La pandemia sacó a la luz las debilidades históricas del capitalismo español, agravadas por la constante aplicación de las políticas de austeridad de los últimos años y aplaudidas por las élites españolas.
(...) En estos años parecía que la gran crisis era ya cosa del pasado. Las oportunidades de empleo volvían a crecer, a pesar de ser sistemáticamente de baja calidad y peor remuneración; las grandes magnitudes económicas, desde el PIB a las cotizaciones de la bolsa de valores, mantenían una senda ascendente que prometía extenderse en los próximos años; y, poco a poco, iba cuajando en el imaginario colectivo que los años marcados por la difusión sin fin del desempleo, de los desahucios y del empobrecimiento masivo eran ya cosa de tiempos pasados. Sin embargo, al igual que las expansiones capitalistas tienen bien poco de milagrosas, por mucho que por estos hogares sea costumbre calificarlas de tal manera, las posteriores caídas no tienen tampoco nada de sobrenatural. Bien al contrario, las carencias y debilidades subyacentes, que las épocas de crecimiento tienden a esconder, irrumpen en la escena social con inusitada fuerza una vez que la capacidad de seguir creciendo se ve interrumpida. Como señala el geógrafo británico David Harvey, toda crisis económica encuentra su explicación más inmediata en la particular senda de crecimiento que la precedió (...)
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