Frank Barat Traducido por el colectivo Viva Palestina Libre. 30 NOV 2024
El 4 de noviembre, Frank Barat mantenía esta conversación con Eyal Weizman, arquitecto israelí, fundador y director de Forensic Architecture. En esta entrevista, Weizman presenta las principales conclusiones del proyecto “Una Cartografía del Genocidio”. Un estudio que no solo muestra la magnitud de la destrucción de Gaza, sino también su diseño. Weizman insiste en que todos y cada uno de los ataques (hospitales, carreteras, ayuda humanitaria, agricultura) tienen un efecto combinado, cuyo objetivo es la destrucción total de la Vida en Gaza, y no pueden entenderse por separado.
Esta entrevista forma parte de una serie de diálogos que Frank Barat lleva manteniendo desde octubre de 2023 y que pueden encontrarse en su canal de youtube subtituladas al castellano por el colectivo Viva Palestina Libre - Subtítulos contra la ocupación que se encarga, además, de su edición en formato texto para este medio
Frank Barat: Hola, Eyal.
Eyal Weizman: Hola. Me alegro de hacerlo, por fin. He estado viendo muchas de tus entrevistas.
Frank Barat: Gracias. Llevaba mucho tiempo queriendo hablar contigo por el innovador trabajo que estás haciendo y que está haciendo Forensic Architecture (Arquitectura Forense). Así que es un verdadero placer, Eyal. En concreto, quería hablar contigo, acerca de un informe y una plataforma realmente innovadores que publicasteis la semana pasada, titulado A Cartography of Genocide (Una Cartografía del Genocidio) que analiza la conducta de Israel en Gaza a partir de octubre de 2023. Mi primera pregunta es muy sencilla. Normalmente, creo que la gente o las ONG contactan con Forensic Architecture para trabajar sobre casos especiales. Pero este, creo que es un proyecto propio de Forensic Architecture. Quería preguntarte, ¿por qué decidisteis trabajar en una cartografía del genocidio? ¿Y qué metodología utilizasteis durante la investigación del proyecto?
Eyal Weizman: Sí, es muy observador por tu parte porque de hecho, en Forensic Architecture, no entramos sin invitación en el espacio del trauma ajeno. Cada una de nuestras investigaciones es en realidad un encargo, una petición de las familias, de las personas afectadas, para trabajar, no sólo para ellas sino junto con ellas, sobre cuestiones concretas que son importantes para esas personas y en movilizar políticamente esas pruebas de distintas maneras.
En relación con el genocidio en Gaza, algo fuera de duda era que lo que estábamos viendo era un genocidio. Empezó en las primeras semanas. En particular, recuerdo la orden de evacuación del norte de Gaza del 13 de octubre. En 24 horas, todas las personas residentes en la parte norte de Gaza fueron ordenadas a evacuar mediante panfletos. Imagínate, es la campaña de bombardeos más brutal de la historia de bombardeos aéreos. Hay un breve respiro. Y en lugar de bombas, lo que caen son panfletos. Pero esos panfletos también eran armas. Esos folletos eran palabras que instaban a la gente a abandonar sus hogares en lo que se ha convertido en la mayor y más rápida transferencia de población en la historia.
Lo que me sucedió en ese momento es que la orden roja, “id al sur de Wadi Gaza...”. Wadi Gaza es un pequeño arroyo estacional. No tiene agua durante todo el año. La gente sabe dónde está. Principalmente conduciendo hacia el sur. Subían la ventanilla para evitar el olor a cloaca, aunque ha sido limpiado recientemente de forma bastante eficaz. Pero el hecho de que hayan dado como orientación no una calle, ni una ciudad, ni un pueblo, nada que esté hecho por el hombre, significaba una intención de devolver el lugar a su estado natural. Y, en efecto, lo que siguió fue un destierro, fue que todo se borró, lugares que no se pueden identificar. Así que en ese momento, 13 de octubre, a una semana del 17 de octubre —el ataque a Al-Ahli—, supimos que estábamos en un espacio de genocidio, y eso te impone otro deber como investigador.
