INFOLIBRE.ES Ian Gibson 29/08/2021
El general Gonzalo Queipo de Llano y Sierra que, para baldón de Sevilla, Andalucía y la España democrática sigue yaciendo con todos los honores en la Capilla de la Hermandad de la basílica de La Macarena –de la cual ostentaba el título de hermano mayor honorario– fue, de los militares traidores a la República (que además le había mimado), quizás el más despiadado, el más implacable con sus enemigos y ex compañeros. Y, eso seguro, el que, recurriendo a los micrófonos de la potente emisora Unión Radio Sevilla, más odio genocida azuzó contra los “rojos” y más mentiras y fake news diseminó sobre las alegadas atrocidades de los mismos. Por algo se le ha atribuido ser inspirador de la propaganda radiofónica de Goebbels. Por algo, en un interesante artículo en CTXT (2017), que acabo de repescar en Internet, Miguel de Lucas lo califica, en el título del mismo, como “El emperador de todos los canallas”.
Bien es verdad que le precedió, como diseñador y preconizador implacable del Terror, el igualmente nefasto Emilio Mola.
Entre los muchos testimonios sobre la vesania de Queipo de Llano, el de Gerald Brenan, viniendo de quien viene, tiene un peso específico. El gran hispanista inglés, que en Málaga escuchaba con escalofrío aquellas charlas, es tajante: se trataba de “un sádico nato”.
En 1985, sorprendido al descubrir que no existía una transcripción de dichas arengas, y deseoso de leerlas con mis propios ojos, decidí preparar para Grijalbo una edición de las correspondientes a los dos primeros meses de la guerra. Se publicó al año siguiente.
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