- Date : 8.2.18 PEDRO LUIS ANGOSTO
En la imagen, desmontaje de la cruz franquista en Callosa de Segura
Francisco Franco era una persona acomplejada, incapaz para el estudio, envidiosa, cruel hasta decir basta y absolutamente carente de empatía, lo que hoy llamaríamos un psicópata
Francisco Franco era una persona acomplejada, incapaz para el estudio, envidiosa, cruel hasta decir basta y absolutamente carente de empatía, lo que hoy llamaríamos un psicópata
Pedro Luis Angosto | Nueva Tribuna
Hace tan solo unos días, el Alcalde de la localidad alicantina de
Callosa de Segura procedió, en cumplimiento de la Ley de Memoria
Histórica, de la democracia y del sentido común, a retirar la cruz
franquista situada en una plaza pública contigua a la Iglesia mayor de
la ciudad. Es algo que debió hacerse en todos los pueblos y ciudades de
España tras la aprobación por el pueblo de la Constitución de 1978, pero
que no se hizo porque en la mayor parte del territorio los franquistas
continuaron, y continúan, teniendo enorme influencia y poder, y porque
los partidos democráticos prefirieron mirar para otro lado como si fuese
normal celebrar elecciones en un Estado lleno de símbolos, monumentos y
placas que conmemoran el golpe de Estado y la guerra que acabaron con
la democracia.
Lo ocurrido en Callosa de Segura no tendría importancia si se tratase de
una protesta contra la corrupción del partido más corrupto de Europa,
para impedir el cambio de los bancos de un parque, las farolas
decimonónicas de un paseo o la construcción de un aparcamiento
subterráneo. Eso sería normal y aquilataría la vitalidad de un pueblo,
sin embargo, salir a las calles, montar guardia junto a los luceros para
tratar de impedir que se quite de una plaza un símbolo franquista, no
es más que una anomalía histórica y una demostración palpable de que en
los últimos años hemos retrocedido décadas, pues ya no son ancianos
ligados por razones materiales e irracionales a la dictadura, sino que
abundan los jóvenes y personas de mediana edad, gentes que no vivieron
el fascismo, pero a las que tampoco el sistema educativo de la
democracia les explicó que Francisco Franco Bahamonde fue la mayor
criminal de nuestra historia, tal como hicieron en las escuelas alemanas
con Hitler y sus compinches, en Italia con Mussolini o en Francia con
Petain. No, aquí se ha perpetuada la infamia, y eso nos ha llevado al
lugar tan extraordinariamente complicado en el que nos encontramos
ahora: Una democracia formal, que tuvo un desarrollo excelente durante
las dos primeras décadas y que se empieza a atascar cuando el partido de
los herederos de Franco llega al poder por primera vez en 1996.
Francisco Franco, nos centraremos en él porque era peor que todos sus
compañeros de tiranía y fue su jefe durante treinta y seis años, era una
persona acomplejada, incapaz para el estudio, envidiosa, cruel hasta
decir basta y absolutamente carente de empatía, lo que hoy llamaríamos
un psicópata. Durante una de sus estancias en la Legión hubo un pequeño
motín en el comedor del batallón que mandaba. Un legionario tiró la
comida al suelo diciendo que era una mierda, acto seguido, Franco,
rodeado de sus custodios armados, mandó formar un pelotón de
fusilamiento y allí mismo dio muerte al desgraciado voluntario que había
osado decir que aquella mierda que les daban de comer era una mierda.
Después hizo desfilar a todo el batallón por delante del cadáver para
que viesen como quedaban los díscolos. El acto fue tan brutal que hasta
su íntimo amigo y jefe Millán Astray, tan bestia como él, le llamó la
atención diciéndole que eso no se podía hacer, que había que cumplir con
las ordenanzas, cosa que evidentemente a “franquito”, que es como le
llamaban sus compañeros de Academia, no le importó lo más mínimo.
Un día su prima Pilar Jaraiz Franco se presentó en su despacho para
interesarse por un primo común de ambos que estaba condenado a muerte.
Pilar le recordó la niñez, cuando ambos jugaban en las calles de Ferrol,
las estupendas relaciones familiares y el deber cristiano de perdonar a
los enemigos. Franco, esbozando una sonrisa gaseosa, le dijo, no te
preocupes Pilar, el primo pronto volverá a casa. Lo había fusilado días
atrás.
Preguntado por el periodista y espía norteamericano Jay Allen -jefe de
los Servicios de Inteligencia del Ejercito yanqui en el Norte de África-
sobre que estaría dispuesto a hacer para ganar la guerra, Franco le
dijo que pasaría por las armas a la mitad del país si fuese menester. No
llegó a tanto pero durante su mandato fueron fusiladas más de
doscientas mil personas, desaparecieron ciento veinte mil que todavía
permanecen en esa situación sin que sus familiares sepan a día de hoy su
paradero, fueron robados más de ciento cincuenta mil niños para
entregárselos a familias estériles de bien, se torturaron a millones de
personas, se obligó a salir del país a cientos de miles, se incautaron
miles de millones de pesetas y todas las propiedades de centenares de
miles de republicanos para entregárselos al nuevo Estado fascista o a
familias de orden, se convirtió a la mujer en una esclava de hombre y se
creó un tipo de súbdito paleto, sumiso y refractario a pensar por sí
mismo, un tipo que, según parece, vuelve a reverdecer en esta nueva
etapa de reacción y caspa que nos invade al calor del gobierno de
Mariano Rajoy, otro personaje carente de empatía e incapaz de pensar de
modo diferente al que le enseñaron sus grandes maestros del régimen,
tipos que como Gonzalo Fernández de la Mora hablaban de las estirpes
superiores o del igualitarismo como fruto de la envidia de los más
torpes.
Lo ocurrido en España desde el 17 de julio de 1936 hasta el 20 de
noviembre de 1975, en palabras de Azaña fue “una insurreción contra la
inteligencia”, una insurrección que llenó España de sangre y
destrucción, tanta como no había sufrido en todo su devenir histórico.
Empero, con ser terrible la barbarie que asoló a nuestro país durante
tantos años, no es desdeñable la herencia recibida a día de hoy, cuando
un partido que ha sido incapaz de condenar una tiranía de esas
características, que recurre ante los tribunales cualquier intento de
retirar los símbolos nacional-católicos y dotado de una moralidad de ese
tenor, es el encargo de gobernar un Estado diverso y plural donde ha
anidado la pobreza, la desigualdad y la corrupción.
Nadie se pregunte por qué Rajoy no dialoga con los representantes de la
oposición o de los sindicatos; nadie intente ignorar por qué hicieron
una ley mordaza y un código penal que permite a encarcelar a raperos o
tuiteros por sus opiniones y mantiene en libertad a ladrones y mafiosos;
nadie se escandalice porque no haya dimitido el Gobierno en pleno por
la corrupción, nadie porque se sigan entregando miles de millones de
euros a la Iglesia católica para que implante sus ideas antisistema en
las mentes vírgenes de los niños, nadie pida peras al olmo, pues no las
da, lo mismo que la condición del escorpión es picar.
Fuente: Nueva Tribuna
OTRA COSA: SALVEM ELS SISTEMES DUNARS! Platja de Son Saura, Sud de Menorca.
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