domingo, 29 de octubre de 2023

CTXT. Manifiesto Contra la cultura de la guerra, la doble moral y la censura

 23/10/2023

Manifiesto

Contra la cultura de la guerra, la doble moral y la censura


Por Rosa María Artal, Olga Rodríguez, Fran Sevilla, Gerardo Tecé, Miguel Mora y varias firmas más 


Nuestras instituciones democráticas y nuestros medios no pueden normalizar la barbarie contra el pueblo palestino. Todos debemos trabajar por un alto el fuego inmediato


En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí




Como personas dedicadas al periodismo y la información, nos preocupa y afecta la normalización del recorte de derechos y libertades que muchos gobiernos y medios occidentales han emprendido, una vez más, justificando esos atropellos en nombre de una supuesta guerra contra el terrorismo. Más aún cuando esa supuesta guerra la protagoniza un Estado cuyas acciones contra ciudadanos inocentes son, sin duda, la peor forma de terrorismo. 

Asistimos a la limitación de manifestaciones que reivindican el derecho de la población palestina a no ser castigada colectivamente por los crímenes cometidos por Hamás, y a la estigmatización de los enfoques con cultura de paz y de derechos humanos. En distintos países, se persigue o silencia a los periodistas que tratan de saltarse la línea pro-israelí que imponen sus medios. Israel, que ya ha matado a una veintena de periodistas desde el 8 de octubre en Gaza, arbitra leyes contra medios e informadores, locales y extranjeros, que “dañan la moral nacional”. En Europa se prohíbe mostrar la bandera palestina en lugares públicos o estadios deportivos. En Alemania se ha suspendido la ceremonia de entrega de su premio a una novelista palestina. Todo ello, unido a la indecencia de presentar la guerra y la venganza como únicas vías de solución, mientras se impide a los periodistas occidentales entrar en la franja de Gaza. 

El 7 de octubre, Hamás secuestró a dos centenares de personas en Israel y mató a 1.400 más, en una operación terrorista inaceptable que implicó el asesinato de cientos de civiles. Israel, el país que presume de tener el mejor servicio de inteligencia del mundo, no supo anticipar ni frenar el ataque. Por supuesto, Hamás debería liberar a los rehenes. Pero nadie puede asegurar que, si lo hace, Israel vaya a detener su enloquecida ofensiva contra los palestinos de Gaza y Cisjordania, pues nadie parece querer exigirle que ponga fin a la decisión de bombardear a dos millones de “animales humanos”. Gaza ya no es la mayor cárcel a cielo abierto del mundo. Ahora es un inmenso campo de concentración, y un enorme cementerio donde yacen más de 5.000 cadáveres. 2.000 de ellos son de niños. 


Las ideas de extrema derecha han permeado de forma abrumadora la visión del mundo de las élites políticas y mediáticas europeas. Muchos líderes, como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, están aplicando además sin rubor la hipocresía y la doble moral, al defender que Israel puede cometer impunemente los mismos o peores crímenes de guerra realizados por Rusia en Ucrania. Apelan a su derecho a defenderse, pero ese derecho parece no tener límites y nunca se ha aplicado a los palestinos. Europa obvia un contexto histórico de décadas de ocupación, opresión y apartheid, y apoya a un líder corrupto, Netanyahu, que nada tiene que envidiar a Putin en cuanto a ambiciones expansionistas y crímenes de guerra. 

Europa no puede ser cómplice del genocidio y la deshumanización de la población civil palestina. Nuestras instituciones democráticas y nuestros medios no pueden normalizar esa barbarie. Todos debemos trabajar por un alto el fuego inmediato. Cuando la censura y las limitaciones a la libertad de información surgen del propio periodismo, no sólo tienen un problema inmenso los miles de palestinos condenados a muerte, ahora también en lo mediático. Lo tenemos todos. 

Le debemos a la humanidad vigilar que se cumplan las leyes de la guerra, de George Monbiot

 20 de octubre de 2023

Durante casi 4.000 años, algunos gobiernos han insistido en que, si es necesario librar guerras, debe haber reglas. El primer código conocido, del rey babilonio Hammurabi, estableció el principio en el que se basaron todas las leyes de la guerra posteriores: “Impedir que los fuertes opriman a los débiles”. No hace falta decir que poseía cierta experiencia en oprimir a los débiles. Desde el principio, dichas leyes han constituido una justicia de vencedores, aplicada por las potencias dominantes, pero no contra ellas. Pero esto no las vuelve inútiles ni sugiere que no debamos intentar pedir cuentas a los gobiernos poderosos.

