Los machistas, los misóginos, los machinazis se han puesto 
histéricos porque están asustados ante la perspectiva de perder poder. 
Dicen (entre dientes) estar en contra del sexismo, pero lo toleran y 
pelean por perpetuarlo en los usos de la lengua.  
Ruth Toledano  
  
  
    
    
      15/07/2018  
 
Yo fui una purista de la lengua. Se me inculcó un respeto por el idioma 
que sentó las bases de mi amor a la literatura y a la filología. Con 
reverencia por las palabras me enseñó a leer y a escribir mi abuela 
Lines, que era maestra formada desde niña en la Institución Libre de 
Enseñanza, un proyecto pedagógico aniquilado por el franquismo porque 
educaba en la libertad, el laicismo, la integración de las mujeres, la 
consideración de los animales, la admiración por la naturaleza. Como 
otras resolviendo con soltura ecuaciones matemáticas que para mí eran 
crípticas, yo he gozado en el colegio tomando apuntes en transcripción 
fonética. Aún hoy no me como una tilde y una buena coma me hace sonreír. 
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OTRA COSA: El Río Del Puerto, de Bronchales a Lisboa 
 
 
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