Estábamos preocupadas por... escuchábamos, tenemos contacto… de hecho, tenemos en nuestro equipo miembros nacidas en Gaza. Teníamos socias en Gaza, en los medios de comunicación, en particular una organización muy cercana cuyo director fue asesinado el 22 de octubre. Teníamos mucho cuidado al contactar con la gente sobre el terreno. Entendimos que teníamos la obligación de empezar a prepararnos para una situación muy diferente a partir de ese momento. Y cuando digo nosotras, hablo de un proyecto dirigido por tres experimentadas investigadoras de nuestro equipo: Noura Abuzaid, palestina nacida en Gaza, Omar Ferwati, investigador sirio-canadiense, y Davide Piscitelli, un diseñador italiano de gran talento, que empezaban a sistematizar y recopilar eficazmente una enorme cantidad de datos.
¿Sabes? en las primeras semanas del genocidio, ni siquiera estábamos investigando. Sólo buscábamos a nuestras amigas. Sabíamos que nuestras amigas estaban en peligro, intentábamos... La gente las buscaba en el terreno, bajo los bombardeos, y nosotras buscábamos gente que conocíamos entre cientos y cientos de vídeos que estaban efectivamente saliendo de Gaza, hasta que pudimos identificarlas. Y a veces las noticias no eran buenas. También tenemos socios en la Unidad Al-Haq de Forensic Architecture. Se trata de una unidad que ayudamos a fundar en Ramala, también dirigida por un joven arquitecto con muchísimo talento llamado Ashraf, que dirige esa unidad. Y juntas pusimos en marcha una enorme recogida y archivo de incidentes. Cada vídeo que pudimos encontrar, cada testimonio, cada persona con la que hemos hablado, o cada persona que nos envió uno. A estas alturas, la gente ya conoce nuestro compromiso con Palestina y nos envían testimonios directamente. No necesitamos buscarlos siempre en internet. La gente confía en nosotras y comparte información con nosotras. Cada uno fue geolocalizado y temporalizado, analizado, verificado, y puesto en una plataforma hasta que tuvimos en nuestro imaginario… Cuando digo plataforma cartográfica me estoy refiriendo a un mapa en el que puedes moverte en el espacio y el tiempo, puedes elegir qué día y qué parte de esta entidad geográfica cuya designación colonial es la Franja de Gaza estás viendo. Esto nos permitió hacer algo —que creo que es relativamente único— que es buscar patrones de violencia, lo cual significa no mirar las cosas acumulativamente. También hicimos eso, miramos las estadísticas, el número de personas asesinadas, el número de hospitales y otras instalaciones médicas destruidas, el número de ataques contra la atención médica, los convoyes de ayuda y las infraestructuras de ayuda, sobre la cantidad de tierra que se desenterró y borró.
Pero lo que era interesante y lo que es particularmente interesante al mirar en el genocidio, más allá de la intención, más allá de documentar la intención de oficiales y mandos militares, de la autoridad, sobre lo que está ocurriendo, —y hemos tenido bastante de esto—, es ver que estas órdenes se implementan sobre el terreno, que existe una relación entre esos sucesos. Que los sucesos que ocurren sobre el terreno no son cada uno al azar y podría ser respondido por el ejército israelí o sus representantes como respuesta contingente a una situación emergente sobre el terreno, una especie de enfrentamiento. Sino que responde a patrones que se repiten en el espacio y en el tiempo. Si tienes un tipo de acción en particular, por ejemplo, la voladura de una universidad, una escuela, o algo así, y vemos que ocurre en diferentes momentos, en diferentes lugares de la Franja de Gaza, y por diferentes unidades, se puede suponer razonablemente que responde a un diseño y no a una contingencia. Ahora, es obvio, es el trabajo que hay que llevar a cabo para demostrar lo más obvio, que conocemos intuitivamente porque vemos, porque hablamos con nuestras amigas de Gaza. Es desgarrador tener que hacerlo, pero por todos los procesos legales a los que contribuimos, y en particular al presentado por el equipo jurídico sudafricano en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, tenemos que pasar por estos procesos.
