sábado, 13 de mayo de 2017

Viaje por la gran estafa solar Rodrigo Terrasa y Alberto Di Lolli


El anuncio decía "El sol puede ser suyo". Y ellos se lo creyeron. "Sea patriota, invierta en energías renovables". Y ellos, claro, invirtieron. Corría el año 2007. Palabra de BOE: "La sociedad española actual demanda cada vez más la utilización de las energías renovables y la eficiencia en la generación de electricidad como principios básicos para conseguir un desarrollo sostenible desde un punto de vista económico, social y ambiental".
Todos recitan casi de memoria las disposiciones del Real Decreto 661/2007 por el que se regulaba en España la actividad de producción de energía eléctrica en régimen especial. Firma, Juan Carlos R. El Rey.
Hoy, diez años después, ahogados por las deudas, con su patrimonio haciendo malabares, 62.000 familias españolas esperan como última solución la sentencia de los laudos que pudieron reclamar otros, los inversores extranjeros a los que el Gobierno también embaucó y que han convertido a España en líder de demandas internacionales por delante de República Checa, Rusia, Turquía o Venezuela.
- ¿Y tú por qué invertiste?
- El gobierno del señor Zapatero casi nos suplicó que invirtiéramos en renovables, que fuéramos patriotas, decían. ¿Cómo íbamos a desconfiar? Era un contrato con el estado, firmado por el Rey. No había nada más seguro. Lo hicimos y empezó nuestra ruina. Hoy todo es papel mojado. No sirve de nada. Nosotros cumplimos, el Estado no.
Habla César Vea. Es actor. Su cara les sonará. Habitual en series de televisión como Compañeros, Doctor Mateo o Isabel y con un currículum que incluye películas de Saura, Julio Medem o Guillermo del Toro. No le iba mal. En el año 2007 decidió emprender con una planta solar en La Rioja. ¿Qué podía fallar?
El gobierno del señor Zapatero casi nos suplicó que invirtiéramos en renovables, que fuéramos patriotas, decían. Así empezó nuestra ruina
César Vea (La Rioja)
El Gobierno socialista, agobiado por los compromisos de Kyoto, había decidido animar a los ciudadanos a invertir, impulsando el plan esbozado por Aznar en 2004 cuando apretaba la Unión Europea. "Con este Real Decreto se pretende que al menos el 29,4% del consumo bruto de electricidad en 2010 provenga de fuentes de energía renovables", decía el texto literal.
El plan, que apostaba por la energía fotovoltaica porque era la más «social», establecía una serie de primas para compensar la alta inversión que harían las familias en una tecnología prácticamente inédita entonces. La rentabilidad sería de entre un 7 y un 9% y los inversores empezarían a ganar dinero pasados 10 o 12 años. "No era ningún pelotazo", avisa Vea. La mayoría entró buscando un plan de pensiones alternativo, por compromiso ecológico o simplemente porque parecía un negocio seguro. Ya saben: "Sea patriota, que el sol puede ser suyo".

¿CUÁNTO SOL TENEMOS?


"Mi hermano y yo pedimos un préstamo de casi un millón de euros, avalamos con la propia planta solar, con nuestro patrimonio y con la casa de nuestros padres", recuerda el actor. "Ahora nos vamos a quedar sin nada. Solo pienso en marcharme de España. Siento odio por este país". Él aún debe cerca de 300.000 euros y tendrá que devolver al estado otros 400.000 con intereses porque su instalación fue expulsada del sistema de primas cuando el Gobierno revisó su propio plan. «Cuando decidió cambiar las reglas del juego a mitad del partido», protesta César. Cuando decidió que el sol ya no podía ser de todos.
Entre 2007 y 2009 se instalaron en España 4.200 megavatios sólo de energía solar fotovoltaica, con una inversión que rondaba los 25.000 millones de euros. A finales de 2008 la potencia ya multiplicaba por diez las previsiones y (otra vez) nadie frenó la burbuja.
"No supimos detener el calentón y hubo un efecto llamada", admite un ex alto cargo del Ministerio de Industria. "Hubo un descontrol por parte de las autonomías que competían por ver quién levantaba más instalaciones y elevaron las subvenciones, los bancos ofrecían financiaciones como si fueran fondos de pensión y se abrió la puerta de par en par a tramposos y especuladores. Cuando se quiso frenar, fue un desastre porque se hizo un aterrizaje brusco y forzoso, no pautado y sin matices. Pagaron justos por pecadores y lo peor es que un sector fundamental se fue al garete".

