal y Castilla la Mancha, algunas de ellas con certificación ecológica, y almazara propia".

También, "en abril de 2022, la administradora de fondos SLM Partners, que opera a nivel mundial y gestiona más de 300.000 hectáreas, compró 300 hectáreas para la producción de almendra, pistacho y olivar en Murcia".

En 2023, "Fiera Capital, fondo de inversión canadiense con más de 120.000 millones de dólares en activos bajo gestión, ha adquirido Innoliva, empresa que ya contaba con 8.000 hectáreas de olivar en Extremadura y el Alentejo, 2.000 de ellas ecológicas".

Otras firmas de capital privado, "como Miura Partners, han apostado por el sector en otros eslabones de la cadena del olivar", añade el trabajo. En 2023, alcanzaron un acuerdo de asociación con Cándido Miró, compañía líder en la producción de aceitunas de mesa y conocida comercialmente por su marca Serpis, y fundaron la enseña Olive&Co, una sociedad dedicada a consolidar el mercado de aceitunas, encurtidos y snacks saludables".

"Otro caso paradigmático en este ámbito es el de CVC, que en 2014 se convirtió en dueño de Deoleo, empresa propietaria de marcas como Carbonell, Koipe y Hojiblanca, y que aún continúa al frente de esta entidad, a pesar de los intentos de venta que ha realizado en los últimos años", se lee en el trabajo.

Pero "no sólo fondos de inversión" llegan al sector del olivar, añade COAG. "Los grandes capitales también ponen el foco en el mismo y, en ocasiones, saltan a la palestra por presuntos daños ambientales en sus macro-explotaciones".