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Búscame en el ciclo de la vida 24 de julio de 2021 Jennifer Jiménez
Eran las 7.00 de la mañana del 18 de julio de 1936 cuando a José Carlos Schwartz, entonces alcalde de Santa Cruz de Tenerife, lo sacaron de su casa y sin ningún motivo fue encerrado en la prisión del Castillo de Paso Alto. Su nieta, Mercedes Pérez Schwartz, explica que los cinco hijos de su abuelo y su esposa vivieron con horror aquella detención y que ya nunca más volverían a tener a su padre en casa. Tenía sólo 39 años, había estudiado Magisterio (llegó a dar clases en el norte de Tenerife) y Derecho, con un papel muy destacado como abogado en los llamados Juicios de Hermigua, en 1933. Era funcionario del ayuntamiento donde después fue alcalde y también fue presidente de las Juventudes Republicanas. De esa cárcel aquel verano de 1936 lo trasladaron al campo de concentración de Fyffes donde tuvo que realizar trabajos forzados. "Sus familiares sólo lo podían ver de lejos desde una verja mientras realizaba esos trabajos", relata. Al poco tiempo fue conducido de vuelta a Paso Alto, donde solo se permitía que dos de sus hijos lo visitaran. Su abuelo contaba entonces que los guardias le dejaban la puerta de la celda abierta para que cayera en la trampa de intentar fugarse y poderle aplicar una condena por ello. Schwartz, sin embargo, siempre mandaba a cerrar esa puerta. Entonces, era compañero de celda del gobernador civil Manuel Vázquez Moro y del secretario del Gobierno Civil Isidro Navarro López. Ambos tuvieron un juicio por "insurrección al golpe de Estado" y fueron fusilados, pero la historia del alcalde fue distinta.
La noche del 1 de octubre de 1936 "dos personas de derechas en las que confiaba lo visitaron y le dijeron que lo iban a dejar en libertad", cuenta su nieta, que también es la presidenta de la actual asociación por la Memoria Histórica de Tenerife. Un día después, desapareció "dejando un amargo recuerdo". Oficialmente, lo que le dijeron a su abuela es que había sido puesto en libertad aquella mañana de otoño, pero lo cierto es que nunca volvió a casa, que pasó a ser uno más de los desaparecidos del franquismo, una práctica que no fue aislada en las Islas. A la familia del padre de la presidenta de la Asociación de la Memoria Histórica de Arucas, Pino Sosa, también le dieron la "versión oficial" de que José Sosa se había marchado en un barco francés, pero fue localizado 82 años después en los pozos de Tenoya, al que fue arrojado junto a otros desaparecidos por el régimen en Gran Canaria. Mercedes explica que días más tarde un amigo de la familia contó a su abuela, Jorgina Adelaida Esquivel Díaz, que un camarero de la cafetería Cuatro estaciones había escuchado de boca de dos hombres que coincidían con la descripción de los que habían ido a visitarlo el día anterior que lo habían matado. "Nos cargamos a Schwartz", asegura que decían con alevosía (...)
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