Así que los patrones son los que realmente nos aseguran que podamos vincular una intención con sus efectos sobre el terreno. Que las cosas que pasan no tienen explicación en la contingencia, sino en el diseño. Y eso es lo que tenemos que hacer. Y así, desde la primera semana como estaba diciendo, estábamos recogiendo todas las imágenes que recibíamos, los vídeos que recibíamos, los testimonios, los mensajes de voz en directo, cada uno convirtiéndose en una descripción de eventos, hasta que llegamos a este catálogo enormemente desgarrador de horrores, un libro de contabilidad de esas actividades. Porque en nuestro software podemos empezar a mirar la relación entre las cosas, podemos empezar a identificar patrones y tendencias y poner orden en el caos, si queremos llamarlo así.
Frank Barat: Gracias Eyal, no puedo imaginar lo difícil que debe haber sido porque yo no trabajo para Forensic Arquitecture, pero miras los vídeos que ves en Instagram y ya es muy difícil. No puedo imaginar a la gente empleando horas y horas de sus días, mirando estas fotos, escuchando los mensajes de audio. Quería preguntarte algo, porque Israel afirma que recurre a todos los medios para evitar matar a civiles. Y cuando mata a civiles, dice cosas como “es lamentable, pero son daños colaterales”. Obviamente, Israel refuta la afirmación de que ataca a civiles. ¿Qué muestra la investigación de este informe?
Eyal Weizman: En primer lugar, hablaría del primer comentario que has hecho, que es realmente cierto. Y no creo que nadie debería mirar esos vídeos a menos que tengan algún cometido para averiguar algo. No estoy siendo ingenuo en cuanto a la responsabilidad, pero creo que cuando la gente graba los momentos más horribles de sus vidas, la pérdida de seres queridos delante de sus ojos, el asesinato de personas desconocidas delante de ellas pero que son su propio pueblo, y subirlo o enviárnoslo, es un testimonio de fe. Arriesgan sus vidas para hacerlo. Pasan por un proceso muy difícil al hablar de ello o grabarlo. Y un vídeo es un testimonio en cierto modo porque no lo graba otra persona más que la persona que es testigo. Es una testigo con una cámara. Lo envían y tienes que mirarlo con cuidado porque han sido enviados por las personas más vulnerables en la Tierra en este momento, las personas que están pasando por esto. Así que quieren que lo mires, y nosotras lo miraremos, pero también, de alguna forma, los vemos para que otras personas no tengan que hacerlo. Y tenemos nuestras diferentes maneras de gestionar el efecto traumático. Aunque, como te dije, Frank, desde el principio del genocidio, estábamos buscando a nuestras amigas, y de hecho descubrimos el asesinato de amigas nuestras en Gaza. Así que no se trata de un trabajo técnico desde la distancia. Estamos emocionalmente, políticamente situadas, comprometidas con la liberación de Palestina y con detener el genocidio.
Cuando estábamos viendo el asesinato de Hind Rajab y cada una de las 355 balas que fueron disparadas a corta distancia por un tanque en enero, directamente sobre su coche con su familia allí, cada una de esas balas sólo estaba diciendo: “Detengan el genocidio.” Ahora mismo es nuestro deber hacerlo. Así que lo que estamos viendo es una campaña sistemática organizada para destruir la vida y las condiciones de vida en toda Gaza. Vemos una nueva fase y una nueva escala de violaciones israelíes, pero vemos cada una de ellas, concordando con, haciendo eco con un patrón que existió a lo largo de la historia de control y dominación del pueblo palestino por parte de Israel, en esa parte suroccidental de Palestina. Todos y cada uno de los desplazamientos forzados... Ya sabes, estábamos mirando los desplazamientos, he hablado de esos panfletos que llovieron en la parte norte de la Franja de Gaza el 13 de octubre. Intentaba decirte que a veces las advertencias son armas, y los panfletos eran armas. Las palabras son armas. Le dijeron a las personas que se movieran, y se movieron a lo largo de las carreteras que están siendo atacadas, hacia lugares que ya están destruidos, donde son atacadas de nuevo. Y hemos mapeado todas las órdenes de evacuación de Israel, todas comienzan o muchas comienzan con “por vuestra propia seguridad”. Pero en realidad, no es sino la militarización de la advertencia como instrumento de desplazamiento forzado y como tal, es uno de los actos más fundamentales de este genocidio. La gente fue desplazada.
