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martes, 7 de julio de 2020

El campo no es España, de Pastora Filigrana

Sat Sanlucar · ctxt.es   Pastora Filigrana    14/04/2020



Los trabajadores inmigrantes ‘simpapeles’ que hacen que las campañas agrícolas generen riquezas siguen sin derechos. El decreto del Gobierno para la agricultura no contempla su regularización

El 8 de abril el Gobierno publicó un decreto para favorecer la contratación temporal de trabajadores en el sector agrario. El cierre de fronteras y la limitación de los desplazamientos han originado una carencia de trabajadores y trabajadoras agrícolas para hacer frente a las campañas de recolección que se suceden en primavera y verano en distintos territorios del Estado. Más de 10.000 trabajadoras marroquíes se han quedado sin poder llegar a Huelva para la campaña de la fresa. Esto es solo un ejemplo. Muchos trabajadores de Europa del Este que se desplazan para la recolección tampoco estarán este año. Faltan manos. El Gobierno ha tomado medidas en este decreto para flexibilizar las contrataciones y hacer más atractivo el sector agrario de forma que haya un gran número de trabajadores sustitutos que se ‘animen’ este año a recolectar.
(...)  En el campo no trabajan los europeos blancos

En toda Europa el grueso de la mano de obra agrícola la conforman las personas migrantes. Francia se ha quedado sin 200.000 manos este año y Alemania sin 300.000. En el Estado español la tendencia es similar. Quizás los datos de temporeros agrícolas autóctonos solo sean destacables en Andalucía y Extremadura, donde hay muchas familias que siguen viviendo del jornal en el campo. Además, hay más mujeres autóctonas que hombres en las grandes campañas como la de la fresa. Existe una clara tendencia a que el campo lo elija quien menos opciones tiene y estas suelen ser las mujeres.(...)


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Fondos UE de la Política Agrícola Común y 2+

Yolanda Gonzalez Rodriguez ha compartido un enlace en el grupo NO HAY MAYOR TONTO, QUE UN OBRERO VOTANDO A LA DERECHA.    elconfidencial.comEva Pastrana - 3/08/2015

--- La Política Agraria Común, buque insignia de la UE, representa año a año la tajada más generosa del presupuesto comunitario, entre el 40% y el 50% del total
+   28/03/2016 PiñaPunk Almunnaki ha compartido un enlace en el grupo LA REVOLUCIÓN DE LOS PAYASOS 2013.
Mientras los pueblos de España se quedan sin población y sin alternativas...

Al menos 60 familias de las 200 más adineradas de España cobraron desde 2008 alrededor de 1,1 millones de subvenciones por cada sociedad, cuando cada uno de los 900.000 agricultores españoles que optaron a estas ayudas se llevó 44.000 euros

Apellidos de renombre como Botín, Domecq, Mora Figueroa, Vall, Ybarra o Lladó aparecen entre los grandes beneficiarios de ayudas de la PAC




En primer térnimo, vides, y al fondo, cultivos de regadío, en las inmediaciones de las Tablas de Daimiel, Ciudad Real

lunes, 17 de septiembre de 2018

Querido consumidor: deja de reciclar

Mayte Pisa Solans y Diario Público han compartido un enlace.


Querido consumidor: deja de reciclar

Vivimos rodeados de anuncios que nos dicen que tenemos que reciclar, que es muy importante echar los plásticos al contenedor amarillo para que así tengan una segunda vida y el planeta sea un lugar mejor. Lo que nadie dice es que los plásticos son muy difíciles de reciclar y el pequeño porcentaje que sí es reciclado se convierte en un plástico de poca calidad y económicamente poco rentable. Esto tiene como consecuencia que la forma que se tiene de dar salida al plástico que producimos y tan bien separamos sea incinerándolo para, en el mejor de los casos, obtener energía.
Debemos cambiar nuestra manera de pensar: el mejor reciclaje que existe de un residuo es no producirlo. Como todo es más fácil decirlo que hacerlo, una simple visita a cualquier supermercado puede convertirse en un calvario para una persona que quiera romper con el plástico.
Simplemente en la sección de frutas y verduras nos encontramos con productos envueltos en plásticos absurdos. Nosotros hemos hecho la prueba, y nos encontrado alimentos como plátanos, cítricos y manzanas que cuentan con su propio envoltorio: su piel, sepultados en plástico. Aquí tenéis cuatro ejemplos:

 FOTO EN ENLACE
Es en este caso donde un pequeño gesto puede hacer una gran diferencia. Si nosotros como consumidores tomamos conciencia del problema y en vez de comprar el pimiento que viene en una bandeja de plástico envuelto en más plástico, compramos el pimiento suelto, estamos reduciendo el plástico que usamos. Si este comportamiento se extiende, los supermercados tendrán que cambiar. No hace tanto que la los alimentos frescos se envolvían en papel de rafia y que todos los productos venían en tarros de cristal o envoltorios de cartón. Volvamos a eso, exijamos un cambio.
Un buen primer paso es la campaña en contra del uso de plásticos por parte de las grandes superficies que lanza esta semana Greenpeace junto con más asociaciones. Bajo los hashtags #DesnudalaFruta a nivel nacional y #RidiculousPlastic, #BreakFreeFromPlastic a nivel internacional, invita a los ciudadanos a compartir en las redes fotos de productos frescos envasados en plásticos innecesarios.
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OTRA COSA: Este centro comercial en Suecia sólo vende productos reciclados



domingo, 3 de junio de 2018

¡Atención, mire al suelo!

