sábado, 13 de julio de 2024

CTXT. Francia ante el espejo, de Enric Bonet

 Enric Bonet París , 1/07/2024

Tras unos últimos años marcados por la normalización de la extrema derecha y la demonización de la izquierda, la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen se acerca al poder después de vencer en la primera vuelta de las legislativas

Marine Tondelier, secretaria general de Los Ecologistas, en su discurso tras conocerse los resultados de la primera vuelta de las legislativas francesas de 2024. / YouTube (LCP - Assemblée Nationale)

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Francia se miró el domingo al espejo y no salió demasiado agraciada. Por primera vez en la historia de la Quinta República, la ultraderecha de Marine Le Pen venció en la primera vuelta de las elecciones legislativas. Con el 33% de los votos, la Reagrupación Nacional (RN) y sus aliados fueron la opción más votada en estos comicios, convocados de manera anticipada por el presidente Emmanuel Macron, que ha precipitado el declive de su espacio político (21% de los votos). Estos resultados producen vértigo, ya que el lepenismo cuenta con opciones de lograr la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Eso dependerá del incierto escrutinio final del 7 de julio, que será básicamente un duelo con la izquierda del Nuevo Frente Popular (28%).

Cuando Francia se mira en el espejo, ve una ultraderecha completamente hegemónica en el espacio conservador. El partido de Le Pen no solo ha devorado electoralmente a Reconquista de Éric Zemmour –menos del 1% en estas legislativas–, sino que también ha dejado a la derecha republicana que se opuso a pactar con ella en menos de un 10%. Más de 400 candidatos de RN y sus socios se han clasificado para la segunda vuelta (en un total de 577 circunscripciones). Hace dos años fueron 200. Entonces, ya sorprendió la capacidad del lepenismo de imponerse en cerca de la mitad de esas circunscripciones. Obtuvo 89 diputados. Ahora los institutos de opinión le dan una amplia horquilla, entre 250 y 300 –la mayoría absoluta se sitúa en 289–. 

Ante el espejo, Francia ve cómo se ha agujereado el cordón sanitario, también conocido como “frente republicano”, a la xenofobia y el ultranacionalismo. Es cada vez menos frecuente el comportamiento cívico que consiste en apoyar al candidato rival de la extrema derecha más allá de las simpatías ideológicas de cada uno. Las ideas del lepenismo se han normalizado, con ejemplos paradigmáticos como la dura ley migratoria adoptada a finales del año pasado. La demonización de la izquierda en los últimos años, con las acusaciones infundadas de antisemitismo contra Jean-Luc Mélenchon, dificulta ahora que los votantes, en teoría de centro, respalden a un candidato de izquierdas para evitar una mayoría de RN.

Le Pen está “a las puertas del poder”

El gran riesgo del 7 de julio es que resulta un escenario para el cual Le Pen se prepara desde hace años, a diferencia de sus rivales. Impulsada cuando asumió en 2011 la presidencia del Frente Nacional (el nombre del partido hasta 2018), su estrategia de dédiabolisation (desdemonización) se ha visto prácticamente culminada en un momento en que parece cerca de tomar las riendas del Gobierno. Resultaría la primera vez en Francia desde la Segunda Guerra Mundial. Conocidos presentadores de televisión, como David Pujadas o Apolline de Malherbe, han defendido a lo largo de esta campaña los motivos alambicados por los que se oponen a tachar de extrema derecha a RN. El miedo al lepenismo no cotiza al alza en el país vecino.

Sin embargo, señales incipientes apuntan a la constitución de un nuevo cordón sanitario. Tras haberse pasado toda la campaña relámpago de estas legislativas criticando a la izquierda –Macron la acusó de “inmigracionista”, un concepto habitual en el lenguaje ultra, y tachó de “grotesca” su propuesta de legalizar la autonomía de género–, el macronismo empieza a rectificar su temeraria estrategia. Parece darse cuenta de que el principal riesgo es que la derecha radical controle la Cámara Baja.

“No es una noche como las otras. La extrema derecha está a las puertas del poder”, reconoció el primer ministro, Gabriel Attal, tras el batacazo sufrido por su Ejecutivo. Solo 260 candidatos de la coalición macronista se han clasificado para la segunda vuelta. Macron se fijó este lunes el objetivo ideal de lograr unos 150 diputados. Es decir, asume que perderá al menos un centenar y pasará probablemente de primera a tercera fuerza en la Asamblea. Representa un revés  memorable para una coalición presidencial, acentuado por el hecho de que fue el propio presidente quien impulsó estas elecciones anticipadas. Las urnas han confirmado que Macron se hizo el harakiri.