.................

OTRA COSA:  El Lago de La Baña, el Monumento Natural rodeado de pizarreras que se seca ante la pasividad de la Junta, de Elisabet Alba 



Miguel Mora, director de CTXT: Necesitamos tu ayuda para cubrir el genocidio en Gaza

 26/10/23




¡Hola!

 

Soy Miguel Mora, director de CTXT. Como seguramente has visto, CTXT está haciendo un gran esfuerzo para intentar cubrir desde el terreno los bombardeos de Israel en Gaza. Estamos publicando las estupendas crónicas en vídeo de Marta Maroto desde Beirut, y hemos llegado a acuerdos con el diario independiente israelí Haaretz y con la magnífica revista +972 para traducir sus artículos en castellano.

 

Ahora queremos dar un paso más, y hemos contactado con un joven periodista freelance y activista palestino, Mahmoud Mushtaha, que vive en Gaza y que ha escrito hace unos días este formidable testimonio en +972.

 

Hemos quedado con Mahmoud en que nos enviará varias piezas semanales exclusivas para CTXT desde la franja. “No tengo acceso a Internet todos los días, pero podría mandaros unas tres piezas semanales”, nos ha dicho esta mañana.

 

Como ya sabes, Israel ha prohibido a los periodistas occidentales entrar en Gaza porque no quiere que las sociedades de los países que todavía le dan su apoyo conozcan de primera mano las atrocidades que está cometiendo. Gaza ha dejado de ser la mayor cárcel a cielo abierto del mundo; ahora es un campo de concentración, exterminio y desplazamiento de dos millones de personas.

 

Las bombas de las FDI han matado ya a cerca de 7.000 civiles, un tercio de ellos niños. Una treintena de periodistas palestinos y muchos más familiares de estos han sido asesinados desde que Netanyahu ordenó el comienzo del asedio medieval con tecnología punta contra la franja. Los informadores palestinos y sus familias se han convertido en uno de los objetivos cruciales del genocidio en curso. Israel no quiere testigos.

 

Creemos que es nuestra obligación moral como periodistas y ciudadanos dar a conocer lo que está sucediendo. Pero para poder hacerlo con dignidad y en las mejores condiciones laborales posibles, tenemos que valorar, proteger y cuidar el trabajo de los periodistas que están sobre el terreno.

 

Y por eso necesitamos tu ayuda. 




sábado, 28 de octubre de 2023

Tristes días Gaza... Por La boca del logo

 Tristes días

 

Gaza...  Por La boca del logo



La historia de la Franja de Gaza, el antiguo territorio del Imperio Otomano que los palestinos consideran "la mayor cárcel al aire libre" del mundo

 

9/10(23

BBC

¿Cuál es la historia de este lugar, que organizaciones de derechos humanos y los propios palestinos califican como la prisión al aire libre más grande del mundo?

Tierra de ocupaciones

En septiembre de 1992, el entonces primer ministro israelí Isaac Rabin, asesinado por un judío extremista en 1995, comentó ante una delegación estadounidense: "Me gustaría que Gaza se hundiese en el mar, pero eso no va a suceder, así que hay que encontrar una solución".

Más de 30 años después, esa solución no aparece.

la historia de la Franja de Gaza, el antiguo territorio ...


La Franja de Gaza es un territorio de 41 kilómetros de largo y 10 kilómetros de ancho ubicado entre Israel, Egipto y el Mar Mediterráneo.

Es el hogar de alrededor de 2,3 millones de personas y tiene una de las densidades de población más altas del mundo.

tiene una larga historia de asedios y ocupaciones que se remonta 4.000 años atrás.

Ha sido gobernada, destruida y repoblada por diversas dinastías, imperios y pueblos, desde el Antiguo Egipto -cientos de años antes de Cristo- hasta caer en manos del Imperio otomano en el siglo XVI.

Fue conquistada por Alejandro Magno, el Imperio romano o el general musulmán Amr ibn al-As, cambiando de fe religiosa y alternando periodos de prosperidad y declive.

Gaza fue parte del Imperio otomano hasta 1917, año en que quedó bajo mandato de los británicos, que se comprometieron a facilitar la formación de un reino árabe unificado.

Durante la Primera Guerra Mundial, británicos y turcos llegaron a un acuerdo para el futuro de la Franja de Gaza y la mayoría de los territorios árabes asiáticos que pertenecían al Imperio otomano.

Pero durante la Conferencia de Paz de París de 1919 las potencias europeas vencedoras impidieron la creación del prometido reino árabe unificado y establecieron una serie de mandatos que les permitieron repartirse y tutelar toda la región.