Y luego hay que buscar en la historia. En 1948, Israel intentó desplazar a las personas palestinas del norte al sur del país a través de la frontera con Egipto. El ejército egipcio logró aferrarse a ese punto de apoyo de Palestina. En las últimas semanas del 48 al 49, lograron aferrarse a la carretera que ahora se llama Salah al-Deen, entre Rafah y la ciudad de Gaza. La ciudad de Gaza es donde estaba el cuartel general. Inmediatamente después, Israel exigió a la ONU y a los egipcios que desplazaran a la población palestina que estaba en los recién construidos campos de refugiadas en el norte; Jabalia, Al-Shati y otros, para trasladarlas al sur y cruzar de nuevo la frontera con Egipto, al norte del Sinaí. Las redadas de mediados de los años 50 llevadas a cabo por Sharon, lo que se llama las redadas de la represalia, las redadas de terror sobre las personas refugiadas palestinas estaban destinadas a provocar una crisis que obligaría a la ONU a desplazar a personas a través de la frontera. En el 56, cuando Israel ocupó por primera vez la Franja de Gaza, había planes para desplazar a la población palestina al Sinaí. En el 67, lo mismo. En el 71, en la segunda fase de la incursión terrorista de Sharon en un campo de refugiadas, consiguió disminuir la población palestina refugiada en el norte y desplazar a la gente al sur de la Franja de Gaza, a lo largo de la misma dirección que vemos hoy en día. Así que tienes paralelismos en la historia. No es lo mismo. Es una escala diferente. Tiene tecnologías particulares pero hay paralelismos.
La destrucción de la agricultura palestina por parte de Israel que hemos mapeado, la destrucción sistemática de tierras agrícolas palestinas, principalmente a lo largo de dos zonas. Los bordes orientales de la Franja de Gaza a lo largo de las vallas es donde se encuentra el suelo aluvial, el suelo bueno, —se llama “lus” en esa zona— y aquí es donde está la agricultura. Y a lo largo de la cuenca del Wadi Gaza, digamos, hay otra zona de suelo arcilloso, y es a lo largo de estos lugares donde ha habido destrucción de Israel. Israel ha ampliado la zona de “seguridad” para destruir la agricultura palestina allí, y han tomado la cuenca de Wadi Gaza por el corredor de Netzarim. Que encaja con el intento israelí de destruir la agricultura palestina a través de generaciones.
Estamos asistiendo a un ataque sistemático a los hospitales, estamos viendo ataques sistemáticos a las infraestructuras, estamos asistiendo a ataques dirigidos de manera sistemática a la ayuda humanitaria. Pero en particular, y lo que es realmente interesante, y creo que esta es una de las contribuciones más importantes de nuestro trabajo, es no mirar... Ya sabes, todas hemos estado leyendo… y estoy seguro de que a estas alturas, estás muy familiarizado y tienes todas las estadísticas, y no es necesario que... —aunque las nuestras puedan ser diferentes, hasta cierto punto más precisas debido a la granularidad con la que miramos las cosas—, pero creo que compartimentar cada una de las atrocidades; ataque a la agricultura, ataque a las escuelas, ataque a las infraestructuras, ataque a la ayuda humanitaria, etcétera... Considerarlos por separado enmascara la naturaleza del genocidio. El genocidio tiene que ver con la relación entre ellos. ¿Y qué ocurre? Hay que pensar en todo ello junto.
