Coordinadora 25S: El "estigma" de ser feminista en una sociedad patriarcal #FelizDíaDeLaMujer
http://www.eldiario.es/desalambre/llaman-radicales-exageradas-defender-derechos_0_492051515.html
Hablamos con 10 destacadas feministas de diferentes países del 
mundo para encontrar las similitudes y diferencias de su lucha contra la
 desigualdad de género
¿Contra qué actitudes machistas luchan? ¿Qué estrategias utilizan? ¿Qué críticas reciben? Nos responden desde India, Nigeria, España, Guatemala, Polonia, Ecuador...
 
    
 
    
 
  
 
    
 
    
 
    
 
    
 
    
 
    
 
    
 
 
    
 
    
¿Contra qué actitudes machistas luchan? ¿Qué estrategias utilizan? ¿Qué críticas reciben? Nos responden desde India, Nigeria, España, Guatemala, Polonia, Ecuador...
El elemento en común más destacado de todas las mujeres consultadas son las críticas e insultos recibidos por ser feministas - Laura Olías
  
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    Patricia Ruiz
  
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    Gabriela  Sánchez - 7/03/2016  
 
    
10 feministas de diferentes países del mundo responden a nuestras preguntas.
¿Qué mecanismos de 
opresión machista se detectan alrededor del mundo? ¿Cómo luchan las 
mujeres feministas para acabar con ellos? ¿Hay similitudes entre las 
críticas que recibe una activista cuando defiende los derechos de las 
mujeres de Polonia y las que recibe otra que los defiende en Guatemala? 
¿Y en España? ¿Y una feminista gitana? En  eldiario.es hablamos
 con 10 de ellas, las luchadoras, las caras visibles del feminismo a 
pequeña y gran escala. Las que trabajan sobre el terreno día a 
día para acabar con la desigualdad de género.
A María
 Teresa y a sus compañeras les dicen "boconas, radicales e 
insoportables, putas". Barbarita recibe las principales críticas desde 
las mismas familias a las que intenta ayudar. Ella es "vaga", dicen, 
porque "es feminista para evitar dedicarse a las tareas del hogar". 
Karolina está cansada de escuchar que ya hay otros problemas "más 
importantes" para preocuparse que la violencia machista. "¿Las críticas?
 Las de siempre", admite Ochy.
Están acostumbradas a recibir insultos. Porque denuncian
 las diferentes formas de expresión de la desigualdad de género en sus 
países. Porque no callan cuando una mujer es maltratada. O recuerdan que
 si esa joven agacha la cabeza mientras camina con rapidez quizá se 
sienta incómoda por los piropos de aquel desconocido. 
Trabajan para visibilizar la opresión y denuncian los altos índices de 
violaciones sexuales, la brecha salarial, los micromachismos.
Gritan, aunque la sociedad que les rodea les pida silencio. 
Barbarita Lara, Ecuador
 
    
Barbarita Lara. | Imagen cedida a eldiario.es
Es la primera concejala
 negra de Ecuador. Representa el cantón Mira, en la provincia norteña de
 Carchi, donde forma parte de la Comisión de Género e Igualdad. De 
profesión maestra, es una de las coordinadoras del CONAMUNE (Consejo 
Nacional de Mujeres Negras), apoyado por  Ayuda en Acción, que lucha por los derechos de las mujeres afroecuatorianas en un país donde la población negra representa un 7%.
 - Cuando el machismo se mezcla con el racismo
"La principal problemática de la mujer afrodescendiente en Ecuador es 
la inequidad, el machismo y el racismo. 9 de cada 10 mujeres negras ha 
sufrido algún tipo de violencia en mi país. Las brechas en el acceso a 
la educación, a la salud o la vida política son aún mucho mayores en el 
caso de las mujeres negras, entre las que preocupa especialmente la 
violencia estructural, por historia, por el hecho de ser de ascendencia 
africana.
El proceso 
colonial esclavista marcó una lacra grande. Se impuso un concepto de 
animalidad a las personas desde el momento en el que fueron arrastrados 
desde su continente de origen para ser mano de obra esclava. Se 
convirtieron en seres humanos sin derechos, sin ningún reconocimiento. 
Esto todavía pesa en la población negra, dentro de la que las mujeres 
sufren una discriminación aún mayor, doble: desde el otro, el poder, 
hasta el interior, su propio entorno. Los maridos negros también ejercen
 machismo porque vienen de esa construcción social heredada, y es bien 
fuerte".
 - Cómo: "Recuperando el 'quién soy"
"Mi lucha concreta aspira, principalmente, a que las mujeres recuperen 
el "quién soy", "de dónde vengo", "dónde vivo" y, en ese espacio 
reclamar los derechos perdidos. La lucha feminista de las mujeres 
afrodescendientes en Colombia se enmarca en los derechos culturales, 
sexuales y reproductivos, por la vida sin violencia, por la 
participación femenina en la sociedad y en la esfera pública y por la 
educación con equidad e identidad.
Desde mi lugar de enunciación como mujer afrodescenciente hacia las 
propias mujeres afrodescendientes. Por eso la lucha está orientada a 
educar a toda la sociedad. Nosotros hemos implementado un proyecto de 
investigación de la violencia hacia la mujer en el que capacitamos a las
 propias mujeres para que sean ellas mismas las que realicen la 
investigación. A raíz de ello nos hemos dado cuenta de que esta 
violencia no puede ser solucionada únicamente desde la organización 
femenina, sino que es necesario que se involucre a las autoridades en la
 lucha, como proyecto político".
 - "Nos llaman 'vagas"
"Las críticas que recibo vienen principalmente desde las mismas 
familias a las que intento ayudar y desde la propia comunidad. Por lo 
general, las feministas somos consideradas despectivamente como personas
 "vagas". Esto es así porque la sociedad entiende que el papel de la 
mujer ha de estar relegado al cuidado de la casa y los niños, y quienes 
no nos dedicamos exclusivamente a ello somos vistas como personas que 
abandonamos "nuestro deber" por holgazanería. Como si usáramos el 
feminismo de escusa para no lavar y fregar.
Estas son críticas que vienen por parte de hombres, pero principalmente
 por mujeres. Y eso es lo peligroso. ¿Hemos visto algún cambio en la 
mentalidad de estas personas después de llevar a cabo algunos de los 
proyectos? Pues en parte sí. Sobre todo con las mujeres más 
involucradas. Tenemos que ser conscientes de que si cambiamos a una 
mujer estaremos consiguiendo operar dentro de una familia concreta, 
porque las mujeres son el motor de la educación de los hijos".
Chika Oduah, Nigeria
 