Preocupa la contaminación del aire o del mar pero la de los suelos es un asunto marginado en la agenda medioambiental pese a su relación directa con la alimentación y la salud humanas  https://elpais.com/elpais/2018/05/02/planeta_futuro/1525258224_030175.html  Roma                                      


¡Atención, mire al suelo!
Cada año se publican centenares de estudios y noticias y se lanzan multitud de campañas sobre la contaminación del aire, de los mares o de los ríos. A medida que la conciencia medioambiental crece, se habla cada vez más de la necesidad de proteger los bosques y cuidar de la biodiversidad. Pero hay un recurso del planeta, igual de finito y muchas veces igual de maltratado, cuya degradación afecta a todos los anteriores. Y sin embargo, casi siempre es olvidado por casi todos: el suelo.
"El problema es que en todos los sectores, incluso en la agricultura, vemos el suelo solo como un soporte, como una plataforma sobre la que construir o cultivar", lamenta Raúl Zornoza, investigador de la Universidad Politécnica de Cartagena y secretario de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo. "No lo vemos como un recurso que, además, no es renovable a escala humana: estamos degradando algo que es esencial para producir comida", añade. Solo en Europa hay 340.000 terrenos contaminados que requieren acciones para sanarlos. En China, el 19% de la tierra cultivable está contaminada con sustancias como cadmio, níquel o arsénico.
Pero el mayor problema, coinciden los expertos, no son estos preocupantes datos, sino la falta de ellos. Especialmente en los países en desarrollo. "Hay países con gravísimos problemas de contaminación en los que ni existe información", apunta Zornoza. La FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura) ha publicado este miércoles un informe en el que alerta de la "realidad oculta" que es la polución de los suelos.
"Muchas veces asociamos la contaminación del terreno a desastres como el de Chernóbil, a guerras o terremotos: pero es mucho más", ha dicho Mette Wilkie, la directora de Ecosistemas de ONU Medio Ambiente en la apertura del simposio internacional que la FAO celebra esta semana. En la Unión Europea, donde hay más abundancia de datos, se calcula que 36% de la polución viene de la producción industrial (incluyendo la agricultura) y el comercio, el 17% de la industria petrolera o un 15% del tratamiento municipal de basuras.
Nos falta ser conscientes de que si estropeo el suelo voy a contaminar el agua que bebo, el aire que respiro y la comida que como
Prácticas agrícolas inadecuadas (por ejemplo, con un uso abusivo de pesticidas y agroquímicos), vertidos incontrolados de basura, abonos o aguas residuales, malas prácticas en el tratamiento de residuos... Metales pesados, plásticos y otros residuos acaban degradando la tierra ya sea por vertidos directos, al depositarse tras ser emitidos a la atmósfera o a través del agua. Y viceversa. La contaminación del suelo se traslada al aire y a los recursos hídricos (incluidos los mares). A veces, incluso, a la comida cultivada en ese suelo.
Los sistemas de irrigación de los arrozales en Bangladés, por ejemplo, añade más de 1.000 toneladas de arsénico a la primera capa de tierras, según el investigador británico Steve McGrath, quien ha indicado que en varias regiones de China la concentración de cadmio y otros elementos químicos están llegando al límite marcado por las autoridades medioambientales como admisible: según el estudio, hasta 12 millones de toneladas de cereales se tienen que descartar cada año, con un coste de unos 2.570 millones de dólares para los agricultores chinos. Los niveles de cadmio en algunas zonas del país han aumentado hasta un 250% en los últimos 30 años. Y un exceso de metales pesados, señala el documento, puede además afectar al metabolismo de las plantas y reducir su productividad y la calidad de sus frutos.
Cuestión aparte son sus efectos sobre la salud humana. Para Marco Martuzzi, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay muchas evidencias al respecto, pero todavía cuesta relacionar ciertos efectos negativos de los químicos con su presencia en el suelo. "Hay estudios respecto a cómo la presencia de químicos afecta al desarrollo cerebral de millones de niños en todo el mundo", ha apuntado. Martuzzi ha señalado además cuestiones de justicia social: "Lo cierto es que los grupos más vulnerables suelen vivir en las zonas más contaminadas".
No todos estos elementos que ensucian los suelos son culpa del hombre: muchos ya estaban ahí o se generan de forma natural. Pero el preocupante aumento, según el estudio, sí es achacable a la actividad humana. Por eso, insisten, la prioridad debe ser dejar de contaminar. "En Europa, por ejemplo, hay pasos aceptables, pero se ha descartado elaborar una directiva para proteger los suelos como la que se hizo para cuidar las aguas, en esa línea de olvidarse de los suelos", critica Zornoza.
Hay distintos tratados y convenciones internacionales, pero su efectividad es limitada. En muchos casos, porque los países ni siquiera tienen datos ni capacidad efectiva para hacer cumplir las regulaciones al respecto, o para tratar las basuras y vertidos correctamente.
Y si no se avanza en la prevención e incluso aunque se limiten las prácticas contaminantes habrá que ir limpiando los suelos. "Lo que, hoy por hoy, es un reto enorme", advierte Ravi Naidu, de la Universidad de Newcastle, Australia. Sobre todo, por su alto coste. "No hay apoyo ni investigación para encontrar técnicas más viables de descontaminación: habría que esforzarse en hacerlo más económico", defiende Zornoza. Porque, recuerda el experto español, puede llevar cientos de años conseguir suelos adecuados y productivos. "Nos falta ser conscientes de que si estropeo el suelo voy a contaminar el agua que bebo, el aire que respiro y la comida que como".


miércoles, 30 de mayo de 2018

El chef que dejó su restaurante para llevar a lo más alto un comedor escolar


Mar de Tierras ha compartido un enlace. · 21/5/2018 - elmundo.es AMAYA GARCÍA


Cuando Juan Llorca (30 de junio de 1979) cocinaba aquel día de 2011 en su restaurante de Valencia, ni se imaginaba lo que iba a cambiar su vida. La directora del Valencia Montessori School, Sonia Mocholí, estaba en una de las mesas y le encantó la comida. Hasta tal punto que al poco tiempo le propuso encargarse de toda la parte de nutrición y de la cocina del centro que iba a abrirse en breve en la ciudad. Llorca dio un no rotundo por respuesta. "Todos mis ahorros y mi vida estaban en mi restaurante, que fue de los primeros -abrió en 2009- en apostar por una cocina saludable", explica. "Si me salía del negocio, lo perdía todo. Era una comunidad de bienes", recuerda. Pero en la vida está claro que quien no arriesga no gana y Juan arriesgó. "Me pregunté: ¿por qué no empezar a cambiar las cosas con los más pequeños?".