Si vas a nuestra plataforma cartográfica, activas ataque sobre agricultura y activas el ataque a la ayuda humanitaria, lo que se ve es un daño acumulativo combinado por el cual el ataque a la agricultura reduce la capacidad de Gaza para alimentarse, el ataque a la ayuda humanitaria destruye la comida que entra. No se trata de un añadido. No es esto y aquello. Es el compuesto. Es como “en este momento esto”. Cada uno de esos actos multiplica el daño del otro y también te muestra que esas cosas son sistemáticas. Cuando miras el ataque al hospital como uno de los instrumentos de desplazamiento forzado, comprendes que no puedes ver esas cosas por separado. Necesitas, al mismo tiempo —y eso es lo que permite nuestra plataforma— activar los hospitales, activar los desplazamientos forzados, y verás como uno multiplica, agrava el efecto del otro, y te muestra una campaña diseñada, en la que a través de diferentes momentos y en diferentes lugares de Gaza, la relación entre estas cosas es lo importante. Cuando tienes muchos datos y cuando tienes un buen software de análisis, estas son las cosas que podrías hacer.
Sin embargo, todo esto suena muy mecánico, casi científico. Al final de cada uno de ellos, si profundizas en cada una de estas evidencias, tienes a las personas, tienes los testimonios, oyes la experiencia de las palestinas siendo atacadas, y entiendes que estas experiencias individuales y desgarradoras, separadas, están todas relacionadas entre sí. Lo que le ocurre a alguien en un hospital está relacionado con lo que le ocurre a alguien en la carretera, está relacionado con lo que ocurre en la agricultura, con la ayuda humanitaria, etc.
Frank Barat: Sí, es por eso que mirando a Gaza ahora y en el último año, es por eso que para cualquier observadora neutral, el patrón y el ataque sistemático en hospitales, universidades, lugares religiosos parecen bastante obvios. Y, de hecho, en uno de vuestros últimos informes, en un trabajo anterior, también hablabais, —lo has mencionado brevemente— de que estaba sucediendo un ecocidio en Gaza, ¿verdad? ¿Puedes explicar rápidamente por qué habéis llegado a esta conclusión?
Eyal Weizman: Creo que no se puede pensar en el genocidio de Gaza sin observar el medio ambiente y el suelo. De hecho, en el momento en que estábamos trabajando en Gaza, estábamos trabajando sobre otros dos genocidios coloniales de asentamientos de colonos. Estaba dando testimonio en el juicio de Lucas García por genocidio, ante el Tribunal Supremo de Guatemala, llevado a cabo en la década de 1980, donde por cierto, el ejército de Guatemala, —parcialmente pero no sólo— había sido entrenado y abastecido por el estado y el ejército israelíes. Un genocidio contra los Ixil, un pueblo maya del altiplano occidental de Guatemala. Una vez más, el medio ambiente fue uno de los principales medios de destrucción. Quemaron el bosque. Destruyeron la relación entre pueblos, campos y bosques. Esta relación, el entorno, no es dónde están las personas, es quiénes son, en palabras de Patrick Wolfe quien acuñó el término colonialismo de asentamiento. Si destruyes el medio ambiente, destruyes los cimientos de una cultura y de lo que son las personas. Al mismo tiempo, trabajábamos en Namibia en un genocidio colonial alemán allí, de 1904 a 1908. Una vez más, la destrucción del medio ambiente y la utilización del desierto como arma, donde el pueblo Ovaherero, después de la masacre de Waterberg, fue enviado al desierto del Kalahari, y el desierto hizo el resto del trabajo del genocidio. Ahí tenemos genocidios coloniales de asentamientos de colonos, y ambos son reconocidos como genocidios, muy similares a lo que ocurre en Gaza.