    
Chika Oduah. | Imagen cedida a eldiario.es. 
La periodista 
nigeriana Chika Oduah dejó el país africano con solo dos años, pero 
volvió hace tres para buscar sus "raíces". Ahora vive en Nigeria, pero 
tiene una larga lista de países africanos en mente para seguir dejando 
"que las mujeres hablen". Oduah enfatiza este hecho porque ni recuerda 
las veces que ha preguntado a una niña o mujer y ha intentado responder 
cualquier hombre de su alrededor. "Gracias, señor, pero deje que ella 
responda". Su labor dando voz a las mujeres afectadas por la violencia 
de Boko Haram le ha valido varios premios, entre los que destaca el 
Trust Women Journalist Award 2014 de la Fundación Thomson Reuters. Se 
considera feminista, pero abre el concepto al 'womenism' que defienden 
muchas mujeres en Nigeria: "Creen que el feminismo quiere adoctrinarlas,
 que quiere cambiar su cultura desde Occidente. Algunas prefieren la 
palabra 'womenism', como una forma de feminismo africano".
 - "Utilizan la religión para oprimir"
En primer lugar, la religión. La gente utiliza la religión para oprimir
 a las mujeres. En segundo lugar, los políticos, porque la mayoría son 
hombres. Y en tercero, la vida profesional. Es difícil mantener una vida
 profesional activa y a la vez ser una "esposa" en el ámbito doméstico. 
En estas tres esferas de la vida, las mujeres tienen muy difícil tomar 
decisiones por ellas mismas.
 - "Si no se educa, no saben que están oprimidas"
La principal estrategia es la educación, que puede llegar a través de 
libros, viendo películas y hablando con otras personas. Hay que educarse
 porque una no tiene ni idea de que está siendo oprimida si no conoce 
otro modo de vida. Si todo lo que has conocido es que se supone que te 
tienes que casar a los 10 años, y eso es todo, no te das cuenta de esa 
opresión. Hasta que otra mujer, de otra comunidad, te dice: 'Yo me casé a
 los 20'. Entonces, sí, puedes pensar 'vaya, no sabía que eso era 
posible'.
En mi caso 
personal, siempre respondo a los comportamientos machistas, pero de una 
manera amigable. Porque creo que uno de los problemas del feminismo es 
que estamos demasiado enfadadas, siempre combatiendo. Creo que hay que 
hacer un acercamiento amistoso y positivo al cambio hacia el feminismo.
 - "Dicen que les deje en paz"
Bueno, la gente dice que yo soy extranjera, que soy americana, así que 
no entiendo su cultura. Esa es la más frecuente. También si voy a un 
restaurante con un amigo, el camarero saluda a mi compañero hombre pero 
nunca a mí. Eso es muy común, en diferentes restaurantes, siempre pasa. Y
 yo siempre les digo, de manera amable, 'hola, señor. No me ha saludado a
 mí, ¿soy un fantasma?'. Unas veces responden que lo sienten y otras que
 les deje en paz.
Karolina Wieckiewicz, Polonia
 