LA CRISIS DEL SECTOR FOTOVOLTAICO


Los primeros recortes asomaron en 2008. Dos años después un nuevo real decreto establecía «medidas urgentes para la corrección del déficit tarifario del sector eléctrico» y modificaba las condiciones aprobadas en 2007, pisoteando los cálculos de los pequeños inversores. Se recortaban un 45% las ayudas a los huertos solares, el 25% a las instalaciones de placas grandes y un 5% a las placas solares pequeñas. Fue sólo el principio. Cuando el PP llegó a la Moncloa los recortes que debían ser provisionales se consolidaron indefinidamente.
"A las primeras de cambio el Estado cambió las normas y algo que era muy simple en el BOE empezó a cambiarse retroactivamente. El problema es que la gente ya tenía el dinero enterrado, ya no podía deshacer su inversión, y el dinero que ingresaba no era suficiente ni para pagar al banco", explica Jorge Morales de Labra, ingeniero industrial y experto en el sector eléctrico. "Lo que estaba en el BOE era tan sencillo como tanto produces, tanto te pagan, pero ahora hay que ser máster en matemáticas para comprender cómo va la retribución".
¿Por qué rectificó el Gobierno dejando tirados a los inversores? "Se hizo mucha mayor inversión de la prevista. Se estimaban unos 400 megavatios solares y se hicieron más de 3.500. Esto descuadró completamente las previsiones económicas de los gobiernos", responde Morales de Labra. "Los bancos lo vendían como un producto financiero, cualquier podía acogerse. Pero fue el Gobierno el que no puso los controles adecuados para que no se desmadrara. Es como el caso de los preferentistas, con la gravedad de que estos afectados no lidian con una entidad privada, sino directamente con el Estado".
A algo menos de 300 kilómetros de la planta de César está la de Jorge Puebla, un bombero de Alcobendas que, siguiendo los consejos del Ministerio, instaló una planta fotovoltaica en unos terrenos de su familia en Valladolid. "El estado pasó a pagarme exactamente la mitad de lo que me pagaba cuando firmé el contrato con el banco pero con la paradoja de que yo sigo teniendo que pagar la misma cantidad que me comprometí a pagar desde el minuto uno", explica. Hoy su parque le genera cerca de 4.000 euros al mes, pero él aún paga 8.000 cada día 30. "El estado que debía velar por mis intereses me ha estafado". 
El estado pasó a pagarme la mitad de lo que firmé pero yo sigo teniendo que pagar lo mismo a lo que me comprometí desde el minuto uno
Jorge Puebla (Valladolid)
Como la suya hay cerca de 65.000 instalaciones repartidas por todo el país, el 85% en manos de familias españolas. El resto se las quedaron los inversores extranjeros. A lo largo de este año se dirimirá la mayor parte de las demandas internacionales en el Ciadi, organismo de arbitraje dependiente del Banco Mundial al que iba destinado el ex ministro Soria. Sus resoluciones son la última esperanza de los afectados españoles tras fracasar la mayor parte de las demandas en los tribunales españoles.
"Obviamente los laudos arbitrales no son aplicables para nosotros pero si resuelven a favor de los inversores extranjeros, eso nos dará una fuerza de denuncia que saque a la luz las tristes vergüenzas de nuestra Justicia", asegura Miguel Ángel Martínez Aroca, presidente de Anpier, la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica. "Nuestro único delito fue confiar en la seguridad jurídica del BOE. Fuimos estafados con la ley en la mano".
"Ningún gobierno de este país tendrá la poca vergüenza de aceptar que los extranjeros vean restituidos sus derechos mientras los nacionales seguimos en la ruina", confía Jorge.

