El Obispado de Córdoba ha registrado una serie de iglesias a su 
nombre una vez que han sido restauradas con dinero de las 
administraciones públicas.
La iglesia de San Agustín, la iglesia de La Compañía, la de San Francisco o la Ermita de Los Santos Mártires son ejemplos de edificios inmatriculados por el Obispado tras recibir inversiones públicas.
    Carmen  Reina - 20/4/2015 La iglesia de San Agustín, la iglesia de La Compañía, la de San Francisco o la Ermita de Los Santos Mártires son ejemplos de edificios inmatriculados por el Obispado tras recibir inversiones públicas.
http://www.eldiario.es/andalucia/Modus-inmatriculaciones-registrar-edificios-restaurados_0_337716407.html
Desde que la Ley Hipotecaria se reformara en 1998 
capacitando a la Iglesia para inmatricular templos a su nombre en el 
Registro de la Propiedad, se abrió un tiempo en el que iglesias y 
ermitas podían ser inscritas como propias por las distintas diócesis. 
Con la perspectiva de los años y el cuentagotas con el que se va 
teniendo conocimiento de los bienes inmatriculados por la Iglesia, se 
deja al descubierto una suerte de modus operandi que el Obispado de 
Córdoba ha seguido al respecto: inmatricular edificios una vez que han 
sido restaurados con dinero de las administraciones públicas.
Entre los ejemplos que ponen sobre la mesa esta manera de actuar de la 
Diócesis cordobesa, destaca la Iglesia de San Agustín. El templo, 
emblemático como una de las joyas del Barroco en la ciudad, fue 
restaurado entre 2007 y 2009 por la Junta de Andalucía con una inversión
 de más de 3,5 millones de euros. Fue reabierta al público tras su 
restauración en otoño de 2009 y, a los pocos meses, en abril de 2010, el
 Obispado de Córdoba la inmatriculó a su nombre según consta en la nota 
simple del Registro de la Propiedad a la que ha tenido acceso 
eldiario.es/andalucia.
“Inmueble destinado al culto católico” reza en el 
documento por el que se inmatricula este templo con 2.258 metros 
cuadrados de superficie construida. Un templo que permaneció en estado 
de semirruina y cerrado al público durante más de dos décadas, sin que 
fuera puesto a nombre de la Iglesia hasta que recuperó su esplendor.
La misma línea de actuación ha seguido el Obispado de Córdoba con la 
parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos, más conocida en la 
ciudad como la iglesia de La Compañía, nombre de la plaza donde se 
encuentra. Su restauración, que terminó en el año 2004, tuvo un coste 
global de unos 885.000 euros que fueron financiados entre la Junta de 
Andalucía (50%), Cajasur (42,5%) y el Obispado (7,5%).
Tras las obras de restauración y su nueva puesta en valor, el Obispado 
inscribió esta iglesia en el Registro de la Propiedad en 2008 “al amparo
 del artículo 206 de la Ley Hipotecaria”, que ampara a los diocesanos a 
inmatricular bienes con la sola certificación de la propia Iglesia y sin
 necesidad de título de propiedad sobre el inmueble.
Este particular modus operandi seguido por el Obispado de Córdoba 
también se dio en el caso de la Iglesia de San Hipólito, en la que la 
Junta de Andalucía invirtió casi 240.000 euros en restaurar el órgano de
 su interior. El Obispado inscribió el templo también a su nombre en el 
Registro de la Propiedad e incluyó, además, un quiosco incrustado en el 
exterior del edificio y que es de propiedad municipal. Sobre esta 
edificación propiedad del Ayuntamiento, el consistorio ha mostrado su 
intención de reclamar ese quiosco al Obispado al ser un bien de uso 
público.
Otro ejemplo de la línea de actuación del 
Obispado cordobés lo constituye la Ermita de Los Santos Mártires, 
inmatriculada en 2005 a nombre de la Iglesia al amparo de la Ley 
Hipotecaria pese a que fue el Ayuntamiento de Córdoba quien invirtió 
80.000 euros en una profunda reforma del edificio, un dinero público 
financiado a cargo del Plan de Excelencia Turística de la ciudad.
El último caso que se ha conocido de esta manera de actuar ha sido la 
iglesia de San Francisco de la capital cordobesa. La Junta de Andalucía 
concluyó las obras de restauración sobre este templo en diciembre de 
2007 con un importe total de 587.000 euros. Cuatro meses después, en 
abril de 2008, la Diócesis de Córdoba inscribió la iglesia de San 
Francisco a su nombre en el Registro de la Propiedad, acogiéndose de 
nuevo a la Ley Hipotecaria para inmatricular un bien que cuenta con 
1.524 metros cuadrados sobre los que se asienta un convento franciscano 
del siglo XIII.
Y la Mezquita-Catedral tampoco se 
escapa a la inversión pública antes de ser inmatriculada por la Iglesia.
 El Obispado la registró a su nombre en 2006 y durante las dos décadas 
anteriores, entre 1986 y 2006, sólo la Consejería de Cultura de la Junta
 de Andalucía invirtió casi 5 millones de euros. A ese montante se 
sumaron también partidas de los ministerios de Cultura y de Fomento del 
Gobierno central para diversas actuaciones de conservación del 
emblemático monumento cordobés.
Templos en mal estado, sin inmatricular por la Iglesia
Mientras tanto, y aún sin inmatricular por la Iglesia, permanecen 
varios templos de Córdoba en los que se siguen actuaciones de reforma 
con cargo a las administraciones públicas. Es el caso de la Iglesia de 
Campo Madre de Dios, para la que el Ayuntamiento ha destinado de 
urgencia 275.000 euros para consolidar un edificio en ruinas cuya 
restauración completa tendrá un presupuesto total de un millón de euros,
 según el informe técnico de la Gerencia Municipal de Urbanismo.
Se da la circunstancia que, sobre este templo que ahora es de propiedad
 municipal, existe un acuerdo de 1997 entre el Ayuntamiento y el 
Obispado para la devolución del edificio a la Iglesia con el compromiso 
de entregarlo en buen estado de conservación.
De 
igual manera, el Ayuntamiento de Córdoba está acometiendo actualmente la
 restauración de los conventos de Santa Clara y de Regina, que tampoco 
hasta el momento han sido inmatriculados por la Iglesia.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario