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Maria Toca CañedoLA COMMUNE 18/8/21 Public.
Les confieso que no he tenido valor para ver el vídeo que anda por los caminos intrincados de youtube. No he tenido valor porque lo que para algunas personas puede ser mera anécdota para muchas de nosotras es pura sangre. Bien por empatía o por experiencia personal -disculpen que deje en suspenso mi adscripción a una u otra parte- pero me sangra el alma de saber que el dolor, la vejación, el miedo, el terror a que nos arrebaten lo que más amamos o que lo dañen (ahí andan todavía las muertes de esas pequeñas a manos del maltratador y el recuerdo terrible de Bretón y de tantos Bretones como han surgido) puede ser motivo de befa de quien debiera ser adalid y custodio de la justicia.
Un juez se burla de una maltratada. Un juez ríe, hace bromas e insulta a una mujer que recurre, como último recurso, a esa justicia que la pintan ciega y equilibrada y nosotras sabemos que le pesa mucho en el platillo el patriarcado asesino. Un juez se ríe e insulta a la víctima y unas tipas corean sus gracietas con risas de rebaño bien abrevado y siguen la broma. Y el tipo, con puñetas y toga, seguirá siendo juez de violencia de género, cobrando su sueldo por hacer justicia sobre el tendido de dolor de muchas mujeres.
Y no pasa nada. Se inhibe del caso pero sigue en la judicatura y en el mismo cargo. Aún se permite el lujo de responder airado que se le ha grabado en privado -vestido de toga y en el juzgado- su señoría y el estamento judicial se ofenden porque le graban y difunden su gravosa banalidad, tan cruel como infame. Su señoría se siente violentado… Y Justicia Democrática le apoya. Bien, todo en orden.
Comentaba una amiga, buena conocedora de los entresijos de esta justicia que padecemos, que la podredumbre patriarcal que existe en los juzgados es nauseabunda. Se navega entre un machismo trasnochado, un patriarcado confuso y cómplice de crímenes y sufrimientos variados. Es terrible constatar como a la justicia la pudre el patriarcado, la socava como carroña esa ideología de considerarnos sospechosas por el simple hecho de aparcar la sumisión y denunciar. Se nos considera sospechosas cuando nos violan, a menos que nos maten, y aún así hay remilgos. Se nos considera sospechosas cuando nos golpean, nos vejan y nos maltratan porque algo habremos hecho para provocar ese comportamiento en los pobres chicos, porque son buena gente, solo que enloquecen un poco al ser dejados/denunciados/solicitada la paga por manutención…se les cruza el cable y matan. Pobres, ellos no querían, en el fondo son buena gente que nosotras provocamos.
Y es que para ese patriarcado que impregna togas y puñetas seguimos siendo la Jezabel tienta hombres que buscan su destrucción con artimañas de coima y andares sinuosos. Pobres chicos que se ven obligados a matar, a golpear o a vejarnos, con lo que nos quieren. Esa es la ideología que subyace entre tanto togado, aunque nos cueste creerlo. Y eso nos diezma y nos desespera porque a cada paso de avance nos echa el freno la justicia patriarcal y el egocentrismo machuno que indulta y absuelve a verdaderos psicópatas dejándonos a nosotras desprotegidas y a nuestros hijos en manos de los violentos (...)
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