Porque esta historia va de eso. De cambiar las cosas. O al menos de intentarlo. En concreto, de hacer de los comedores escolares lugares de encuentro en los que la fruta, la verdura, el pescado, las legumbres y la pasta destierran a los fritos, los procesados y los azúcares refinados. Hoy es el primer comedor con el sello 'Slow food' de España. "Tenemos un comedor sostenible, con producto de temporada y con productores locales, natural, sin procesados, ecológico 100%". Empezaron dando de comer a 74 niños; hoy son 210. "En 2020, tendremos 700". Más allá del Montessori, asesoran a colegios valencianos, vascos... y hasta de Colombia. "En septiembre empezamos a trabajar con otros cuatro más". Habla en plural porque el núcleo duro de toda esta historia lo forman él y la nutricionista Melisa Gómez. Cuando entran en la cocina de un colegio ayudan a transformar hábitos, cambiar el menú, los métodos de cocinar, los proveedores...

Acostumbrado a lidiar en cocinas de alto nivel -son 23 años en los fogones-, el primer año en el colegio fue "el más duro de mi carrera profesional". Los niños son un público sincero y exigente, pero también agradecido. "No comían, no les gustaba". Muchos de ellos empezaban a ingerir sólido con sus platos; los que estaban ya algo familiarizados con la comida se enfrentaban a un menú con arroz integral, mucha verdura, sin lácteos ni postre... "Hubo padres que no entendían muy bien el concepto". Los lunes, además, eran el día vegetariano, "nos sumamos al movimiento Meat Free Monday". Demasiados cambios que asumir, pero lo hicieron.
"El 80% de las familias han cambiado sus hábitos por el colegio. Han visto que sus hijos comen bien y han pensado por qué no extender el modelo a casa", relata al otro lado del teléfono. En las aulas del Montessori, donde comen habitualmente los chavales, hay fruta durante todo el día para que la tomen cuando les apetezca. De ahí que hayan suprimido el postre del menú. Llorca come con ellos en la clase cada día. "Me gusta ver sus reacciones, cómo reciben nuevos sabores... Trato de que toquen y conozcan los alimentos. Si hago una crema de boniato o calabaza les muestro un boniato y una calabaza". Todo este planteamiento es la semilla del proyecto Una infancia bien nutrida que, una vez asentado en su colegio, decidió darlo a conocer al mundo, con las redes sociales como sus principales aliadas. Su idea es extenderlo a otras escuelas. "Mi sueño es que esto llegue a todos los colegios públicos de España".
Porque no en todos los comedores se cuecen las mismas habas. "Hay centros en los que de guarnición con el pollo ponen gusanitos", cuenta Llorca, a quien le llegan habitualmente menús infantiles de distintos colegios. La comida, según los expertos, debe aportar entre el 30-35% de las necesidades energéticas diarias, según tramos de edad. Los comedores representan un espacio clave para la socialización de los alumnos, pero también es una cuestión de salud. Conviene recordar que la tasa de obesidad infantil española es una de las más altas de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); nos superan EEUU y Escocia. Otro de los puntos calientes de la cuestión es la generalización del catering frente a las cocinas propias en los colegios.

NO ES PROBLEMA DE COSTES


Cada vez son más los centros y los padres que batallan por una comida rica y equilibrada en los comedores. En Cataluña, en Canarias, en Cantabria y en Madrid los hay que han conseguido que la comida saludable sea una realidad. "Está claro que no es un problema de costes, hay otras causas detrás. Nuestro menú cuesta 6,85 euros/día con un primero, un segundo y la merienda. Todo ecológico, hasta el jabón de manos, y con margen de beneficio", detalla Llorca. "Lo que ocurre es que detrás hay muchas empresas queriendo hacer negocio. Y hay muy poca transparencia sobre el tema y ningún control de calidad ni regulación". Cada Comunidad Autónoma tiene la potestad administrativa sobre los comedores escolares de los centros públicos; los padres deben remitir sus quejas y recomendaciones a los consejos escolares, que son los que deciden en última instancia. Públicos y concertados eligen al gusto.
«En Andalucía, el comedor de un colegio público cuesta 3,85 euros/día; en el Norte y Cataluña, está entre los 6 y los 6,20 euros; en Madrid cuesta entre 5 y 6 euros/día; y en la Comunidad Valenciana, en torno a los 4,5 euros, aproximadamente». En los privados, afirma, pueden llegar a costar entre 8 y 11 euros, "sin tener una calidad mejor, de hecho, en éstos no es necesario siquiera que el menú vaya avalado por la firma de un nutricionista, cosa que sí ocurre en los públicos".
A través de las redes, Llorca, que también colabora con la Asociación Española contra el Cáncer, cuenta las perlas que se encuentra o le mandan, los platos que cocina cada día, actividades que hacen con los niños... "Hay veces que los niños van al huerto y cogen, por ejemplo, tomates o judías, y me piden que los incluya en el menú del día siguiente. Entonces me toca improvisar para que así sea", cuenta.
Tiene claro que la decisión que tomó hace cuatro años no tiene vuelta atrás, que hay que seguir cultivando comedores saludables para que nuestras tasas de obesidad infantil dejen de ser noticia.


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OTRA COSA:  A los que dudan, "Fuerzas de flaqueza" de German Cano




sábado, 5 de mayo de 2018

"Los supermercados cooperativos son una de las soluciones"

Entrevista a Daniel López García - 5 de enero de 2018 - El Salmón Contracorriente 

"La "solución" a la actual insostenibilidad global (ecológica, social y ecológica) me parece algo muy complejo, y solo soy capaz de entrever de forma un poco simplista algunos pasos que estamos intentando dar en el corto plazo. Es necesario ir mucho más allá, y a la vez centrar nuestros esfuerzos en construir alternativas de sostenibilidad en el aqui y el ahora"

 "Los supermercados cooperativos son una de las soluciones"

¿En qué momento llega este tipo de cooperativa?