    
La feminista polaca Karolina Wieckiewicz. | Imagen cedida a eldiario.es
Karolina es una 
activista feminista polaca que trabaja para la Federación para las 
Mujeres y la Planificación Familiar. También es voluntaria en la 
Fundación TRANSfuzja. Estudió ciencias sociales y criminología, área 
donde pronto se percató de la falta de representación que las mujeres en
 la sociedad. Poco a poco trasladó esta perspectiva feminista al espacio
 del derecho y los derechos humanos, trabajando para luchar contra la 
trata, la violencia y el infanticidio. Admite que le costó un tiempo 
llegar a considerarse feminista "abiertamente, orgullosamente y sin 
ningún pero" porque la imagen del feminismo en Polonia no está muy bien 
vista. Ahora, espera cambiarla con su lucha.
 - Actitudes "anti - mujeres" polacas
Creo que aún hay mucho por hacer en Polonia. Parece que hay muchas 
actitudes "anti-mujeres" están realmente extendidas y que, de alguna 
manera, pensamos en ellas como algo normal. En mi país, uno de los 
mayores mecanismos de opresión es la actual ley anti-aborto y las 
restricciones en el área de los derechos reproductivos. Por norma 
general, el aborto es ilegal. Se permite abortar legalmente únicamente 
en tres casos muy reducidos y que casi no se llevan a la práctica. Y las
 restricciones en el acceso a otros derechos reproductivos 
(anticonceptivos, salud obstétrica, tratamientos de fertilidad…) son 
también, de alguna manera, consecuencia de esta ley. Para mí, es una 
señal evidente del posicionamiento de las mujeres y su lugar en la 
sociedad. ¿Cómo podemos participar plenamente en cualquier esfera si 
nuestros derechos fundamentales no están reconocidos?
 - Cómo lucha por el cambio
Creo que el elemento más importante de mi trabajo es abogar por el 
cambio. Idealmente, para conseguir la liberalización de la ley del 
aborto. En la práctica, para luchar porque las restricciones no vayan a 
más. Pero la parte más importante de mi trabajo en la Federación y en lo
 que mi organización se centra es en ayudar a mujeres específicas, en 
estar a su lado, darles apoyo y consejo y, también, en llevar sus casos 
ante mecanismos judiciales relevantes. Las mujeres tienen miedo a hablar
 de su experiencia. Nosotros estamos intentando darles el apoyo que 
necesitan para dar la vuelta a esta situación: transformar la vergüenza 
en empoderamiento.
 - "Dicen que hay problemas más importantes"
Como sociedad que lleva 23 años con esta ley, de alguna manera, nos 
hemos adaptado a esta situación. Como mujeres, hemos creado nuestro 
"espacio", y se está asumiendo que tenemos que cuidar de nosotras mismas
 y de nuestros intereses y derechos solas, por nuestra cuenta. Como si 
el estado no quisiera tener ninguna responsabilidad en este asunto. 
Algunas veces, escucho que hay problemas más relevantes que el de los 
derechos reproductivos, como la violencia de género, la pobreza o la 
maternidad. Que estos son los verdaderamente importantes, los que 
atraviesan la esfera de los "valores" y la "perspectiva de vida". Para 
mí, eso no es verdad. Estos problemas están interconectados y yo seguiré
 luchando por todos ellos y apoyando a otras feministas en su lucha.
Rosalinda Hernández Alarcón, Guatemala
 
