lunes, 23 de septiembre de 2019

Los bares de toda la vida como un grave problema político, de Esteban Hernández

Fernando Broncano R ·   blogs.elconfidencial.com  Esteban Hernández   14/06/2019
Esteban Hernández ilumina una de las zonas más oscuras de la nueva economía urbana: la intromisión de las franquicias y los fondos de inversión en los pequeños negocios de los bares, una de las pocas e improbables escaleras de ascenso social, ahora cada vez más amenazados. Primero fueron las mercerías, las tiendas de ultramarinos, ... ahora los bares. Las peluquerías, tan populares, están siendo también sustituidas por franquicias que malpagan a las empleadas que están allí para aprender con la esperanza de un día tener su propia peluquería, un sueño que cada vez se hace más lejano. Lo hemos explicado muchas veces: el mercado y el capitalismo son cosas diferentes. El mayor enemigo del mercado es ahora el nuevo capitalismo oligopolista, con la inapreciable ayuda de los liberales y su bífida lengua que aparentemente apoya a los pequeños propietarios (como en el cuento de Hansen y Gretel) para comérselos en poco tiempo. Aún hay tiempo (poco) para detener la destrucción de los tejidos sociales en la ciudad.

El sector, uno de los más populares e importantes de España, está viviendo cambios que revelan las nuevas estructuras económicas y que son un indicador de otro clima social (…)
Miguel Caba No obstante este problema, que lo es, no romanticemos los “bares de toda la vida”, que a menudo son lugares de exploración terribles. Yo soy hijo de camarero y fui camarero hasta los 28 que empecé el doctorado, y en Madrid, tanto mi padre como yo, hemos trabajado tanto en franquicias de grandes empresas como en bares de toda la vida. En franquicia cobraba una mierda de 850 euros por 40 horas clavadas (VIPS, al menos en mi época, era escrupuloso con el horario. Sé que otras franquicias no. En Bodybell trabajaba 70 horas por 700 euros). Pero en bares de toda la vida y dueño de la tierra uno puede cobrar hoy en Madrid como 1100 por trabajar 11 y 14 horas diarias, 6 días a la semana. Esa es la realidad de hoy y de las últimas dos décadas.

 
Fernando Broncano R
Fernando Broncano R Cierto, gracias por el testimonio que es muy valioso. No hay romanticismo en lo que cuenta el artículo. Lo que cuentas es parte del problema de la presión sobre los negocios de toda la vida. La explotación del trabajador aumente a medida que las condiciones de supervivencia del negocio se hacen más duras.


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