En un momento de fuerte repunte del consumo estatal de alimentos ecológicos, que en 2015 subió un 25%. El consumo interior sigue siendo muy bajo en relación con el contexto territorial (1,1% del gasto familiar alimentario total, frente al 7 y 9% de ciertos países europeos) y a la importancia de la producción (casi un 6% de la Superficie Agraria Útil, siendo el Estado español el 1º país por superficie certificada ecológica en la UE, y 6º en el Mundo), pero crece a muy bien ritmo y parece que al fín está despegando. Esto, sin duda, está siendo percibido por la gran distribución, que ostenta el oligopolio de la venta de alimentos (5 empresas comercializan más del 60% de los alimentos en el Estado español) y que ve que el alimento ecológico empieza a tener tirón, y por ello todas las grandes cadenas están incorporando alimento ecológico y local. Por poner un ejemplo, Carrefour tiene, como principal mensaje en la entrada de muchas de sus tiendas, el anuncio de que ofrecen más de 1000 productos ecológicos. Esa diversidad de productos es baja, equiparable a la de una tienda especializada muy pequeña (de alrededor de 100 metros cuadrados); pero suficiente para que la empresa haga bandera de ello en tiendas de muchos miles de metros cuadrados.

¿Qué necesidades viene a atender?

En este momento de expansión del consumo, también se están dando cambios en las redes alimentarias alternativas. Se está evolucionando desde una hegemonía muy clara del modelo de pequeños grupos de consumo (10-20 unidades de consumo), dispersos y desorganizados, a una fuerte diversificación de canales de acceso al alimento local, ecológico y justo. Por ejemplo, mercados de productores/as, pequeño comercio, venta a pie de finca, tiendas cooperativas o incluso distribuidoras con enfoque social e introducción en los comedores escolares. La diversificación de canales comerciales responde a una necesidad de atender a distintos perfiles de consumo; y también a incrementar el volumen de lo que se distribuye, ya que los pequeños grupos de consumo a menudo realizan pedidos muy pequeños, lo que resulta costos y tedioso para las iniciativas productivas que les abastecen. El modelo de las cooperativas de consumo (que a menudo también tienen a la producción como parte de su membresía) con tienda abierta al público en horario comercial, y que combinan el producto local de productores/as socios/as con otros productos que permiten completar la cesta de la compra, está siendo un modelo de gran empuje en este contexto. Por ejemplo, con el elevado crecimiento de cooperativas como Landare (Pamplona-Iruña, más de 2800 familias socias) o Bio-Alai (Vitoria-Gasteiz, con más de 1500 familias socias), pero también en otros territorios, como Andalucía. Permiten una mayor comodidad para perfiles más diversos de consumo; profesionalizan la gestión, y elevan el volumen de alimentos que mueven, abaratando los costes de distribución y logística, que en alimento fresco ecológico suelen ser muy elevados. Además, permiten una gran seguridad a las iniciativas de producción asociadas, que pueden "sembrar todos sus campos", como alguien me dijo, porque tendrán quien les compre la producción.

¿Cree que funcionará, en València?
En València hay mucha producción y un elevado consumo. Además, el papel relevante de l’Horta en el imaginario colectivo local supone un trasfondo de gran peso para que las habitantes de València prefieran comprar producto ecológico de l’Horta, producido por su gente y comercializado a través de un canal justo y transparente, si la forma de adquirirlo se ajusta a sus tiempos de vida. ¡No puede fallar!

¿Son los supermercados cooperativos la solución?
Son una de las soluciones. Solucionan algunos de los problemas de bajo volumen de distribución y baja diversidad de producto en los pequeños grupos de consumo. Pero hay que ir a más. El horizonte, en un escenario de colapso en el medio plazo vinculado con el cambio climático y el pico del petróleo (y muchos otros materiales clave, incluida el agua dulce), ha de ser la relocalización de los sistemas alimentarios, y su viraje claro y masivo hacia la agroecología. En el camino hacia ese horizonte, las grandes cooperativas de consumo permiten experimentar importantes saltos de escala en los modelos económicos cooperativos vinculados con la alimentación, y por ello son importantes. Pero hace falta articular todas estas pequeñas (y no tan pequeñas) experiencias en sistemas agroalimentarios locales; y a su vez vincular estas redes alimentarias con otros tejidos económicos vinculados con la economía social y solidaria (energía, vivienda, ropa, servicios al consumo, etc.), en proyectos territorializados de economías sostenibles y democracias radicales. La "solución" a la actual insostenibilidad global (ecológica, social y ecológica) me parece algo muy complejo, y solo soy capaz de entrever de forma un poco simplista algunos pasos que estamos intentando dar en el corto plazo. Es necesario ir mucho más allá, y a la vez centrar nuestros esfuerzos en construir alternativas de sostenibilidad en el aqui y el ahora. Creo que Som Alimentació es una propuesta de gran interés en este sentido.


viernes, 6 de abril de 2018

Lo excepcional hoy son los productos naturales y lo “normal” lo sintético, lo artificial, lo procesado. 6/4/18 22h. 30´

Estefania Torres:    Esta noche se emitirá en La Sexta un programa que aborda la legislación sobre aromas alimentarios y el problema del etiquetado en el mercado concreto de la trufa. En Europa existen lobbies que trabajan en la dirección contraria a garantizar el derecho de la ciudadanía a conocer el origen y la composición de lo que comemos. En contra también del derecho de los productores a defender lo que es suyo, su producción. Trabajan para imponer su idea de lo que es normal y lo que es lo excepcional mediante las legislaciones sobre etiquetado. Así, lo excepcional hoy son los productos naturales y lo “normal” lo sintético, lo artificial, lo procesado.
Estas políticas van directas a lo que nos llevamos a la boca, a nuestra salud, a la economía de nuestros pueblos. ¡No te lo pierdas!

 

martes, 20 de febrero de 2018

Miguel Ángel Martínez-González, el sabio de la dieta mediterránea


Es uno de los cerebros del mayor proyecto científico sobre dieta mediterránea, sus efectos en la salud y en la obesidad, la gran pandemia del siglo XXI. Este catedrático de la Universidad de Navarra, profesor visitante en Harvard, explica cómo lograr una sociedad más sana y alerta sobre las tácticas agresivas de algunas empresas alimentarias. Lunes 20 de Febrero de 2017 - Cristina Galindo
SE TARDA MENOS de dos minutos en darse cuenta de que el doctor Miguel Ángel Martínez-González predica con el ejemplo. Sube a pie las escaleras de la facultad hasta el segundo piso en el que imparte una clase de bioestadística a futuros médicos, toma el café sin azúcar y, en un menú de restaurante que ofrece como alternativa lentejas, pasta y carne, elige sin dudar las legumbres. Lleva más de dos décadas buscando evidencia científica que apoye las bondades atribuidas por la tradición a la dieta mediterránea.
Este catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra, y desde junio también catedrático visitante de Harvard, es uno de los cerebros del ensayo Predimed, el más amplio realizado hasta ahora sobre los efectos de la dieta originaria del sur de Europa: el seguimiento de una cohorte integrada por 7.500 participantes reclutados en toda España durante una década ha demostrado que esta reduce en un 66% los problemas circulatorios, en un 30% los infartos e ictus y en un 68% el riesgo de cáncer de mama.