Así, la Franja de Gaza entró a formar parte del Mandato británico de Palestina, autorizado por la Sociedad de Naciones, que se extendió entre 1920 y 1948.

Guerras y reparto de territorios

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los británicos decidieron trasladar la decisión sobre Palestina a la recién creada Organización de Naciones Unidas (ONU).

El organismo aprobó en 1947 la resolución 181 por la que Palestina se dividía así: el 55% del territorio para los judíos, Jerusalén bajo control internacional y el resto para los árabes (incluida la Franja de Gaza).

Esta resolución, que entró en vigor en mayo de 1948, ponía fin al Mandato británico de Palestina y daba lugar al nacimiento del estado de Israel.

Casi de inmediato comenzaron los enfrentamientos, que desembocaron en la guerra árabe-israelí de 1948.

El conflicto ocasionó cientos de miles de refugiados palestinos que terminaron asentándose en la Franja de Gaza.

Con la firma del armisticio, Gaza quedó ocupada y administrada por Egipto hasta 1967, año en que estalló la Guerra de los Seis Días que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por la República Árabe Unida -antigua denominación oficial de Egipto y Siria-, Jordania e Irak.

Tras la victoria en este conflicto, Israel ocupó la Franja de GazaCisjordania y Jerusalén Este, desencadenando una serie de violentos enfrentamientos que llegan hasta nuestros días.

La primera intifada (levantamiento) de los palestinos contra los israelíes surgió en Gaza en 1987, el mismo año en que se fundó el grupo islamista Hamás. Posteriormente se extendió a los otros territorios ocupados.

Los Acuerdos de Oslo de 1993 entre israelíes y palestinos dieron lugar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y le concedieron una autonomía limitada a Gaza y partes de la Cisjordania ocupada.

Israel retiró sus tropas y a unos 7.000 colonos de la Franja de Gaza en 2005, después de una segunda y mucho más violenta intifada.

Un año después, Hamás logró una clara victoria en las elecciones palestinas, lo que desató una violenta lucha de poder en 2007 entre Hamás y el partido Fatah, liderado por el presidente de la ANP, Mahmud Abbas.

El grupo militante resultó victorioso en Gaza y desde entonces se ha mantenido en el poder en la Franja, sobreviviendo a tres guerras y a un bloqueo de 16 años.

Hamás ha jurado destruir a Israel y quiere reemplazarlo con un Estado islámico.

En los últimos años ha atacado territorio israelí con miles de cohetes y ha llevado a cabo otros ataques mortales.

Hamás en su conjunto, o en algunos casos su ala militar, está designado como grupo terrorista por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido, así como por otras potencias. Cuenta con el respaldo de Irán, que lo financia y le proporciona armas y entrenamiento.

El bloqueo

Tras la llegada de Hamás al poder Israel y Egipto impusieron un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo sobre Gaza.

A pesar de los pedidos de las Naciones Unidas y de los grupos de derechos humanos, Israel ha mantenido el bloqueo desde 2007.

El bloqueo ha tenido un efecto devastador sobre los civiles palestinos que enfrentan fuertes restricciones de movimiento.

Israel prohíbe a los palestinos entrar o salir de la zona "excepto en casos extremadamente raros, que incluyen condiciones médicas urgentes que ponen en peligro la vida y una lista muy corta de comerciantes", según B'Tselem, un grupo israelí de derechos humanos.

Human Rights Watch comparó las condiciones en Gaza con “una prisión al aire libre”, refiriéndose a la restricción de movimiento que Israel impone a los palestinos allí.

Israel dice que el bloqueo, que le otorga el control de las fronteras de Gaza y que también aplica Egipto, es necesario para proteger a los ciudadanos israelíes de Hamás.

El Comité Internacional de la Cruz Roja considera ilegal el bloqueo y dice que viola la Convención de Ginebra, acusación que los funcionarios israelíes niegan. La ONU, varios grupos de derechos humanos y juristas, citando el bloqueo, consideran que Gaza todavía está bajo ocupación militar por parte de Israel.

Para intentar eludir el bloqueo, Hamás construyó una red de túneles que utiliza para introducir bienes y armamento en la Franja y también como centro de comando subterráneo.

Israel ve estos túneles como una amenaza y a menudo los marca como objetivos de ataques aéreos.

En el umbral de pobreza

Al limitar las importaciones y casi todas las exportaciones, el bloqueo de 16 años de Israel ha llevado la economía de Gaza al borde del colapso, con tasas de desempleo superiores al 40%, según el Banco Mundial.

