La mina de uranio en Salamanca amenaza con desperdiciar cinco millones de euros de programas ambientales - http://m.eldiario.es/246bb98c_611039628/
Con una apreciación importante: donde dicen "desmoche" quieren decir eliminación. El desmoche supone dejar viva la encina con cuatro brazos para su recuperación en unos 18 años.
Lo que están haciendo es arrancarlas y trocearlas, es decir, asesinarlas.
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Con una apreciación importante: donde dicen "desmoche" quieren decir eliminación. El desmoche supone dejar viva la encina con cuatro brazos para su recuperación en unos 18 años.
Lo que están haciendo es arrancarlas y trocearlas, es decir, asesinarlas.
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La minera Berkeley acelera su explotación al aire libre porque
prevé una gran demanda de EE UU "justo cuando los precios están
creciendo"
La empresa hace obras sin licencia, compra equipamiento y ha captado 28 millones de inversores aunque el plan está investigado por la justicia y revisado por la UE
La mina amenaza la recuperación de ríos y especies pagados con dinero público, entre ellos, la de un raro pez que solo nada en las aguas que pretende usar la empresa
Raúl Rejón 12/02/2017 http://www.eldiario.es/sociedad/retortillo_0_611039628.htmlLa empresa hace obras sin licencia, compra equipamiento y ha captado 28 millones de inversores aunque el plan está investigado por la justicia y revisado por la UE
La mina amenaza la recuperación de ríos y especies pagados con dinero público, entre ellos, la de un raro pez que solo nada en las aguas que pretende usar la empresa
La perspectiva de vender grandes
cantidades de uranio a las centrales nucleares de EE UU puede firmar la
sentencia de muerte de un raro pez que solo nada en algunos ríos de
Salamanca.
La minera Berkeley trata de acelerar la
explotación de mineral al aire libre que tiene en el Campo Charro
salmantino: hace obras sin licencia, capta inversores y cierra
compromisos de venta de mineral mientras la mina es investigada por la
Audiencia Nacional y revisada por la Comisión Europea.
Al final del hilo, como símbolo de la superposición de
los intereses económicos a los ambientales, se encuentra la extraña y
endémica sarda salmantina. Un pez en peligro de extinción único de los
ríos Yeltes y Huebra cuyas aguas necesita aprovechar la empresa.
Bastó con que el presidente de EE UU, Donald Trump, dijera que
pretendía “expandir nuestra capacidad nuclear” para que Berkeley se
frotara las manos. “Estamos recibiendo un creciente interés desde EE UU y
construimos la mina de Salamanca justo cuando los precios del uranio
están creciendo”, dijo el director gerente Paul Atherley en su último balance el
31 de enero pasado. La empresa analiza que “se prevé que el déficit
entre oferta y demanda de uranio va a ser el más grande que el mundo
haya experimentado”. Su idea es colocar 2,2 millones de toneladas
durante 11 años que da de vida al yacimiento.
Con ese
horizonte de beneficios, la empresa avanza en su proyecto de mina a
cielo abierto en los municipios de Retortillo y Villavieja de Yeltes.
Situada en medio de la Red Natura 2000 de protección europea, amenaza
con dar al traste con dos programas ambientales cofinanciados por la UE,
según un reciente estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha que
la organización WWF ha remitido a la Comisión Europea esta semana para
que lo analice. Entre los dos suman 5,1 millones de euros de dinero
público.
"Seria amenaza ecológica"
Uno de ellos busca mantener y recuperar los ríos y humedales mediterráneos y
detalla que se trata de “aplicar la política y legislación europea
relativa a la naturaleza”. Además de los fondos europeos, el Gobierno
castellanoleonés pone un millón de euros. El otro intenta frenar la regresión de las especies fluviales del
Tajo y el Duero ante el avance de las variedades exóticas. Salamanca
está considera “una de las principales áreas de interés”. Recibe 1,2
millones del presupuesto de la Unión Europea más otro tanto del Estado.
Lo coordina la Confederación Hidrográfica del Duero, es decir, el
Ministerio de Medio Ambiente.
Para ambos proyectos
las investigadoras de la UCLM aseguran que “cualquier aporte de aguas
procedentes de la planta y de la mina, aunque hayan pasado por un
tratamiento específico, supone una seria amenaza para el estado
ecológico del río Yeltes”.
Y ese pequeño y raro pez, la sarda salmantina,
es uno de los protagonistas. Solo existe en esta área y su población ha
descendido un 67% en este siglo. Le acompañan la boga del Duero y la
Colmilleja: “Se enfrentan a un riesgo de extinción alto o muy alto”,
cuentan las doctoras Graciela Gómez y Rocío Baquero.
Berkeley ha asumido una cierta política de hechos consumados. La minera
trabaja en la preparación del suelo. Ha encargado el equipamiento para
pulverizar el material. Y ya ha cerrado compromisos de venta para
colocar casi un millón de toneladas del uranio salmantino durante cinco
años, según Atherley, “doblando el anterior acuerdo”. El ejecutivo ha
subrayado que el precio de mercado ha crecido un 10% en los últimos
meses.
Multas ridículas
En Salamanca han
visto cómo se llevaban a cabo trabajos de cata, construcción de
dependencias, cientos de encinas desmochadas (el plan prevé apear unas
30.000) y movimientos de tierra para abrir una balsa en las 4.000
hectáreas destinadas a extraer el mineral atómico. “La balsa ni siquiera
estaba en el proyecto inicial, lo hacen para dar la sensación de que ya
se está abriendo la mina”, cuenta desde allí José Ramón Barrueco, de
la plataforma de oposición Stop Uranio.
Varias de
estas obras preparatorias se han acometido sin permiso. Los
ayuntamientos en cuyo suelo opera Berkeley han sancionado a la empresa:
Villavieja le multó con 10.000 euros. Retortillo con 8.000. Este último
consistorio acordó el pasado martes abrir un nuevo expediente
sancionador.
Las multas no llegan ni a la categoría de arañazo. Solo
los dos directivos a la cabeza del proyecto en España Francisco Bellón y
Juan Colilla, tuvieron una remuneración en 2016 de
más de 650.000 euros cada uno. La suma supera los presupuestos
conjuntos de ambos municipios que raspan el millón el millón de euros.
“Aparentar que se está avanzado les ha servido para captar capital”,
insiste Barrueco. La empresa ha informado de una inyección de 28
millones de euros provenientes de inversores de la City de Londres “para
la construcción del circuito de pulverización, las instalaciones de
procesamiento y la compra de terreno”, según el último informe
trimestral de Berkeley.
Mientras Berkeley realiza
obras sin licencia, capta inversores y cierra compromisos ventas, la
Audiencia Nacional dirime la legalidad de la mina. Investiga la
autorización previa concedida por el Ministerio de Industria en
septiembre de 2015. El Gobierno salió al cruce y la Abogacía del Estado
trató de que se archivarse el recurso de Equo y Ecologistas en Acción,
según fuentes jurídicas.
La Comisión Europea también
está investigando “si se ha aplicado la correctamente el Derecho de la
Unión” en la Declaración de Impacto Ambiental firmada por la Junta de
Castilla y León.
La Comisión sí ha considerado que el
proyecto cumple con el Tratado Euratom, según argumentaba Industria al
dar el permiso. Pero el vicepresidente de la CE, Maros Sefcovic, tuvo
que matizar en una contestación escrita al Parlamento Europeo el pasado 8 de abril que eso “no es una autorización formal y no es jurídicamente vinculante”.
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