    
Rosalinda Hernández Alarcón. | Imagen cedida a eldiario.es.
Rosalinda Hernández 
Alarcón es una periodista de nacionalidad mexicana pero residente en 
Guatemala desde hace 21 años. Intenta impulsar un sujeto político 
feminista en el país centroamericano con el colectivo  laCuerda,
 fundado junto a otras varias mujeres tras el conflicto interno en 
Guatemala para crear un espacio que impulsara una democracia que 
tuvieran en cuenta a las mujeres. La razón de ser del nombre tiene que 
ver con el rechazo que sentían como feministas: "Quisimos que fuera el 
antónimo de 'loca' como nos califican a quienes rechazamos el orden 
establecido, el deber ser",  explicó en un ensayo.
 laCuerda publica un periódico feminista que cumple 18 años este 8 de 
marzo. Hernández Alarcón es también cofundadora de la Red 
Centroamericana de Periodistas y en su labor de informadora ha dado voz 
con especial ahínco a las mujeres campesinas. "Aspiro a seguir haciendo 
reflexiones críticas de las diferentes opresiones que existen y 
reconociendo la diversidad de las mujeres; es decir, investigar con, por
 y para ellas; y no sobre ellas".
  - Diferentes violencias machistas
En Guatemala, las instituciones que mantienen y reproducen las 
opresiones machistas son la familia, las iglesias, la educación, el 
orden económico y político del Estado. Además, en este país 
centroamericano el racismo es el sistema de opresión que más afecta a 
las mujeres: aproximadamente el 50% de la población femenina pertenece a
 pueblos indígenas y el 70% de ellas vive en áreas rurales y en 
situación de pobreza y pobreza extrema. La oposición de las iglesias 
católicas y protestantes a la educación sexual (laica, científica y con 
enfoque de género) es tan fuerte, que a pesar de que existe una ley que 
la reconoce, ninguna institución del Estado la aplica y tampoco se 
respeta la ley de acceso a métodos anticonceptivos.
La violencia contra las mujeres (especialmente la sexual) es un 
mecanismo para inhibir la participación de ellas, y aunque existen leyes
 y organismos específicos para sancionar esos delitos, las guatemaltecas
 no tienen seguridad en la casa, la calle, el trabajo, la escuela y 
demás espacios públicos. Muchas violencias son reconocidas como delitos,
 pero otras no: entre ellas, la maternidad impuesta, la dominación 
paternalista, el acoso sexual y los micromachismos.
 - Estrategias: "No al acoso callejero"
Hay organizaciones feministas y mujeres que participan en 
organizaciones sociales que buscan a través de campañas de incidencia 
(movilizaciones, manejo de medios de comunicación, pláticas con 
diputados, relaciones con organismos internacionales) algunos cambios 
legislativos que favorezcan su representación, como el reconocimiento de
 la paridad en la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Otras trabajan 
en la acumulación de fuerzas mediante la concienciación de más mujeres. 
Se propone cambios en la vida cotidiana que favorezcan su autoestima y 
descanso, la cooperación entre las personas que vivan en un mismo techo,
 la organización horizontal y la armonía con la naturaleza, rechazando 
cualquier tipo de violencia y abusos contra ellas y sus territorios.
Y recientemente se han formado grupos de mujeres jóvenes que ponen en 
el centro un activismo lúdico en las calles y a través de redes 
sociales, entre ellas: No al acoso callejero, rechazo a la misoginia, 
por la educación integral en sexualidad, por el uso del condón, etc.
 - Insultos para cada causa
Si las feministas abogamos por la despenalización del aborto, nos 
llaman asesinas; si defendemos el libre acceso a métodos 
anticonceptivos, nos nombran promiscuas; si defendemos las medidas 
afirmativas (como las cuotas en cargos de elección popular), nos 
califican de discriminadoras; si defendemos nuestra libertad de 
expresión, nos consideran conflictivas. Cuando nos pronunciamos por un 
Estado laico, nos entienden como mujeres sin moral que no merecemos 
ninguna confianza. A pesar de todo ello, en Guatemala las posiciones 
feministas han ido ganando espacio, ya que hay sectores que las 
entienden como una corriente de opinión válida, aunque sea estereotipada
 y descalificada por la ideología machista prevaleciente. 
Patricia Caro Maya, España
 