Un récord de triangulares

“Ningún voto debe ir para RN”, insistió Attal, quien anunció que 60 diputados macronistas se retirarían de sus circunscripciones para evitar que ganara en ellas el aspirante ultra. Las legislativas se rigen por un peculiar sistema electoral. El territorio se divide en 577 circunscripciones y en cada una de ellas solo sale elegido un diputado, el más votado. A diferencia de las presidenciales, se clasifican para la segunda vuelta todos aquellos que obtienen el apoyo de al menos el 12,5% de los electores inscritos.

Este sistema fue ideado para un paisaje político bipartidista, pero el actual se caracteriza por una división en tres bloques: la derecha radical, la izquierda y un centro-neoliberal macronista en declive. Junto con la elevada participación del domingo –del 67%, cerca de 20 puntos superior a la de 2022 y la más elevada desde 1981–, esto se ha visto reflejado en un número récord de circunscripciones en las que tres candidatos se clasificaron para la segunda vuelta. Así sucede en 306. En muchas de ellas, el aspirante del partido de Macron ha llegado como tercero y sin opciones de ganar en la segunda vuelta. Por lo que su decisión de mantenerse o retirarse puede resultar clave, aunque los electores no siempre siguen esas consignas.

“Ha llegado el momento de una unión claramente demócrata y republicana”, dijo el presidente francés. Utilizó una fórmula ambigua, ya que no quedó claro si pedirá el voto para los aspirantes de la Francia Insumisa de Mélenchon –la fuerza preponderante en el Frente Popular– que se disputen el escaño con la extrema derecha. La cacofonía ha predominado en las últimas horas en el macronismo, que da síntomas de descomposición y de fragmentarse en torno a la consigna de voto.

Macron tergiversa con el cordón sanitario

A pesar de haberse beneficiado del cordón sanitario en las presidenciales de 2017 y 2022, cuando muchos ciudadanos de izquierdas votaron a Macron con una pinza en la nariz, muchos dirigentes de su partido son incapaces ahora de promover el mismo reflejo. La izquierda insumisa “ha defendido posiciones contrarias a la nación francesa. Es comunitarista, antisemita y violenta”, dijo este lunes el ministro de Economía, Bruno Le Maire, en la emisora de radio France Inter, la más escuchada del país.

“Estoy consternada y muy cabreada con lo que acaba de decir Le Maire. Lo que ha hecho es propio del comportamiento de un cobarde y un privilegiado”, reaccionó Marine Tondelier, secretaria general de Los Ecologistas (nuevo nombre de los verdes) y que ejerce desde 2014 como concejala en Hénin-Beaumont, una de las vitrinas municipales del lepenismo en el norte del territorio galo. La misma Tondelier, una de las revelaciones de esta campaña, escribió la semana pasada una carta a responsables de las formaciones macronistas pidiéndoles una clara consigna de voto de cara a la segunda vuelta. Pero no le han respondido.

En cambio, los dirigentes de izquierdas han mostrado una posición mucho más clara de cara a la segunda vuelta. “En aquellos lugares en que seamos terceros, retiraremos nuestras candidaturas”, prometió Mélenchon, dando una consigna que parece respaldada por los militantes. “Si en mi circunscripción tengo que votar a un macronista para impedir la victoria de RN, lo haré sin dudar ni un segundo”, dijo a CTXT Noémie Dubois, de 19 años, una joven militante insumisa que pasó la noche electoral en la Faeïncerie, en el distrito X de París, con los principales dirigentes de esa formación. 

Cuando se anunciaron los resultados, un largo silencio predominó en ese local de la capital francesa. La noche se animó con un gran mitin en una Plaza de la República llena de simpatizantes de izquierdas, la mayoría de ellos jóvenes. Como ya había sucedido en otros comicios, el respaldo de los jóvenes –el 48% de los menores de 24 años votaron al Frente Popular– resultó clave para que la izquierda resistiera al avance de la ultraderecha. 

Esta categoría, sin embargo, continúa siendo la que más se abstuvo, pese a haber experimentado asimismo el mayor aumento de participación. La movilización, así como el comportamiento de los votantes macronistas, resultará clave en la segunda vuelta. De ella dependerá que, cuando Francia se mire en el espejo, solo se vea su parte carcomida por el resentimiento y los miedos. O bien se vislumbren  señales de aquellos que creen en la belleza del mundo. Y, sobre todo, en la belleza del otro.

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