Fernando Broncano R
·El
movimiento antivacunas es un caso ejemplar de fractura en la sociedad
del conocimiento. El patrón es el siguiente (Wikipedia tiene un
excelente artículo sobre el movimiento antivacunas): aparece algún
artículo en el que un investigador establece alguna correlación entre
algún componente de una vacuna o la convergencia de varias vacunas y una
potencial consecuencia secundaria dañina. Las redes amplifican la
noticia y se convierte en correlación causal. Baja la confianza en el
sistema bajo el impulso de teorías de la conspiración más o menos
fundadas sobre los beneficios de las farmacéuticas. Una parte
estadísticamente relevante de la población renuncia a vacunar a sus
hijos. Se crea un movimiento positivo contra-vacunación. Se crea así un
nuevo sistema de conocimiento sin los controles del conocimiento
científico, aunque depreda y se apoya en algunos resultados del sistema
científico (nunca sopesando la evidencia a través de controles
programados). El resultado es la pérdida de efectividad de las vacunas,
que necesitan de la confianza masiva de la población para erradicar
enfermedades. Aunque suene apocalíptico, el movimiento antivacunas es
uno de los signos del fin de la ciencia tal como la conocemos y su
sustitución por un sistema heterogéneo de posverdades socialmente
construidas. No es extraño que el gobierno italiano apoye el movimiento.
La ministra de Sanidad anula la obligación de los padres de demostrar en los colegios públicos que sus hijos están vacunados
"Desgraciadamente, es un hecho que Italia tiene una cobertura contra el sarampión similar a la de Namibia", dice un profesor de Microbiología
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