Más del 65% de la población vive por debajo del umbral de pobreza, según la ONU, y el Programa Mundial de Alimentos considera que el 63% de la población de Gaza está en “inseguridad alimentaria”.

La mitad de los palestinos que viven en Gaza tienen menos de 19 años, pero tienen pocas o ninguna perspectiva de crecimiento socioeconómico y un acceso limitado al mundo exterior.

Existe poco apoyo para una generación de niños que "viven con los efectos psicológicos a largo plazo de la exposición constante a la violencia", según un informe de la ONU, que describe un aumento de los problemas de salud mental, incluida la depresión, entre los jóvenes que viven en la Franja de Gaza.

“El cierre de Gaza impide que personas profesionales y talentosas, con mucho que dar a su sociedad, aprovechen oportunidades que la gente en otros lugares da por sentadas”, dijo Human Rights Watch en un informe de 2021.

“Impedir que los palestinos en Gaza se muevan libremente dentro de su tierra natal obstaculiza la vida y subraya la cruel realidad del apartheid y la persecución de millones de palestinos” (...)


 

viernes, 27 de octubre de 2023

CTXT. Tomar LSD y escribir un paper, de Damián Huergo (Anfibia)

 Damián Huergo (Anfibia) 24/08/2023

 Una reconstrucción de la historia de la droga que cambiaría para siempre la idea de “percepción” y su llegada a la Argentina

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí 

(...)  El cornezuelo de centeno es un hongo imperceptible, casi invisible en el paisaje ondulante de los cultivos de cereal. Un inquilino o un parásito que se instala en las espigas de la avena, el trigo, el mijo, el candeal y, claro, el centeno. Un esclerocio menor del tamaño de un dedo, con una forma dura y de color pardo violáceo, que provoca la hipertrofia del grano. En español, en términos científicos, se le conoce con el nombre Claviceps purpurea. En inglés, Spikedrye o, más vulgarmente, Ergot of rye. En francés, seigle ivre, centeno embriagado. Y en alemán, Mutterkorn Tollkoriz, el grano enloquecido.

En la cultura popular alemana existe la leyenda de que, en los campos sembrados, los cereales ondulan no por el soplido del viento sino porque un demonio, “la madre de los granos”, camina entre el medio envenenando todo lo que toca a su paso. Y agregan: cuando la cosecha se echa a perder, se debe a que sus hijos, “los lobos del cornezuelo del centeno”, anduvieron por el territorio, probando sus dientes, alimentando sus cuerpos, antes de huir por el sendero que marca la claridad de la luna hacia la oscuridad absoluta.

Durante la Alta Edad Media, el consumo de pan de centeno contaminado por cornezuelo causó en Europa envenenamientos masivos. “El mal” que había generado epidemias y miles de muertes, como llama Hofmann a los acontecimientos en su autobiografía, apareció bajo la forma de dos características: como peste convulsiva (ergotismus convulsivus), caracterizada por síntomas epileptiformes y convulsiones, y como peste gangrenosa (ergotismus gangrenosus), que se manifestaba en gangrenas que generaban momificaciones en las extremidades. Al ergotismo también se lo conocía como “fuego sacro” o “fuego de San Antonio”, porque eran los antonianos, devotos del santo patrón, quienes se ocupaban de cuidar a los enfermos. En el siglo XVII se encontraron las causas del envenenamiento y, tanto en Europa como en algunas zonas rurales de Rusia, disminuyeron la frecuencia y dejaron de registrarse epidemias. La bola de fuego, encendida en el doblez de un cereal, siguió rodando solo en los libros de historia.

Siguiendo uno de esos principios paradojales que sostienen el equilibrio siempre en tensión del universo, el cornezuelo no solo género muerte y peste, sino también salvó y mejoró vidas. Su primer antecedente como remedio data de 1582. El médico municipal de Frankfurt, Adam Lonitzer, lo usaba como oxitócico para inducir el trabajo de parto. Si bien era un remedio a disposición de las comadronas, tal como se registra en herbarios de la época, el cornezuelo ingresó en la medicina oficial en 1808, por un trabajo del médico americano John Stearns. Su vigencia duró poco. En 1824, el médico David Hosack, también americano, fundamentó los peligros del cornezuelo para inducir partos y su función quedó relegada –siempre en el ámbito de la obstetricia– para evitar o controlar las hemorragias después del parto o de un aborto.

