ENTREVISTA CON JORGE RIECHMANN: El escritor, profesor de Filosofía Moral y activista
plantea una "autoconstrucción colectiva" frente al sistema del
capitalismo salvaje que amenaza nuestra existencia Publicado: 25/6/2015 LUCÍA VILLA @Luchiva
MADRID. -Puede parecer
catastrofista, pero tras las palabras y escritos de Jorge Riechmann
(Madrid, 1962), se adivina, ante todo, un optimismo del que muchos no se
ven capaces: el de imaginar una solidaridad común, una
"autoconstrucción colectiva" -en palabras del poeta y activista- que
acabe de una vez por todas con el sistema capitalista, antes de que éste
termine consumiéndonos a todos. Profesor de Filosofía Moral de la
Universidad Autónoma, militante de Ecologistas en Acción y de Izquierda
Anticapitalista y miembro del Consejo Ciudadano de Podemos en Madrid,
Riechman ha analizado a través de una extensa bibliografía (su ultimo
ensayo es Autoconstrucción, de la editorial Catarata) las aberraciones
de un modelo que consume y vive sin límites en un planeta que se muere a
ritmo acelerado. Durante los días 26, 27 y 28 de junio participa, junto
a otros representantes de movimientos sociales, investigadores,
activistas y políticos de una decena de países, en los II encuentros Alternativas frente a los retos ecosociales que
se celebran en Madrid para combinar los enfoques social y ecológico y
buscar respuestas conjuntas con las que combatir las crisis, desde la
económica hasta la de valores, que padece la sociedad actual.
¿Qué plantea el Ecosocialismo?
Yo defiendo desde hace tiempo que no podemos pensar en una sociedad que sea sustentable de verdad y que siga siendo capitalista. Si queremos sociedades que puedan durar en el tiempo, que sean perdurables, no hay forma de esquivar la cuestión del sistema y las rupturas anticapitalistas. Tenemos que fijarnos más en algo que, aunque ya estaba presente en El capital de Marx, no ha tenido mucha importancia en los intentos históricos de avanzar en el socialismo: la idea de que las fuerzas productivas son, a la vez e idisociablemente, fuerzas destructivas. Y esa parte destructiva ha ido en aumento con respecto a la parte productiva a medida que se han ido desplegando las sociedades industriales.
¿Qué plantea el Ecosocialismo?
Yo defiendo desde hace tiempo que no podemos pensar en una sociedad que sea sustentable de verdad y que siga siendo capitalista. Si queremos sociedades que puedan durar en el tiempo, que sean perdurables, no hay forma de esquivar la cuestión del sistema y las rupturas anticapitalistas. Tenemos que fijarnos más en algo que, aunque ya estaba presente en El capital de Marx, no ha tenido mucha importancia en los intentos históricos de avanzar en el socialismo: la idea de que las fuerzas productivas son, a la vez e idisociablemente, fuerzas destructivas. Y esa parte destructiva ha ido en aumento con respecto a la parte productiva a medida que se han ido desplegando las sociedades industriales.
Yo creo que una cuestión central en nuestro tiempo es el choque de las
sociedades industriales con los límites biofísicos del planeta. Según
los cálculos de la huella ecológica del conjunto de la humanidad,
estamos viviendo como si tuviéramos a nuestra disposición un planeta y
medio. Es una situación aberrante que sólo se va a poder mantener un
tiempo. Estamos viviendo, literalmente, como si no hubiera mañana… y eso
es altamente problemático. Y lo que dice el ecosocialismo es que la
fuerza principal que está detrás de ese choque contra los límites
biofísicos del planeta es la dinámica autoexpansiva del capital.
¿Y cómo se le da la vuelta a un sistema, el capitalista, que no es sólo político o económico, sino también cultural y de valores, que está impregnado en todos?