En el pasillo que hay junto a su despacho del campus en Pamplona, donde se desarrolla la entrevista, cuelgan de un corcho los trabajos que su departamento ha publicado recientemente en revistas científicas. “Es el muro de la autoestima”, bromea. El doctor malagueño, de 59 años, colabora en diversas investigaciones desde los noventa con la Escuela de Salud Pública de Harvard, referencia mundial en nutrición. De allí tomó la inspiración, y los conocimientos, para contribuir a crear no solo el proyecto Predimed –sus hallazgos ya se incluyen en las guías nutricionales oficiales de Estados Unidos–, sino también el SUN, un programa en el que más de 22.000 personas, el 50% de ellas profesionales sanitarios, han puesto a disposición de los investigadores –de forma continuada desde 1999– datos sobre su salud y estilo de vida que han servido para decenas de trabajos de investigación. También ha comenzado recientemente otro proyecto, Predimed Plus, que persigue demostrar a través del seguimiento de casi 7.000 pacientes obesos durante cuatro años que con la dieta mediterránea mejorarán su dieta, incrementarán su actividad física y perderán peso.
“EL PAN BLANCO ES UNO DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS QUE TENEMOS EN ESPAÑA. CUANDO YA SE TIENE SOPREPESO, ES UNA BOMBA”
Ya es un hecho científico: la dieta mediterránea es saludable. Entonces, ¿por qué hay tanto sobrepeso en España? Mucha gente dice que conoce y sigue la dieta mediterránea. Pero la realidad es que las generaciones jóvenes han incorporado la norteamericana. Se come demasiada carne roja y procesada. No quiero decir que tengamos que hacernos vegetarianos. Pero la evidencia científica indica que, a medida que se aumenta el porcentaje de proteínas vegetales sobre las animales, se reduce brutalmente la mortalidad cardiovascular y por cáncer. La dieta mediterránea, sobre todo el consumo de aceite de oliva virgen extra, frutos secos, frutas, verduras y legumbres, es la mejor opción. Después, mejor comer pescado que carne y, esta, preferentemente de ave o conejo. También conviene reducir el consumo de azúcar y sal, y llevar una vida menos sedentaria. Usar más las escaleras y menos el ascensor.
¿Por qué a la gente le cuesta tanto adelgazar? Primero, porque hay que tener mucha fuerza de voluntad para perder kilos y no volverlos a recuperar. Pero es que, además, cierta industria alimentaria ejerce gran presión para poner muchos alimentos a nuestra disposición a todas horas, a un coste muy barato y en grandes cantidades. ¿Qué es lo que está más al alcance en las estanterías de los supermercados? Alimentos ultraprocesados, con gran densidad energética porque les han metido mucha grasa, azúcar y sal, a veces en contra de la naturaleza del producto, como pasa con el kétchup. ¿Qué tendrá que ver la salsa de tomate con él? Y se vende y consume en cantidades industriales. Además, las raciones grandes y baratas hinchan a la gente. Vivimos en una cultura de sobrealimentación. Deberían hacerse más fáciles las opciones más sanas.
Por mucho que la industria quiera tentarla, la gente sabe que todo eso muy sano no puede ser. Nadie les obliga a comerlo. La mayor parte de las elecciones que hacemos no son muy racionales. El economista Richard H. Thaler, un referente en la teoría de las finanzas conductuales, y Cass R. Sunstein, otro experto en economía conductual, lo explican muy bien en uno de mis libros favoritos, Un pequeño empujón (Taurus). La gente suele optar por la decisión más fácil, y hay cierta industria que le da ese pequeño empujoncito. Por eso creo que hay que poner fácil lo saludable, dar pistas de qué se debe elegir para comer bien. Son estrategias de salud pública para construir una sociedad más sana. De tal manera que, por defecto, te ofrezcan pan integral. El refresco, sin azúcar. Thaler y Sunstein lo llaman paternalismo libertario. La gente debe ser libre para elegir, pero creo que hay que informar y proteger contra elecciones que no se piensan mucho y que son dañinas. Sin forzar. Esto es lo que enseño en medicina preventiva.
El Gobierno acaba de anunciar la creación de una tasa que penaliza el consumo de bebidas carbonatadas. ¿Qué le parece? Soy partidario de que se subvencionen el aceite de oliva virgen extra, las frutas y las verduras a base de gravar el consumo de carne roja y procesada, comida basura y bebidas azucaradas. Así se lanza un mensaje claro de qué es sano y qué no.
Hablaba antes del pan. ¿Es dieta mediterránea? Hemos debatido mucho en torno a este tema. La conclusión a la que hemos llegado es que el pan blanco es uno de los problemas más graves que tenemos en España. La gran mayoría lo consume y, además, se hincha. Conviene saber que es fundamentalmente un almidón, y nuestro cuerpo es supereficiente transformando el almidón en azúcar. Es como tomar glucosa. Basta con poner un poco de miga en la boca, enseguida sabe dulce. ¿Y por qué se molesta la industria en quitar el grano entero? Porque las harinas refinadas aguantan mejor. Son muy útiles comercialmente, pero les quitan la parte más nutritiva y que permite que se absorban los azúcares más lentamente. Le estamos dando a la gente, con el pan blanco, un combustible de rápida absorción. Y eso, especialmente cuando ya se tiene sobrepeso, cierta resistencia a la insulina, es una bomba. Habría que consumir menos y, preferiblemente, integral.
“algunas empresas de alimentación han usado tácticas similares a las que usó la industria tabacalera”
Proliferan ahora los libros sobre las diversas teorías de qué alimentos engordan más o menos. Que si las grasas no son tan malas como se pensaba y el azúcar es la razón de la epidemia de obesidad y diabetes… ¿Qué es peor, el azúcar o las grasas? El azúcar es un gran problema. Se añade en grandes cantidades a los refrescos, zumos y productos envasados. Los niños se acostumbran a esos sabores extradulces y, claro, luego no quieren comerse una pera. Pero, por otra parte, está demostrado que la grasa saturada tiene un efecto negativo sobre la enfermedad cardiovascular. Tanto las grasas como el azúcar pueden ser problemáticos.
La industria dice que no hay que demonizar alimentos, que hay que comer de todo. No se ha demostrado científicamente que comer una amplia variedad de alimentos sea mejor que restringir algunos. Pero, al productor de carne de vacuno, ¿qué le va a interesar decir? Pues que no hay que demonizar ningún alimento. La industria tiene muchos más recursos que las autoridades de salud pública para lanzar estos mensajes. Ha pasado antes. Algunas empresas de alimentación han usado tácticas similares a las que usó la industria tabacalera. Como pagar a científicos para que dijeran que el tabaco no perjudicaba la salud tanto como se creía. Se llegó a decir que los cánceres de pulmón incipientes producían el deseo de fumar para calmar el dolor. También se ha empleado dinero para desprestigiar a los epidemiólogos que trabajamos en nutrición.
