El capricho de 
Francisco Camps de convertir Valencia en escenario de la Fórmula 1 
supuso un quebranto a las arcas de la Comunidad de 83 millones de euros,
 según la estimación del Tribunal de Cuentas que, en un informe 
demoledor, desmenuza las irregularidades administrativas cometidas y las
 transgresiones de las normas que hicieron posible que se libraran 
dichos fondos. 3.12.16 
Juan Carlos Escudier | Cuarto Poder
http://www.ecorepublicano.es/2016/12/el-tribunal-de-cuentas-cifra-en-835.html
El informe, al que ha tenido acceso cuartopoder.es,
 es tan concluyente que Camps, imputado por prevaricación y malversación
 de caudales públicos, ha pedido a la jueza instructora que no lo admita
 en la causa.
Entre abril de 2006 y febrero de 2007, Camps mantuvo tres reuniones con 
el capo de la F1, Bernie Ecclestone, para negociar un contrato según el 
cual Valencia acogería la celebración de un Gran Premio entre 2008 y 
2014 a razón de 24 millones de dólares cada uno, canon que podría crecer
 un 10% al año. Las pruebas debían tener lugar en un circuito urbano en 
la zona del puerto y por medio de un decreto de marzo de 2007 se 
concedieron a la Conselleria de Infraestructuras las competencias para 
su construcción.
Lo normal hubiera sido encargar la gestión del evento a una empresa 
pública, pero en su lugar se promovió la constitución de una sociedad 
denominada Valmor, cuyo capital se repartió a partes iguales entre Jorge
 Martínez Aspar, Fernando Roig (presidente del Villareal) y Bancaja. De 
los 45.00 euros iniciales, fue ampliado a 1.005.000 euros en diciembre 
de 2007.
La empresa se constituyó en mayo y apenas unos días después firmó en 
Londres, en presencia de Camps, el correspondiente contrato con la 
Formula 1 Administration Limited con el que adquiría en exclusiva los 
derechos del Gran Premio de Valencia, aun siendo imposible que pudiera 
organizarlo por carecer de licencia federativa. Quien sí la tenía era 
una empresa pública, Circuito del Motor y Promoción Deportiva (CMPD), 
promotora del Circuito Ricardo Tormo, con la que firmó en marzo de 2008 
un contrato poco menos que surrealista.
CMPD se comprometía a organizar el Gran Premio, es decir, a contratar 
todos los medios materiales y humanos necesarios y Valmor, a abonar por 
dichos servicios una “contraprestación razonable y equitativa”, que no 
se cuantificaba.
De hecho, el contrato no obligaba al reembolso de los gastos que tuviera
 que afrontar la empresa pública, que ascendieron en 2008 a 14,6 
millones, ni CMPD lo exigió. La ausencia de contraprestación, según el 
Tribunal de Cuentas, convertía el contrato en nulo de pleno derecho, 
conforme al artículo 1261.2 del Código Civil.
Aparentemente, el Gran Premio resultó un fiasco económico y la 
Generalitat, urgida por Valmor, decidió que otra empresa pública, la 
Sociedad de Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana (SPTCV), 
fuera quien compartiera la promoción del Gran Premio y se hiciera cargo 
de abonar el canon a Ecclestone los siguientes años. Se rubricó así un 
nuevo contrato en julio de 2009, en virtud del cual SPTCV efectuó los 
desembolsos correspondientes: 16,9 millones de euros en 2009, 19,7 
millones en 2010 y 22,8 millones en 2011.
Nuevamente, se trataba de un contrato sin contraprestación, en una 
operación que ni por el objeto social ni por su rentabilidad estaba 
justificada. Debido a estos pagos, la empresa pública declaró en 2009 
pérdidas de 49,3 millones, que obligaron a una ampliación de capital de 
90,8 millones para evitar que incurriera en causa de disolución forzosa.
El Tribunal de Cuentas destaca que el contrato en realidad no era tal 
sino que debía ser considerado una ayuda pública o un convenio, que 
según las propias normas de la ley de Hacienda valenciana requerían el 
informe favorable de la Conselleria de Economía y Hacienda, la 
autorización del Consell valenciano y los informes preceptivos del 
secretario general de la entidad afectada, en este caso SPTCV, y el de 
la intervención delegada correspondiente. Nada de esto se hizo, 
obviamente.
En julio de 2011, en plena crisis financiera, se modificó el contrato 
entre Valmor y la Formula 1. Bancaja dejó de ser avalista y su lugar fue
 ocupado directamente por la Generalitat valenciana, representada en la 
firma por Lola Johnson que actuaba como “minister of Tourism, Sports and
 Culture”. Legalmente, ello hubiera requerido una propuesta del 
conseller de Economía, su aprobación por el Consell y su publicación en 
el Diario Oficial de la Comunidad. Sin embargo, la decisión se adoptó 
prescindiendo completamente del procedimiento establecido. No existió 
expediente administrativo alguno que respaldara el aval.
Pues bien, pese a las ayudas (dos empresas públicas corrían con todos 
los gastos de la organización y asumían el pago del canon), Valmor entró
 en situación técnica de suspensión de pagos que, de consumarse, hubiera
 supuesto la rescisión del contrato con la Fórmula 1 y el pago de una 
penalización de dos anualidades de canon. Al cierre de 2001, Valmor 
contaba con unas instalaciones técnicas cuyo valor contable era de 8,8 
millones y un pasivo frente a terceros de 31,8 millones. O lo que es lo 
mismo, estaba en quiebra.
Para evitarla, Camps y sus muchachos consumaron la enésima chapuza, una 
vez descartado el otorgamiento directo de una subvención a la empresa. 
Se decidió que CMPD comprara las participaciones de los socios de Valmor
 por menos de un euro y que, posteriormente, procediera a una fusión por
 absorción. El asunto fue llevado de tapadillo a la Junta General de 
Accionistas del Circuito del Motor, que era el Consell de la Generalitat
 en pleno, por su presidenta, Lola Johnson. La deuda que Valmor mantenía
 con CMPD ascendía a 14,6 millones. El 11 de febrero de 2013 se 
inscribió su extinción en el registro.
“A pesar de la existencia de esta deuda viva frente a la sociedad Valmor
 Sports, que podría haber conducido a hacer valer su derecho en una 
posible situación de concurso de acreedores, la decisión que se adoptó 
por el contrario, fue la absorción. Absorción por la que se asumían las 
deudas y cargas de la empresa al tiempo que por efectos de la confusión 
entre la posición de acreedor y deudor, se condonaba la deuda que Valmor
 Sports mantenía con la empresa pública”, precisa el Tribunal de 
Cuentas.
La operación volvía a contravenir las propias normas legales de la 
Generalitat, ya que para la compra de valores mobiliarios se requería 
una propuesta formal del titular de la conselleria correspondiente y el 
visto bueno de la Intervención General. El acuerdo era, en consecuencia,
 nulo.
El día 7 de marzo de 2012, fecha de la venta de las participaciones, el 
valor teórico contable de Valmor era negativo en 23,99 millones de 
euros. Esa cantidad, sumada a los 59,51 millones pagados como canon a la
 Fórmula 1 por la empresa pública SPTCV, totalizan los 83,5 millones en 
los que el Tribunal cifra el quebranto. El capricho del elegante 
presidente valenciano, el hombre de los pantalones con ceñidor trasero, 
salió por un pico. ¿Que dónde estaba mientras la Intervención General de
 Valencia? Presenciando el saqueo en primera línea y haciendo de 
palmero.
Fuente: Cuarto Poder:

 
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