    
Patricia Caro. | Imagen cedida a eldiario.es
Es activista por los 
Derechos de las Mujeres, especializada en Romnja, que son las mujeres 
gitanas de lengua romaní, y Calis, las mujeres gitanas españolas. Forma 
parte del Europe and Central Asia Advisory Group de la ONU y ha 
trabajado para la OSCE. Recientemente ha organizado el I Encuentro de 
Feministas Europeas Romnja en el Parlamento Europeo desde el que se 
lanzó la I Declaración sobre todas las formas de violencia contra las 
mujeres y niñas Romnja. Actualmente se encuentra terminando la carrera 
de psicología e investiga sobre el sexismo en las comunidades calés.
 - Contra el "es tablishment masculino blanco"
Quiero empezar por recalcar que la mayoría de los mecanismos de 
opresión vienen del establishment masculino blanco. La opresión que 
sufrimos los gitanos y gitanas también tiene género, y creo que tiene 
que haber medidas dirigidas a la liberación de este colectivo. Es 
importante hablar en términos de violencia, porque el sexismo y la 
opresión son eso: formas de violencia. Dentro de la estructura 
dominante, que es la estructura institucional masculina paya, se genera 
violencia hacia las mujeres.
En ese contexto, ocurre un "efecto pigmalión" dentro de las comunidades
 gitanas que provoca que los hombres gitanos aprendan de las estructuras
 del poder, dominadas por los hombres blancos, la manera en la que 
tratan a las mujeres. Este aprendizaje hace que se reproduzcan 
comportamientos violentos y opresores hacia la mujer iguales o incluso 
peores que los de los payos, dado que las mujeres gitanas están 
doblemente reprimidas. Creo firmemente que son las instituciones las que
 tienen que cambiar y generar discursos prescriptivos, que marquen lo 
que se debe hacer sin generar estereotipos de género.
 - Trabajar con las dominadas y con quienes dominan
Una de mis principales estrategias de lucha feminista es mi formación 
constante. Formarme me ayuda a poder visibilizar las estrategias del 
patriarcado neosexista y a compartir mis conocimientos y mis recursos 
con mujeres que están en una situación desfavorable.
Además, promuevo la alianza con otras mujeres y con aquellos hombres 
que quieran acercarse al movimiento feminista, pero también con 
cualquier otro movimiento que se encuentre en una situación de grupo 
oprimido y que busque revertir la jerarquía y romper las relaciones de 
poder para establecer un nuevo orden mundial. Toda esta lucha la llevo a
 cabo desde diferentes ámbitos: como activista independiente, desde 
distintas organizaciones, con mi trabajo en los medios de comunicación 
y, lo más difícil: procuro extenderla también a mi entorno más cercano. 
Yo no entiendo el trabajo de una manera parcializada. Para mí, no tiene 
sentido el trabajo en una comunidad sin trabajar simultáneamente con las
 comunidades que tienen el poder y dominan.
También me gustaría destacar la lucha conjunta que tenemos las mujeres 
gitanas en redes que no son visibles y que se sostienen mediante 
estrategias de resistencia, de información, espiritualidad y apoyo. Por 
poner un ejemplo: de todas las personas gitanas que participan en la 
Plataforma de Afectados por la Hipoteca, el 100% son mujeres.
 - "Dicen que soy demasiado 'progitana"
Ser una mujer feminista dentro de una cultura "aminorizada" (que no es 
minoritaria, sino que ha visto reducido su representación e influencia 
social) supone recibir críticas desde distintos frentes. En primer 
lugar, los hombres blancos payos machistas, que emiten las mismas 
críticas que les hacen a las mujeres payas, todo para sustentar su 
situación de poder. En segundo lugar, recibo críticas también de mujeres
 payas porque buena parte de su modelo feminista se construye como un 
contraejemplo de la mujer gitana. Esto, que resulta sorprendente, se 
debe a que existen relaciones de poder dentro del propio colectivo 
feminista: muchas feministas blancas europeas se consideran en el centro
 y, por lo tanto, el resto de feminismos, como pueden ser los 
religiosos, indígenas o romaníes, se quedan en los márgenes. De este 
modo, un colectivo determinado establece lo que es feminismo y lo que 
no, mientras que nosotras luchamos por aportar nuestra propia mirada.
Por último, quiero decir que, siendo totalmente sincera, jamás me he 
encontrado con ningún gitano que haya criticado mi trabajo y siempre he 
recibido aceptación hacia mis propuestas. Lo que sí que me he encontrado
 han sido hombres neosexistas (tanto payos como gitanos) que emiten 
comentarios negativos de todo tipo. Siempre me llama la atención cuando 
estos últimos me dicen que soy "demasiado progitana", como si eso 
implicara ser "demasiado antiblanca". Vienen a decirme qué es feminismo,
 y qué no.  
Doreen Reddy, India
 
    
Doreen Reddy. | Foto: Vicente Ferrer
Doreen Reedy es la directora 
del Sector de Mujeres de la Fundación Vicente Ferrer. Su lucha empezó en
 1993, cuando decidió organizar a un grupo de mujeres empobrecidas en 
pequeñas asociaciones locales llamadas Shangam para impulsar su 
desarrollo social y económico. 23 años después, han participado en este 
proyecto más de 108.600 mujeres que han ganado voz en la sociedad 
patriarcal de la India rural. Desde entonces, ha compaginado este 
proyecto con distintas campañas de concienciación y sensibilización 
sobre el acceso de mujeres y niñas a la educación y la sanidad, la 
formación de oportunidades de empleo y la visibilización del rol de las 
mujeres indias como motor del cambio y transformación social.
 - Contra qué luchan: "Si no hay comida, come él"
"Las zonas rurales suelen ser comunidades patriarcales donde la mujer 
está considerada una ciudadana de segunda. India es un país con una de 
las constituciones más avanzadas del mundo, pero la sociedad aún no lo 
ha asimilado. Las mujeres rurales trabajan dentro y fuera del hogar. Su 
sobreesfuerzo no se compensa con una nutrición adecuada debido a la 
pobreza extrema y al hecho de que el hombre tiene prioridad en caso de 
escasez de alimentos. Por otro lado, las mujeres suelen casarse jóvenes y
 en muchas ocasiones abandonan la educación. Existe una enorme 
discriminación y un alto índice de violencia hacia las mujeres. Tienen 
un rol muy definido de cuidadoras, más allá de sus propias necesidades".
 - Estrategias: apoyo mutuo
"Luchamos contra la opresión desde varios frentes, y siempre implicando
 a los hombres en este proceso. Fundamentalmente, tratamos de dotar a 
las mujeres de las herramientas necesarias para su autonomía económica. 
Esto lo conseguimos facilitando microcréditos a través del Fondo de 
Desarrollo de la Mujer con los que emprenden pequeños negocios. La idea 
de que una mujer puede ser productiva, en las zonas más empobrecidas de 
la India, les proporciona reconocimiento social y voz. Además, en 
nuestra área de intervención existen más de 8.000 Sangham: asociaciones 
de mujeres en telugu, la lengua local. Cada una de ellas reúne a 15 o 20
 mujeres que comparten problemas y se crea una red de apoyo mutuo".
 - "Incómodas cuando una mujer tomas las riendas"
"Las sociedades patriarcales se sienten incómodas cuando una mujer 
trata de tomar las riendas de su propia vida. Sucede en todo el mundo. 
Sin embargo, mi experiencia personal es que la sociedad está 
respondiendo, aunque lentamente, ante nuestras iniciativas. Parte 
fundamental de nuestro trabajo consiste en sensibilizar a los hombres, 
no solo a las mujeres. Nunca existirá igualdad si ésta no es asumida 
también por ellos. A pesar de que estamos lejos de afirmar que existe 
conciencia de igualdad en las comunidades donde desarrollamos nuestro 
proyecto, podemos decir que las mujeres antes apenas salían de casa y 
hoy encabezan manifestaciones". 
Ochy Curiel, República Dominicana
 
    
Ochy Curiel | Imagen cedida a eldiario.es.
Ochy Curiel nació en 
República Dominicana, desde donde salió hace casi 10 años y lleva otros 
tantos viviendo en Colombia, donde es docente de los postgrados de 
Estudios de Género y Feministas de la Universidad Nacional de Colombia y
 también de la Universidad Javeriana. Su lucha feminista de casi tres 
décadas va cargada de apellidos, que ella destaca en cada respuesta para
 rescatar los márgenes enterrados por los discursos de género. Es 
impulsora y pionera de la corriente de feministas afrolatinas y 
afrocaribeñas, del lesbianismo feminista, de la corriente autónoma y del
 feminismo decolonial. Es también cantautora y acude a la alegría para 
generar el cambio creando batucadas. Desde el Grupo Latinoamericano de 
Formación y Acción Feminista (GLEFAS) construye pensamiento con otras 
pensadoras y activistas en Latinoamérica y El Caribe. "A muchas mujeres 
no las asesinan solo por ser mujeres, sino por ser mujeres, negras, 
indígenas o empobrecidas".
 - Más allá de la igualdad de la mujer
Debo señalar que las opresiones machistas o patriarcales, en el 
contexto latinoamericano y caribeño, como en muchos otros, no han estado
 desligadas del racismo, de las desigualdades económicas, del 
heterosexismo y de otras maneras en que se expresa la violencia. Como 
feminista decolonial, retomando los aportes del Black Feminism, de las 
afrolatinas y afrocaribeñas, es importante destacar que las opresiones 
siempre se presentan de forma simultánea.
En la región se evidencia esta relación que se instaló en nuestros 
países y territorios desde el colonialismo europeo y que hoy, aunque 
tiene las mismas lógicas, tiene sus formas particulares. Por ejemplo, en
 los últimos años, la instalación de megaminería, de proyectos 
hidroeléctricos, por parte de empresas de capital transnacional 
(fundamentalmente del norte europeo y de Estados Unidos y Canadá) ha 
implicado la apropiación de territorios indígenas, afros, campesinos y 
estas poblaciones son despojadas de sus recursos que necesitan para 
sobrevivir, al tiempo que son rotos sus tejidos sociales.
Esto tiene un afecto desvastador para las comunidades, y en ellas las 
más afectadas son las mujeres, quienes generalmente son las que 
articulan el tejido social de las comunidades y las que mayormente deben
 resolver la superviviencia. Pero, además, la instalación de estos 
proyectos trae consigo la militarización a través de fuerzas de 
seguridad pública y privada, que controlan la movilidad y violan los 
cuerpos de las mujeres. Nosotras decimos que es la forma más cruenta en 
que se expresa el heterosexismo.
Esto se complejiza en contextos donde existen conflictos armados, como 
el caso de Colombia, o guerra de baja intensidad, como el caso de 
México, que, articulado al fenómeno del narcotráfico y el 
paramilitarismo, coloca a mujeres afros, indígenas, campesinas pobres en
 condiciones terribles, siendo una de las peores expresiones de esta 
relación, el feminicidio. Pero a esas mujeres no las asesinan solo por 
ser mujeres, sino por ser mujeres, negras, indígenas o empobrecidas. 
Todo lo anterior para decir que mi lucha no es en torno a lograr "la 
igualdad de la mujer". Es una lucha por la transformación social que 
haga desaparecer fenómenos como estos.
 - La alegría como estrategia
Las estrategias que empleamos son muchas. Primero dar a conocer esta 
situación, visibilizarla, mostrar que son las nuevas formas de 
colonialismo que sigue destruyendo la vida, las comunidades, los tejidos
 sociales de personas que históricamente fueron consideradas no humanos.
 También articulamos movimientos sociales, porque estamos frente a un 
monstruo que requiere del trabajo de muchas organizaciones, por tanto, 
nos parece fundamental la articulación política no solo a nivel local y 
nacional, sino también trasnacional.
Muchas de nosotras también colocamos la alegría como una manera de 
enfrentar toda esta violencia sistémica. Por eso el arte, las 
producciones culturales son para nosotras muy importantes como formas de
 hacer política. Otra de las estrategias es la formación política. Es 
importante que los colectivos, las organizaciones, los movimientos se 
formen políticamente: es la manera que podemos entender nuestras 
historias de pueblos colonizados y a nosotras mismas.
 - "¿Las críticas? Las de siempre"
Pues es una lucha feminista, pero con apellidos: es feminista 
antirracista que se expresa contra la explotación capitalista y las 
maneras en que la colonialidad tiene lugar actualmente. Las críticas son
 las de siempre: que somos "boconas", radicales e insoportables. Es lo 
de siempre, pero ya estamos acostumbradas. Eso no para nuestra lucha.
Viviana Waisman, España - Latinoamérica
 