¿Comparar la industria alimentaria con la del tabaco no es un poco desproporcionado? Hace dos años se publicó un informe en PLoS Medicine con los documentos internos de la industria del azúcar de los años cincuenta y sesenta. Allí se constata que se sabía perfectamente que era la causa de la caries dental. En aquellos documentos internos se detalla cómo pagaron a científicos para que sembraran la duda sobre todo lo que pudiera perjudicarlos. Los expertos en marketing que aconsejaban a las empresas azucareras fueron contratados después por las del tabaco, que imitaron estas estrategias. Por otra parte, sí es destacable que en los últimos años ha habido movimientos responsables dentro de la propia industria alimentaria para retirar las grasas trans [las más dañinas] de sus productos, usar edulcorantes que no sean calóricos y reducir el contenido de sal.
¿Usted ha aceptado dinero de la industria? En dos ocasiones. La primera, en un momento en que nos negaron todos los fondos y la cohorte SUN dedicada al estudio de hábitos alimentarios corrió peligro de desa­parecer. Aceptamos una oferta de Danone para ver los efectos metabólicos del yogur sobre la obesidad. Fueron unos 40.000 euros en 2013. Concluimos que el consumo de yogur reducía el riesgo de obesidad, pero también dijimos que el consumo de fruta lo reducía aún más. Después de publicar el estudio acabamos nuestra colaboración con ellos y les pedí que no me llamaran más.
¿Si publicó lo que quiso, por qué rechazarlos? Es una presión muy sutil. Me invitaron a que fuera a un simposio en Boston para hablar de nuestros descubrimientos con el yogur. No me gusta aparecer en un congreso de la mano de una industria concreta. Considero que es mejor para todos que los investigadores sean independientes.
¿No ha recibido dinero de los productores de aceite de oliva? No. La segunda ocasión fue el Consejo Internacional de Frutos Secos quien nos pagó. Participamos en una convocatoria pública competitiva para financiar Predimed Plus porque repartíamos frutos secos entre los participantes. Obtuvimos un proyecto de 50.000 euros para dos años, menos del 3% del dinero que recibimos durante esa época. Ahora, la totalidad de nuestra financiación es pública: fondos estado­unidenses, españoles y europeos.
Hay investigadores que aceptan dinero de la industria. Es un tema delicado. En 2013, nuestro trabajo publicado en PLoS Medicine concluía que era cinco veces más probable que los estudios realizados con financiación de cierta industria concluyeran a favor de esas empresas. También es interesante contrastar cualquier estudio que haya recibido dinero de compañías de alimentación con otros independientes y compararlos. No se puede fiar uno solo de investigaciones financiadas por los interesados. No se puede ser juez y parte. Otra posibilidad sería que la industria aportara ese capital a un fondo anónimo y que no tuviera capacidad para decidir qué proyectos se van a financiar. Por otro lado, las agencias públicas tendrían que incrementar sus inversiones en epidemiología nutricional. La alimentación interesa a toda la población.
La obesidad es ya una epidemia de alcance global. Es la gran pandemia del siglo XXI, y va a provocar el hecho insólito de que en las sociedades desarrolladas retrocedamos en expectativa de vida. En Estados Unidos acabamos de saber que ya ha pasado. Un macroestudio reciente realizado en Israel muestra que incluso la gente cuyo peso está dentro de la normalidad, pero en la parte alta, rozando el sobrepeso, sin ser aún obesos, tiene un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular. La OMS asocia la obesidad con 15 tipos de cánceres. Eso tiene un impacto en la calidad de vida. Por eso estamos haciendo el ensayo Predimed Plus, para ver si con dieta mediterránea no solo se está más sano, sino también más delgado.
Solo en presencia de una dieta insana, la genética se relaciona con la obesidad. Por supuesto, el papel de los padres es clave
¿La obesidad es genética? Es hereditaria, porque las costumbres se pueden pasar de padres a hijos, pero el componente genético no puede explicar la pandemia actual. En Harvard hicieron un estudio muy interesante en 2012: tomaron 32 genes relacionados con la obesidad y vieron qué pasaba cuando se tomaban bebidas azucaradas. Si no se consumían refrescos azucarados, la genética no predecía nada. Es muy llamativo. Solo en presencia de una dieta insana, la genética se relaciona con la obesidad. Por supuesto, el papel de los padres es clave, y el de la escuela, los profesionales sanitarios, los medios y la cultura del entretenimiento.
¿Hasta dónde puede llegar la medicina preventiva? Empecé a formarme como cardiólogo, pero enseguida me di cuenta de que me gustaba actuar antes, la epidemiología, los grandes números. En los noventa, la medicina preventiva era insignificante en España. Ha ido ganando prestigio gracias a la medicina basada en la evidencia científica. Antes el médico se fiaba de su inspiración, de su ojo clínico, de su experiencia. Ahora hay investigaciones que afirman que tras estudiar a 10.000 pacientes, esto es lo que suele pasar. Ha cambiado el lenguaje de la medicina.
Se solía decir que un buen médico era alguien mayor, con experiencia. Era una visión subjetiva. Ahora tiene una base más objetivada, cuantificada, rigurosa, científica, pero nunca debe faltar el afecto humano al paciente y la atención personalizada.
¿No podemos acabar obsesionándonos con la prevención? La gente confunde la medicina preventiva con los tratamientos precoces o los chequeos. Pero lo principal es el estilo de vida y la dieta. La vida es simple, al menos en teoría: no fumar, estar delgado, tener actividad física, comer sano y controlar la presión arterial, el colesterol y la glucosa. Si se tienen bajo control estas cosas, se reduce en un 76% la mortalidad cardiovascular.
Hoy en día, con un simple análisis de sangre o saliva se puede pronosticar un cáncer en una persona totalmente sana. Esa medicina preventiva tiene aplicaciones que son habas contadas. Es muy poca gente la que puede beneficiarse ahora mismo. No hay recursos. En cambio, comer más lentejas y menos carne está al alcance de toda la población desde ya mismo.
Hay un empeño en hacer que la gente viva muchos más años. La calidad de vida es fundamental. Y mucha se pierde por las enfermedades neurodegenerativas. Estamos investigando el efecto de la dieta mediterránea en demencias como el alzhéimer y el párkinson y hemos empezado a ver que también es beneficioso. Calculo que en un año se publicarán los resultados. Creo que va a ser un bombazo.


