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 "El Ayuntamiento de Madrid quiere hacernos creer que con más coches, 
respiramos mejor en Madrid. Soy asmática desde los 3 años, mi padre 
también lo es, lo era su madre y me da pánico que mi hijo (5 años) lo 
sea, porque son enfermedades con muchas posibilidades de transmisión 
hereditaria".
(…) Así que hoy siento la obligación moral de contar lo que es vivir con 
asma y lo injusto del trato que estamos recibiendo por parte del 
Ayuntamiento de Madrid.
A los 3 años ya me ahogaba. Mi asma es alérgica, por lo que con la 
primavera y la humedad (donde los ácaros habitan alegremente y se 
reproducen a millones), sufría mucho e iba con el inhalador (bendito 
Ventolín) siempre en la mano. Lo tomaba constantemente, así que tenía 
unas jaquecas insoportables.
Cuando tenía una crisis (muy frecuentes en la infancia), dormía sentada y embotada en corticoides, Urbasón, hinchada como un balón y agotada, porque cualquier esfuerzo, sin oxígeno, es un desafío. Era muy pequeña, así que no entendía tampoco lo que me pasaba y por qué no podía correr, saltar o bailar.
Empecé con las vacunas muy pronto; ya saben: te van inyectando dosis de los alérgenos (polen, ácaros, etc.) para ir ‘acostumbrando’ el cuerpo y que llegue un punto que no los rechaces. Esto es, en definitiva y simplificando mucho, la alergia: una reacción del cuerpo contra elementos que no soporta (...)
Cuando tenía una crisis (muy frecuentes en la infancia), dormía sentada y embotada en corticoides, Urbasón, hinchada como un balón y agotada, porque cualquier esfuerzo, sin oxígeno, es un desafío. Era muy pequeña, así que no entendía tampoco lo que me pasaba y por qué no podía correr, saltar o bailar.
Empecé con las vacunas muy pronto; ya saben: te van inyectando dosis de los alérgenos (polen, ácaros, etc.) para ir ‘acostumbrando’ el cuerpo y que llegue un punto que no los rechaces. Esto es, en definitiva y simplificando mucho, la alergia: una reacción del cuerpo contra elementos que no soporta (...)

 
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