La siguiente incursión del cornezuelo lejos de la tierra y de los cereales fue en la química. Hofmann registra que desde mediados del siglo XIX empiezan a realizarse los primeros trabajos químicos. El objetivo era aislar las sustancias activas de esta droga y generar una fuente de alcaloides con aplicaciones farmacológicas, tales como la ergotamina, que se utiliza contra la migraña y los trastornos nerviosos. Sin embargo, su “gran golpe”, el punto de giro en su historia, fue en la década de los años treinta. En laboratorios ingleses y americanos, cuenta Hofmann, se empezó a desentrañar la estructura química de los alcaloides del cornezuelo. Precisamente en un laboratorio del Rockefeller Institute de Nueva York, los químicos W. A. Jacobs y L. C. Craig lograron aislar más de treinta variedades de alcaloides. En todos encontraron un componente en común: lo denominaron ácido lisérgico.

La primera valija de ampollas con ácido lisérgico que llegó a la Argentina terminó en un tacho de basura. Estaba envuelta en una caja de cartón. En uno de los ángulos superiores tenía una estampilla con el dibujo del Puerto del Rin en Basilea. El remitente decía: Calle Quintana 202, esquina Montevideo, Capital Federal, Argentina, Laboratorio Tarazi-Alberto Tallaferro.

El médico y psicoanalista argentino Alberto Tallaferro había hecho el pedido a Sandoz por medio del laboratorio de su amigo Tarazi. Cuando recibió la caja, la abrió de inmediato. Adentro había una valija pequeña, como las que usan los pintores para guardar pinceles y acuarelas. Con cuidado volvió a cerrar las tapas de la caja de cartón y la apoyó en la mesa de luz de la habitación matrimonial. Luego, sobre la cama que había tendido Rosa, la mucama paraguaya que según Tallaferro parecía haber salido de una obra de Gauguin, dejó una camisa blanca y una corbata negra con franjas rojas, y entró a bañarse.

Nadie sabe qué pensó Tallaferro mientras el agua le caía por la cara y le mojaba el pelo negro. Quizá tuvo la sensación extraña, sospechosa, paranoica, de ver realizarse de un modo sencillo una situación que a priori parece compleja. Quizá respiró hondo para calmar la ansiedad y no alterar el protocolo de investigación que había firmado para que le envíen la remesa. Quizá sintió que en sus manos, a pocos metros, tenía la llave de las puertas de la percepción. O quizá, cuando apagó el agua caliente y dejó caer sobre su espalda un chorro de agua fría, helada, se preguntó por qué se empeñaba en experimentar con técnicas nuevas.

(...) Durante cinco años no se hicieron más pruebas. Hasta la primavera de 1943, donde Hofmann, siguiendo un presentimiento, volvió a realizar la síntesis del LSD-25. En simultáneo, en la misma época, ya se trabajaba en la construcción de la primera bomba atómica, que se lanzó dos años después, en 1945. Dos descubrimientos, dos avances científicos, dos explosiones, dos hermanos díscolos del paradigma positivista que torcieron la historia de la humanidad, tanto en su capacidad destructiva como en su potencialidad perceptiva.

Cuando Tallaferro salió del baño, con una toalla blanca sobre los hombros, levantó la camisa de la cama. Pasó cada brazo por una manga y se abrochó los botones con disciplina. Hizo un paneo por la habitación buscando los zapatos. Su mirada no se detuvo en ningún rincón de la alfombra. Se congeló sobre la mesa de luz, la de su lado de la cama, donde hacía unos minutos había dejado la caja de cartón con ampollas de LSD adentro.

Gritó, gritó fuerte, Tallaferro. Tan fuerte que Rosa corrió rápido hacia el cuarto como si hubiera sonado una sirena. Sus hijos, acostumbrados a verlo berrear, también se sorprendieron ante una nueva tonalidad de su humor. Tallaferro preguntó por la caja. Rosa, atropellada, le contó que la vio en la mesa de luz, abierta, y la metió en una bolsa de nylon. Justo pasaba el carro de la basura, dijo. En Recoleta, en uno de los barrios más exclusivos de Argentina, de América Latina, en la década de los cincuenta aún pasaba el carro. Rosa salió rápido con las bolsas que se acumulaban en la cocina, también con la que tenía la caja con una estampilla de Basilea. Luego de saludar al basurero, al jinete curtido que guiaba a un caballo por el empedrado de Recoleta, tomó impulsó y tiró las bolsas al interior del carro. Sin despedirse, lo vio alejarse. Incluso, al darle la espalda, siguió escuchando el taconear del caballo sobre la calle de piedra (...)

Este texto se publicó originalmente en los talleres del Laboratorio de No Ficción Creativa de la revista Anfibia