sábado, 11 de noviembre de 2017

'xylella fastidiosa'. Andalucía tiembla por la llegada del 'ébola del olivo': "Esto ya no lo paramos"


Una propuesta innovadora logra recuperar los olivos afectados por la xylella en Italia.

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 La 'xylella fastidiosa', que ha arrasado más de un millón de olivos en Italia y ataca también a cultivos clave en España como cítricos, almendros y viñas, llega finalmente a la Península.   5.7.2017 http://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2017-07-05/xylella-fastidiosa-ebola-olivo-almendros-alicante-guadalest_1409774/

Llegó al sur de Italia en 2013 y en dos años arrasó un millón de olivos. Cuatro años después, las cosechas están arruinadas y los técnicos no saben qué hacer. En octubre de 2016, pese a todas las precauciones, se detectó un brote en una finca de Mallorca y estalló la psicosis. La ‘xylella fastidiosa’, una bacteria conocida como el ‘ébola del olivo’, había llegado a España. El Gobierno balear dijo veloz que la situación estaba controlada, que el foco no se iba a convertir en plaga, que habían aislado el lugar. Pero en menos de un año la bacteria ha saltado de municipio en municipio, incluso de isla en isla hasta Menorca e Ibiza. Y al final ha aterrizado en la Península. Fue detectada días atrás en una finca de almendros en Guadalest (Alicante). Igual que en Baleares, el Gobierno valenciano ha salido rápido a pedir calma, a decir que el foco está aislado y controlado. Pero ya nadie se fía. La epidemia está definitivamente aquí y los agricultores han entrado en pánico. Hay miles de empleos y miles de millones de euros en juego.
La ‘xylella fastidiosa’ es una bacteria que ataca con gran virulencia los árboles leñosos mediterráneos como el olivo, el almendro, la vid, el ciruelo, el melocotón o el naranjo y el limonero. También el café y plantas ornamentales como la adelfa o el romero. Hay 300 especies leñosas amenazadas y no se conoce cura hasta la fecha. En cuanto infecta el árbol, la bacteria tapona sus vasos e impide la circulación de savia bruta, asfixiándolo lentamente. Sus primeros síntomas: hojas marchitas y decaimiento general. El resultado final: ramas secas y muerte del individuo. Hay hasta 360 vectores o agentes transmisores de la enfermedad, la mayoría insectos tan comunes en las plantaciones como mosquitos o cigarrillas, lo que hace que la bacteria se esté propagando como fuego en los entornos afectados.
Muestras de almendra afectada por la 'xylella fastidiosa'. (EFE)
Muestras de almendra afectada por la 'xylella fastidiosa'. (EFE)
"Ha aparecido en una finca de almendros en Alicante, pero imagínate lo que haría aquí en Andalucía con los olivos, donde tenemos un bosque que no pierde continuidad a lo largo de miles de hectáreas entre Jaén, Córdoba y Granada", advierte Luis Carlos Valero, gerente del sindicato Asaja en Jaén. Y sentencia sin pestañear: "Esta es sin duda la mayor amenaza de futuro para el campo andaluz. Puede ser como la filoxera de los viñedos, un desastre enorme si no actuamos de inmediato en cuanto detectemos el primer foco". La única manera de responder es aplicar un tratamiento fitosanitario contra el vector de propagación (en el caso de Alicante, fue un mosquito), pero poco más se puede hacer.
En el sector del olivo hay 1.800 millones de euros en juego, el 60% en Andalucía. En el cítrico, son casi 2.000 millones en la Comunidad Valenciana
En España hay unos 2,5 millones de hectáreas de olivar, un 60% de ellas en Andalucía. El sector factura 1.800 millones de euros al año, según datos del Ministerio de Agricultura. Por no contar las 150.000 hectáreas de almendro entre Granada, Málaga y Almería, que mueven 60 millones, o el potente sector de los cítricos en la Comunidad Valenciana, con una facturación de 1.982 millones en 2015. Tres pilares de nuestra agricultura a expensas de la propagación de la ‘xylella’, por no entrar ya en el potente sector vitivinícola, también bajo amenaza.
El primer síntoma de la infección es la sequedad y decoloración de las hojas.
El primer síntoma de la infección es la sequedad y decoloración de las hojas.

