Jesús Cintora ·  eldiario.es   
 
Mi
 artículo de opinión: Es tiempo para la ciencia y la sabiduría, por más 
que aflore esa España oscura de las teorías conspiranoicas, del insulto,
 de la amenaza y de la agresividad.
La crisis del coronavirus era una oportunidad para remar 
juntos y para dar protagonismo a la España de la ciencia y de la 
sabiduría. En cambio, aflora esa España negra, de las teorías 
conspiranoicas, del insulto, de la amenaza y de la violencia. Hay grados
 en todo esto, pero esta semana nos va dejando ejemplos que van de lo 
tragicómico a lo violento y exige estar alerta. Hay una ideología carca 
en unos casos; faltona y agresiva en otros, que no se corresponde con 
una sociedad que debe avanzar.
El presidente de la 
Universidad Católica de Murcia ya habló hace meses del Gobierno 
progresista como una "dictadura de izquierdas, que va a convertir España
 en un infierno, porque ellos están en el infierno, ya que el demonio 
les ha robado el alma". Ahora, este hombre, que considera el matrimonio 
homosexual "una abominación a los ojos de Dios", nos dice que "las 
fuerzas del mal" quieren controlarnos "con un chis". Desde el ámbito 
universitario, afirma que el coronavirus es tiempo para "los servidores 
de Satanás".
Son teorías ridículas, pero detrás de ellas hay intereses
 y mucho dinero. Son los mismo lobbies ultracatólicos que están 
difundiendo estas conspiraciones en otros países del mundo y que lo 
mismo nos dicen que "Soros y Bill Gates" trabajan para "el Anticristo", 
que propagan mensajes discriminatorios contra los gays, las mujeres, la 
igualdad, el aborto o la eutanasia. Para oscuridad y tinieblas, las 
suyas, pues no ven que la sociedad avanza y tratan de impedir que así 
sea. Necesitamos más ciencia y menos doctrina medieval.
Esa
 España negra sube varios peldaños y se adentra en lo agresivo y 
violento, cuando un concejal del PP dice que a Pablo Iglesias "lo mejor 
es pegarle un palizón y dejarle vegetal, porque pegarle dos tiros es muy
 rápido". Lo afirma un presidente de Comisión comarcal de Cultura, que 
también consideró muy cultural llamar a Echenique "cucaracha sin patas" y
 a las mujeres de izquierdas "guarras" y "sobaqueras de coño peludo". 
Todo un tratado del odio que no debería caber en política ni por un 
minuto (...)
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