Instalaciones fotovoltaicas en España

Francisco López tiene su parque solar en Oropesa, Toledo, a unos 250 kilómetros del de Jorge. Invirtió alrededor de nueve millones de euros. "La solución tiene que venir de fuera porque aquí no la hay. Sólo luchamos por nuestra supervivencia, por que el banco no ejecute nuestras hipotecas y conservar al menos una preciosa instalación que no servirá de nada".
Antonio y Joaquín y Paco y otros 400 y pico socios levantaron su planta en Lorca, en Murcia. Son agricultores, ganaderos, pensionistas, amas de casa. "Iba a ser un complemento a nuestra pensión y ha acabado siendo una merma", denuncian. "He condenado mi nómina. Estamos atrapados en un cepo y no tenemos salida porque está en juego nuestro patrimonio", dice Joaquín. "Y yo me pregunto: si esto le hubiera pasado a las eléctricas o las empresas que hacen las autopistas, ¿Rajoy habría tenido los santos de dejarles caer como ha hecho con nosotros?"
Iba a ser un complemento a nuestra pensión y ahora estamos atrapados en un cepo, no tenemos salida porque está en juego nuestro patrimonio
Joaquín García (Lorca)
En Alburquerque, casi la frontera de Badajoz con Portugal, se levantó en 2004 el que en su momento fue el mayor parque fotovoltaico de Europa. La inversión rondó los 30 millones pero los beneficios acabaron siendo un 35% inferiores respecto a las estimaciones iniciales. Al frente José Rivero. Ha perdido un millón y medio de euros con proyectos previstos que nunca se llevaron a cabo. En 2008 su empresa tenía cerca de un centenar de empleados, hoy tiene 14. "Lo que ganamos en más de 20 años de trayectoria lo perdimos en dos".
El alcalde de Alburquerque, Ángel Vadillo, animó hace más de una década a sus 5.000 vecinos a invertir en fotovoltaica. Su pueblo tenía sol y paro para aburrir. "Teníamos unas posibilidades enormes de desarrollar energías renovables, de generar riqueza y empleo en una zona con un 40% de paro". La supresión de las primas obligó a cancelar los proyectos de las cinco plantas termosolares que se iban a instalar en el pueblo cuando todas las inversiones estaban hechas.
El alcalde inició una huelga de hambre en el verano de 2012 después de marchar a pie desde Alburquerque hasta la puerta del Ministerio de Industria para exigir una mesa de diálogo. Después de 90 días de ayuno logró que le recibieran. Cinco años después las plantas siguen paradas. 
Yo no especulé en bolsa, ni invertí en sellos o Rumasa. Invertí avalado por el BOE, por el boletín oficial de estafas, y el estado me destrozó la vida
Baldo Guzzardo (Jumilla)
Baldo tiene la suya en Jumilla, a unos 90 kilómetros de su casa, en Alicante. Su parque sufrió inundaciones, granizo y terremotos. Y luego sufrió al Gobierno. "Es una pesadilla, un sinsentido. A mí me han reventado, han reventado la salud de mi ex mujer. Hace tres años me rescató mi familia porque perdía la planta y mi casa. Me arrepiento totalmente de haber invertido en esta república bananera, pero sigo pensando que hice lo correcto. Yo no especulé en bolsa, ni invertí en sellos o en Rumasa. Yo invertí avalado por el BOE, por el boletín oficial de estafas, y fue el estado el que me destrozó. Por una vez éramos líderes en algo y se lo cargaron. Más radiación que en España no hay en ningún sitio, somos el horno de Europa pero ahora Alemania multiplica por diez nuestra potencia. ¿Qué sentido tiene eso?".

¿CUÁNTO SOL APROVECHAMOS?

"Esto sólo tiene una explicación", responde Jorge Puebla. "Nosotros no fuimos conscientes de que estábamos entrando en el sector energético de este país. A mí no me han aniquilado porque les dé miedo mi instalación de 100 kilovatios. A los productores fotovoltaicos nos han dejado en esta situación para que la sociedad vea que esto no es posible. Que si tu instalas energías fotovoltaicas en el país del sol, tu situación va a ser de ruina. Nos han utilizado como cabeza de turco para que el modelo energético que tenemos en el país se mantenga un poquito más de tiempo".
Antonio Vela es presidente del grupo Solener, empresa pionera en fuentes de energía renovables. Llegó a tener más de 200 empleados, hoy sobrevive con una veintena. "Tenemos tecnología para vivir en el paraíso pero la gente que nos gobierna lo impide", se lamenta. "Cada gobierno elige un lobby para que le pague las campañas y luego en las urnas los ciudadanos elegimos si nos roba el equipo A o el equipo B. En las elecciones la gente sólo puede elegir a su ladrón porque no gobierna la razón, sino el dinero".
"Las compañías eléctricas defienden sus intereses pero la responsabilidad es de los gobiernos", matiza Jorge Morales de Labra. "Yo no creo que haya corrupción, lo que hay es un enorme déficit de conocimiento en los altos niveles de la administración. El problema es cuando el lobby se enfrenta a alguien con mucho menos nivel. Sí es cierto que durante toda la crisis ninguna gran compañía eléctrica española ha perdido dinero pese a caer la demanda más de un 10% y con un exceso de capacidad. En cualquier otro negocio, las empresas estarían quebradas. Aquí, todo lo contrario. Hay que contar con las grandes compañías para la transición energética, lo que no pueden es dirigir ellas esa transición. Una cosa es que influyan y otra que acaben redactando el boletín oficial del estado".
"Somos unos quijotes", se lamenta uno de los afectados. "El problema es que nuestros gigantes no son molinos, son gigantes de verdad".

¿QUÉ ES EL IMPUESTO AL SOL?


El Gobierno aprobó en octubre de 2015 el real decreto que regulaba también el suministro de electricidad mediante autoconsumo e imponía el llamado 'impuesto al sol'. Lo explica Jorge Morales de Labra: «El problema del gobierno es que asume que los ingresos del sector eléctrico tienen que ser estables y cree que el que se pone un panel solar en casa deja de 'cotizar'. Es como si se pusiera un impuesto a la tele por cable para mantener videoclubes o tuvieras que pagar al bar por cada café que te preparas en casa». Antonio Vela, presidente de Solener, pone otro ejemplo: «Es como si una mujer que da pecho a su hijo tuviera que compensar a la central lechera porque le quita negocio o a la farmacéutica que ha conseguido legislar para que esté penado amamantar».

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