26 diciembre de 2020 muy clarito,
y, como de costumbre en los regímenes de <servidumbre voluntaria>,
la clave no está en lo alto de la bóveda, sino en quienes la apuntalan desde abajo,
y en quienes la sufren desde sus cimientos, apoyada en sus lomos y en los nuestros
Hace unos días esperábamos a un rey y resulta que la noche mágica de estas “entrañables” fiestas nos ha descubierto varios.
Hemos tenido la visita de un rey cargado de desvergüenza y desdén, un digno sucesor de sus antepasados Borbón.
Los regios personajes que alcanzan la Jefatura del Estado por vía genética, deben entender que les sean aplicadas las taras de sus antepasados para analizar su conducta.
Si alguien por ser Borbón va a ser Rey, debe ser consciente que su ADN borbónico lleva implícito el peligro de ser un trastornado perverso como Felipe V, un incompetente al igual que Fernando VI, vago, despreocupado e ilegitimo como Carlos III, vividor, pusilánime y medio bobo tal que Carlos IV, felón, cobarde, absolutista y traidor de la misma forma que Fernando VII o la corrupta casquivana Isabel II. Sin olvidar a la esclavista María Cristina o al putañero dictatorial Alfonso XIII.
Esta es la cadena sucesoria de la rama familiar que los Borbón franceses regalaron al sufrido pueblo español. Llegaron despreciando leyes, tradiciones y convivencia consolidando su posición mediante guerras civiles, hambre y miseria.
Cuando en España se plantea el debate entre Monarquía y República, los defensores a ultranza de la Jefatura del Estado vía espermatozoide u óvulo utilizan, como argumento incontrovertible, la existencia de otras monarquías europeas en países modernos y avanzados.
Ocultan por perversidad o maldad las múltiples diferencias que existen entre esas monarquías Constitucionales europeas y la medieval monarquía española (...)
2+ Lucio Martinez Pereda 4/1/21
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