Yo creo que esa es una dimensión muy importante que ha ido incluso ganando peso por los procesos culturales de los últimos decenios. Es cierto que cada sociedad genera los objetos que necesita, o los objetos congruentes con ese orden social. Eso, de hecho, es un proceso en bucle. Las personas somos generadas por la sociedad, la sociedad genera sujetos y los sujetos reproducen, producen y cambian la sociedad. Es un bucle de realimentación. Pero lo nuevo, que es muy tremendo en esta situación en la que nos encontramos, es que a medida que se ha afianzado la versión neoliberal del capitalismo, éste entra mucho más hondamente en la constitución de la subjetividad. Hay una frase, de estas inmortales que produjo Margaret Thatcher, que venía a decir algo así como: “La economía en realidad no importa tanto, en realidad donde nos jugamos todo es en el alma humana”. Esto Margaret Thatcher y otros teóricos del neoliberalismo lo tenían muy claro.
¿Y cómo se le da la vuelta a un sistema, el capitalista, que no es sólo político o económico, sino también cultural y de valores, que está impregnado en todos?
Yo creo que esa es una dimensión muy importante que ha ido incluso ganando peso por los procesos culturales de los últimos decenios. Es cierto que cada sociedad genera los objetos que necesita, o los objetos congruentes con ese orden social. Eso, de hecho, es un proceso en bucle. Las personas somos generadas por la sociedad, la sociedad genera sujetos y los sujetos reproducen, producen y cambian la sociedad. Es un bucle de realimentación. Pero lo nuevo, que es muy tremendo en esta situación en la que nos encontramos, es que a medida que se ha afianzado la versión neoliberal del capitalismo, éste entra mucho más hondamente en la constitución de la subjetividad. Hay una frase, de estas inmortales que produjo Margaret Thatcher, que venía a decir algo así como: “La economía en realidad no importa tanto, en realidad donde nos jugamos todo es en el alma humana”. Esto Margaret Thatcher y otros teóricos del neoliberalismo lo tenían muy claro.
Y lo que ha ido teniendo lugar es un proceso en el cual esa dinámica de
expansión de la sociedad mercantil se ha ido introduciendo cada vez más
en la gente. Entonces claro, pensar en esos términos nos da idea de la
dificultad de este asunto, que no puedes en efecto considerar que tu
adversario es algo exterior que tienes enfrente, así, nítidamente
delimitado, sino que lo has incorporado, es una parte de lo que tú
también eres.
A mí una imagen un poco humorística que he usado alguna vez para intentar contar esto es este personaje de las fábulas centroeuropeas que es el baron de Münchhausen. En uno de los lances célebres de su vida, Münchhausen cae dentro de un pantano con su caballo y se está hundiendo en las arenas movedizas. Y entonces para salir lo que se le ocurre es tirar de su propia coleta y consigue sacarse del pantano. Lo que nos toca hacer es algo parecido a eso. Yo creo que hay que pensarlo desde la autoconstrucción colectiva.
¿A qué nos exponemos? Los científicos ya hablan de que se ha puesto en marcha la sexta gran extinción de especies, la primera que estaría causada por el hombre y la primera que afectaría al hombre… la sociedad no parece muy consciente
No. Eso es dramático. La diferencia que hay entre el mundo de creencias en el que está viviendo el promedio de la gente en esta sociedad y la situación objetiva tal y como podemos referirnos a la misma por medio de la ciencia, es enorme. Somos incapaces, como sociedad, de hacernos cargo de lo que está pasando y de ver lo cerca que estamos de despeñarnos por un abismo cuyas dimensiones no acabamos de calibrar. Sí que lo hacen los investigadores e investigadoras y por eso están lanzando gritos de alarma cada vez más desesperados desde hace mucho tiempo.
A mí una imagen un poco humorística que he usado alguna vez para intentar contar esto es este personaje de las fábulas centroeuropeas que es el baron de Münchhausen. En uno de los lances célebres de su vida, Münchhausen cae dentro de un pantano con su caballo y se está hundiendo en las arenas movedizas. Y entonces para salir lo que se le ocurre es tirar de su propia coleta y consigue sacarse del pantano. Lo que nos toca hacer es algo parecido a eso. Yo creo que hay que pensarlo desde la autoconstrucción colectiva.
