George Gonzalo · 17/6/2019 elconfidencial.com 18/03/2018
--- El Parlamento de Galicia insta al Gobierno de Mariano Rajoy a vigilar los bidones lanzados al mar hace 35 años en medio de una enorme protesta ciudadana
Bajo el mar, a unos cientos de kilómetros de la costa gallega, late olvidada una auténtica bomba de relojería. Son las 140.000 toneladas de residuos nucleares que se depositaron durante décadas en el fondo marino, en la conocida como Fosa Atlántica, una práctica que no cesó hasta el histórico estallido de protesta de 1982, embrión del activismo ecologista en nuestro país. Transcurridos más de 35 años, ninguna autoridad controla el riesgo de fugas en unos bidones sometidos a la presión de 4.000 metros de profundidad y a la corrosión del agua del mar.
El tiempo juega su papel en este problema invisible, dominado por el desequilibrio entre la vida útil de los barriles y la de los residuos que contienen. Ninguna institución pública nacional ni internacional realiza un seguimiento de la situación bajo el mar, a unos 650 kilómetros de distancia del litoral de Galicia, como quedó demostrado en 2012, cuando el Bloque Nacionalista Galego pidió en el Congreso que el Gobierno encargase una inspección. El PP se negó con el argumento de que "no hay ni un solo elemento" que lleve a "desconfiar de la seguridad de los residuos radiactivos en la Fosa Atlántica". Ya en 2007, el entonces presidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño, había pedido sin éxito el Ejecutivo de Zapatero que estudiara los niveles de radiactividad de la zona. Días atrás, el asunto regresó al Parlamento de Galicia y logró la unanimidad de todos los grupos, que instaron al Gobierno de Mariano Rajoy a asegurar la vigilancia en el cementerio nuclear.
Hasta 1982, ocho países depositaron sus residuos: Holanda, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Alemania, Italia, Suiza y Suecia lanzaron 223.000 bidones (...)
+ 13/11/2019 George Gonzalo comparte enlace. elconfidencial.com Rubén Rodríguez
Si nos preguntáramos cuál es el lugar con más radiación del mundo, muchos de nosotros tendríamos una respuesta clara: Chernóbil. Cuando supiéramos que esa no es la respuesta correcta, automáticamente nos acordaríamos de otra ubicación: Fukushima. Pero la contestación también es errónea. Y es que el lugar más peligroso del planeta se encuentra en mitad del océano Pacífico y, ahora, el cambio climático nos amenaza con convertirlo en una catástrofe nuclear.
Allá por la década de los sesenta del pasado siglo, EEUU encontró en Micronesia un lugar idóneo para llevar a cabo una serie de pruebas nucleares. Las Islas Marshall se convirtieron en el punto elegido para lanzar hasta 67 cabezas nucleares para comprobar qué potencial tenían ese tipo de bombas. Cuando terminaron con los tests, el gobierno norteamericano comenzó a realizar pruebas biológicas en la zona para, en 1979, proceder a sepultarlo en un enorme ataúd ( ...)
Allá por la década de los sesenta del pasado siglo, EEUU encontró en Micronesia un lugar idóneo para llevar a cabo una serie de pruebas nucleares. Las Islas Marshall se convirtieron en el punto elegido para lanzar hasta 67 cabezas nucleares para comprobar qué potencial tenían ese tipo de bombas. Cuando terminaron con los tests, el gobierno norteamericano comenzó a realizar pruebas biológicas en la zona para, en 1979, proceder a sepultarlo en un enorme ataúd ( ...)
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