    
Viviana Waisman. | Foto: Women's Link.
Viviana Waisman reside en España pero intenta tener un ojo siempre 
mirando a Latinoamérica. Su familia es argentina, ella se crió en EEUU. 
Es experta en derechos de las mujeres y en derecho internacional de los 
derechos humanos y en 2001 fundó la organización Women’s Link, de la que
 es presidenta, para que las mujeres vivieran como una realidad 
práctica, en su día a día, los derechos por los que varias generaciones 
de feministas anteriores habían luchado. "Tenía la percepción de que la 
generación feminista anterior a la mía había conseguido un 
reconocimiento de derechos en las Constituciones del mundo, pero lo que 
faltaban eran las herramientas para su implementación". A través de los 
litigios estratégicos llevan a los tribunales las causas invisibles de 
muchas con el rostro de algunas valientes. "Lo que más me satisface es 
cuando vemos que el acceso a la justicia realmente puede ser un 
mecanismo de reparación. Cuando se hace realidad en un caso y ver que 
son las mujeres las que lideran las luchas".
 - "Los mecanismos de opresión son parecidos"
Yo creo que desafortunadamente nos encontramos que aunque los contextos
 sean diferentes, los mecanismos son básicamente los mismos. Por 
ejemplo, los estereotipos de género que causan la discriminación y a la 
vez hacen de obstáculo de acceso a la justicia para las mujeres. Está 
presente en todas las oficinas regionales (en Bogotá, que cubre la 
región de Latinoamérica y el Caribe) y en España (sobre España y la UE) y
 también en los países en África Occidental en los que trabajamos.
 - La justicia como herramienta de cambio
La apuesta de Women's link es usar la potencia del derecho para 
potenciar los derechos sociales de las mujeres y las niñas. Vemos los 
procesos legales, los litigios, como una oportunidad para sentar 
precedente sobre cómo interpretar los derechos y dan la oportunidad de 
un debate público que salga de los tribunales y llegue a la calle. Un 
ejemplo: el caso de Ángela González contra España ante el comité CEDAW 
de la ONU, que hemos ganado. Es solo un litigio, se decide en Ginebra y a
 saber quién se entera, pero desde Women's Link hacemos que llegue a 
España para abrir un debate sobre cómo interpretan los jueces y juezas 
las causas de violencia de género en el caso de las custodias y las 
visitas de los padres maltratadores a los hijos.
 - "¿Y los hombres? ¿qué pasa con los maltratados?"
Si trabajas el tema de los derechos humanos yo siempre digo que estás 
nadando contracorriente, pero si trabajas por el derecho de las mujeres y
 las niñas trabajas contracorriente de la contracorriente. Cuando 
tratamos el tema de la violencia contra las mujeres una respuesta 
recurrente es: "¿Y los hombres? ¿Qué pasa con los hombres? ¿Y las 
denuncias falsas?" y toda esa retórica que intenta hacer ver que lo que 
pasan mujeres y hombres es lo mismo. Respecto a la lucha por los 
derechos sexuales y reproductivos, encontramos muchísimos obstáculos de 
la Iglesia y personas que defienden los derechos de fetos en abstracto y
 no los de las mujeres y las niñas. Y es una oposición muy organizada.
María Teresa Blandón, Nicaragua
 
