"Castilla y León no es Madrid. Era hasta ayer culturalmente uno de los últimos reductos del bipartidismo. Los populares conceptualizaron la campaña creyendo en un voto útil que no existe y se equivocaron". El análisis de Iván Redondo.
Durante años el bipartidismo estaba acostumbrado a dar golpes sin que nadie se los devolviera. Hegemónicos. Llegó el 2014 y desde entonces la política española acumula epifanías, algunas provocadas y otras encontradas: la abdicación del Rey, el bloqueo, las repeticiones electorales, la destitución de un secretario general por parte de los poderes reales, la primera moción de censura victoriosa de la democracia, el primer Gobierno de coalición progresista desde la Segunda República, la pandemia en 100 años, el paso de página al procés, el dislate de Murcia, los indultos, son muchas... Recientemente, cómo no,
Aunque resulte increíble y en su comunidad tributo, el PP dilapidó toda su ventaja inicial con un PSOE que baja siete escaños y que se mantuvo en esos valores desde el inicio de la contienda sin competencia real a su izquierda, mientras los populares disminuían. Semana a semana el PP se obsesionaba más por la demoscopia y la narrativa interna que por conectar, perdiendo el control de su campaña. Abandonaron el estilo que les ayudó a gobernar en el 2019, a pesar de la gran victoria del PSOE. Economía, seguridad y estabilidad eran los pilares discursivos. Gestión, gestión, gestión su filosofía. Casado, Ayuso y Sánchez los sustituyeron, y cuando quisieron recuperarlo, era tarde (...)
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OTRA COSA: Se cumple 2 años desde la eliminación de los versos de Miguel Hernández del cementerio de "La Almudena", de Gloria VS
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