La costa suroeste de Palestina, que es como prefiero referirme a esa área, es el granero de Palestina. Es extraño pensar en ello porque pensamos en ese lugar como una frontera muy sureña de la zona, pero tiene uno de los mejores suelos. Wadi Gaza, ese Wadi más allá del cual se ordenó a la gente que se fuera, tiene una de las mayores cuencas. Aporta arcilla y muy buena tierra desde la montaña de Hebrón hasta la Franja de Gaza, uno de los suelos más fértiles de Palestina. Desde el mar, tienes la arena entrando. Así que si lo miras, si te imaginas esa franja, lo que queda de la costa suroeste de Palestina, en realidad está dividida en dos partes con Salah al-Deen en el centro. Al oeste de la ruta, hay dunas de arena. Al este hay un excelente suelo agrícola. Tienes esa división. A continuación, piénsalo geográficamente de otra manera. En el norte de la Franja de Gaza llueven entre unos 400 y 500 milímetros al año. Esto es muy bueno para la agricultura. En el sur llueven alrededor de 200 milímetros al año. Se trata de un “entorno desértico” tal y como se define científicamente. Ahora mira el patrón de desplazamiento forzado y lo que estaba sucediendo. La gente fue trasladaba del norte al sur, de una zona con mucha lluvia, a las zonas secas y del este al oeste, del suelo arcilloso a las dunas, por lo que terminaron en este cuarto, más o menos, pero efectivamente, eso es, tanto al sur de la línea de precipitaciones, como al oeste en relación al tipo de suelo. Tienes que entender esto para saber que la parte del mecanismo de destrucción de los pueblos indígenas es siempre el medio ambiente.
Ecocidio no es en sí mismo una violencia contra el medio ambiente —así es como solemos entenderlo, aunque no esté codificado. Está codificado en alguna jurisdicción nacional, pero no aún como un crimen internacional en su totalidad—, sino como un mecanismo de destrucción. Especialmente en esta parte agraria de Palestina, la destrucción del suelo significa no sólo que una excavadora ha venido y arrasa una fila tras otra de árboles en un huerto palestino de Beit Lahia o Beit Hanun. Estos árboles crecerán. En realidad, lo que ocurre son varias cosas. La destrucción de edificios... Los edificios —y lo sé como arquitecto—, los edificios son residuos sólidos y tóxicos. Todos los productos químicos que de alguna manera... esos líquidos que se solidifican en una forma construida, en el momento en que los pulverizas con una bomba o con una excavadora, se desintegran de nuevo en sus toxinas. En yeso, metales pesados, aislamientos, amianto en algunos lugares. Pasa de sólido a gas, si quieres, mientras la bomba lo convierte en una nube, esas nubes bomba que ves en el cielo son realmente lo que son, son edificios en forma gaseosa. Es todo lo que cada material que el edificio fue una vez, ahora se encuentra en esta... Está hecha de partículas de eso... Que cae casi como la nieve, muy lentamente, cubriendo casi toda la superficie de la Franja de Gaza, como una lluvia extremadamente tóxica que la deposita. Cada vez que una excavadora ha cortado una carretera, han cortado el alcantarillado y las aguas residuales sangran por los caminos como heridas, y de nuevo, al suelo. El bombeo de agua de mar, con mucha sal, al subsuelo… La cantidad de toxinas que ha recibido el suelo profundo, esto es mucho más que cuando estamos hablando de un herbicida, que afecta sólo a la superficie. Estamos hablando de docenas de metros de profundidad de destrucción, y con comunidades indígenas que lo tienen como medio de subsistencia. Ese suelo acabaría finalmente recuperándose, pero tardaría décadas, sino un siglo, para que vuelva a restaurarse porque se necesita tanto tiempo para que el suelo se recupere. El suelo es una compleja interacción de minerales y materia biológica que efectivamente... Todo lo que sucede en la superficie depende de procesos que están sucediendo a una docena de metros de profundidad.
Estamos hablando más allá del genocidio, estamos hablando de un proceso que yo llamo ungrounding [arrancar de raíz], que es combinar ecocidio y genocidio y tiene como objetivo la destrucción de Gaza en la profundidad y en el futuro. Y eso sin hablar del hecho de que la Franja de Gaza sea como... Esa costa, la costa de Palestina, la costa de todo el litoral palestino, es un largo y lineal yacimiento arqueológico. Aquí hay un yacimiento, aquí hay otro... Todo, por todas partes que excaves a lo largo de la costa. Y eso está enterrado bajo tierra que ha sido removida, que ha sido bombardeada, que ha recibido esas toxinas. Así que estamos viendo una forma de destrucción que es a la vez destruir el pasado y el futuro. Así que creo que el término “ungrounding” [arrancar de raíz] podría ser más adecuado para describir esa forma de destrucción que los términos que tenemos.