    
María Teresa Blandón | Foto: Oxfam Intermón.
María Teresa Blandón es
 directora del ‘Programa feminista La Corriente’, en el que trabaja 
desde 1994 para promover la defensa y los derechos de las mujeres en su 
país, Nicaragua. Su activismo feminista inició a los 17 años, cuando 
decidió unirse a la revolución sandinista y luchar en la guerra para 
dejar de someterse a la orden militar. Al finalizar la guerra, se unió 
al sindicato agropecuario, desde donde informaba a las mujeres 
campesinas sobre derechos sexuales y reproductivos y violencia de 
género. El contacto directo con los problemas de la población femenina 
nicaragüense le hizo detectar el grave problema de la desinformación. 
Desde entonces, lucha por corregirlo para lograr empoderar a las 
mujeres. Ella es una de las " avanzadoras" con las que Oxfam Intermón apoya y visibiliza a "mujeres que avanzan y hacen avanzar".
 - Representar a la mujer como "ser deficiente"
"Dentro de la cultura nicaragüense está presente la violencia machista 
en todas sus expresiones: la reproducción de ideas que presentan a las 
mujeres comos seres deficientes y a los hombres como dotados de poderes 
superiores; la propagación de ideologías religiosas abiertamente 
misóginas; la imposición de la maternidad obligatoria como destino 
ineludible de todas las mujeres, acompañado de la tiranía del cuidado; 
la penalización total del aborto o la imposición de la heterosexualidad,
 son solo algunas de ellas".
 - "Hemos politizado las opresiones"
"Las feministas hemos sacado del ámbito privado estas opresiones y las 
hemos politizado. Hemos desarrollado estrategias de sensibilización y 
denuncia y nos hemos organizado para fortalecer las luchas colectivas a 
través de las que se generan nuevos conocimientos y prácticas de 
rebeldía en la vida cotidiana. Es muy importante generar nuevos diálogos
 con mujeres y hombres jóvenes para romper con la herencia patriarcal y 
afirmar nuevos imaginarios".
 - "Egoístas, putas, marimachas, desocupadas"
"Desde el Estado, las religiones más conservadoras y medios de 
comunicación afines al poder nos han llamado locas, vagas, desocupadas, 
putas, egoístas, peligrosas para la sociedad, desubicadas, exageradas, 
marimachas, lesbianas. Estas son las críticas contra la lucha feminista 
más frecuentes en mi país".
Luciana Moreira, Portugal
 
    
Luciana Moreira | Imagen cedida a eldiario.es
Desde el colectivo 'No te prives', 
Luciana Moreira observa y analiza cómo llegan los jóvenes a la 
universidad. Sus "resistencias" a percibir la desigualdad de género. En 
las charlas que imparte desde su colectivo en la portuguesa ciudad de 
Coimbra, detecta "las actitudes machistas en la que nos educan". Su 
objetivo: "Llegar también a ellos, a los más difíciles". Y buscar la 
forma para que le respondan con una de las frases que alegran su día: 
"Desde que me lo dijisteis, me empecé a dar cuenta. Antes no lo veía". 
También pretende desmarca de la lucha  mainstream
 que, dice, suele caracterizar a la celebración del Día de la Mujer. 
Insiste en no olvidar a ninguna: lesbianas, heterosexuales, negras, 
blancas, transexuales, prostitutas, ricas, pobres. "El 8 de marzo es de 
todas". En el  Centro de Estudos Sociais de la 
Universidade de Coimbra, está inmersa en el proyecto 'Ciudadanía, 
Cuidados y Derecho a Elegir: Micropolíticas de la Intimidad en Europa 
del Sur'.
 - De la lucha contra el piropo a la reproducción asistida
"¿Mecanismos de opresión? Los propios de esta sociedad patriarcal... 
Ahora se está hablando mucho del piropo en la calle por parte de 
desconocidos. Desde hace dos o tres años se propuso la 
regularización desde la izquierda portuguesa. No se ha logrado pero sí 
que poco a poco la sociedad lo identifica con el machismo. Otro asunto 
importante de lo que no se habla son los derechos reproductivos. Con el 
cambio de Gobierno, acabamos de lograr la reproducción asistida mujeres 
lesbianas o solteras. Hasta ahora estaba prohibida. Ha sido una lucha 
feminista y LGTB muy importante. Por otro lado, es fundamentar 
sensibilizar en todos los ámbitos de la sociedad,  informar y llegar a 
esa gente que está fuera de la acción social. Los más difíciles. 
 - Llegar a los que están más lejos
"Para eso buscamos diferentes formas: organizamos actos en la calle, 
charlas, concentraciones, organizamos lecturas de poesía. Todo desde 
diferentes perspectivas, intentamos dar voz a todas las realidades. Los 
universitarios que están en los primeros cursos muestran muchas 
resistencias. Hacen preguntas pero vienen de una formación muy 
tradicional en lo que tienen que ver con género. Ellos y ellas, pero 
sobre todo ellos. Identificamos actitudes machistas graves en las 
novatadas. En Portugal son muy típicas y no acaban hasta mayo del año 
siguiente. Los cánticos y las pruebas son muchas veces sexistas y 
homófobas. Hay algunas profesoras que están recogiendo firmas para 
regularlo y un grupo de estudiantes han creado un proyecto para 
demostrar que se pueden divertir de otra forma. Pero la tradición es más
 fuerte, y no se hace nada.
 - "¿Para qué queréis ahora el feminismo?"
L
      
 
1 comentario:
Fomentar el odio entre los hombres y las mujeres, no soluciona los problemas. En armonía y en el consenso se avanza y se puede conseguir avances. No olvidemos que dividir la sociedad para mejor gobernarla es el papel de la elite. Para el que entienda. Un cordial saludo
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