¿A qué nos exponemos? Los científicos ya hablan de que se ha puesto en marcha la sexta gran extinción de especies, la primera que estaría causada por el hombre y la primera que afectaría al hombre… la sociedad no parece muy consciente
No. Eso es dramático. La diferencia que hay entre el mundo de creencias en el que está viviendo el promedio de la gente en esta sociedad y la situación objetiva tal y como podemos referirnos a la misma por medio de la ciencia, es enorme. Somos incapaces, como sociedad, de hacernos cargo de lo que está pasando y de ver lo cerca que estamos de despeñarnos por un abismo cuyas dimensiones no acabamos de calibrar. Sí que lo hacen los investigadores e investigadoras y por eso están lanzando gritos de alarma cada vez más desesperados desde hace mucho tiempo.
Uno de los generales golpistas en Brasil en la
primera de esas dictaduras que se implantaron en América Latina en los
años 60 dijo: “El país se encontraba delante de un abismo y decidimos
dar un paso al frente”. Nuestras sociedades están al borde de un abismo
y están avanzando a toda velocidad. No paso a paso, sino de forma
motorizada sin darnos cuenta de lo que eso representa.
Si hubiera que señalar sólo tres ámbitos de la dimensión de esa crisis ecológico-social, serían el calentamiento climático, la crisis de recursos y la extinción masiva de diversidad biológica. Son tres procesos que están, literalmente, quitándonos el suelo de debajo de los pies. Seguir haciendo las cosas más o menos como las estamos haciendo ahora nos lleva a un ecocidio, acompañado de un genocidio, que si no somos capaces de cambiar se llevará por delante, yo creo, a la mayor parte de la población humana en los decenios que siguen. Y de eso es de lo que se está hablando cuando hablamos de cambio climático.
Si hubiera que señalar sólo tres ámbitos de la dimensión de esa crisis ecológico-social, serían el calentamiento climático, la crisis de recursos y la extinción masiva de diversidad biológica. Son tres procesos que están, literalmente, quitándonos el suelo de debajo de los pies. Seguir haciendo las cosas más o menos como las estamos haciendo ahora nos lleva a un ecocidio, acompañado de un genocidio, que si no somos capaces de cambiar se llevará por delante, yo creo, a la mayor parte de la población humana en los decenios que siguen. Y de eso es de lo que se está hablando cuando hablamos de cambio climático.
Todas las esperanzas para frenar el
cambio climático están puestas en la cumbre de París de diciembre de
este año. ¿Un protocolo que sustituya al de Kioto es suficiente?
Todo indica que, tal y como están planteadas las cosas, no será
suficiente. Lo que convencionalmente con una base científica se ha
establecido como un nivel más o menos de seguridad son los dos grados
centígrados de incremento de la temperatura promedio con respecto a los
niveles preindustriales, y muchos científicos piensan que no se deberían
sobrepasar los 1,5 grados. Sin embargo París es importante en la medida
en que pueda suponer un cambio de tendencia por lo menos, porque la
situación ahora es que estamos emitiendo cada vez más, cada vez más
deprisa. No es que estemos en una situación de equilibrio, sino que las
emisiones siguen creciendo y cada vez más rápido. Y París puede servir
como el inicio de una inflexión en ese sentido. Pero yo estoy convencido
de que sin rupturas anticapitalistas, sin avanzar claramente hacia otro
modelo de producción y consumo, no hay forma de evitar ese desenlace
muy dramático.
Usted es miembro del Consejo Ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid. ¿Ve representados los valores ecologistas en el partido?
Usted es miembro del Consejo Ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid. ¿Ve representados los valores ecologistas en el partido?
De manera muy insuficiente. No es un problema sólo de Podemos, es un
problema de la mayoría de nuestras fuerzas políticas. Hay una cosa que
subrayaba hace un par de años un activista brasileño de los involucrados
en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, Chico Whitaker, en
referencia a los movimientos como el 15-M u Occupy Wall Street, que
empleaban el lema de “somos el 99%, frente a un 1%”. Si pensamos en
términos ecológicos y sociales esa distribución no es así. Chico
Whitaker decía que habría que pensar más bien en un 1% de gente que
tiene cierta conciencia del mundo real en el que vive y que está
intentando alertar a otro 98% de la situación dramática en la que nos
encontramos para sumar fuerzas y hacer frente al 1% restante que está en
lo alto de la pirámide de la riqueza y el poder. Pero el nivel de
conciencia en ese 98% de la población no es ni de lejos el que se
requeriría.
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