Mateo Santamarta Paniagua · Histeria colectiva. Jesús Mota - 12 JUN 2019 -
Las neurosis colectiva, próximas al embrutecimiento, se envuelven desde los poderes públicos como productos del patrimonio cultural autóctono. Mas bien deberían ser tratadas como manifestaciones privadas de hipnosis tóxica en masa
Fue el filósofo Alfred North Whitehead, fallecido en 1947, quien con
más énfasis insistió en la drástica separación entre la religión y el
bien. Para que no haya dudas: “La religión es el último refugio del
salvajismo humano. Los hechos contradicen lisa y llanamente la
asociación acrítica de la religión y el bien”. La prevención reticente
del pensador británico acude espontáneamente a la memoria cuando se
contempla el espectáculo anual de la llamada romería del Rocío, un
fenómeno perfumado por aquella retórica añeja y deletérea del “acendrado
fervor popular”. Romeros y peregrinos llegan, arrasándolo casi todo a
su paso, al santuario de la Virgen del Rocío, asaltan la reja del
monasterio y compiten con denuedo alucinado para pasear la imagen, en su
paso de plata, por la aldea de Almonte.
El fenómeno del Rocío carece de misterio: es una supervivencia atávica de lo que el propio North Whitehead explicó como detonante religioso. El ritual —aquí la romería, el salto de la reja...— tiene como objetivo engendrar la emoción religiosa. Que en algunos casos, este es uno de ellos, se manifiesta en episodios de histeria colectiva encubiertos bajo el eufemismo perverso de “devoción popular”. Elías Canetti detalló la mutación del individuo en pulpa intelectual informe en Masa y poder: “Los fieles se congregan y, mediante el cumplimiento de actos siempre iguales, acaban recalando en un estado de masa mitigado que los impresiona sin llegar a ser peligroso (...). Esta experiencia repetida con precisión y limitada con exactitud en iglesias y templos, les resultará imprescindible (...) y la necesitarán como los alimentos y todo cuanto asegura su existencia” (...)
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OTRA COSA: El tráfico por carretera y los viajes en avión lastran la reducción de gases de efecto invernadero en España
El fenómeno del Rocío carece de misterio: es una supervivencia atávica de lo que el propio North Whitehead explicó como detonante religioso. El ritual —aquí la romería, el salto de la reja...— tiene como objetivo engendrar la emoción religiosa. Que en algunos casos, este es uno de ellos, se manifiesta en episodios de histeria colectiva encubiertos bajo el eufemismo perverso de “devoción popular”. Elías Canetti detalló la mutación del individuo en pulpa intelectual informe en Masa y poder: “Los fieles se congregan y, mediante el cumplimiento de actos siempre iguales, acaban recalando en un estado de masa mitigado que los impresiona sin llegar a ser peligroso (...). Esta experiencia repetida con precisión y limitada con exactitud en iglesias y templos, les resultará imprescindible (...) y la necesitarán como los alimentos y todo cuanto asegura su existencia” (...)
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