"Es muy preocupante, pero no debemos ser alarmistas", trata de calmar Juan Luis Ávila, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Jaén. "No podemos estar ya pensando que el olivo va a desaparecer mañana de Andalucía. Lo primordial es evitar que la bacteria salga de Alicante y llegue a los olivares, pero si se confirma esa realidad, tendremos que centrarnos en convivir con ella porque no tiene solución. Aprender a controlarla como hacen en California desde hace un siglo. Nos jugamos mucho con esto, no solo la economía de toda la región sino los sentimientos de muchas personas que tienen olivos que plantaron sus bisabuelos. No quiero ni pensar en el día en que se detecte un olivo infectado y le digan al agricultor que tiene que arrancar tres hectáreas alrededor".
No podemos estar ya pensando que el olivo va a desaparecer. Si la bacteria llega, hay que centrarse en convivir con ella porque no tiene solución
El protocolo es claro: hay que erradicar toda la vida vegetal, sea la que sea, en un diámetro de 100 metros. Arrancar planta y raíces y triturarlo todo, ya que la bacteria no prolifera en materia inerte. Así se ha hecho en la finca de Guadalest, donde 12 de los 17 almendros analizados dieron positivo. "En total se han erradicado 7,5 hectáreas y ahora hay que estar muy vigilante en 10 kilómetro a la redonda. Lo bueno es que estamos en el camino correcto. Hemos detectado el primer foco muy rápidamente gracias al buen hacer del agricultor. La bacteria está en la Península, pero por ahora está aislada", afirma Ramón Mampel, secretario general de Unió de Llauradors i Ramaders (ULR) de la Comunidad Valenciana. Esos 10 kilómetros alrededor de los almendros de Guadalest incluyen siete viveros, en los que se están analizando muestras.
En el sur de Italia se han tenido que cortar un millón de olivos y hay otros dos millones por erradicar.
En el sur de Italia se han tenido que cortar un millón de olivos y hay otros dos millones por erradicar.

La ‘xylella fastidiosa’ se divide en cuatro subespecies genéticas, cada una de las cuales afecta especialmente a un tipo de árbol. La ‘fastidiosa fastidiosa’ es la primera que se detectó en Mallorca y la que ha llegado también a Alicante. Esta afecta especialmente al almendro, el pistacho, las frutas de hueso como el melocotón y también a la vid. La ‘fastidiosa multiplex’ es una variación de la común, detectada en Córcega y el sur de Francia. La tercera, la ‘pauca’, es la que se ha cebado brutalmente con los olivos del sur de Italia y la que aterroriza Andalucía. La mala noticia es que ya ha sido detectada en una plantación en Ibiza. La buena es que no tiene la misma línea genética que la italiana. La cuarta subespecie es la ‘sandyi’.

Desolación en Mallorca

El argumento más utilizado para contener el pánico entre los agricultores españoles es que la bacteria arrasó el sur de Italia porque se topó con miles de hectáreas de olivos viejos y poco cuidados. En plantaciones limpias, sulfatadas y atendidas como es el olivar andaluz o el sector cítrico en Valencia, o el vitivinícola en el resto de España, es imposible que eso ocurra. Pero la experiencia de los ‘payeses’ mallorquines en estos nueve meses ya de epidemia desmonta ese argumento: la bacteria prolifera también en plantaciones cuidadas al detalle. Hasta 15.000 hectáreas de almendro podrían haber muerto en la isla debido a la 'xylella' no detectada en los últimos años. El Gobierno balear ha identificado en estos meses 253 focos de 'xylella', 73 de los cuales afectan a almendros y el resto a olivos, vides y otros árboles leñosos. Se han arrancado más de 2.000 plantas en total. Y todo con la epidemia oficialmente controlada.
Baleares ha identificado 253 focos de 'xylella' entre almendros, olivos y vides. Se han arrancado más de 2.000 plantas pese a tener la epidemia controlada
"Es muy importante que la Administración indemnice a los agricultores afectados. Porque si no, más de uno tendrá la tentación de callarse para no perder la cosecha y quedarse en la ruina, y entraríamos en una vorágine muy peligrosa. En Italia pasó eso, los productores no querían perder su dinero y callaron, y ahora se encuentran en la ruina total y con dos millones de olivos por arrancar", adelanta Mampel, de Unió de Llauradors. "En este primer caso en Alicante, la Consellería de Agricultura ha confirmado que indemnizará las pérdidas. Europa tiene un plan de contingencia contra adversidades de 20 millones y estamos en el momento idóneo para erradicar la plaga. Si no lo hacemos hoy, mañana ya será tarde", prosigue.
Ramas de olivo afectadas por la 'xylella fastidiosa'.
Ramas de olivo afectadas por la 'xylella fastidiosa'.

“Lo que está claro es que esto no lo paramos. Es cuestión de tiempo que llegue a nosotros, por mucho que la de Alicante no sea la cepa de los olivos", se lamenta el gerente de Asaja Jaén. "Llevamos tiempo concienciando a todo el mundo y la única esperanza es que se encuentre un remedio eficaz antes de que nos llegue. Estamos hablando con la Junta, pero me temo que no está muy por la labor de indemnizar a los agricultores afectados, visto el montón de deuda que tiene”. El Gobierno andaluz lleva desde 2014 analizando muestras de leñosos, sin haber obtenido ningún positivo hasta la fecha.
Hemos puesto parapetos como el control de entrada de material vegetal y fracasamos. Ahora nos queda ser solidarios y evitar una catástrofe

“No pensábamos que saltara tan pronto de Baleares a la Península, y eso nos preocupa mucho. Sin embargo, está demostrado que a la ‘xylella’ le cuesta expandirse en las zonas de interior como Jaén, donde hay temperaturas más extremas y menos humedad relativa", analiza el secretario general de COAG en Jaén. “Pero sí pueden sufrir mucho en Granada, por ejemplo, donde además hay mucho olivar bien cuidado pero no a los niveles de las grandes zonas productoras. O en Alicante y en toda la franja mediterránea, donde el clima es más propicio. Por eso tenemos que fijarnos en California y ver cómo lo han hecho ellos para convivir con la bacteria al tiempo que son el gran productor mundial de almendras, entre otros cultivos. Porque a la ‘xylella’ ya no la paramos, hemos puesto parapetos como el control de entrada de material vegetal en España y hemos fracasado. Ahora lo que nos queda es ser solidarios y evitar una catástrofe".
La Junta de Andalucía ha convocado de urgencia para hoy la Mesa de Sanidad Vegetal, que reúne a cooperativas, ingenieros agrónomos, sindicatos y el propio Gobierno andaluz para consensuar un plan de actuación a raíz del brote de ‘xylella fastidiosa’ detectado en Alicante.
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OTRA COSA:  La Unión de Campesinos de Castilla y León tacha de absolutamente desproporcionada la sentencia sobre un agricultor burgalés por la reutilización de su semilla