Hasta hace una década la ciencia del cambio climático tenía como padre fundador a John Tyndall, físico irlandés que en 1859 demostró lo que hoy conocemos como efecto invernadero, el calentamiento terrestre debido a la atmósfera. Pero a menudo ocurre que la investigación no solo nos ayuda a avanzar hacia delante, sino también a detenernos, mirar atrás y descubrir qué hemos dejado olvidado por el camino. Y fue en 2010 cuando la curiosidad de un geólogo retirado descubrió que habíamos dejado atrás a Eunice Newton Foote (17 de julio de 1819 – 30 de septiembre de 1888), una pionera de los derechos de la mujer que durante siglo y medio ha sido olvidada como la científica que se adelantó a Tyndall en tres años; el efecto invernadero tuvo madre antes que padre.
A mediados del siglo XIX el movimiento por los derechos de la mujer cobraba fuerza. En julio de 1848 se celebraba en Seneca Falls, en el estado de Nueva York, la primera convención, liderada por la pionera activista Elizabeth Cady Stanton y por las mujeres cuáqueras locales. El resultado de aquella reunión fue la Declaration of Sentiments, un manifiesto por los derechos de la mujer —incluyendo el sufragio— que fue rubricado por 68 “damas” y 32 “caballeros”. Entre las primeras se encontraban la propia Cady Stanton, su hermana Harriet y otras activistas como las hermanas cuáqueras Lucretia Coffin Mott y Martha Coffin Wright.
Entre las 68 mujeres firmantes se encontraba también el nombre de Eunice Newton Foote, una joven nacida en Goshen, Connecticut, criada en Bloomfield, Nueva York, que estaba casada con el juez y matemático Elisha Foote, tenía dos hijas llamadas Mary y Augusta, y era amiga y vecina de Elizabeth Cady Stanton en Seneca Falls. Como los otros 99 signatarios, Newton Foote merece un recuerdo por haber impulsado de forma determinante una causa tan necesaria para el progreso social en tiempos en que la lucha por la igualdad de las mujeres se veía como una extravagancia, un peligro o solo una pérdida de tiempo.
UNA DESCENDIENTE DE NEWTON PIONERA DE LA CIENCIA AMBIENTAL
Pero por lo demás, Newton Foote no pasaría de ser una nota a pie de página de la historia. Esa nota diría que fue también una mujer amante de la ciencia; su apellido no es casual, ya que al parecer su padre era un pariente lejano de Isaac Newton, y de hecho llevaba el mismo nombre de pila que este. Entre las influencias de Eunice se encontró Amos Eaton, a quien se le atribuye la introducción de la enseñanza superior de la ciencia en EEUU. Con formación en ciencia pero sin una titulación universitaria —que por entonces era una vía generalmente cerrada a las mujeres—, Eunice dedicaba parte de su tiempo a la experimentación, de la que llegó a publicar los dos primeros estudios de física firmados por una mujer en EEUU, y a discurrir invenciones como la de un relleno para las suelas de los zapatos que evitara el chirrido al caminar (...)
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