Javier Gallego | Carne Cruda | eldiario.es
Rajoy ha ganado
las elecciones en Venezuela. Los votantes de derechas acudieron como un
ejército a la llamada de socorro del PP mientras muchos de izquierdas
se quedaron en casa. La derecha le ganó a la izquierda por una de las
razones por las que le ganó la guerra. Los azules cierran filas, los
rojos las rompen.
Vuelve a acertar Cuerda más que las encuestas. Ya lo dijo el alcalde de su Amanece que no es poco:
“En resumen, han ganado los de siempre”. Han ganado los de siempre
metiendo miedo como nunca. Rajoy ha ganado las elecciones en Venezuela.
La campaña del pánico funcionó y los votantes de derechas acudieron como
un ejército a salvar el país del apocalipsis zombie bolivariano. Hay
que reconocerles que son una tropa mucho más disciplinada que sus
rivales. Es triste decirlo pero el domingo la derecha ganó a la
izquierda por una de las razones por las que le ganó la guerra. Los
azules cierran filas, los rojos las rompen.
Pronto el votante de derechas reacciona a la llamada de socorro del
partido único para defender los principios del movimiento, la paz y el
orden, la unidad y la estabilidad, amenazados por rojos e
independentistas, y más ahora que Europa se rompe por el Brexit y las
Bolsas se desploman por culpa de los populismos y sus referendos. Hay
que pararlos antes de que hagan lo mismo con nosotros. Mariano y cierra
España. Ya pasó el tiempo de los experimentos con la gaseosa Rivera, que
además les salió rana y pactó con los socialistas de los EREs. La
corrupción de los demás la recuerdan tanto como olvidan y perdonan la
suya.
Es lo que decía una votante del PP en televisión, “prefiero que me roben
unos a que me arruinen los otros”. Los que te roban también te arruinan
pero vete tú a explicárselo a una persona que cree que Pablo Iglesias
le va a expropiar la casa y Rajoy es un buen gestor. Éste es el país que
tenemos y es muy difícil cambiarlo porque quien tiene los medios de
producción y de difusión, produce y difunde el discurso dominante y
monolítico. Todos a una como en Fuenteovejuna.
Muy diferente es la orilla izquierda donde se ha desmovilizado el
votante ante la división y la incapacidad de acuerdo de los dos grandes
partidos. El PSOE ya ni siquiera le disputa el poder al PP, sólo está
obsesionado con Podemos al que culpan del peor resultado de su historia
porque es más fácil quejarse de los jóvenes que mirarte al espejo y ver
que estás envejeciendo mal. Que se lo digan a la vieja Izquierda Unida.
Pablo Iglesias ahora le tiende la mano a los socialistas pero antes les
tendió una trampa organizándoles un gobierno por la espalda. La sonrisa
del destino que antes les sonreía, ahora se les ha quedado congelada por
un resultado decepcionante.
Dolorosa derrota además porque parecía que les beneficiaban más que a
nadie unas nuevas elecciones, pero han perdido más que ninguno, un
millón doscientos mil votos. Ahí hay de todo. Comunistas y podemitas
rebotados con la confluencia, indecisos y remisos a los que echan atrás
las estrategias de Podemos, los que les culpan de boicotear el pacto con
PSOE y Ciudadanos y dar aire a la derecha, los que no se fían de sus
cambios de etiqueta, los que tampoco se creen la metamorfosis de Pablo
Iglesias de la soberbia a la sonrisa, los que no le perdonan la cal viva
o los que le valoran como el peor líder sólo por detrás de Rajoy. Pero a
Mariano se lo pasan todo sus votantes y a Pablo empiezan a no pasarle
ni una los suyos.
Esta diferencia explica el fortalecimiento de un líder y la debilidad
del otro. Hay un votante de derechas al que le importa más que ganen los
suyos aunque no lleven razón y un votante de izquierdas al que le
importa más llevar razón aunque los suyos pierdan. Al primero le falta
piel, que diría Floriano, el segundo la tiene muy fina. Sobre todo con
los suyos porque luego la tiene durísima para aguantar a los gobiernos
de derechas que nos caen encima.
Ausencia de autocrítica sería alarmante después de estos resultados pero
el exceso paraliza a una izquierda que ahora tiene que movilizarse y
movilizar contra esos cuatro años de Rajoy que seguramente nos van a
echar porque más de siete millones de españoles han votado a favor del
partido de la corrupción y la conspiración, de la desigualdad, la
pobreza y la precariedad, de los rescates a la banca y los recortes a la
gente, de la represión, la manipulación mediática y la mordaza. Ha
ganado la España negra y en negro, la España del miedo, porque no ha
tenido una enfrente capaz de vencerlo.
Javier Gallego | Carne Cruda | eldiario.es
Fuente: www.eldiario.es
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