Frank Barat: De lo que estás hablando es realmente de una destrucción absoluta y total. Y no sólo destrucción, en cierto modo hay un añadido a eso. Es la imposibilidad, en cierto modo, de ser reconstruido... Cuando te escucho, hablas de ataques sistemáticos a hospitales, civiles, escuelas, mezquitas, terrenos agrícolas, carreteras… solo mencionarlo, cuesta creer, en cierto modo. Se supone que estamos en el siglo XXI, y parece una locura pensar que algo así pueda ocurrir en directo en nuestras pantallas. Y lo que también es una locura es que, y quería preguntarte sobre esto para cerrar, ¿qué le dirías a la gente? Quiero decir, sobre todo a los medios de comunicación o a los políticos que dicen que no se le puede llamar genocidio porque la Corte Internacional de Justicia aún no ha dictaminado si es un genocidio o no. Escuchándote, y he estado pensando en esto, y es por eso que tal vez... ¿cómo lo llamaste? ¿Ungrounding? Durante los últimos meses, he estado pensando, que tal vez tenemos que inventar otro término para lo que está ocurriendo en Gaza porque es más que un genocidio. Así que sí, ¿qué le dirías a la gente que dice que no se le puede llamar genocidio porque la Corte Internacional de Justicia aún no ha dictaminado? Y si tuvieras que acuñar de alguna manera otro término, ¿sería entonces ungrounding?
Eyal Wiezman: Mira, estamos muy comprometidas en ayudar al equipo jurídico sudafricano para que tenga éxito en los tribunales. Y ya sabes cómo funciona esto en los tribunales. Debes aceptar los términos que tienen un significado jurídico concreto, y tienes que seguir los textos legales, los protocolos y todo eso. Luego está el trabajo intelectual. Ese es nuestro trabajo, el de la gente, el de las activistas, el de las intelectuales que intentan comprender lo que está ocurriendo. Al mismo tiempo, lo que está ocurriendo en Gaza es muy similar a los genocidios coloniales de asentamientos de colonos. El suelo, la destrucción total del medio ambiente, la colocación de personas en áreas concentradas y en reservas, en áreas secas que son incultivables. Por otra parte, se está produciendo con un arsenal destructivo y una tecnología contemporánea que amplifica todo lo que estaba a disposición de las sociedades coloniales de asentamientos y sus ejércitos. Se está produciendo de una forma muy rápida y brutal. Así que sí, creo que la forma de pensarlo es... Concuerda con todas esas historias de las que hablaba. Pero el hecho de que concuerde no significa que sea eso. Creo que en realidad la tecnología contemporánea no sólo está facilitando la aplicación de la agenda colonial de asentamientos, sino que se ha convertido en una cualidad propia. Y necesitaremos nuevos términos para entender esa relación con la destrucción total de la profundidad del suelo.
Por supuesto, en Gaza en particular, la profundidad del suelo ha sido un actor en la colonización y en la resistencia a la colonización. Es realmente un medio de guerra que no teníamos antes. Por supuesto, Israel está utilizando y amplificando el riesgo de túneles y los está utilizando para describir casi la totalidad de la Franja de Gaza como si fuera un escudo humano horizontal. Quiero decir, cualquier cosa en la superficie es un escudo que se coloca horizontalmente con el fin de proteger lo que ocurre en el suelo y utiliza la presencia de túneles para justificar una forma de destrucción que llega hasta lo más profundo de la Tierra. Y esto es algo que todavía no habíamos visto. Por ello, propongo el término ungrounding [arrancar de raíz] para entenderlo.
Frank Barat: Gracias, Eyal, de verdad, a ti y al equipo de Forensic Arquitecture, que ha estado realizando un trabajo innovador. Y no sólo en Palestina, la gente puede consultar vuestra web. Habéis estado trabajando en muchos países del mundo, a menudo exponiendo las mentiras de los gobiernos, de la policía, las mentiras de los estados y los ejércitos. Y este trabajo es útil. Gracias de nuevo, Eyal.
Eyal Wiezman: Fue un placer hablar contigo. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario